miércoles, 30 de diciembre de 2015

Las compulsivas firmas del neopatricio



El festival de decretos desplegado por el empresidente Mauricio Macri continúa con prisa y sin pausa. Su decretadicción absorberá todo un año de trabajo parlamentario para desandar los caminos hacia Macrilandia. Una pérdida de tiempo, porque gran parte de lo que ha pergeñado en la soledad de su despacho excede ampliamente sus atribuciones constitucionales. Por más Macri que sea, no puede legislar, derogar ni transformar leyes como está haciendo. Como si estuviera pidiendo a gritos un juicio político con destitución incluida, desconoce los principios institucionales que le dan sentido a su cargo. Mientras tanto, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, lejos de agradecer que el FPV le haya concedido ese cargo, bloquea el tratamiento de los decretos en la comisión correspondiente. Los enredos legales que están tejiendo los amarillos no parecen buscar un tránsito armonioso y sin conflictos, sino todo lo contrario.
Menos mal que una jueza pampeana impidió que la Corte tomara juramento a Pablo Tonelli, el miembro del Consejo de la Magistratura que querían introducir por la ventana. Un escándalo más por querer forzar normas y reglamentos con el solo fin de desterrar al kirchnerismo, pues correspondía ese lugar a Marcos Cleri. Como confían demasiado en la protección mediática que han tenido hasta ahora, continúan actuando como un partido vecinal. O peor, como si fueran patrones de estancia y no autoridades democráticas. Aunque Macri fue sobreseído en la causa por las escuchas ilegales, hay jueces que tienen la valentía de hacer valer los principios legales, como la continuidad con el procesamiento de Federico Sturzenegger por el megacanje.
Sin dudas, la administración de Justicia está en la mira de los funcionarios PRO. Y están dispuestos a amoldarla a sus necesidades, aunque para eso deban vulnerar los principios constitucionales más elementales. En el artículo 99 están las atribuciones del Poder Ejecutivo y en su inciso 3 establece con mucha claridad que “no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo. El traspaso de las escuchas a la órbita de la Corte Suprema va en contra de una ley sancionada este año, que las disponía bajo la jurisdicción de la Fiscalía. Como no es de necesidad y urgencia, los Supremos frenaron este capricho. Y por supuesto, la Procuración consideró como inconstitucional el decreto. “El esquema de división de poderes que consagra la Constitución prohíbe al Presidente ejercer funciones legislativas. Las escasas excepciones a esta prohibición exigen siempre la acreditación de situaciones de necesidad y urgencia, que no se dan en el caso”, explicó la fiscal Cristina Caamaño.
El show debe seguir
Esto va de la mano con la suspensión –también por decreto- de la puesta en funcionamiento de nuevo Código Procesal Penal, que debía producirse el 1 de marzo. Y todo con decretos de necesidad y urgencia que sólo están acotados a eso y en circunstancias excepcionales, que los amarillos están convirtiendo en un mal hábito.
 Una forma encubierta de forzar la renuncia de Alejandra Gils Carbó, que de acuerdo a los conceptos del ministro de Justicia, Germán Garavano, debería “dar un paso al costado” junto a todos aquellos “protagonistas judiciales que quedaron muy comprometidos políticamente”. El ministro debería aclarar lo que quiere decir con esto, porque seguramente no se referirá a todos los jueces y fiscales que activaron cautelares para frenar multas, leyes y disposiciones que beneficiaron a Clarín, La Nación, Cargil, Nidera, Bunge & Born o que estiraron hasta el abuso las causas por delitos de Lesa Humanidad que involucra a empresarios. Menos aún a todos aquellos que fueron funcionales para generar titulares de tapa a partir de productos informativos de poco sustento.
En estos días, un caso paradigmático de la manipulación informativa tuvo un nuevo capítulo. A principios de agosto, el programa televisivo Periodismo Para Todos, del ex periodista y futuro showman Jorge Lanata aportó su tonelada de arena para aceitar el camino a la gobernación de María Eugenia Vidal. En una de sus emisiones dominicales, reveló una insólita relación del entonces pre candidato y Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, con el triple crimen de General Rodríguez, una disputa por el tráfico de la efedrina. Uno de los involucrados, aunque sobreseído por falta de pruebas, José Luis Salerno, anunció en una entrevista grabada que al ex funcionario le decían La Morsa, detalle que ni él conocía. Sin embargo, ante la Justicia, se desdijo de todo lo que había denunciado ante las cámaras, como ocurrió muchas veces en esos informes hiperrecontrachequeados. Pero el mayor escándalo fue que la grabación se había realizado en el departamento de la diputada Elisa Carrió, dato que se mantuvo oculto hasta que un periodista lo descubrió gracias a una comparación de fotografías.    
La fábula periodística se coronó con una entrevista grabada en el penal de máxima seguridad de General Alvear al condenado a cadena perpetua Martín Lanatta. El propio Jorge Lanata visitó seis veces la cárcel hasta lograr que el presidiario confiese que fue Aníbal Fernández quien dio la orden de ejecutar a los competidores de la efedrina. Su abogado defensor, Roberto Casorla Valet, aseguró, al día siguiente que Lanatta “miente. Supongo que lo hace porque le habrán ofrecido algún beneficio. Martín Lanatta, según lo que dijo en el juicio y lo que siempre me contó a mí, no conoce a Aníbal Fernández”.
A pesar de tan notoria falsedad, el producto televisivo aportó uno de los ejes más sustanciales para la campaña de Vidal. De manera malsana se preguntaba a los potenciales votantes con quién dejaría a los chicos si tuvieran que salir, con Aníbal o María Eugenia. Si algún ciudadano se sintió influenciado por tan cantada operación, ya no tiene posibilidades de cambiar su voto, aunque en las elecciones de octubre se haya producido el corte de boleta más grande de la historia provincial.
Si algo faltaba en esta tragicomedia que estamos protagonizando es la fuga de los presos, algo imposible sin complicidad de los custodios. Con la potencia mediática hegemónica, ahora oficialista, todo apunta a las autoridades penitenciarias, que intentaron renunciar varias veces desde la asunción de Vidal quien, con sus modos angelicales, suplicó que la ayuden con la transición. Los mismos medios tratan de involucrar a Aníbal Fernández en la fuga, aunque con un poco de lógica se puede desarmar el sentido común dominante. ¿Ayudaría Fernández a quien lo acusó de homicida y contribuyó a perder la elección? ¿Aceptaría Lanatta ayuda de la víctima de sus mentiras, a sabiendas que la fuga puede formar parte de la venganza?
Las interrogantes pueden conducir a encontrar un poco de luz en medio de estos asuntos turbios. Más aún cuando las fuerzas amarillas tratan de silenciar voces opositoras en todos los medios, con el hipócrita lema de garantizar la pluralidad de voces. Lo intentaron con Roberto Navarro en C5N y terminaron convirtiendo su programa dominical en tendencia mundial. Difunden falacias sobre los periodistas de la Radio Pública y sólo logran vestirlos de heroicidad. Impulsan la censura a 678 pero las plazas están ansiosas por ver a sus panelistas en vivo. Quien llega al poder con argucias poco legítimas, sale disparado por las peores canaletas.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Fin de año en el quirófano



Desde el punto de vista institucional, los primeros pasos del Gobierno Amarillo han despertado críticas desde las más coloridas tribunas. La ensayista Beatriz Sarlo expresó su tristeza por el avance a decretazos y atribuyó esa pulsión a “una falta de experiencia política seria”. En una extensa entrevista al ministro de Comunicación Oscar Aguad, el periodista Nelson Castro mostró su desacuerdo por el desembarco de las tropas en las oficinas de la AFSCA. Hasta los trabajadores de TN y Canal 13 se preguntan si esta forma de gobernar puede considerarse democrática, a través de un documento emitido en estos días. Pero los cuestionamientos no están basados sólo en las formas sino en una interpretación forzada –contradictoria- de la ley, además de un intento de inyectar antibióticos para eliminar una vez más una infección histórica. O de “extirpar el mal para siempre”, como expresó Mauricio Macri en una reunión con sus intelectuales. El mal es el kirchnerismo y los eufemismos, numerosos, pero el más reiterado es el sustantivo ‘militante’, que, a fuerza de decretos quieren convertir en una nueva modalidad delictiva.
Por supuesto, ‘militante’ es sinónimo de kirchnerista y ambos términos, en boca de sus detractores, tienen una connotación marcadamente negativa. Martín Sabbatella, el único presidente legal de la AFSCA, fue desalojado del organismo por ese solo motivo. La ley de SCA establece que las autoridades deben estar desacopladas del gobierno de turno porque es un ente autárquico y permanecen cuatro años en sus funciones. De 2013 a 2017. Sólo entonces podrá Macri elegir a un nuevo presidente y se conformará un nuevo directorio que funcionará hasta 2021. Y todo con acuerdo legislativo. Pero con la sola firma de varios decretos pisotearon todo esto. Claro, para Oscar Aguad “las leyes no pueden limitar la capacidad del presidente”. Entonces, ¿para qué juraron cumplir y hacer cumplir las leyes? ¿Para romper su juramento en dos segundos?
La única forma de remoción del presidente –en este caso Sabbatella- es con el voto de las tres cuartas partes de su directorio, federal y democrático y con motivos más válidos que la pertenencia política. El decreto que lleva la firma del empresidente Macri no sólo es ilegal sino contradictorio. En el texto reconocen que la AFSCA es un organismo descentralizado y autárquico, lo que no se condice con la creación del ministerio que lo tendrá bajo su órbita y menos aún la renovación de sus autoridades. Y con respecto al funcionamiento del organismo, también criticado en el decreto, desde su creación ha otorgado 127 licencias a organizaciones sin fines de lucro, 46 autorizaciones de pueblos originarios y entregó 629 premios del  Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual, FOMECA. Pero el mayor absurdo es que reconoce que desde 2009 no se han logrado avances significativos para descentralizar los sistemas de comunicación debido a la excesiva judicialización. Si es por eso, deberían intervenir Clarín, que ha utilizado hasta el abuso las medidas cautelares emitidas por jueces cómplices para impedir que la democratización de la palabra se convierta en realidad.
La rebelión es saludable
Además de los diputados kirchneristas y exponentes de fuerzas políticas opositoras, como Myriam Bregman, Pino Solanas y Humberto Tumini, otras voces se expresaron en contra de la atrocidad decidida por el gobierno de Macri. Uno de los redactores de la ley de SCA, Damián Loreti, abogado por la UBA, doctor en Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidente de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, Amarc, consideró que Macri “viola el espíritu de la normativa”. El “órgano colegiado tiene miembros elegidos con un proceso de designación transparente, con participación ciudadana y con criterios de selección previos y objetivos de idoneidad” y no con la arbitrariedad con que se designó a Agustín Garzón, tan militante como Sabbatella. Y Loreti agrega que se se reemplazó un directorio plural de siete personas, con participación de las provincias, usuarios, académicos, trabajadores, empresas, bloques parlamentarios, sociedades de gestión de derechos y pueblos originarios por un interventor partidario”.
Desde la OEA, el Relator Especial para la Libertad de Expresión, Edison Lanza, asegura que “el propósito de Macri es conformar un organismo a imagen y semejanza del partido ganador, lo que atenta con la autonomía de AFSCA que garantizaba Martín Sabbatella al frente del directorio”. Insospechable de ser un militante de La Cámpora, Lanza sostiene que ese avasallamiento a la ley que hizo Macri contradice “los estándares internacionales que dicen que lo adecuado es tener organismos con autonomía tanto del Ejecutivo como de los poderes fácticos, que sean capaces de regular los sistemas de medios de acuerdo a los principios de legalidad”. Para Lanza, la estructura de AFSCA es uno de los aspectos más positivos de la ley porque Argentina había establecido por primera vez –pionera en la región- un organismo con participación de la oposición, la sociedad civil, de las ciudades… Eso es un adelanto”.
Lo que no es ningún adelanto, sino todo lo contrario, es que Macri se reunirá en enero con los representantes del Grupo Clarín para anunciarles la suspensión de la adecuación a la ley de la empresa Cablevisión, tema que no es de su competencia. Favor con favor se paga, dice un dicho popular. "A todas luces hay un grupo que tiene niveles de concentración muy importantes –continuó Lanza con su análisis- estamos hablando de libertad de expresión, no de una empresa que vende galletitas. Los medios de comunicación son vehículos para la libertad de expresión. Los monopolios, oligopolios y la concentración indebida afectan la libertad de expresión". Y como para que no queden dudas del camino que condujo a Macri hacia La Rosada, Lanza concluyó: "en el caso de la concentración de medios lo que ocurre es una afectación de la democracia, porque ese grupo va a imponer su mirada, va a limitar otras, va a combatir a ciertos gobiernos o criticar a la oposición".
Quizá por esto la tan encarnizada acción contra las actuales autoridades de la AFSCA: quieren reemplazar un directorio plural por un individuo cómplice de la posición dominante. Para el oficialismo, Sabbatella es un militante que resiste con rebeldía el arribo de la nueva impronta. Sin embargo, Sabbatella defiende una legalidad que se quiere vulnerar mientras el Congreso está clausurado y la Justicia, anonadada. Mientras el juez Julián Ercolini respondió presuroso a los requerimientos del Grupo, la jueza Cecilia Gilardi tiene en sus manos la precautelar y el amparo que podrían poner cordura a este entuerto. Si este caso no se sumerge en las turbias aguas de la burocracia judicial, en pocos días se podría resolver quién tiene la razón. Siempre y cuando no primen las presiones corporativas que desemboquen en un nuevo triunfo de la sinrazón.
En realidad, deberíamos ser más los rebeldes. Si dejamos pasar esto, toda la legalidad está en peligro. Si en pocas semanas, los decretos atropellaron muchos principios constitucionales para sobreactuar el poder que Macri no tiene, lo que podrán hacer en los meses que tenemos por delante hasta que se convoquen las sesiones del Congreso es inimaginable. Aunque resulta tentador dejarlos correr para ver a dónde llegan, las consecuencias de este desenfreno autoritario pueden ser irreversibles. Estamos ante un gran dilema: esconderse a reparo de los zarpazos y esperar a que reaccionen los heridos, espiar por la mirilla para contemplar cómo rompen todo hasta que se harten o enarbolar las banderas de la rebeldía y la resistencia para adecentar a las bestias y marcar ciertos límites.

viernes, 25 de diciembre de 2015

La nieve amarilla de la Navidad



Felices fiestas” solemos decir en estos días. Una formalidad que no hará más felices a los que ya lo son ni modificará la vida de los infelices. Algunos alzarán copas de cristal con champagne importado y dibujarán en sus mandíbulas una sádica sonrisa. Una mueca triunfalista que corona la reconquista del país que consideran de su propiedad. En las madrigueras –ahora iluminadas con infernales fogatas- roerán los restos de lo que creen que empieza a morir. Satisfechos, exhiben un trofeo y bailan enloquecidos por el venturoso futuro que les espera. La normalidad tan deseada por el establishment está nuevamente entre nosotros. Lo que viene ya es conocido: por las crónicas conocemos el desalojo de la plebe en 1930 y la década infame que llegó después; algunos lo han vivido en el ’55, cuando la “Fusiladora” irrumpió para extirpar del pueblo el sueño peronista; otros recordamos la pesadilla del ’76, después de los despojos que 20 años de rencor habían dejado en las calles; en los ’90 un caudillo provinciano abrió las puertas del más bestial de los saqueos; ahora, con elecciones limpias, transparentes y mucha manipulación arribó la misma estirpe al gobierno para castigar al pueblo por intentar conducirse a sí mismo. La repetición de los peores capítulos de nuestra historia está ante nuestros ojos y sólo podremos contemplar con asombro y dolor hasta dónde llegarán con su afán destructivo.
A paso redoblado avanzan las fuerzas amarillas para copar el país. Aunque Macri ganó con un margen de dos puntos sobre su único rival, su impronta es fundacional. Cuatro años atrás, Cristina, con el 54 por ciento contra cinco competidores y con una diferencia de 37 puntos sobre el segundo no intentó hacer ni la mitad de lo que el empresidente ha hecho en sus primeras semanas de gobierno. Quizá ése fue el error de La Presidenta: confiar más en la institucionalidad y el poder de las urnas que en el apuro por transformar el país. A fuerza de decretazos, de la complicidad de algunos jueces y de la propaganda complaciente de los medios hegemónicos –ahora oficialistas-, Macri está armando una maqueta a la medida de las pretensiones del Círculo Rojo.
El nuevo episodio con que adorna el arbolito demuestra que su respeto por las leyes sancionadas en estos años es nulo. Y que algunas de las fuerzas políticas que acompañaron en 2009 la ley de SCA están salpicadas por las ansias revanchistas que tanto dolor han provocado en el pasado o están más asustados que nosotros. Porque la ley 26522 no es una ley kirchnerista, como los caranchos quieren hacer creer a la sociedad. Con unas cuantas firmas, atropellan una norma que puso fin al decreto de la dictadura y las resoluciones de Menem; una construcción colectiva que insumió cuatro años de debates en todo el país, en foros plurales y riquísimos en propuestas; un proyecto que obtuvo 146 votos a favor, tres en contra y tres abstenciones en Diputados y 44 votos contra 24 en el Senado. Una ley que fue declarada constitucional en todos sus artículos por la Corte Suprema de Justicia. Nada de lo que están haciendo las autoridades nacionales está contemplado ni en las leyes ni en la Constitución. Todo lo que están haciendo y todo lo que harán está guiado por la peor de las venganzas y por la más perniciosa obsecuencia. El gerente de La Rosada se está metiendo en un laberinto tortuoso que lo llevará a convertirse en un personaje detestado hasta por gran parte de sus propios votantes. Después, será desechado por los mismos que contribuyeron a sentarlo en el Sillón.
La tragedia no será televisada
Por ahora, Macri sólo sigue el plan elaborado desde las sombras del lejano Norte para toda la región. Las pinzas ubican sus puntas en Argentina y Venezuela, los peores alumnos. Brasil está a punto de ser doblegada. Después, ya se sabe: recibiremos sus crisis que, aunque ya estén usadas, siguen siendo efectivas para someter a los pueblos a las angurrias de unos pocos. Sólo si estamos peor, los gestores de catástrofes seguirán siendo modelo. Mientras en aquellas latitudes el desempleo sea mayor que el nuestro, el faro neoliberal no podrá orientarnos hacia ningún abismo. Si desde allá se exportan sus productos, ellos podrán generar empleo. Claro, si acá la importación se convierte en nuestra norma, la desocupación será una postal cotidiana. Y de paso, en carta blanca para hacer nuestros salarios más competitivos, que en la elegante jerga de los técnicos significa ‘casi de hambre’. El círculo vicioso que ya hemos padecido en las últimas décadas del siglo pasado está a punto de encerrarnos otra vez.
En los noventa, la promesa del Salariazo y la Revolución Productiva se utilizó como una eficaz zanahoria en el contexto de una fenomenal crisis económica y social. Alfonsín no pudo lidiar con las presiones del establishment y la decepción del primer gobierno democrático después de la más cruenta dictadura encontró en el Infame Riojano una convincente salida. Los pocos medios de comunicación existentes en aquel momento convencieron a la sociedad de que el problema estaba en el Estado y que la mejor solución era que los privados se hicieran cargo de todo. Después, el individualismo más perverso se convirtió en dogma y el pum para arriba, en lema de distracción. De ahí a la creencia de que estábamos en el Primer Mundo había un solo paso.
Creencia que nos costó muy cara y todavía estamos pagando. Después de los doce años de kirchnerismo que, con aciertos y errores, lograron sacarnos del pantano, otra vez nos amenazan las aguas turbulentas. La amplificación de los desaciertos y el ocultamiento de los logros persuadieron a una parte de la sociedad de que el camino para salir de una hecatombe virtual es la propuesta de la Alianza Cambiemos. Un sistema de medios concentrado en pocas manos y la pulsión manipuladora y machacona de algunos encumbrados comunicadores construyeron el escenario ideal para volver a las recetas importadas que ya conocemos de memoria. Desde hace poco más de un mes, esas mismas propaladoras de estiércol se han convertido en expendedoras de la más empalagosa miel. Todo lo que antes transformaban en excusa para el escarnio, ahora se trueca en amorosos poemas apologistas.
Por mucho menos de lo que el empresidente Macri ha hecho en dos semanas, tanto Néstor como Cristina hubieran merecido los peores calificativos. Si CFK, la más demonizada, hubiera intentado siquiera imponer por decreto dos miembros de la Corte, las cacerolas habrían ensordecido al mundo entero. Ni hablar del copamiento de la AFSCA, un escándalo institucional que quedará como paradigma de la prepotencia patricia. Si en este episodio Macri recurre a la fuerza es porque sabe que no tiene razón.
Nada de lo que han hecho encuentra sustento jurídico pero la naturalización mediática, la complicidad judicial, la cobardía política y el vergonzoso silencio de los miembros de la Corte lograron legitimar una atrocidad peligrosa. Ahora todo será simulacro: Clarín simulará adecuarse a la Ley y los medios públicos simularán pluralidad. Con esta prepotencia, Macri muestra debilidad e incapacidad para construir consenso. También falta de olfato y mucha torpeza: ahora estará cercado por las telarañas de Clarín porque muchos de sus emisarios se convertirán en funcionarios y voceros disfrazados de críticos en los medios públicos. La voz enloquecedora que antes horadó la legitimidad de La Presidenta, guiará los pasos del Ingeniero desde la potencia del estéreo y el atractivo del 3D. El sentido común que lo condujo hacia La Rosada lo dejará como una dócil marioneta en un burlesco trágico. Los hilos que provocarán sus movimientos terminarán enredándolo hasta convertirlo en un pelele inerte. Por soberbia, ambición y delirios de grandeza terminará como el personaje al que la historia le dedicará sus peores páginas.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Dólares para unos, palos para otros



El pétreo rostro del empresidente Mauricio Macri ante la respuesta de la canciller venezolana Delcy Rodríguez en la Cumbre del Mercosur revela algunas cosas inquietantes. Primero, su incomodidad en medio de tanto ambiente latinoamericano; segundo, su desprecio clasista; tercero, su impronta imperial; y cuarto, para no extender este introito, su vacío conceptual. El debut en la Región no comenzó con los aplausos esperados. Su insistencia en la sanción a Venezuela por atropellos a los DDHH que sólo están en la imaginación de los opositores caribeños lo dejó descolocado ante los demás mandatarios. Tal vez busca una excusa para alejarse del bloque y zambullir al país en las relaciones carnales que tanto daño nos han hecho en el pasado. Ese rostro severo, ceñudo, despectivo, irritado es más propio de un rey ofendido por un plebeyo que de un presidente democrático que escucha la palabra del otro.
El episodio ya es conocido. Obnubilado por los titulares hegemónicos, el Huésped Temporal de La Rosada solicitó “la pronta liberación de los presos políticos en Venezuela, porque en los Estados parte del Mercosur no puede haber lugar para presos por razones ideológicas ni la privación ilegítima de la libertad por pensar distinto”. Si la condición de manipulado debería avergonzar a un ciudadano de a pie, ¿qué queda para un mandatario, que tiene la responsabilidad de asimilar información seria y verificable? Sostener que Leopoldo López es un preso político y que padece privación ilegítima de la libertad es ignorar los hechos y el proceso judicial que lo sentenció. Pero incluir la expresión “por pensar distinto” es un abuso de la paciencia, una falta de respeto hacia sus pares, que lo escuchaban como si fuera un infante recitando un versito.
Si su objetivo es apartar a Venezuela del Mercosur que lo exprese frontalmente y argumente el porqué de su opinión. Si su accionar separatista es por obediencia ciega a los deseos de EEUU, que lo confiese y se aguante las críticas. Pero que apele a inconsistencias pueriles como si estuviera en un estudio de TN deja muy mal parado a nuestro país, porque significa un abandono de los lineamientos políticos que supimos construir en todo este tiempo.
Acciones y deseos
Delcy Rodríguez, molesta por la intromisión en los asuntos internos de su país con conceptos falaces, replicó con una vehemencia que hirió los oídos de Macri. Las fotos de Leopoldo López en medio de acciones violentas y la enumeración de los estragos ocasionados por la revuelta de 2014 dejaron sin respuesta al patricio mandatario. Un traspié de la venezolana permitió a la canciller argentina desautorizar toda la respuesta. Claro, Macri no impulsó ninguna iniciativa para indultar a los represores detenidos ni podrá hacerlo, porque hay leyes que lo prohíben. Delcy Rodríguez confundió intenciones con acciones, pues entre los integrantes del PRO debe haber algunos apologistas del terror de la dictadura. En todos estos años, sus representantes en el Congreso dieron la espalda a todo proyecto de ley relacionado con la búsqueda de la verdad. Y no sorprendería que algún integrante de la alianza gobernante sugiera la posibilidad de restituir el cuadro del Videla a la pared que nunca ha merecido. Aunque las intenciones no son acciones, algo sugieren.
La paja en el ojo ajeno es una imagen bíblica muy oportuna para ilustrar un contraste. Pocas horas después de la penosa intervención de Macri en la Cumbre del Mercosur, efectivos de Gendarmería desataron su furia contra los trabajadores de Cresta Roja. Los manifestantes acampaban a un costado de los accesos al aeropuerto de Ezeiza para reclamar una solución al estado de abandono del establecimiento en el que laboraban. Los palos y las balas tenían una justificación absurda en boca de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich: por ese lugar debía pasar la delegación de River y los hinchas irían a recibirla. Después del ejercicio –como lo denominó Gabriela Michetti- llegaron los paliativos. Los próximos pasos serán buscar compradores para Cresta Roja y la reelaboración de un protocolo para la protesta social, lo más deseado para las fuerzas gobernantes.
Por supuesto, no era necesaria la represión, porque ya se estaba dialogando. Pero el modelo amarillo la considera imprescindible. El saqueo venidero requiere efectivos ejercitados para desarticular cualquier protesta social, lo que sugiere que la transferencia monumental de recursos hacia una minoría enriquecida no ha terminado. En la cabeza de los nuevos gobernantes, nuestros cinturones deben estar más ajustados que nunca para pasar un invierno que será muy largo.
El futuro nos espera tormentoso y promete que hechos como éstos se convertirán en el pan de cada día. Total, Macri y sus secuaces no esperan una despedida festiva y multitudinaria. Los gerentes que ocuparon La Rosada no desean el agradecimiento de su pueblo: sólo la caricia complaciente de los miembros del directorio. La Plaza de Mayo repleta de conmovidos ciudadanos abrazando a Cristina no está en sus planes. Prat Gay jamás despertará el cariño de las masas sino la sonrisa satisfecha de una minoría.
Ni envidia sienten por el novedoso episodio ocurrido el domingo en Parque Centenario. Ya habíamos entregado al mundo la insólita foto de la despedida de La Presidenta en el último día de su mandato. El ex ministro de Economía, Axel Kicillof también recibió lo suyo. Con una voluntariosa convocatoria a través de las redes sociales, miles de empoderados se aglutinaron en la extensión de ese parque capitalino para compartir una tarde con el actual diputado kirchnerista. Sólo unos pocos medios difundieron algunas imágenes del sorprendente encuentro. La charla se convirtió en una fiesta para los propios y en motivo de refunfuños para los ajenos.
Las críticas hacia los primeros pasos de la gestión amarilla poblaron el eje de la clase de Kicillof. “Yo me pregunto entre tantos anuncios y medidas –declaró el diputado ante la concurrencia- cuándo el gobierno de Macri va anunciar alguna medida a favor de la gente y del pueblo porque ninguna de las medidas que se han anunciado tienen ese carácter”. Claro, los 400 pesos para jubilados y beneficiarios de la AUH y el bono para los desempleados de Cresta Roja, resultan desproporcionados ante las fabulosas sumas desviadas hacia los sectores más concentrados con la devaluación y la quita de las retenciones.  
Ante la movilización resistente de estos primeros días, cabe preguntarse cómo llegó Macri a la Casa de Gobierno. ¿Cómo puede explicarse que un proyecto todavía apoyado masivamente haya perdido el balotaje ante un modelo tan engañoso y nocivo? ¿Qué hechizo confundió a algunos votantes en el cuarto oscuro? Hechizo tan efímero que ya hay arrepentidos. ¿Ganaría Macri si las elecciones se hicieran hoy? Contrafácticos que, como tales, no conducen a nada. Ni siquiera aportan consuelo para la oscuridad que se viene. Sólo un poco de aliento y la convicción de que este paréntesis –además de doloroso- no será muy extenso.

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...