viernes, 18 de septiembre de 2015

La sedición de los magistrados



La prepotencia de Ellos es la garantía de que vamos por el buen camino. La desesperación que exhiben es la señal más evidente de que se saben derrotados. Este extraño fallo de dos jueces tucumanos es una muestra más de la impaciencia de los poderosos y de la impotencia de sus lacayos para satisfacer sus intereses. La atrocidad jurídica de Tucumán es el tráiler de la película de terror que prometen estrenar si en octubre no gana el candidato del establishment. Este atropello a la democracia es, sin dudas, un indicio de debilidad y, si no fuera tan dramático, puede resultar hasta divertido verlos celebrar por un triunfo que no fue ni será nunca. En el colmo del absurdo, consideran que vulnerar la voluntad popular manifestada en las urnas es la mejor manera de garantizar el futuro del país. Qué casualidad, lo mismo decían los golpistas de antaño, cuando militares bravucones desalojaban al presidente constitucional para resguardar la democracia. Lo que buscan proteger, tanto los matones de uniforme como los peleles de traje, son los privilegios de un puñado de caranchos en detrimento de los intereses de todos.
El desequilibrio es desalentador. Que dos jueces –Salvador Ruiz y Ebe López Piossek- puedan torcer la decisión del pueblo tucumano expresada en las urnas evidencia una falla en el sistema de justicia. Que el dictamen esté basado sólo en información periodística de medios opositores revela el poco rigor intelectual de esos magistrados y el nulo sentido de mesura que guía su decisión. Que los opositores celebren este adefesio institucional demuestra que su espíritu democrático es inexistente. Que escondan la pelota porque no pueden meter un gol indica lo malos jugadores que son. Que intenten revolver el río para atrapar algún bagre sugiere lo poco que les interesa el futuro del país.
Aunque el conflicto desatado en Tucumán es por demás de claro, algunos se confunden por la malversación informativa a la que están expuestos. Tanto escuchar hablar del fraude que al final terminan convencidos de que lo hubo. Una serie de incidentes aislados no pueden servir como excusa para anular una elección. Claro que son repudiables la golpiza a un periodista, la quema de urnas o el reparto de bolsones en los días previos, pero apenas alcanzan para la anécdota o algún titular malintencionado. Siempre habrá un desubicado que se tome las cosas más a pecho de lo que corresponde pero invalidar por eso la voluntad ciudadana es competir por el premio a la desubicación. Y lo del reparto de bolsones huele más a excusa para instaurar el voto calificado que a búsqueda de transparencia republicana. Quien piensa que el voto de los demás tiene precio es porque el suyo también lo tiene.
La Democracia según un golpista
Lejos de plantearse estas cuestiones, Mauricio Macri está feliz. En medio de los tropiezos de su campaña, esta invasión judicial aparece como una novedad digna de ser festejada. El líder del PRO ve como “un soplo de aire fresco” lo que en realidad es un fétido aliento del pasado. Y no sólo eso: considera que el fallo golpista de los jueces incompetentes –en muchos sentidos- es un acto de valentía. Contagiado de ese valor, Macri desafió a su contrincante: “yo le pregunto a Daniel Scioli qué país quiere él”.
Aunque Scioli no sea el sucesor de Cristina con el que muchos kirchneristas soñaron, desarrolla su discurso a partir de la continuidad del proyecto iniciado en 2003. Lo que el candidato oficialista promete es el país del desarrollo industrial con inclusión, el de la ampliación de derechos, el del bienestar creciente, el de la integración regional. El país que hemos construido hasta ahora es el que seguiremos construyendo si, como todo indica, Scioli se convierte en presidente.
A Macri no necesitamos que preguntarle para saber qué país quiere porque lo demuestra a cada rato. En estos días, los globitos coloridos se están desinflando antes de flotar al son de ruidosas canciones. La honestidad angelical y la transparencia republicana que pregona está muy lejos de la realidad que está exhibiendo. El escándalo Niembro inició una pendiente insospechada. Las manchas salpican a todos los amarillos y no saben cómo defenderse. Y en la desesperación, se vuelven tan peligrosos como monos con navaja.
O gorilas, aunque la analogía destile obviedad. La clausura temporal de un galpón del canal C5N se convirtió en el botón de muestra de lo que sería la libertad de expresión en la versión PRO. La alegría por la anulación de los comicios en Tucumán evidencia que las instituciones son válidas sólo si garantizan su permanencia. Las medidas que se escapan por los poros de sus asesores económicos auguran un dramático crecimiento de la desigualdad para beneficiar a unos pocos. Ese es el país que quiere Macri y ya no puede disimularlo: el del discurso único, el del ajuste permanente, el del sometimiento al Imperio, el de un pueblo humillado.
Tal vez Scioli no sea el mejor candidato del kirchnerismo ni el mejor presidente que tendremos. Puede ser que hasta nos decepcione. Pero en Macri no hay engaño ni decepción: lo que muestra es lo que es y lo que será. La mayoría, sin dudas, no estará mejor con él sino todo lo contrario y no hay que ser muy sagaz para llegar a esa conclusión. Sólo hay que abandonar los caprichos que lo han convertido en un personaje destacado de la política argentina. Lo demás viene solo.

4 comentarios:

  1. Muy bueno el texto, como muchos de los que he leído en este blog. En cuanto a que "Tal vez Scioli no sea el mejor candidato del kirchnerismo ni el mejor presidente que tendremos. Puede ser que hasta nos decepcione"... creo que nadie tiene la bola de cristal para saber qué gobierno haría SCIOLI, También puede ser que no nos decepcione, y que podamos seguir avanzando: ampliando y profundizando los logros alcanzados. Pero de lo que estoy segura, es que Scioli EL UNICO CANDIDATO en quien pongo HOY TODAS MIS ESPERANZAS. No puedo siquiera imaginarme lo tremendo que sería que cayéramos en manos de sátrapas como Macri, Massa o cualquiera de los otros opositores inútiles y fachos neoliberales que pululan por ahí.

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    1. Yo sí me imagino lo que sería el país en las zarpas de Macri y es terrible. Las dudas sobre Scioli es más por modestia que por certeza. Gracias por leer mis textos y tomarte el trabajo de comentar. Abrazote

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  2. ¡Gracias por expresar con tanta claridad lo que yo pienso!

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    1. Es el resultado de escuchar a los que me rodean. Cada día somos más los que pensamos de esta manera. Abrazo y gracias

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