miércoles, 3 de febrero de 2016

Cuando las apariencias no engañan



En medio del entusiasmo por su sorpresiva victoria, la gobernadora Vidal clamó, exaltada, “cambiamos futuro por pasado”. Advertida por el público, a los pocos segundos se corrigió y todo quedó como una confusión producida por el arrebato. Sin embargo, después de las medidas tomadas por el gobierno nacional -distribución regresiva del ingreso, despidos masivos y el país en manos del mercado- todo parece un video de los noventa y lo que pensamos como furcio fue una sincera declaración de principios. Ahora, si prestamos atención a otros hechos menos difundidos, como los jóvenes trabajadores, manos a la pared, cacheados por efectivos policiales, la prohibición de circular por las cercanías de La Rosada con remeras o emblemas kirchneristas y el atroz ataque de Gendarmería a los ensayos de una murga en un barrio de la CABA, las imágenes envejecen un poco más para transformarse en postales de otros tiempos más oscuros. Fotos tan amarillas que parecen de la dictadura. Entonces, no sorprende que se haya malinterpretado la declaración del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, cuando explicó que los despidos están insertos en un “proceso de organización”. Si éste no fue un fallido, pegó en el palo.
Como la cínica explicación que el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, dio sobre el despido de casi 500 empleados en su área: “es una decisión espantosa, pero necesaria”. Una excusa muy parecida a la que dio Patricia Bullrich cuando el gobierno de la Alianza versión ’99 decidió rebajar un 13 por ciento a jubilados y empleados estatales. Sin embargo, Avelluto no ofreció ningún argumento a la decisión de nombrar a su novia, la cineasta Carolina Azzi, como coordinadora del área de Prensa. Y las explicaciones presentadas por la vice Michetti sobre el meteórico ascenso de categoría de su prima, la kinesióloga María Alejandra Illia, en el Congreso también dejaron mucho que desear. Y la lista de los funcionarios PRO que usan el Estado para pagar favores es nutrida, pero el problema no es, en todo caso, que nombren parientes, amigos o militantes, sino que prometan que no lo harán y encima, acusen a los que lo hacen. Peor aún, que justifiquen el nepotismo con cuentitos de autoayuda para ingenuos incurables.
Además de hablar mucho, son bastante enredados. Como decían los abuelos, cuando alguien es confuso es porque están mintiendo. El ideólogo del engendro amarillo, Jaime Durán Barba, aseguró en estos días que “Cristina es de ultra derecha y Macri está a su izquierda”. Eso debe pasar si miramos la escena política en un espejo, que si funciona bien, parece invertir las posiciones. Pero que Marcos Peña declare que echan empleados públicos para combatir la precariedad laboral es el colmo de la extravagancia expresiva. Como la excusa del default para arreglar como sea con buitres y holdouts, aunque sea aceptando condiciones humillantes. El default –es necesario recordar- lo declara el deudor y Argentina ofrece desde hace años una forma de pago, que es el canje; eso es lo que dispone el Estado a través de sus leyes y hasta ahora ha pagado a pesar de las trabas impuestas por el juez imperial Thomas Griesa. Si se les paga de otra forma es por el capricho de satisfacer ambiciones ilegales y perniciosas.
Psiquiatría: ¿excusa o condicionante?
Por si algo faltaba en esta tragicomedia amarilla, algunos periodistas de los medios hegemónicos comenzaron a rodar rumores sobre el estado psicológico del empresidente. Que se deprime, que se distrae, que se aburre. Lo intentaron con Cristina y la bipolaridad o con el síndrome de hubris, potenciado por el doctor Nelson Castro, experto en psicoanálisis virtual. También probaron con el estigma del doble comando: Néstor comenzó siendo el chirolita de Duhalde para convertirse en el pelele de Cristina y Cristina fue la marioneta de Kirchner, para terminar como una autodidacta aislada. Patrañas; una estrategia del Poder Real para deslegitimar al Poder Político. Presiones que siempre ejerce para condicionar a un gobierno democrático, aunque en el sillón esté sentado su mejor exponente. En estos días, hasta llegaron a decir que Mauricio Macri es un títere de Gabriela Michetti. Por favor, a Balcarce con ese hueso.
En este caso, la supuesta locura del ex alcalde no es más que una excusa para justificar sus desmanes. En términos judiciales, para volverlo inimputable por si alguna de sus tropelías llega a los Tribunales. La primera denuncia que pasó Mesa de Entradas fue la concretada por el abogado Eduardo Barcesat por el DNU del Ejecutivo que declaró la patética “Emergencia en Seguridad”. Patrocinada por Graciana Peñafort y Jorge Cholvis, la presentación sostiene que Mauricio Macri y sus ministros “violaron los deberes de funcionario público y cometieron abuso de autoridad”.
La causa, que cayó en el despacho de Ariel Lijo, solicita que "por hallarse reunidos los requisitos del artículo 294 del Código Procesal Penal" se llame a declaración indagatoria a los denunciados. La Constitución es clara al decir que "el Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de carácter legislativo" y menos aún en materia penal. En el final del artículo 29, la Carta Magna señala que quienes “formulen, consientan o firmen” actos de esta naturaleza quedarán sujetos a “la responsabilidad y pena de los infames traidores a la Patria”. Antes que ser traidor, es preferible estar loco.   
Esto, por supuesto, si la denuncia es analizada en términos jurídicos y con la Constitución como guía. En cambio, si cae en el terreno de las conveniencias y afinidades políticas, esta atrocidad legal seguirá vulnerando nuestros derechos y los estrategas estarán habilitados para cosas peores. Pero no nos engañemos; el líder amarillo y sus seguidores no están locos: la derecha es así cuando tiene el poder en sus manos. Por ahora, el que votó por globos, recibirá gases tóxicos y el que no, unos cuantos palos. Mientras algunos se preguntan si Macri durará cuatro años al frente del país, otros dudan si el país durará cuatro años con Macri al frente. La solución de este dilema está en nosotros, como siempre.

5 comentarios:

  1. Excelente artículo! MAS que esperar cuatro años hay que fusilarlo en la plaza de mayo. A el y a todos los oligarcas que lo votaron. Matarlos para que no vuelvan y podamos realmente construir la argentina que veníamos construyendo hasta el 10 de diciembre, cuando el profeta del odio ganó las elecciones por muy pocos votos. Hay que salir a la calle.

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    1. La sangre no resuelve nada. Ellos son los que apelan a la violencia y a la ilegalidad. Aunque a veces debamos retroceder unos pasos, debemos hacer las cosas como corresponde. Y no todos los que lo votaron son oligarcas: algunos fueron engañados y otros dejaron alimentar sus prejuicios. Estos son los que deben decir basta. Creo que esta vez será la última que logren acceder al poder, porque fracasarán tanto que deberán esconderse por mucho tiempo. Abrazo enorme

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  2. Excelente aporte!!!!.. No soy la única que piensa de esta manera...por lo que veo.. INIMPUTABLE... Encima que no le cuesta hacerse el opa!!!.. Abrazo compañero!!!!!...

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  3. Triste angustiada mirando como dejan gente e la calle sin compasion. El escarmiento tiene q sdr brutal. Estamos solos sin bases q salgan y organicen. Hasta cuando? No lo se.

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  4. Excelentes sus articulos, muy esclarecedores, Mi nombre es Juan Carlos Salazar Juarez, soy jubilado, una victima de los años noventa, hace poco se me "abrio la cabeza", más vale tarde que nuca dice el refran.Sus articulos me van a permitir sobrellevar estos años que se vienen, tengo 72, pero es mi deseo ver pronto otra vez un gobierno democratico y republicano. Le comento todo esto porque tengo que firmar como desconocido no me entra el correo electronico, felicitaciones.

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