miércoles, 31 de julio de 2013

Unas palabras de advertencia



Posibles peligros de una batalla histórica
Un episodio no muy sorpresivo ha ocurrido durante la campaña en el ombligo del mundo: quienes quieren unir al “país dividido” se están atomizando cada vez más. La diputada Elisa Carrió fue la que agitó la calma laguna carente de propuestas. Ante las cámaras televisivas y como un matrimonio de ancianos que se reprochan ronquidos y flatulencias, Lilita y Pino sacudieron unos predecibles trapitos para evidenciar más un pegote que una alianza política. Y todos cayeron en la volteada. Adicta al denuncismo compulsivo, la histriónica legisladora acusó de cobardes a sus competidores internos por no jugarse en la lucha contra la corrupción que descubre a cada paso. Una vez más queda en evidencia su incapacidad para construir. Erigida desde hace mucho como Fiscal de la República y apoltronada en un sitial evanescente, orienta su dedo acusador y amplifica su pestilencia con el único fin de reforzar un protagonismo mediático que ya no puede hacer pie en el mundo real. Por eso, cada vez achica más su caudal electoral. Y con su revoltijo verbal parece decir: si me hundo yo, se hunden todos. El sueño del establishment de lograr una oposición unida para desterrar al kirchnerismo se convierte, otra vez, en una pesadilla recurrente.
En política, lo que suma voluntades debe ser un proyecto y no sólo estar en contra. Camino a las PASO, no estamos presenciando una contienda electoral sino una guerra de vedettes. Los pre candidatos, más que pugnar por un voto, están compitiendo en un casting, a la espera de unas amables caricias del Gran Hermano. La diputada del GEN, Margarita Stolbizer, señaló esta anomalía en una entrevista radial, con algo de despecho por haber perdido espacio en las pantallas del monopolio. “Sergio Massa es hoy el candidato elegido de los grupos empresarios y mediáticos como lo fue Francisco De Narváez cuatro años atrás”, explicó. Si esto es el resultado de una toma de conciencia del adversario a derrotar, bienvenido sea. Si no, quedará como una de las tantas anécdotas protestonas. Porque de existir la división que denuncian los spots de Argen y Tina, no está generada por el kirchnerismo, sino por la resistencia de los que quieren seguir gobernando el país sin someterse nunca a elecciones. Reconocer esto es comenzar a construir una propuesta alternativa en serio.
Una construcción política que deje de lado las generalidades republicanas que, de ninguna manera, están en riesgo, al contrario de lo que afirma el socio político de Santa Fe en cuanto encuentra algún micrófono. Porque el candidato de los chorizos y la mirada fija que asusta, Hermes Binner, promete un país normal pero no condena las presiones del Poder Fáctico sobre las instituciones. Aquí hay una notoria diferencia con Stolbizer. El correcto anestesista jamás se atrevería a denunciar algo así. Cuando le preguntan sobre las cautelares que protegen a Clarín recita superficialidades sobre la libertad de expresión. Con sus declaraciones anodinas demuestra que de socialista no tiene una arruga.
Cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia diez años atrás, el pensar político estaba en bancarrota. De a poco, comenzó a separar la paja del trigo, habló de convicciones y demostró su fortaleza. Con su figura desgarbada y su mirada chueca, recuperó un escenario que parecía perdido. Su ya antológica frase “¿qué te pasha, eshtásh nerviosho?” marcó el inicio de una batalla que todavía continúa, aunque promete una victoria cercana. El dramático 2008 parecía el derrumbe de un sueño que comenzaba a ser colectivo. Pero no hubo tal derrumbe. Aunque se demoró un poco, en 2011 se legitimó un camino hacia el futuro. Y todavía siguen nervioshos. Casi desesperados por instalar una esperanza restauradora de su apenas horadado poder.
Ya no tienen pudor y cualquiera puede ser el blanco, como el lejano Messi que ha recibido los dardos del enceguecido monopolio. Hasta el crimen de Ángeles le aporta herramientas para destilar el veneno. Lo importante es desalentar, indignar, emponzoñar lo más posible el ambiente. No interesa con qué. Cualquier cosa les sirve para transformar en estiércol. Envalentonados por la protección de la corporación judicial, se sienten invulnerables. Aquí no hay instituciones que valgan.
Desde hace mucho se espera que la Corte Suprema de Justicia juegue un papel trascendente. Como sus miembros saben que este paso es crucial, prolongan el suspenso. Fallen como fallen, ganarán enemigos y tal vez estén evaluando cuál de ellos es el más poderoso. Fallen como fallen debilitarán a uno de los dos bandos. Si resuelven que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es inconstitucional, convertirán al monstruo en algo mucho más temible. Esa sentencia será la destrucción de cualquier país con el que soñemos. Quizá por eso La Presidenta está abriendo el paraguas. Desde la celebración del 25 de mayo bajo la idea de la década ganada, Cristina repasa las conquistas, resalta los logros, explica el camino, diseña el futuro. Pero también señala que no es eterna, que no puede permanecer para siempre resguardando los intereses del país. Por eso habla de empoderar al pueblo para defender lo recuperado y avanzar hacia lo demás. Con la mirada puesta en los peligros que se avecinan, advierte que si nos descuidamos, volveremos a perder.
En 2009, gracias a una construcción desde abajo, el Congreso aprobó una ley largamente demandada y muchas veces postergada. Una norma que democratiza la palabra al distribuirla de una manera más equitativa. Porque no hay democracia que resista una única voz rebotando por todo el país, al servicio de los intereses de un grupo que pretende quedarse con todo. Pero las corporaciones se defienden entre sí y desde hace cuatro años se burlan de la legitimidad de una norma. Jueces cómplices del escarnio y políticos de la oposición que se suman a la comparsa pisotean las instituciones mientras juran que las defienden. Y los Supremos observaron desde las alturas, gozando de tan perverso juego y practicando, cada tanto, algunos gestos difusos. En mayo del año pasado, el Máximo Tribunal manifestó que el grupo Clarín no había demostrado de qué manera la ley afectaba la libertad de expresión. ¿Un guiño que invitaba a un rigor mayor en los fundamentos? No sentenció que era constitucional, sino que no habían demostrado lo contrario. Ojo que acá puede haber una trampa.
Ahora estará esperando el resultado de las PASO, especulando con los números para evaluar los riesgos de tomar cualquiera de los dos caminos. Con un resultado altamente favorable para el oficialismo, un fallo adverso podría desencadenar un juicio político para muchos de sus miembros. En cambio, si el kirchnerismo pierde ante la oposición variopinta, la protección al monopolio podría contribuir al destierro de esa fuerza política tan molesta. Stolbizer parece advertir que la hegemonía mediática se torna peligrosa, aunque lo manifiesta de manera tímida. CFK, por el contrario, lo expresa con toda claridad siempre que puede: "el país, la democracia y todos los argentinos se merecen una ley acorde a los tiempos que vivimos, contra la concentración y los monopolios". No es poco lo que está en juego. Demostrar fortaleza nos va a facilitar el camino: no nos pongamos escollos.

lunes, 29 de julio de 2013

Ladran y gruñen porque cabalgamos



Nuevos argumentos para la victoria
A pesar del empuje brindado por los medios con hegemonía en bancarrota, el intendente de Tigre está perdiendo terreno. Su discurso plagado de imágenes angelicales parece más propio de un pastor que de un candidato a diputado. Tanta miel empalaga, sobre todo en política. Pero no será el único que morderá el polvo. Según una encuesta reciente de Poliarquía, Martín Insaurralde está creciendo en la preferencia de los votantes. Los perdedores perpetuos serán los que hablan de hartazgo, límites y divisiones. Los que quedarán terceros con comodidad y con poco porcentual son los que evitan decir qué proponen para que el país esté mejor. Como parten de una lectura falsa de la realidad, de una imagen catastrófica del estado del país, sólo pueden decir tonterías. Como piensan que el kirchnerismo ha fracasado, sólo sueñan con su pronta disipación. Como no tienen ni idea de qué proponer, sólo presentan desvaríos publicitarios. En cierta forma, parecen acorralados, encerrados en su ferocidad opositora, esclavizados en la defensa de intereses inconfesables. Porque el escenario en que ellos interpretan sus iracundos personajes no se parece en nada a la vida real.
Por supuesto, todavía no estamos en el paraíso, pero el infierno del que partimos ha quedado muy atrás. Y no es casualidad que así sea. Tampoco un designio divino, aunque el Papa parezca jugar para el equipo local. Si hasta los opositores más empedernidos pueden enumerar algunos logros, aunque se esfuerzan en ocultarlos. Lo que no podrán aceptar de ninguna manera es el recorrido. Por eso hablan de peleas, de dos países, de límites. Ellos proponen la magia como única herramienta para combatir la exclusión, para fomentar el desarrollo, para garantizar el empleo. Alejados de toda realidad, diseñan un futuro armonioso donde todos sean felices, disfruten de los bienes y hagan lo que les venga en gana con absoluta –inexistente- libertad. Sin embargo, olvidan que para conquistar derechos hace falta combatir privilegios, porque esos privilegios devienen de derechos escamoteados. Y eso no se logra con los sonsonetes del diálogo y el consenso. Si los que se han enriquecido a costa de succionar nuestros bienes tuvieran la gentileza de comenzar con una justa devolución, la encantadora escena que plantean estos ilustres opositores podría convertirse en un hecho. O en un titular: “Los que saquearon el país durante las últimas décadas del siglo XX se arrepienten y restituyen todo”. Pero no: son los que más se quejan, a pesar de haber hecho fortunas en los últimos años.
Una muestra de eso es el discurso del presidente de la Sociedad Rural en la inauguración de la exposición anual. Más duro que nunca, a pesar de la cosecha récord, aunque tan clasista como la entidad que dirige. Como el Gobierno no obedece las órdenes del Poder Económico, es el indigno enemigo a destruir. “Mienten –leyó Luis Etchevehere ante un público desbordado de oposición- desde los índices económicos hasta el pensamiento de nuestros próceres. Mienten, desde los antecedentes profesionales hasta las declaraciones juradas de los funcionarios. Mienten, día tras día mienten. Y así van construyendo un interminable rosario de anuncios incumplidos, de datos falsos y de enemigos inexistentes”. Un discurso basado en los titulares con que se envenena, como buena oposición que se precie de tal.
“Y la realidad es muy diferente de los anuncios oficiales, que pretenden sostener un modelo que ha fracasado y elogiar una gestión caracterizada por la corrupción y la ineficiencia”, continuó, esforzándose por hacer creíble un discurso que pocos creen. “Tenemos una política agropecuaria insólita, y nos quedamos sin el trigo, sin la harina y sin la torta”, probó con la ironía pero le salió infantil, porque ya todos sabemos que lo del trigo fue pura especulación. Y entonces, sobre el final, apeló a los dicterios más enardecidos: “el mundo se nos cayó encima, señora Presidenta, y su gobierno dilapidó esas oportunidades y malgastó en subsidios, politiquería barata, prácticas populistas, corrupción y propaganda”. Puros prejuicios, dura bestialidad, fatal incomprensión, absoluto egoísmo. Tanto asco como siempre. Despreciable. Monigotes deformados por el odio que regurgitan cada vez que intentan hablar. Esos son los que se la pasan pregonando sobre la necesidad del diálogo y el consenso, versito con el que algunos individuos todavía comulgan. ¿Qué posibilidad de diálogo existe con sujetos tan mezquinos?
Pero los datos desmienten sus apocalípticas pinturas. Lejos del panorama de fracaso que muchos opositores desean que se convierta en realidad, la Cepal –Consejo Económico para América Latina- dio a conocer la edición número 65 del Estudio Económico de América Latina y el Caribe del bienio 2012-2013, que tiene como subtítulo “Tres décadas de crecimiento desigual e inestable”. Aunque en este organismo no está bajo la influencia de Guillermo Moreno sino de la ONU, el documento presentado la semana pasada en Santiago de Chile aporta datos muy contundentes para descolocar a los agoreros. Desde el punto de vista económico, consideran como perdida la década del ’80, y la del ’90, dominada por la inestabilidad financiera y el crecimiento de la desigualdad. Lo que seguramente provocó taquicardias y cuadros de hipertensión en los desorientados opositores es que el informe denomina Ganada a la primera década del nuevo siglo, en términos de disminución de la pobreza e indigencia y en las mejoras en la distribución del ingreso. Un poco de claridad para los lectores distraídos: lo de La década ganada no es sólo una consigna de Cristina y sus secuaces, sino una realidad que no se puede ocultar.
La década iniciada a partir del 2000 es ganada porque “en el entorno externo de la región se produjeron cambios muy pronunciados que se tradujeron en períodos sostenidos de crecimiento”, continúa el documento. Entre 2003 y 2008, el crecimiento de nuestro país ha sido el más alto de la región, con una tasa del 8,5 por ciento. Pero además, la Cepal destaca que Argentina, Ecuador, Venezuela, Honduras, Nicaragua, Colombia y México son los países que lograron la mayor reducción de las tasas de pobreza e indigencia. Si las medidas que el Gobierno Nacional ha tomado para reducir el tendal de exclusión que dejaron las dos décadas anteriores, ¿no es injusto que tanto Etchevehere como muchos de los opositores más acérrimos hablen de politiquería barata y prácticas populistas? A simple vista, la lenta pero constante distribución del ingreso encarada por esta gestión ha tenido más éxito que los anteriores modelos de acumulación angurrienta y desigual.
Por eso no hay que hacerles caso. Que se harten de gruñir, que se cansen de hartarse. A las bestias hay que domesticarlas. Y, de a poco, lo estamos logrando. La contienda está en curso y ostentamos la fuerza del colectivo. Esta vez debe ser para siempre. “Si se viene una política como la que tuvimos durante décadas –señaló CFK durante el acto inaugural del nuevo estadio de Deportivo Morón- donde mandaban las corporaciones y los presidentes aceptaban mansitos los que se les decía, se viene la noche de vuelta". Oscuridad que ya conocemos en todas sus facetas y debemos evitar para que de una vez por todas gobierne la luz.

viernes, 26 de julio de 2013

Recaudar para incluir



Lo que muchos se niegan a mirar
En un escenario de campaña electoral parece que es lícito decir cualquier cosa. Desde hace unas semanas se instaló una muletilla respecto a los planes “no trabajar, sino descansar” que debería avergonzar a sus creadores, algunos de ellos beneficiarios del saqueo neoliberal. Por supuesto, cualquier cosa es válida para sumar porotos cuando los candidatos no tienen nada para decir. Pero es irresponsable opinar sobre lo que no se conoce, más aún cuando son aspirantes a ocupar un cargo representativo. Un poco más claro: una opinión debe estar basada en un hecho, no en un prejuicio. Los planes Trabajar fueron reemplazados por los planes Jefas y Jefes cuando Duhalde oficiaba de presidente de prepo y hoy ya no existen. Por lo tanto, lo que muchos recitan como si fuera una pieza maestra de la ironía no es más que una insuperable gansada. Si pretenden aportar algún granito de arena para la reconstrucción del país deberían tomarse el trabajo de conocer los diferentes proyectos que se han diseñado como formas de inclusión y evaluar sus resultados. Claro, demasiado trabajo para aquellos que tienen asistencia perfecta en los estudios televisivos pero conservan sus bancas frías gran parte del año.
Un poco sorprendente es que, en su afán de desterrar al kirchnerismo de la historia, lleguen a pronunciar conceptos insultantes destinados a los posibles votantes. Ningún beneficiario de los diferentes programas elaborados por el ministerio de Desarrollo Social considerará siquiera escuchar los dicterios que pretenden seducirlos. Con los prejuicios disfrazados de críticas, los postulantes no hacen más que expresar el desprecio que sienten por los que han sido desplazados de cualquier forma de dignidad, menos aún, cuando están camino a recuperarla. En todo caso, como parte del juego de la política, con sólo entrar a la página de ese organismo podrán enterarse de qué va la cosa. Ya sería demasiado pedir que confíen en las cifras que allí se difunden, pero al menos tendrían más elementos para elaborar una crítica. Con tanta desinformación que los deja en ridículo sólo alcanzan a cacarear algunas frasecitas protestonas. Lo único que se les pide es un poco de seriedad.
Pero claro, como parten de una lectura desacertada, el discurso que pretenden sostener no es más que un licuado indigesto que trata de conquistar el voto de un individuo enojado y confundido. Con “el país normal” y la mirada fija de Binner, con “Argen y Tina”, con el hartazgo y los límites y con las buenas ondas de amor y paz sólo están disputando el corpus acotado de los que sólo están en contra sin saber bien por qué. No están construyendo otra cosa más que un conjunto de sujetos irascibles que resultará muy difícil de representar. Y también, de conformar porque, con una sola declaración favorable sobre alguna de las medidas del Gobierno Nacional serán acusados de traidores, vendidos, cooptados, choripaneros y otras cosas peores.  No sólo por los seguidores de a pie, sino por los medios con hegemonía en desvanecimiento.
En Tecnópolis, La Presidenta entregó unos documentos que para los que han tenido un tránsito apacible por la vida tal vez no signifique nada, pero para los destinatarios representa un paso muy importante. Ese papelito certifica que alguien completó sus estudios cuando ni soñaba con la posibilidad de hacerlo. Cerca de 430 mil jóvenes y adultos superaron ese escalón con la ayuda de un plan de asistencia económica que pocos conocen. El plan FINES no está destinado a trabajar o descansar, sino a estudiar. No es un dinero mal gastado sino bien invertido: el Estado en su mejor faceta para superar la desigualdad.
El plan que puede desorientarlos es Argentina Trabaja, que tiene como objetivo fomentar la cultura del trabajo solidario y cooperativo. Marcas colectivas, proyectos socio-productivos “Manos a la obra”, microcréditos para pequeños emprendimientos, ingreso social con trabajo son algunas de las variantes dispuestas por este programa que sólo busca reparar lo que se destruyó en las décadas pasadas. Con sólo leer los objetivos y comprobar cómo se ha desarrollado desde su aplicación, se podrá comprender que no está destinado a los haraganes.
En fin, como no saben dónde están parados, muchos candidatos tienen que apelar a publicistas ingeniosos para inventar sus consignas, sacuden cifras que no tienen sustento y amplifican denuncias que no pasarán de la mesa de entrada del juzgado de turno. Y todo por considerar al kirchnerismo como una anomalía pasajera, por defender lo que no pueden confesar, por negarse a pensar un modelo de país que nos incluya a todos. Todo por seguir una agenda que se elabora en las oscuras oficinas de los centros de poder.
Mientras Mauricio Macri suplica un poco más de atención mediática y política, Sergio Massa dirige su mirada al 2015, seguro de que sus cantos líricos tendrán buena llegada en las urnas. El Metrobús con que flageló la avenida más ancha no ha tenido el impacto electoral que esperaba el Jefe de Gobierno porteño. A los globos amarillos se sumaban los reclamos de los desatendidos de su insustancial y elitista gestión. No alcanza a entender que es por eso que el Intendente de Tigre se haga tanto el distraído. Porque a la vez que presenta el hachazo a la 9 de julio como una obra de cara al futuro, los vecinos de la CABA reclaman los subsidios prometidos para paliar los estragos de la última inundación.
Sin globos ni grandilocuencias, el Gobierno Nacional cumplió con el esquema de contención que había diseñado ante aquella emergencia. A través de los préstamos Argenta, créditos del Pro.Cre.Ar y otros aportes de la Anses, desembolsó casi 160 millones de pesos. Y quedan unos 100 millones más para reparar los estragos producidos en parte por la fiereza del fenómeno meteorológico y en parte por la desidia de las autoridades correspondientes. A pesar de que Macri siempre declama ante los medios el abandono de Nación, la CABA recibió unas 6200 prestaciones con una suma superior a los 22 millones de pesos. Números que explican a qué se destina todo lo recaudado, que no se pierde en bóvedas escondidas en los rincones de El Calafate. Todo está a la vista para el que lo quiera ver. El que no, disfrazará su extravío político con absurdos cortos televisivos.
Una cuestión de decidir de qué lado se está. Solucionar los problemas de los argentinos no es adornar la inoperancia. Mirar al futuro no es protestar por todo. Construir un nuevo país no es prometer una normalidad indefinida. Respetar las instituciones no es generar desconfianza. Gobernar para todos no es obedecer a las corporaciones. “En la vida hay que elegir –explicó una vez más CFK– y nosotros elegimos al pueblo, los estudiantes, los trabajadores, los empresarios nacionales, los comerciantes y todos aquellos que quieran venir a este país que construimos entre tantos millones de argentinos”.

miércoles, 24 de julio de 2013

Los spots caceroleros



Nuevos enredos de los serviles opositores
Con la campaña electoral en marcha, los santafesinos quedamos un poco al margen del bombardeo político audiovisual. Gracias a una no suficientemente reprochada pereza del gobernador Bonfatti, los medios locales no difunden los spots de los candidatos a concejales y diputados provinciales. Por un descuido –involuntario o no- el Ejecutivo no reglamentó la distribución de los espacios gratuitos que dispone una ley aprobada hace dos años por ellos mismos y queda vigente la norma que prohíbe toda publicidad audiovisual. Entonces, para empaparnos de cómo van las cosas camino a las PASO, debemos recurrir al muy nutritivo material que aportan los especímenes bonaerenses. Un enredo publicitario carente de ideas es todo lo que ofrecen. Una cáscara decorada con incongruentes –aunque edulcoradas- consignas. Promesas incumplibles basadas en la nada. Un territorio casi celestial donde reine el amor y la concordia, con una anchísima avenida sin veredas, con campos coloridos de ternura y amistad, con miradas sinceras y sonrisas francas. Un país normal es lo que brindan, en síntesis. Nada explican sobre la normalidad que los inspira. Claro, eso sería pedirles demasiado.
Si los chorizos de Binner deleitaron a la concurrencia por su limitada concepción de la política –y de la vida en su conjunto-, sus socios del Frente Progresista Cívico y Social superaron los límites del absurdo. Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín presentaron los cortos televisivos que tratarán de seducir a los votantes bonaerenses. Con una coherencia desacertada, todos apuntan a reforzar la necesidad de revertir la división que azota nuestro país. División que, según esta mirada, nunca antes había existido entre los argentinos. Como esta lectura niega la historia, inventa el presente y escatima todo futuro. El país que diseñan no es más que un cuento de hadas.
Con las historias didácticas elaboradas por los creativos publicitarios, cualquier espectador debería sentirse subestimado. Con ese relato pensado, no para un público infantil, como muchos sostienen, sino para mascotas entrenadas con poca dedicación, no hacen más que pisotear cualquier indicio de ciudadanía, de responsabilidad en el cuarto oscuro. Un insulto a la inteligencia. Argen y Tina –la audaz alegoría utilizada para ilustrar la desmembración de nuestro país- deja al desnudo el modelo que defienden. Porque ellos se ofrecen como los reparadores, los unidores de nuestra nación; ellos proponen pegotearnos detrás del discurso único que, en otros tiempos, nos condujo al desastre.
La división que dramatizan para espantar al público no es otra cosa que el conflicto que se genera cuando se quiere transformar en serio el estado de las cosas. Si los que más tienen no tuvieran ningún inconveniente en compartir sus cuantiosas ganancias con los que menos tienen –y no con limosnas humillantes sino con redistribución hacia la dignidad- la vida sería más parecida al paraíso que los no-políticos pregonan. Para ellos, la culpa de esta división es del kirchnerismo y no de la mezquindad, de la desmedida angurria de los personeros del Poder Económico. Cuando los candidatos dicen estas tonterías no hacen más que omitir el origen de todo conflicto: la resistencia de los que, a pesar de haber llenado sus arcas a costa del esfuerzo de todos, mantienen el privilegio de gozar del botín. Y encima quieren más.
La armonía que ellos prometen no es otra cosa que la aceptación del modelo del derrame, la sumisión a los caprichos de una minoría patricia que pretende reinar a su antojo. Tener siempre presente: cuando ellos hablan de diálogo y consenso, están impulsando la sumisión. Para que Argen y Tina vuelvan a formar una sola palabra sólo hay que obedecer a los que quieren que nada cambie. Para unirnos como ellos proponen, debemos renunciar a nuestros derechos.  En los noventa, cuando el país era presa del saqueo financiero, el trabajador era explotado con los contratos “basura” y las luces del otrora Primer Mundo enceguecían a millones de individuos, nadie hablaba de estas cosas. Nadie pensaba en la desocupación, la pobreza, la exclusión, la desidia hospitalaria y educativa en clave de conflicto, sino como sacrificios necesarios para arribar a un país pujante, aunque gravemente desigual.
En todo caso, si hay una división es entre los que quieren un país para todos y los que no. Y los que hablan de división, de enemistad, de hartazgo o de necesidad de límites son los que –conscientes o no- hacen el juego a las minorías que quieren recuperar el poder perdido. ¿O no es una impúdica muestra de división que el presidente de la Sociedad Rural, Luis Etchevere, afirme que “el campo no da para más”? ¿Qué posibilidad de armonía brinda alguien que miente de manera tan descarada?
Pero el campo da para mucho más y la decisión de comenzar a controlarlo desespera a sus propietarios. “Tenemos que saber dónde y cómo estamos parados frente a este recurso estratégico como es la tierra” anunció CFK por Cadena Nacional. Después de aprobada la ley 26737 en diciembre de 2011, pocos auspiciaban buenos resultados del relevamiento que proponía. Sin embargo, La Presidenta difundió datos que sorprendieron: del total de las hectáreas de tierras rurales del país, menos del 6 por ciento está en manos de extranjeros, cuando la nueva norma fija un límite del 15. Esa ley, muchas veces reclamada por los productores rurales y políticos de la oposición, recibió el voto negativo de los agro-diputados y el bloque radical, mientras los del PJ disidente, el PRO y Proyecto Sur estuvieron ausentes. “Por eso es importante saber elegir”, destacó Cristina.
Pero para elegir hay que mirar bien. Y prestar atención a las diferencias que, como nunca, están expuestas con mucha claridad. Diferencias que no deben asustar a nadie. “Estemos atentos a lo que dicen, pero más a lo que hacen”, advirtió la Primera Mandataria. Y también, a quién pretenden representar. En estos días, resurgió el interés por los delitos de Lesa Humanidad en los que más intentaron ocultar lo ocurrido durante la dictadura. Si antes denunciaron que la política sobre DDHH era un simulacro, ahora tratan de inventar contradicciones. Quienes más alientan estas diatribas son los que se beneficiaron en aquellos tiempos oscuros, los que apelaron a las Fuerzas Armadas para someter al pueblo, los que se enriquecieron a costa de nuestra ruina. Y que todavía gozan de inmunidad garantizada por un sistema judicial que está al servicio de las minorías.
Mientras el país recupera todo lo escamoteado en los últimos cuarenta años, los impunes refunfuñan en sus reductos y envían a sus esbirros para emponzoñar el ambiente, para sabotear el sendero, para confundir a los caminantes. Mientras La Presidenta y su equipo se enfrenta a estas presiones, muchos aplaudimos y sólo unos pocos cacerolean.

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...