lunes, 20 de abril de 2015

Amenazantes sombras del pasado



Algunos dicen que la historia se repite. En realidad, hay tipejos que se empecinan en copiarla de la peor manera. A mediados del siglo pasado, el radicalismo ya ha vivido episodios similares a los que atraviesa hoy y por lo que parece, la reacción de sus autoridades será exactamente la misma. En aquel entonces eran los jóvenes de FORJA los que vieron en el peronismo la continuidad de las banderas de Yrigoyen; hoy son los integrantes del Movimiento Nacional Alfonsinista los que ven ese camino en el kirchnerismo. Tanto ayer como hoy, se produce la misma tensión en ese partido: unos se quieren aliar con los conservadores y otros, no; unos, por conveniencia electoral y los otros, por coincidencias programáticas. Tanto en aquel momento como ahora, los dueños temporales del partido apelan a la expulsión de los rebeldes, aunque para eso deban abandonar los ideales del partido centenario. ‘Radical’ significa revolucionario, no restaurador. Pero Ernesto Sanz y su banda le han servido en bandeja la posibilidad de conquistar la presidencia al mejor exponente del establishment. Esto no quiere decir que Macri se convertirá en un Presidente Amarillo, pero estará cerca de ello. Y eso es demasiado para alguien que promete ser muy nocivo para los intereses mayoritarios.
Ernesto Sanz, convencido de que la decisión tomada en Gualeguaychú es la mejor para el futuro del país, consideró que “Moreau es un dirigente que supo ser un dirigente radical, que hace rato tomó otros rumbos. Hace muchos años, él junto con algún otro grupo pequeño, tomó el camino de acercarse y formar parte del proyecto del Gobierno”. En cambio, Moreau imputó a Sanz de “cambiar el eje de la discusión” y evaluó su reacción como “una respuesta muy pobre frente al proceso político de gran riqueza que se está generando en la Argentina”. Y explicó que resolvieron “una alianza estratégica con el Frente para la Victoria, un programa común, un proyecto de país”. En este cruce no hay reproches al estilo de Pimpinella, sino la puesta en evidencia de los dos modelos en pugna: el retorno al neoliberalismo o el avance hacia un país más inclusivo.
Por supuesto, que en los planes de Sanz tampoco caben los encontronazos con el establishment. Al contrario, el candidato opositor que aglutina las preferencias -Macri- ya ha dejado en claro de diferentes maneras que será un gerente de los intereses del Círculo Rojo. Liberar el dólar, eliminar las retenciones y el impuesto a los altos ingresos serán sus primeros pasos. Aunque también anuncia achicar el gasto público, prometió mantener la AUH sin especificar de dónde sacará los recursos. Para que no queden dudas de los intereses que defenderá, anticipó en varias ocasiones y en muchos idiomas que eliminará o revisará la LSCA para garantizar la libertad de expresión; lo que significa, ni más ni menos, mantener la vocinglería embrutecedora y constante de los medios hegemónicos: sólo así podrá convencer a los votantes.
Buenos motivos para enamorarse
Muy lejos de estos servilismos, el ministro de Economía, Axel Kicillof presentó en estos días un par de definiciones importantes, una a nivel local y la otra, internacional. Primero, cuestionó con dureza los pronósticos agoreros realizados por los economistas Miguel Ángel Broda, Carlos Melconian y José Luis Espert. Estos tres personajes, más que analistas desinteresados son operadores del Poder Económico. Quizá por eso, Kicillof sentenció que “viven dentro de un termo”.
Estos tres mosqueteros de la economía –hay otro trío famoso, pero resultaría agresiva la comparación, aunque más apropiada- fueron los disertantes estrella de un almuerzo organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción, que encabeza Eduardo Eurnekián. Allí desplegaron un ideario que, de aplicarse, no beneficiaría en nada a la mayoría: además de los recortes al gasto público, también propusieron la liberación del comercio exterior, eliminación de subsidios a los servicios públicos y de las negociaciones paritarias. Beneficios y privilegios para los más grandotes y penurias para los medianos y pequeños. Y, como no podía ser de otra manera, la exigencia de un Estado mínimo para habilitar un despiadado saqueo.
¿Y todo esto para qué?, preguntará el lector. Para hacer frente a una imaginaria crisis que hace mucho que anticipan pero nunca llega. “Pronosticaron una crisis por año, una hiperinflación cada tres y una hiperdevaluación cada cuatro y no pasa nunca nada de lo que dicen”, graficó Kicillof con algo más que ironía. Según el funcionario, estos expertos “apoyaron todas las políticas liberales que se llevaron adelante en la Argentina, fueron los intelectuales orgánicos del neoliberalismo económico y cargan en sus espaldas tantos pronósticos fracasados como fracasos económicos”. Y, con contundencia, sentenció: “ya tuvieron su momento y les fue mal”. No sólo a ellos, sino también a nosotros. Sobre todo a nosotros.
Pero el funcionario no se quedó con los cuestionamientos a los agoreros internos. Además, se acordó de los externos, encarnados en las calificadoras de riesgo que nos acosaron a principios de este siglo con el riesgo país, un número que se difundía a diario para reflejar lo cerca que estaba la espada imperial de nuestras cabezas. “Las agencias calificadoras de riesgo son una amenaza para la banca de desarrollo y el financiamiento de obras de infraestructura” denunció Kicillof en las reuniones de Primavera del FMI y el Banco Mundial. Ante los miembros del BID y el G-20, el Ministro destacó la necesidad de que la banca de desarrollo desestime los análisis de las calificadoras de riesgo privadas a la hora de evaluar líneas de créditos” necesarias para obras de infraestructura.
Por si esto fuera poco para la defensa de los intereses nacionales, en estos encuentros, por impulso del Gobierno y el apoyo de muchísimos países, se pudieron delinear los próximos pasos “en la lucha contra el accionar especulativo de los fondos buitre y la búsqueda de mecanismos de negociación que respeten la soberanía de cada país”.
Mientras tanto, el PRO se mantiene ajeno a estos temas. En Santa Fe, la más irresponsable burla: Miguel Del Sel divertirá a los ciudadanos mientras sus expertos diseñarán un ajuste para beneficiar al Poder Fáctico. Aún no es gobernador, pero el cómico ya amenaza con eso y los docentes serán su primer blanco. La ficción invade la realidad para convertirla en pesadilla. Pero a no asustarse: la ola amarilla no pasará de la bota. Sólo la confusión puede convertir una propuesta de minoría en una alternativa para la mayoría. En los meses que quedan por delante tendremos que redoblar esfuerzos para pinchar todos los globos posibles para garantizar un futuro para todos.

2 comentarios:

  1. Del Sel es un idiota útil , funcional a los intereses del poder económico, pero...¿Y los que lo votan...?

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    1. Ay, hermano, es un accidente histórico. Pero se puede revertir. La democracia es así. No siempre es concienzuda ni comprometida. Hace falta un debate entre los tres candidatos y medios locales más profundos y consustanciados con los intereses de la región.

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