lunes, 13 de abril de 2015

Cartas cruzadas



Muy oportuno el título de la muestra que Luis Majul vendió al gobierno de Santa Fe por 300 mil pesos: “de Walsh a Lanata”. La línea histórica que une a estos dos periodistas es indudablemente declinante. Y si incorporamos a Alfredo Leuco estaríamos zambulléndonos en las aguas del ridículo. Su última Carta Abierta –dirigida al Papa- no sólo presume de una valentía innecesaria sino que se basa en unas cuantas mentiras. El año pasado, Leuco había deleitado a sus seguidores con una similar dirigida a My dear Mr Griesa, en donde le contaba al Juez Imperial lo desarrapados y revoltosos que somos los bárbaros del Sur. En su última creación, reprende a Francisco por haber invitado otra vez a Cristina. Ambos textos, bien leídos y con risas grabadas tendrían buen efecto en una muestra de stand up. Una pena que los profesionales de los medios hegemónicos hayan caído tan bajo, pero más alarmante que aún exista un público tan colonizado, incapaz de descreer en aquéllos que le han mentido siempre. Odiadores que no están dispuestos a abandonar sus banderas cargadas de prejuicios y se abrazan a cualquier consigna, por más absurda que sea.
Desinformados que pretenden tener la razón, aunque cada vez estén más lejos de tenerla. Malformados por los contenidos que consumen. Mufados perpetuos que no encuentran calzado que les venga bien, para no usar una metáfora más usual, pero inapropiada para este espacio. Todo esto aparece en la carta de Leuco, además de la impotencia de una clase por no lograr imponer su mirada a gran parte de la sociedad. Encima el Papa, al que pensaron como un aliado incondicional y un francotirador opositor, invita por quinta vez a Cristina. Y como un oportuno chiste, justo el 7 de junio, día del Periodista en Argentina. ¿Cómo no se van a enojar los periodistas agoreros? ¿Cómo no va a arriesgar Leuco el poco prestigio que le queda para exigir cordura al Jefe de Estado Vaticano?
Después de algunos empalagosos elogios, el periodista advierte a Francisco que “una mayoría de compatriotas piensa que está por cometer un error”. ¿Una mayoría o una minoría emperrada que se llevará el chasco de su vida dentro de algunos meses? Por supuesto, hace una infaltable referencia a la famosa foto en la que el Pontífice sostiene una camiseta de La Cámpora, a la que califica como “una de las organizaciones más dogmáticas y agresivas del cristinismo”. Pero Alicia Barrios, periodista de Crónica y amiga desde hace mucho tiempo de Bergoglio, asegura que, a pesar de la fiebre, valoró mucho ese momento. Un poco más extraviado, Leuco califica a este gobierno como “el más corrupto de la historia”; y exagerado, más aún si tenemos en cuenta la última dictadura, que no sólo dejó muertos y desaparecidos, sino que sextuplicó la deuda externa. Pero sus afanes opositores permiten cualquier cosa, hasta una de sus más desopilantes mentiras: “la mayoría de los argentinos según todas las encuestas, cree que el ciclo de Cristina tiene fecha de vencimiento” cuando, un par de días antes, en su programa televisivo sostenía, junto a su hijo y dos periodistas más, todo lo contrario. Más lejos aún de la verdad cuando las últimas encuestas, hasta las más opositoras, dan a CFK una imagen positiva superior al 40 por ciento y una intención de votos similar al Frente Para la Victoria. Cuando se recurre a la mentira no es sólo por falta de argumentos, sino porque se está desesperado.
Una epístola que no avergüenza
Bastante lejos del modelo de exclusión que pretende reinstalar el establishment y al que son funcionales este tipo de expresiones, Francisco envió en serio una carta, pero no al periodista sino a los mandatarios reunidos en Panamá, en la VII Cumbre de las Américas. En ella asegura que “la inequidad, la injusta distribución de las riquezas y de los recursos, es fuente de conflictos y de violencia entre los pueblos, porque supone que el progreso de unos se construye sobre el necesario sacrificio de otros”. El crecimiento desmedido de la riqueza de una minoría produce necesariamente la pobreza de la mayoría, por la que muchos se conduelen y escandalizan.
El Jefe Vaticano considera que “hay bienes básicos, como la tierra, el trabajo y la casa, y servicios públicos, como la salud, la educación, la seguridad, el medio ambiente de los que ningún ser humano debería quedar excluido. Por supuesto, no propone ninguna solución a esto, primero porque no está en campaña y segundo, porque ya se sabe que los recursos para concretar esa inclusión no provienen del Espíritu Santo, sino de una justa distribución de la riqueza. Y para que no queden dudas, especifica que “la teoría del ‘goteo’ o ‘derrame’ se ha revelado falaz: no es suficiente esperar que los pobres recojan las migajas que caen de la mesa de los ricos”.
Aunque todos los presidentes reunidos en Panamá agradecieron la carta del Papa en sus discursos, no todos deben haber comprendido su verdadero sentido. Si no, no se hubieran mostrado tan complacidos. A varios kilómetros de Panamá, el presidente de la UIA, Héctor Méndez, cometió un sincericidio. De haber leído la carta del Papa, se habría inhibido de verter sus comentarios radiales sobre las paritarias, en defensa de las ganancias empresariales y en demanda de una reducción impositiva. Siempre hay que tener en cuenta que, cuando estos personajes incluyen términos como competitividad, están clamando por un incremento de su propia renta, acrecentando la brecha entre ricos y pobres. Sólo una golosa pulsión puede inspirar esas ideas.
Sin dudas, la reducción de la pobreza no depende de la Voluntad Divina. De ser así, deberíamos esperar sentados. No, como la desigualdad es producto de la avidez de unos pocos, la única solución es que los más ricos interrumpan su succión y empiecen a ceder gran parte de sus bienes mal habidos. O al menos, contribuir con sus fortunas a la búsqueda de la equidad y no protestar tanto por tener que pagar impuestos. Y si no lo hacen por propia voluntad, que los Estados los obliguen, que para eso están, para mediar las relaciones en una sociedad. Que el bienestar de los pueblos sea el objetivo principal de cualquier gobierno y no la satisfacción de esas despiadadas angurrias será el punto de partida para un nuevo mundo.
“La región ha cambiado para siempre –resaltó el presidente de Bolivia, Evo Morales- Ya no es como antes. Ya no pueden imponer dictaduras militares. Hemos dejado de ser la región obediente, disciplinada, doblegada y sumisa. Hoy tenemos un continente en rebeldía”. Al menos, mientras continúen gobernando proyectos inclusivos. La gran paradoja la planteó Cristina y con ella, señaló una hipocresía: "creo en la palabra de aquellos líderes que dicen que quieren un mundo más justo, pero entonces me pregunto por qué se tilda de populistas a los gobiernos que más logros de equidad, salud y educación han conseguido". Si la pobreza es la consecuencia directa de la extrema riqueza, los recortes y ajustes no tienen que hacerse por abajo, sino por arriba porque ya han gozado demasiado de los frutos de su avaricia. Y el resto –la mayoría- la hemos padecido en carne propia.

5 comentarios:

  1. Maravilloso artículo Gus! (confieso q no sabía d la carta de Leuco al Papa) Está tan enfermo de Odio,el Periodependiente Mafietista,q creo q ya no le queda sana una sola neurona,como para observar Su Actitud,Palabras,insultos,etc...Absolutamente #Reprochables

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  2. Ahh,y en cuanto a "ése público (o consumidores clarinistas,Mafietistas)",nunca voy a entender por qué no Miran la Realidad Real,salen a la calle posta,analizan su situación desde 2002 hasta hoy,y COMPARAN (?) En fin...

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    1. Tu pregunta es muy difícil de responder. ¿Porqué se dejan llevar de las narices por los medios hegemónicos? ¿Por qué son tan irracionales en sus críticas? Uno no dice que esto es el paraíso, sino que vamos por el buen camino. Pero los manipulados dicen que está todo mal y no saben cómo justificarlo. No se puede creer: sólo recitan titulares, consignas y denuncias mediáticas sin fundamento. Encarnizados y ciegos.

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