lunes, 19 de septiembre de 2016

Pirómanos en La Rosada



Muchas cosas pueden cuestionarse de la ceocracia gobernante, pero sus integrantes tienen algunas virtudes destacables: sorprenden todos los días con sus exabruptos, sus provocaciones nos mantienen activos y sus falacias ejercitan nuestras neuronas. Si en lugar de engañar a los electores durante la campaña presentándose como ángeles salvadores se hubieran propuesto como entrenadores sociales habrían sacado más votos. Pero todos los días demuestran que no tienen en mira la construcción de un país armonioso y equitativo, sino que buscan resucitar una colonia convulsionada y desigual. La metáfora del ministro de Educación Esteban Bullrich los muestra como conquistadores sin espada, el apoyo de Macri a los ciudadanos justicieros sugiere el exterminio y la orden de Bonadio para incinerar las cunitas evoca la inquisición. Si lo que estamos padeciendo es un período de adaptación hasta que aprendan, todo bien y cabe la paciencia. En cambio, si así serán los más de tres años que nos quedan por delante, que no se enojen si cada tanto poblamos las calles para ponerles un límite.
Y no hay dudas de que lo necesitan. Que un ministro de Educación –o cualquier funcionario- evalúe como positivo un genocidio impune como la llamada Conquista del Desierto, es de una gravedad pasmosa. Pero que considere que en nuestro país todavía quedan bárbaros a los que se debe civilizar es como un vuelo sin escalas al ostracismo. ¿Quién escribe sus libretos? ¿Tan invulnerables se sienten que dicen cualquier cosa en un acto oficial, como si estuvieran en la mesa de un bar, rodeados de botellas consumidas y jugando un truco insomne en una madrugada de otoño?
Tal vez sea producto del sinceramiento, uno de esos conceptos Zen que utilizan a diario para justificar sus desmanes. Ellos piensan la vida desde el binomio civilización-barbarie y como son tan sinceros, no lo pueden disimular. Con la grasa militante y los caudillos provincianos de Prat Gay y la necesidad de eliminar la mala ideología de Hernán Lombardi, pasando por las imprecisiones numéricas sobre los desaparecidos, parecen fieras hambrientas babeando ante la visión de una presa. “No hay que ahorrar sangre de gaucho”, escribía Sarmiento, desde su decimonónica sinceridad. En sintonía con esto, Macri y algunos de sus adláteres hasta parecen aplaudir cuando un ciudadano, en un exceso, mata a un delincuente en un dudoso caso de legítima defensa. Por estos episodios y muchos más podría afirmarse que llevan esa frase en su ADN, aunque truequen el sustantivo ‘gaucho’ por el enemigo de ocasión.
Si no pueden conquistar al retobado, que la ciudadanía lo linche por delincuente o por K, que al fin y al cabo son la misma cosa desde su oligárquica visión. Después, habrá que eliminar todo rastro de la epidemia con el fuego refundador de Bonadio sobre inocentes cunas. Finalmente, con la mitad de la población aún en pie y la tierra asolada por el saqueo que Ellos mismos alentaron, podrán sembrar las semillas para la colonia que sueñan.
A todo gas
Los PRO conquistaron el sillón de Rivadavia –o de Balcarce, la mascota presidencial- a fuerza de engaños infames, asumieron dispuestos a apagar un incendio que no existía y ahora están actuando como pirómanos descontrolados. Cada uno de ellos tiene en sus bolsillos una caja de fósforos para encender la mecha del cóctel explosivo que están alimentando. La audiencia pública por la tarifa del gas realizada durante el fin de semana fue una muestra de eso. Hasta se suspendieron los partidos del ascenso en la CABA para tener más efectivos policiales para la ocasión. La Usina del Arte se convirtió en una fortaleza que dejó afuera a gran parte de los que se habían anotado para participar de las deliberaciones. En Córdoba, Rosario, Salta y Neuquén se vivieron episodios tensos por la restricción del acceso al público. El cumplimiento de la orden de la Corte Suprema fue en realidad una puesta en escena para concretar la estafa que están pergeñando para los usuarios.
Todo estaba cocinado. El ministro Aranguren –en una clara muestra del lado de la grieta en donde está- expuso un alucinado cuadro tarifario con el precio del gas en boca de pozo ya sentenciado. Y el atroz incremento del 203 por ciento lo anuncia como una buena noticia porque dio marcha atrás con el saqueo de más del 1000 por ciento que proponía antes. El gobierno amarillo retirará los subsidios del gas importado –que es el 26 por ciento de lo que consumimos-, de la producción base y de la incremental. Si con la renuncia del Estado a cobrar retenciones a la exportación agropecuaria y minera transferimos recursos a los que no lo necesitan, con el retiro de los subsidios a la tarifa de gas terminamos financiando la exploración y explotación de las empresas a las que Aranguren representa. Y si a través de facturas y precios exagerados logran que consumamos menos de todo, beneficiaremos a los que quieren engrosar sus cuentas bancarias con los cuantiosos recursos de nuestro país.
Hacer un recorrido por las exposiciones de los representantes de usuarios resultaría excesivo para este modesto espacio. Casi todos manifestaron su oposición, como corresponde. El presidente de Consumidores Libres, Héctor Polino, expresó su rechazo al incremento propuesto porque “implica una ganancia extraordinaria a las empresas y además no se corresponde con las posibilidades de pago por parte de la mayoría de la población”. Otros, como Axel Kicillof, pusieron en evidencia la dolarización de lo que se produce acá, una distorsión que puede resultar fatal. Pero quien dio en la tecla con la síntesis del cambio cultural que está produciendo el Gran Equipo en Argentina fue Osvaldo Bassano, de Adduc. “El mercado no puede dominar al Estado”, que de acuerdo al fallo de la Corte “debe garantizar el acceso al consumo”, explicó Bassano y advirtió que “cercenar derechos es alterar la paz social”.
Durante años, estos candorosos pacificadores que ahora gobiernan denunciaron a Cristina por ser la generadora de la famosa grieta, un artilugio geológico para nombrar la resistencia de las corporaciones económicas a ceder parte de la renta que generamos entre todos. Ahora que coparon La Rosada, no les importa que el número de pobres y desocupados se haya incrementado, que las Pymes y los clubes de barrio estén tambaleando, que millones de integrantes de la clase media deban descender un par de escalones, entre muchas otras consecuencias de sus nefastas medidas. Según la soberbia mirada de los que se creen dueños de todo, éstos no son conflictos ni profundizan grieta alguna, sino que es el camino necesario para la republiqueta feudal con la que sueñan.
Mientras entretienen al público cautivo de los medios acólitos con fábulas persecutorias del que piensa diferente, están rematando el país en pos de una integración que no será beneficiosa para la mayoría. En tanto que el periodismo cómplice trata de presentar como maravillosa la hecatombe venidera, la deuda externa se incrementa como nunca en tan poco tiempo, llegando a superar el monto alcanzado por Brasil, México, Perú y Colombia en conjunto. Mientras el empresidente se mueve como pez en el agua en las cuevas financieras del Imperio, los emisarios del FMI vienen a revisar las cuentas para recomendar nuevos ajustes. Esta película ya la vimos y el final incluye un incendio. Ellos tienen los fósforos, manejan el gas y no les faltan intenciones de disciplinarnos con los palos que desde antes de asumir quieren sacudir sobre nuestra resistencia.

4 comentarios:

  1. Estos tipos provocan permanentemente con su pose clasista y egoísta. Nos conducen a un abismo como el que padecimos a principios de siglo. Cuantos se dejaron engañar. Espero que esta pesadilla termine pronto
    Mirtha Álvarez

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  2. Disfruté muchísimo cada línea, cada forma . Muy distendida me sentí en la lectura, un remanso.
    Gracias.
    @aMonicaLuz

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