viernes, 23 de septiembre de 2016

Andanzas del Ingeniero en el Imperio



Macri no habló en inglés ante la asamblea anual de la ONU como muchos suponían, sino en un castellano de teleprompter y como si la campaña no hubiese terminado. El empresidente aprovechó a fondo su visita a Nueva York, no sólo para suplicar inversiones en Wall Street y la fundación Bill Clinton sino para posar junto a Juliana Awada en fotos más acordes para una estrella que para un político. También protagonizó un papelón diplomático respecto a la soberanía sobre las Islas Malvinas, algo que sugiere su poco interés en el tema. Interés patriótico, porque el económico sobra. Las islas son para él una fuente de riquezas que quiere compartir con los invasores, muy necesitados de ingresos extras ahora que han roto con la Unión Europea. En verdad, todo el país es pensado de esa manera por quien fue elegido para representarnos: como un sustancioso botín para ser explotado por cualquiera menos por los argentinos.
El ingeniero cree portar una magia irresistible. Algo de eso debe haber, si no resulta imposible explicar que haya llegado adonde llegó. Sin embargo, fronteras afueras no tiene el mismo efecto. Aunque declare que con su arribo a La Rosada las cosas se han transformado de raíz, los inversores se hacen desear a la hora de desatar la tan prometida lluvia de dólares. Sonrisas de cortesía y palmadas en la espalda es todo lo que recibe después de sus casi desesperados clamores. Tal vez la zigzagueante historia de Argentina los haga desconfiar de la eficacia del control amarillo. O el prontuario de la familia Macri, que incluye complicidad con la dictadura, evasión impositiva, contrabando y lavado de dinero, espante a algunos con historial parecido, pero temerosos de toparse con competidores de tamaña envergadura.
Quizá el recelo provenga del doble discurso que despliega cada vez que abre la boca. Un país con pesada herencia jamás puede ser una gran oportunidad para hacer negocios. La constante denostación a los gobiernos anteriores parece referir a una nación arrasada, lo que no coincide con los informes presentados ante los potenciales inversores. Un país desendeudado, con industria creciente y casi pleno empleo es una oportunidad de negocios para cualquier emprendedor. Más aún con las riquezas naturales de nuestro territorio y la calidad laboral de sus habitantes. Sin embargo, las inversiones ni se asoman.
Otra gran contradicción se produjo entre lo relatado en Wall Street en comparación con su recitado en la Asamblea. Si ante los especuladores pide “al mundo que apoye a su gobierno en la meta de dejar atrás décadas de populismo”, resulta inadmisible que en la ONU declare que “en los últimos años Latinoamérica hizo grandes esfuerzos para reducir la pobreza, gracias a políticas sociales robustas”. La indecisión entre abandonar el populismo o valorarlo desconcierta a cualquiera.
¿Torpezas o traiciones?
Además de las incoherencias de Macri, lo que desalienta a los inversores es la impericia del “mejor equipo de los últimos 50 años”. Ante los líderes del mundo, el empresidente aseguró que “en la Argentina nos hemos planteado como horizonte tres grandes objetivos: la primera meta es avanzar hacia pobreza cero, el segundo objetivo es derrotar al narcotráfico, la tercera meta es unir a los argentinos a través del diálogo, el respeto a la ley y el fortalecimiento de la democracia”. Si disminuir la pobreza es destruir empleos, derrotar el narcotráfico es facilitar la fuga de divisas y unir a los argentinos es demonizar opositores, las inversiones estarían desbordando los cálculos más optimistas. Aunque han logrado frenar la inflación provocada por sus primeras medidas, el camino transitado en estos nueve meses no auspicia un futuro armonioso. Mientras el Ingeniero asegura ante los micrófonos internacionales que los argentinos aceptamos con beneplácito los innecesarios ajustes impuestos, el descontento se hace notar todos los días.
¿Quién puede creer en sus intenciones dialoguistas cuando gobierna con la prepotencia de un conquistador, cuando las causas judiciales se transforman en proscripción política, cuando los periodistas acólitos no cesan de ocultar sus estropicios? ¿Quién puede confiar en el respeto a la ley de alguien al que le descubren empresas fantasmas y cuentas off shore todas las semanas? ¿Quién puede tomar como sincero el compromiso de fortalecer la democracia de alguien que engañó a sus electores para conquistar la presidencia? ¿Qué inversión puede estar segura en un país gobernado por alguien capaz de traicionarlo?
Además de todo esto, está el papelón diplomático producto de su mentirita respecto a la discusión sobre la soberanía de Malvinas. Nada de eso hablará con la Primera Ministra británica Theresa May sino de la manera de sacar el mayor provecho posible de las riquezas del Atlántico Sur. “No es atribuible a la maldad –razonó CFK ante los estudiantes reunidos en La Plata para celebrar su día- Apenas es explicable desde la estupidez”. Para suavizar un poco el clima, agregó: “es apenas una muestra de mediocridad”. Las tres cosas se combinan en el Gerente de La Rosada: maldad, estupidez y mediocridad. Virtudes que se derraman a los funcionarios y apologistas, que ya no saben cómo disfrazar los desaciertos ni frenar la catástrofe por venir.
Aunque se ha convertido en un fiel exponente de los intereses internacionales, el vértigo de su gestión y la torpeza de sus disimulos no garantizan demasiada estabilidad. Y como tampoco Brasil tiene un tránsito muy armonioso, la región puede tornarse muy convulsionada. El triunfalismo de los restauradores es un poco apresurado: el dulce sabor de los derechos conquistados resistirá con fortaleza cuando la avaricia despiadada de los neoliberales destile su hiel por las gargantas de la Patria.

3 comentarios:

  1. El papelón que hizo Macri demuestra que es un mentiroso serial y cree que la protección mediática es todo terreno. Avergüenza un presidente así. Hay que acelerar los tiempos. Excelente el blog.
    Germán Ibarra

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  2. "Se puede mentir a pocos mucho tiempo, se puede mentir a muchos poco tiempo, pero no puedes mentir a todos todo el tiempo". muy buen comentario. saludos!

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