jueves, 14 de diciembre de 2017

Los abolladores de la esperanza

Ya sabemos que es una hipocresía el plan de DDHH de Macri. La confluencia del Ingeniero con esa temática es un oxímoron, un amasijo de elementos opuestos, incompatibles. Quien no recuerde que prometió terminar con el curro -la chantada- de los DDHH un poco antes de comenzar su estafadora campaña electoral es porque tiene amnesia voluntaria. Pero no hace falta hacer memoria para comprender la contradicción de la nueva puesta en escena: el presente de represión todo terreno y empobrecimiento de los más vulnerables basta para ponerla en evidencia. El intento de mostrar una República ‘recuperada’ ante los asistentes a la Cumbre de la OMC fracasa por inoperancia de los propios ceócratas. Lejos de encontrarse con una población dócil y receptora de los dictámenes del libre mercado, los lobistas internacionales se toparon con calles convulsionadas en contra de los ajustes necesarios para integrarnos al mundo.
Si los ánimos están caldeados es porque así lo quieren los autores de este reiterativo drama. Una tragedia que no se repite como comedia, sino como una tragedia con todas las letras. Muchos dirán que es exagerado afirmar algo así, pero la transferencia de recursos a los más ricos lo único que está derramando es miseria. Y eso es inaceptable en un país como el nuestro.
En la carta que el cura Paco Oliveira –de Curas en la Opción por los Pobres- dirigió a la vice Michetti está claro el reproche: “si lo que a ustedes se les ocurre para llegar a la tan mentada “pobreza cero” es bajar los ingresos del sector más pobre mientras a las grandes empresas les reducen los aportes patronales y el impuesto a las ganancias no tenemos mucho para hablar”. “Directamente, ustedes se burlan de los pobres”, acusó con sobrados motivos. El coordinador de este grupo más que religioso, Eduardo de la Serna cuestionó el uso de La Pesada Herencia para golpear impunemente los bolsillos, la salud y las esperanzas de los más vulnerables de la población”. Y para que nadie se confunda, agregó: “no recuerdo un gobierno democrático más anticristiano que éste”.
Anticristiano será para unos; inhumano, para otros. Casi lo mismo. Y no se burla sólo de los pobres, sino de gran parte de la sociedad. El paraíso que prometió es el infierno que vivimos y quien no advierta esto tiene su conciencia absorbida por el enloquecedor discurso dominante. Salvo los verdaderos representados por El Gerente de La Rosada SA, nadie está a salvo de la destructiva impronta PRO. Cada cosa que el Gran Equipo se propone corregir termina destruida. Y después se ufanan de logros no alcanzados. Y cuando no pueden enorgullecerse del daño, se llaman a silencio, como la muerte de Santiago Maldonado, el fusilamiento de Rafael Nahuel o el extravío del submarino con 44 tripulantes en una secreta operación con riesgo de soberanía.
La gran contradicción
Cuando Macri asumió como presidente, no juró con patriotismo sino con honestidad. No importa: ambos valores son inexistentes en él. Su historial de estafas al Estado argentino y el arsenal de empresas en paraísos fiscales lo demuestran. Así y todo, ofreció lo que no le importa para un sacrificio sin resultados. En la inauguración de la Cumbre de la OMC, el empresidente esputó una frase que deberá quedar en los anales de la vergüenza vernácula: "podemos invocar la primacía del interés nacional y esperar la próxima crisis o podemos poner por delante nuestros intereses compartidos y pensar qué OMC queremos y qué objetivos comunes tenemos e ir por ese camino". Ahí nos encontramos con otro oxímoron: Macri y Patria son términos contrapuestos.
En realidad, que alguien como él haya llegado a la primera magistratura de un país que pretende desarrollarse con un reparto justo de la riqueza es una contradicción gigantesca. Defender los intereses nacionales es el único camino para evitar cualquier crisis. El proteccionismo –una mala palabra para la ortodoxia- que ahora practica el llamado Primer Mundo desbarató la intención de la OMC de convertir al planeta en un gran mercado sin fronteras. Una idea revolucionaria si no escondiera las malsanas intenciones de transferir lo generado en los países periféricos a los países centrales. Lo mismo que ha hecho Macri desde que se calzó la banda presidencial hasta ahora: sacar plata de los que menos tienen para enriquecer a los que les sobra con la excusa de un derrame que jamás llega.
El vampirismo ceocrático gobernante posee una pulsión incontrolable que ahora dirige la succión hacia los jubilados, pensionados y beneficiarios de la AUH. Y si clavan sus golosos colmillos en los más vulnerables, ¿qué queda para el resto? Con sus recetas fracasadas nos están conduciendo hacia un abismo de consecuencias ya experimentadas; hacia una hecatombe que sólo sirve para aplicar mayores ajustes mientras una minoría acrecienta su botín.
Como saben que la razón no está de su lado, tienen que vociferar sus inconsistencias por todos los medios posibles. Con la impunidad propia del que se cree en la cima, el presidente del bloque de Cambiemos, Nicolás Massot dejó aflorar su monstruo interior para defender el proyecto. “Los derechos adquiridos tienen que ser realidades realizables –pontificó- no realidades abstractas imposibles de cumplir”. ¡Qué notorio!: los que ganaron las elecciones presidenciales canturreando como autómatas el “Sí, se puede” ahora no paran de plantear imposibilidades. Y una brutalidad conceptual, además de ideológica: si los derechos son adquiridos, el Estado tiene que garantizarlos siempre, no cuando la avidez de los angurrientos lo permita.
Los miembros de esta banda están acostumbrados a patotear, además de mentir y denostar. Por eso, en la reunión de comisiones de la Cámara de Diputados, Massot tildó a los kirchneristas de “irresponsables, incoherentes”. Irresponsables son ellos, que están endeudando al país de manera irracional para facilitar la especulación financiera; incoherentes son ellos que prometieron cosas que no pensaban cumplir y realizaron otras inconfesables en campaña. Y finalmente, el diputado que secunda al ingeniero que nunca se ha hecho cargo de las consecuencias de sus trapisondas, eructó: “háganse cargo de algo, una vez en la vida. Ahora bánquensela”. ¿De qué se tiene que hacer cargo el kirchnerismo? ¿De las mentiras que los jueces cómplices usan para sus ilegales fallos? ¿De los aprietes mafiosos o la persecución antidemocrática que despliegan sobre opositores? ¿O de haber incomodado al establishment que ahora saborea entremeses de venganza? Y por último: ¿quiénes se tienen que bancar las reformas? ¿Los diputados en sus bancas o los jubilados que verán reducidos sus ingresos una vez más?
Además de gritar, insultar y demonizar, los amarillos provocan con sus embustes, sus interpretaciones falaces, sus baches institucionales y con la obsesión de militarizar nuestra vida. Las fuerzas de ocupación de Patricia Bullrich se despliegan cuando la reacción comienza a despertar. Eso es lo que más esperan, lo que más disfrutan porque así, además de entrenar a los efectivos en las tácticas represivas, demonizan a los adversarios. Y después se victimizan y claman por el diálogo. La gran contradicción de estos tiempos es padecer un gobierno elegido en las urnas que pretende actuar como una dictadura: un régimen donde Macri y Democracia constituyen un oxímoron gigante.

1 comentario:

  1. estimado Gustavo, espantoso estuvo hoy circular por la ciudad, ni en la época de la dictadura aunque era muy joven recuerdo haber visto tantos uniformados por todos lados, brotan de todos los rincones, enfin ya de regreso y a salvo entre mis cuatro paredes por ahora, te leo...mañana reinicia la odisea-gracias por tu apunte, siempre me reconforta leerte-besos

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