Los medios con hegemonía en decadencia, desde la cadena privada ilegal, exhiben su más extremo desamparo ante la fortaleza de gestión del Gobierno Nacional. Al no defender nada, atacan todo. En realidad, defienden algo, pero no lo pueden decir. Como están mudos, quieren silenciar. Como no tienen argumentos, quieren anular la Voz de La Presidenta. Hasta llegan a impulsar proyectos de ley con ese objetivo. Cuando los discursos presidenciales significaban el sometimiento del poder político a los dictámenes y caprichos del poder económico, no decían nada sobre la Cadena Nacional. Y no sólo eso: esperaban con ansiedad el discurso presidencial porque era como un acta de obediencia, una renuncia a todo poder. Y si hablaba el Ministro de Economía, era casi una exaltación erótica. Los anuncios de recortes, ajustes, despidos en el sector público los excitaban hasta el orgasmo, porque era más dinero para ellos. En los últimos Apuntes hay algunos conceptos interesantes sobre las protestas contra la Cadena Nacional. No tienen otro recurso porque están desesperados: gritan porque no tienen razón, porque no tienen modelo que defender, porque se están quedando solos.
Que no estamos hablando de un simple grupo de medios, se cae de maduro. Que han abandonado el ejercicio del periodismo se viene notando desde hace mucho tiempo. Que tratan de imponer una verdad más basada en expresiones de deseos que en hechos verificables, resulta evidente. Que la única ética que conocen es la de sus billeteras, no hace falta decirlo. Que añoran aquellos tiempos en que los presidentes eran simples empleados nadie lo puede poner en duda. Lo que no hay que olvidar es que defienden intereses mezquinos, que no tienen límites, pues han impulsado dictaduras y condicionado a la democracia, que son incontenibles y despiadados, que representan a una minoría que se cree dueña del país. Por eso no son un simple grupo de medios. Detrás de las portadas, de los titulares de los noticieros, de los comentarios de los periodistas y de los especialistas invitados está el verdadero poder, el que nunca da la cara pero provoca los peores estragos y siempre sale ganando.
Ese verdadero poder local está tratando de trasladar la crisis europea a estas tierras y para ello debe debilitar al poder político. Y no sólo por maldad, sino por avidez, por mero afán de acumular y someter. Y extraer riquezas. Mientras en España se aplica ajuste tras ajuste, los que provocaron la crisis esconden sus ganancias en las madrigueras internacionales. Según un estudio realizado por el grupo Tax Justice Network, entre 17 y 26 billones de euros se encuentran en Suiza y las Islas Caimán, que son jurisdicciones altamente proteccionistas. Esas fortunas fueron obtenidas por especulación, explotación, corrupción y evasión y son las que generan los sacudones que padecen algunos países europeos y que tan malos recuerdos trae en estas tierras. Para James Henry, experto en paraísos fiscales de TJN, la riqueza de estas élites económicas está protegida "por un grupo de profesionales, muy bien pagado y disciplinado, que se aprovechan de una economía global cada vez más transfronteriza y con menos fricciones". Según esta organización británica que investiga la evasión fiscal y el lavado de dinero, los hombres de negocios argentinos tienen casi 400 mil millones de dólares en paraísos fiscales, que equivale al 282 por ciento de nuestra deuda externa. A muchos nos gustaría saber quiénes son y cuántos de estos individuos impulsan las protestas contra la Cadena Nacional.
Por si no queda claro, esa cifra que representa casi tres veces nuestra deuda externa, se logró gracias a las sucesivas crisis que ha tenido nuestro país durante las últimas décadas del siglo pasado. Esa cifra se logró con el sufrimiento y el esfuerzo de la mayoría de los argentinos. Esa cantidad descomunal debe volver al país como sea, porque nos pertenece. Ahora, no sólo están protegiendo a través de las usinas de estiércol ese dinero mal habido, sino que quieren provocar una nueva crisis para obtener más. ¿No son más que repugnantes?
La palabra de La Presidenta los interpela y los orienta, algo a lo que no están acostumbrados. Y los cuestiona, también. “La verdad, son bastante mezquinos los bancos”, acusó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por la falta de publicidad sobre las nuevas líneas de crédito para la inversión que dispuso el Banco Central. “Cuando es para consumir, que son cuotas con intereses muy importantes, hay mucha propaganda y difusión”, agregó. Para el Gobierno Nacional, los bancos muestran desinterés para acompañar esta etapa de desarrollo productivo. CFK aprovechó la inauguración de cinco plantas productivas para cuestionar también a la “cadena nacional del miedo y del desánimo”. El banco Credicoop fue el primero que comenzó a publicitar las nuevas líneas de crédito productivo. “Estamos todos trabajando en la medida –declaró el diputado nacional por Nuevo Encuentro y presidente de la entidad, Carlos Heller- Haciendo publicidad, enviando circulares internas a nuestras sucursales e instruyendo a nuestros ejecutivos”. Pero los que más se resisten son algunos bancos extranjeros que se escudaron en cuestiones técnicas poco claras para no responder a la orden del Banco Central. No por casualidad son los que mayor volumen de negocios deberán volcar a créditos a la producción, como el Santander, Galicia, BBVA Francés, Citibank y HSBC.
Este último es el banco británico que quedó envuelto en medio del peor de los escándalos hace unos días. El Senado norteamericano dio a conocer un informe en el que la entidad financiera aparece denunciada como responsable de delitos encuadrados bajo el eufemismo de “mala praxis”. En criollo, lavado de dinero de los cárteles mexicanos de la droga y fondos provenientes de Arabia Saudita e Irán destinados –de acuerdo al informe- a “financiar operaciones del terrorismo internacional”. La cifra detectada en esta operación ilegal está cerca de los 28 mil millones de dólares. De no creer. Tan obscenas son las operaciones de estas entidades que hasta en Estados Unidos las denuncian.
Lavado de dinero, evasión, paraísos fiscales, quiebras fraudulentas, salvatajes… acciones voraces que provocan más crisis. De esto no se habla en la cadena privada porque son cómplices de este accionar. Y La Presidenta –no siempre por Cadena Nacional- trata de encuadrar cada medida tomada en una pelea contra la crisis internacional. Con los créditos a la producción, con el impulso a las pequeñas y medianas empresas, con la defensa del empleo intenta volcar recursos a la economía real, para que no se fugue hacia la economía virtual especulativa. Pero además, los que más tienen son los que deben invertir sus cuantiosos recursos en este auspicioso proyecto, si no por la acción directa, con el pago de los tributos correspondientes. Sin embargo, se resisten. Además insultan, agravian, menosprecian, refunfuñan. No entienden de construcciones colectivas sino de fortunas individuales. La crisis de los países europeos no es el resultado de una epidemia ni de una catástrofe natural, sino de un despiadado saqueo. El economista griego Costas Lapavitsas, profesor de la Universidad de Londres y asesor de Syriza, partido griego de izquierda, desarrolló en Buenos Aires un seminario llamado “Crisis internacional: su despliegue en Europa y potenciales impactos en América latina”. Al comenzar con la exposición sobre los descalabros de la economía europea dijo: “Al revés de como era antes, hoy los analistas de Europa, especialmente de los países del Sur, vienen a América latina a aprender”. A aprender aquello que la nociva cadena de medios concentrados quiere impedir que escuchemos.
Brillante Apunte, una vez más. Me aporta el dato de quienes piden silenciar la cadena nacional, los que tienen la plata afuera. Son el enemigo local funcional a un enemigo estratégico que son estas 150 familias dueñas de las corporaciones multinacionales que ponen y sacan presidentes. Ahora pusieron a Obama, antes al miserable Bush. Total, el Partido Demócrata yanqui se murió cuando Carter perdió las elecciones ante el más o uno de los grandes hijos de puta que fue Ronald Reagan. Abrazo y gracias una vez más por esta batalla cultural
ResponderBorrar