Interrogaciones
sobre molestias distorsivas
Una trama cada vez más compleja
demuestra que detrás de un diario hay mucho más que un equipo periodístico. Los
que intentan minimizar la cuestión, sólo hablan de la pelea entre el Gobierno y
Clarín. Pero Clarín es más que un diario y mucho más que un multimedios,
monopolio o como quiera llamárselo. Si
fuera solamente eso, la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual ya se
hubiera aplicado. Lo visible son los 300 y pico de medios que ostentan. Sin
embargo, el entramado de negocios subterráneos es más difícil de desenredar. Y menos aún con jueces y fiscales cómplices
o complicados que hacen lo imposible para ofrecer su protección. Además de
los negocios que escapan a la cuestión mediática, hay una serie de empresas
radicadas en paraísos fiscales que sugieren negocios no del todo transparentes.
Por supuesto, el público cacerolero no se entera de estas cosas y sostiene que en esta puja se pone en riesgo
la libertad de expresión o alguna tontería por el estilo. Está bien, sólo
es público. Lo grave es que políticos con representación parlamentaria o con
aspiraciones a lograrla desatiendan esas cuestiones que pueden poner en serio
riesgo la estabilidad republicana. Algunos
serán rehenes pero otros son cómplices. Y las víctimas, las de siempre: los
cuarenta millones.
A pocas semanas de cumplir diez
años, el proyecto K resiste con éxito
las arremetidas de los carroñeros que apelan a sus recursos más viles con tal
de sembrar el miedo y la desconfianza. Por suerte –y por muchas cosas más- cada
vez son menos los que se enganchan en ese anzuelo, más por voluntad que por eficacia del señuelo. La voluntad de alimentar sus prejuicios con pasquines insidiosos. Manipulados
hasta el hartazgo, dejan bullir su bilis por las denuncias domingueras de un
periodista mercenario y por las malsanas réplicas de los acólitos mediáticos. Denuncias que se convierten en sentencia y
motivo para desdeñar un modelo que los desespera. Nunca se preguntarán por
qué un fiscal actúa con presteza ante las sospechas planteadas desde los medios
con hegemonía en decadencia mientras deja
descansar ad eternuum las que
involucran a los directivos del principal grupo económico del país, con
muchos más fundamentos para iniciar una causa.
Desde hace cinco años, el
fiscal federal Guillermo Marijuán recibió las denuncias del ex ejecutivo del JP
Morgan, Hernán Arbizu sobre las operaciones de lavado de dinero que involucran
a los principales directivos del Grupo Clarín. Aunque las revelaciones presentadas
por el financista arrepentido estuvieron acompañadas por documentos con fuerza
de prueba, el fiscal decidió no dar un
pulso efectivo a la investigación. En cambio, sí demostró celeridad ante
las denuncias vertidas por Jorge Lanata en sus shows dominicales con pruebas
más endebles. Aunque parezca un chiste –y no lo es, vale aclarar- en apenas dos días y con sólo ojear el
expediente que involucra al empresario ligado al kirchnerismo, Lázaro Báez,
Marijuán decidió su imputación por lavado de activos. No está mal que así sea si actuara con la misma diligencia en todos los
casos que tiene en sus manos. Por eso, la unidad especial creada por la Procuración
General para Criminalidad Económica –PROCELAC- llamó la atención por esta
desproporción en la velocidad investigativa. Con sólo un par de testimonios de
dudosa veracidad vertidos ante cámaras ocultas y no tanto, el fiscal imputó a una lista de personajes que alentó el delirio denunciadicto del PPT opositor.
Para que quede claro: si Lázaro
Báez y toda su familia, junto a Federico Elaskar y Leonardo Fariña están
implicados en negocios turbios, sería
sano que en breve, deban rendir cuentas a la Justicia y padecer lo que merezcan.
Es más, si tres papeles bajados de internet y un par de videos constituyen
motivo suficiente para que posen sus sentaderas en el banquillo, bienvenido
sea, para no perder tanto tiempo y seguir adelante. No es conveniente que estemos leyendo titulares sobre una causa que se
extiende durante años. Pero que se resuelva en un tiempo prudencial, pero
no infinito. Y eso sí, para todos los casos que impliquen delitos económicos
con grandes montos. Sin embargo, la causa “Arbizu,
Hernán y otros sobre delito de acción pública” que, de acuerdo a la Unidad
de Investigaciones Financieras tiene prioridad
1, acumula cuarenta cajas con
documentación anexas al expediente y no ha avanzado un solo paso en estos cinco
años. Además, involucran a más de 450 personas físicas y jurídicas y
significan casi cinco mil millones de dólares que podrían estar en nuestras
manos.
Lo
que los ciudadanos de a pie no podemos comprender es la facilidad con que se hacen estas operaciones. Que
existan paraísos fiscales y empresas fantasmas sorprende un poco al
entendimiento llano, tal vez por la imprecisión y lejanía con que se mencionan.
El trabajo de orfebrería del traslado monetario a semejantes lugares requiere
una información mucho más sesuda. Lo que
resulta inadmisible es que haya financieras y bufet de abogados con nombre y
apellido que actúen en nuestras calles a plena luz del día facilitando estos
negocios turbios. ¿Cómo pueden seguir operando con tanta ostentación si
están involucrados en todos los casos? ¿Cómo no hay una lupa que esté de manera
constante indagando sobre cada uno de sus movimientos? ¿Por qué no se cortan desde la raíz estas malezas tan destructivas?
Un caso parecido con la telenovela del dólar ilegal. En estos
días, el vicepresidente Amado Boudou realizó las primeras declaraciones
formales sobre el asunto y aseguró que
no son más de 200 mil individuos los que juguetean con ese caramelo.
También afirmó que los montos negociados son insignificantes. Sin embargo, son
procedimientos que se realizan por fuera de la Ley y que, a la larga, pueden
traer inconvenientes. Además, con la amplificación que le dan día a día los
medios con hegemonía en decadencia y con los ecos de algunos horizontales, los susurros se convierten en ruidos
ensordecedores. Si son pocas las personas que embarran la escena con el
dólar ilegal en algunas cuevas conocidas, ¿por qué no desactivan ese mecanismo
explosivo, aunque tenga poca capacidad de daño? ¿Por qué permiten que algo tan mínimo quede en manos de los que quieren
conducir al país nuevamente a la ruina?
Y ya que estamos, ¿por qué
Cavallo sigue conservando su prestigio como
opinador y puede ostentar impunidad a pesar de las miserias que dejó a su paso?
Claro, como nadie le expresó
institucionalmente que su gestión fue un desastre, el muchacho sigue insistiendo con sus recetas para la muerte y algunos
medios le ofrecen un micrófono para que destile sus pestilentes propuestas.
Desde su blog indigerible, el gobierno
que asuma en 2015 debería reestrenar una fuerte reducción del gasto público y
la reprivatización de las empresas re-estatizadas. Además, por supuesto,
liberar precios, dólar, bajar impuestos y retenciones y demás medidas que
conformen a minorías angurrientas. En síntesis, el próximo presidente deberá,
en su alocado entender, repetir el
camino emprendido por el país desde 1976 para desembocar en la crisis de 2001
que dejó al pueblo boqueando. Eso sí, con
una minoría enriquecida.
Como si cualquier vómito verboso de Cavallo pudiera superar las políticas que se han
llevado adelante en estos diez años. Como si las no-propuestas de cualquier
exponente de la oposición pudieran
garantizar el crecimiento que nuestro país ha tenido desde 2003. Como si
todos los que ladran en contra del kirchnerismo fueran capaces de superar algo
de lo que se ha hecho. Un ejemplo para terminar: la escuela española de
negocios EAE Business School difundió un estudio donde señala que Argentina es el país con mayor desendeudamiento
del mundo en la década. A ver si las pócimas económicas del ex ministro
logran una disminución del 73 por ciento de deuda en relación con el PBI. Por
supuesto, que nadie se engañe. Si la
reducción de la deuda y el crecimiento económico ha sido el resultado de hacer
todo lo contrario de lo que operadores como él proponen a diario. Y encima,
los cínicos, cobran por brindar estas cátedras siniestras.
"Por suerte cada vez son menos los que se enganchan en ese anzuelo"
ResponderBorrarTe veo optimista. En la clase media de pampa gringa en la que vivo, se tragan todos y cada uno de los anzuelos. Hasta lo del asesinato de Néstor.
Cada pelotudez surgida de los Lanatas de este país, les hace brotar el odio y la esperanza de "que se vaya la yegua".
Si, soy optimista aunque la estupidez me desaliente. Pero no es estupidez, sino el malsano hábito de estar en contra. Es más fácil protestar que estar de acuerdo. Es más facil estar enojado que estar feliz. Es más facil creerle a los hacedores del miedo que a los constructores de esperanzas. Pero, a pesar de todo eso, emprendo el camino más difícil de estar a favor de este modelo que nos ha hecho conocer la palabra "esperanza"
ResponderBorrarPor el contrario este proyecto desde mi entender no se ha caracterizado por prometer o brindar esperanza yo vi recuperación de empleo vi la recuperación de salarios veo como se defienden los intereses nacionales frente a los buitres internacionales y los caranchos locales en tonces veo como este proyecto no promete sino que realiza
ResponderBorrarPor supuesto, estoy totalmente de acuerdo. A partir de los logros, la esperanza, que suena místico, renace. Pero es a partir de hechos y no de promesas. Los otros ni siquiera prometen, porque saben que no pueden brindar nada.
BorrarTengo la impresión de que el fenómeno del personalismo en política y la consiguiente atomización es el resultado de la perduración en la personalidad política colectiva argentina de un virus que lamentablemente transmitimos los europeos a aquel país y a toda América Latina: el virus de la mentalidad aristocrática. Pensamos que no puede haber buen gobierno sin que gobierne el mejor ("aristos"). Y claro, cada quien se cree el mejor y por lo tanto en la obligación de demostrar que el otro no es tan bueno como él. Esa misma mentalidad es la que hace que aún concibamos los partidos políticos como la reunión de los partidarios de éste o aquel profeta. Total, que por eso la política española, la italiana o la latino americana se parece tanto a aquel muro de los mesías o profetas de Monty Pithon, nuestras naciones a inmensos rebaños que se mueven en función de la resultante de rebaños más pequeños que corren y chocan en distintas direcciones, intentando seguir ahora a un profeta o líder y luego a otro. Y por eso también se suele dar excepcionalmente la circunstancia de que de pronto uno de esos predicadores, profetas, líderes o como se quieran llamar, pero siempre uno de esos que dice ser o aparenta ser mejor que los demás, logre reunir en torno a sí a una mayoría consistente de la bandada. Y entonces toda la nación se ve obligada a levantar el vuelo en la dirección que marca el mejor ganso, para emprender un largo viaje a ninguna parte. Con el tiempo y la consiguiente decepción ese mejor ganso acaba siendo sólo el más ganso de todos. Y vuelta a empezar. A esos profetas excepcionales se les suele llamar líderes al principio y al final sólo dictadores, como si la manada no tuviéramos culpa de nada. Digo todo esto no porque de acuerdo o en desacuerdo con su análisis, sino porque creo que tanto en Argentina, como en España, con todas las salvedades, o en Italia, nunca se solucionará nada mientras pensemos que los solucionadores deben ser otros, a los que llamamos líderes y no meros representantes y transmisores de nuestras aspiraciones.
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