jueves, 17 de mayo de 2012

Nueve años de respuestas

Mientras Macri inaugura una baldosa en homenaje a Ricardo Arjona, el mundo real continúa girando. Tanto que ahora elevarán la causa por las escuchas ilegales a juicio oral. Durante la campaña por la reelección a Jefe de Gobierno estaba procesado y pocas voces se alzaron para pedir que dé un paso al costado. Asumió su cargo en la misma situación procesal y desgobernó la ciudad durante unos meses sin recibir una sola crítica de los medios más importantes. Ahora que tendrá que dar cuenta de su participación en el espionaje telefónico, podrá seguir jugando a gobernar la ciudad más importante del país, con sus baldosas de la fama y los globitos amarillos. En cambio, nadie dudó en exigir un paso al costado al vicepresidente por unas denuncias periodísticas que se reciclan en nuevas denuncias ad infinitum. Después muchos periodistas reclaman en las cámaras que quieren preguntar, cuando en realidad deberían comenzar a informar en serio a su audiencia. Pero esta semana ha dado para todo. Mucho judicial. El juez Norberto Oyarbide dejó detenidos a los hermanos Shocklender por la mega estafa perpetrada contra la Fundación Sueños Compartidos, que permitió salpicar a la incuestionable organización de las Madres. En esta causa son más de ochenta los implicados que se han llevado cerca de 300 millones de pesos destinados a cumplir el sueño de la casa propia, entre otras cosas.
Tan hablador como es, Sergio Shocklender se mantuvo en absoluto silencio ante el juez. Los 175 folios de imputaciones actuaron como un eficaz silenciador. Ahora está acusado de asociación ilícita y de cometer un doble fraude: contra la administración pública y la fundación que preside Hebe de Bonafini, de la que era apoderado. El perro que muerde la mano que lo alimenta. También están presos su hermano, Pablo y el ex contador de la entidad, Alejando Gotkin.  Los fondos públicos que la Fundación Sueños Compartidos recibía para la construcción de viviendas, escuelas y hospitales eran transferidos por los apoderados a sus propias cuentas bancarias o a empresas vinculadas con los hermanos que no daban ninguna contraprestación. Los retiros en efectivo y el blanqueo de fondos en financieras servían para la evasión impositiva. Las imputaciones exceden las que el fiscal Jorge Di Lello había realizado al comienzo de las investigaciones; ahora ha crecido el listado de irregularidades con el hallazgo de facturas falsas, balances contables adulterados y otro tipo de maniobras en obras y compra de terrenos.
Si las primeras investigaciones sugerían cifras cercanas a los 50 millones de pesos, ahora las maniobras de desvío descubiertas superan los 260 millones de pesos. El Ministerio de Planificación otorgó a la Misión Sueños Compartidos una suma cercana a los 765 millones para la construcción de barrios enteros de casas con paneles móviles. Si la tercera parte de esta cifra fue desviada para fines personales, habla muy mal de los controles oficiales para la materialización de las obras. Por ahora, el juez considera que al menos dieciséis personas están involucradas en esta maniobra de desvío de fondos. 
Esta causa en manos de la justicia por supuesto que se convertirá en mediática, siempre y cuando pueda salpicar lo más posible a funcionarios o allegados al Gobierno Nacional. De lo contrario, sólo merecerá espacios marginales en los medios de mayor audiencia. La otra causa judicial –o no-causa, en realidad- es la que involucra al vicepresidente Amado Boudou. No-causa porque todavía no se ha llamado a declarar a los involucrados. Pero la condena mediática sigue su curso desde hace unos meses. Cambio de juez: Rafecas por Lijo. Trueque de fiscal: Rívolo por Di llelo, el mismo que investiga a los siniestros hermanos. Ahora que hay dos investigaciones unificadas, todo cobra más sentido y tendrá un curso más coherente en los pasillos de la Justicia y no en los estudios de TV. Enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias. Nada de testaferros ni amigos invisibles. Una investigación llevada adelante por un juez y un fiscal y no por conductores televisivos o editorialistas gráficos.
Mientras Macri piensa que su futuro de enjuiciado es una maniobra de los Kirchner que quieren destruir la ciudad de Buenos Aires, periodistas de imponderable trayectoria en la defensa de los valores nacionales y democráticos se reúnen en el canal más comprometido con la causa nacional para reclamar por sus libertades civiles amenazadas por un gobierno autoritario y corrupto. Como valerosos guerreros, exponen su vida para entonar ante las cámaras un canto de justicia y exhibir carteles que pretenden poner un límite a los atropellos gubernamentales. “Queremos preguntar” es el grito sagrado que brota de sus patrióticas gargantas. Como no encuentran manera de socavar el proceso de transformación iniciado en 2003, intentan instalar un clima de permanente sospecha. También ven que, en cierta forma, el agua les llega al cuello. Más temprano que tarde, la Corte Suprema de Justicia se expedirá sobre la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en todo su articulado y pronto dejarán de ser un monopolio para transformarse en un modesto multimedios. La Justicia también caerá sobre los directivos del grupo en causas de maniobras ilícitas para fugar divisas y evadir impuestos, además de los delitos de Lesa Humanidad cometidos para hacerse con las acciones de Papel Prensa.  Sobre todas estas cosas nada preguntarán, de más está decir.
Y los espadachines del Trece no dudan en poner la cara todos los días y a todas horas para defender a capa y espada los oscuros intereses de los amos. Dicen que quieren preguntar cuando en realidad lo que quieren es interrogar. Magdalena, con toda inocencia, aseguró que preguntaría a La Presidenta por qué los que piensan distinto son considerados como enemigos. El pensamiento es algo tan íntimo e inasible que ni los propios usuarios saben lo que es. Pero se manifiesta en acciones y dichos. Quien piensa distinto no es enemigo. Un enemigo es quien atenta contra los intereses del país, el que se pone de parte de los intereses ajenos con tal de volver a gobernar desde las sombras, el que no duda en alarmar a la población con informaciones falsas, el que defiende los intereses de una minoría angurrienta y golpista. Un enemigo es el que busca voltear un gobierno con las tapas de su diario. Esos son los enemigos, pero no por su pensamiento, sino por sus acciones.
Más que preguntar, ellos quieren condicionar. Estos periodistas que no informan se convierten en los paladines del control de la calidad democrática, cuando está al servicio de las mayorías y no de los privilegiados. A medida que crece su resentimiento y su odio, más crece su enemistad con el país entero. Cuando hacen correr rumores con la intención de despertar la zozobra de la población, ¿de qué manera se los puede considerar si no como enemigos? Apuestan al fracaso de este proyecto de país que, con sus desprolijidades y contradicciones, está funcionando mejor que las recetas aplicadas en períodos anteriores. Con sus pestilentes intervenciones diarias, demonizan funcionarios, minimizan logros; tratan de despertar el enojo de sus oyentes, de negar representatividad, de destruir la unidad. Estos preguntadores frustrados detestan haber perdido la centralidad de antaño, la impunidad que les permitía gobernar a su antojo la opinión pública. Sus gritos destemplados son apenas suspiros agónicos. Nada de lo que hacen les resulta efectivo. A pesar de los esfuerzos desplegados desde el 2008, un 54 por ciento de los votantes les dio la espalda. Aunque expongan su credibilidad para ocultar su inoperancia, saben que el ingeniero malcriado ya no es presidenciable. No entienden que no es cuestión de nombres, sino de un modelo que triunfa y un pueblo que acompaña porque entiende quién es el que está de su lado. Mientras brotan las preguntas como hongos, hay un Gobierno Nacional que da respuestas a las necesidades de las mayorías. Y con eso basta.  

1 comentario:

  1. Me hace acordar a las viejas películas épicas donde el oficial de caballería desenvainaba el sable, señalaba hacia adelante a la tropa, y gritaba : ¡A degüello!... Está cada vez más duro kompañero, y no es que esos muchachos no merezcan alguna dureza ... Muy buena la nota.

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