sábado, 31 de julio de 2021

Durmiendo con los enemigos

 

El peligro no terminó, aunque algunos no se han dado cuenta. Los que obstaculizan todo se pelean entre sí para ocultar sus propuestas destructivas. Si pensaran en serio en el bienestar de todos, pedirían disculpas por las molestias ocasionadas y colgarían los guantes para siempre.

 

La variante Delta aparece para revitalizar la pandemia, que parecía controlada con los planes de vacunación. Por su alta contagiosidad, algunos países europeos ya están retornando a las restricciones y a los toques de queda para evitar lo más posible la circulación. En nuestro país, a pesar de que más de 31 millones de personas han recibido al menos una dosis, los contagios amenazan con crecer, sobre todo por la insistencia de algunos distritos de volver a una peligrosa normalidad. Y también por unos cuantos sujetos que se creen invulnerables por repudiar al populismo que cercena sus libertades por aplicar controles sanitarios en defensa de la comunidad. Sin dudas, éste es el resultado de la irresponsabilidad discursiva de una oposición desquiciada y maliciosa y de los des-comunicadores que amplifican sus sandeces. A esto se suma un oficialismo que aún cree que podrá convencer a los detractores irracionales con argumentos bien fundados.

A falta de propuestas, los pre-candidatos del abanico derechoso esgrimen metáforas dolorosas que dibujan un escenario similar a la dictadura. Desde negar el número de desaparecidos hasta equiparar el seguimiento de los viajeros con los falcon verdes. En algunas provincias –como Mendoza o Santa Fe- se está diseñando un sistema de incentivos para los vacunados, lo que inspira a algunos individuos a denunciar la discriminación que practican a diario con sus vecinos y a plantarse como constitucionalistas de la primera hora después de celebrar las inconstitucionalidades de La Revolución de la Alegría con el “sí, se puede”. Desinformados como nunca, cuestionan las vacunas y hasta proclaman que no formarán parte del experimento, ignorando la validación científica de cada una de ellas. En realidad, el único experimento del que son víctimas es el de cuántas tonterías pueden asimilar antes de convertirse en monstruosos zapallos.

En un clima de belicosidad –por ahora, verbal- el no tan variopinto abanico opositor agita la bandera blanca para no ser blancos del fuego amigo. “No podemos actuar como buitres entre nosotros”, confesó la inefable Patricia Bullrich. Con los demás, sí, le faltó decir. Por eso, los diseñadores de los versos del PRO sostienen que "Argentina necesita transformaciones profundas, de fondo y a largo plazo” y para eso “no hay otro camino que la moderación y la apertura al diálogo sincero y frontal”. Algo que no practican nunca, vale aclarar, porque sus exponentes sólo recitan frases de posters, fábulas inverosímiles y denostaciones viscerales. Si se acusan entre sí de mitómanos, hipócritas, sembradores de desconfianza, malversadores de lo público y oportunistas, ¿qué destinarán para los pre-candidatos oficialistas?

Como tienen la parafernalia mediática a su favor, cualquier pavada que exponen se convierte en tendencia y, por más negativa que sea, termina sumando a su no-propuesta. Cualquier cosa con tal de defender los intereses de esa minoría mezquina que apeló al Estado que tanto desprecian para solicitar los ATP y poder así fugar y repartir utilidades entre los accionistas. Todo vale a la hora de avalar a los que especulan con el precio de los alimentos y a los que exportan productos sin declarar. No les importa si los salarios no alcanzan para la canasta básica si sus verdaderos representados siguen acumulando fortunas en paraísos fiscales. Mientras se indignan por el número de pobres, militan la baja de impuestos para los empresarios que no paran de ganar.

Como demostró el Infame Ingeniero en su paso por La Rosada, el modelo que defienden es el de la desigualdad creciente y como nunca lo pueden blanquear –Ellos no blanquean nada- apelan a frases edulcoradas y bien ensayadas, a banalidades camufladas de eximia profundidad, a legalidades que no están dispuestos a respetar, a falsedades que denuncian en otros. La piel de oveja ya no les alcanza para ocultar el lomo depredador que en realidad tienen.

miércoles, 28 de julio de 2021

Los colonizados y su voto

 

Aunque los cambiemitas se pongan otra camiseta, todos sabemos para qué lado patean. Lo más grave es que muchos votantes están tan confundidos que aplauden los goles en contra.

A pocos días de la presentación de las listas, los “juntistas” se sacan chispas. Reproches, chicanas, descalificaciones que indican que más que una interna, protagonizarán una guerra. La viralización de los tuits de una de las pre-candidatas de Patricia Bullrich en CABA demostró que no son prolijos, coherentes ni patriotas. Ni siquiera conocen la Constitución por la que van a jurar en el Congreso. Además, afirman ser lo que no son, como el trasplantado Diego Santilli. Y casi todos hablan de temas de los que ni tienen idea. Sobre todo, sugieren el público al que se dirigen: un individuo desmemoriado, desatento, odiador, indignado que pondrá su voto sin pensar en lo que hará el beneficiado para diseñar un país mejor.

Lo más escandaloso de estos días fue la catarata de mensajes desempolvados de la pre-candidata Sabrina Ajmechet, que no es una barrabrava de cantina sino una profesora universitaria. De Historia, lo que aporta cicuta a sus dichos. El odio borra todo conocimiento previo. Si bien estos tuits tienen más de ocho años, la gravedad de su contenido no tiene fecha de caducidad. Algunos miembros de la amalgama política que la sostiene exigieron que pida disculpas, algo muy difícil en el caso de “Haga Patria, mate un judío”, escrito en 2013. No es que los otros sean menos embarazosos, pero de algo así no se vuelve por más que se deshidrate en lágrimas. Que alguien que ocupa una cátedra de Historia afirme que "Las Malvinas no son ni NUNCA fueron argentinas" no puede despertar respeto entre sus estudiantes y sí avergonzar a las instituciones que la tienen como profesora, la UBA y la UNSAM. Además de anti histórica, la pre-candidata es anti patria con frases como "las Malvinas siguen siendo inglesas" o "las Malvinas no existen, las Falkland islands son de los kelpers". Algunos desorientados apelarán al respeto de la opinión “de los que piensan distinto”, pero esto escapa a ese pacato tópico: la defensa de la soberanía en Malvinas es un mandato constitucional que todos debemos respetar desde cualquier lado de La Grieta y más aún cuando alguien aspira a representar al pueblo en el Congreso. La Libertad de Expresión no tiene nada que ver con esto, aunque lo dibujen como quieran.

Pero no es la única que se enreda con su lengua. La periodista rosarina Carolina Losada ha dicho algo no tan punzante, pero igual de doloso. La gravedad en la que incurre esta juntista con aspiración a banca es la estigmatización de una parte de la sociedad. Quien asegure que “los chicos santafesinos sueñan con ser narcos o sicarios”, no está aportando lucidez a la campaña sino todo lo contrario. Ni datos ni piedad y menos propuesta. La nada, como casi todos los amarillos que supieron ser cambiemitas. Tan nada como Diego Santilli que, de ser Vicejefe de gobierno en la CABA pasa a ser candidato a diputado por provincia de Buenos Aires. Y esto es grave porque es como si el intendente de Rosario, Pablo Javkin, de la noche a la mañana, apareciera como candidato en Córdoba. Más allá del problema de domicilio, también está la identidad territorial.

Pero Santilli no tiene un pelo de zonzo, como se demostró en la previa con esa absurda y superficial pre-campaña de la fotografía de su cabellera. El colorado sabe que el destinatario de sus palabras se abraza a cualquier sandez, por más insostenible que sea. Por eso puede decir sin ponerse más colorado de lo que es que “el modelo del PRO es el de Lula”. Una muestra de lo hipócritas que son, porque ellos aplaudieron la destitución de Dilma Rusef sin motivo, la asunción del insostenible Bolsonaro y homenajearon al juez Moro que metió preso al ex presidente Lula “sin pruebas pero con mucha convicción”. Una señal de lo engañosa que es la palabra de estos impresentables. Y tan irrespetuosos que obligan a sus seguidores –odiadores de lo popular- a que cambien diametralmente de ideas para votar lo contrario de lo que han sostenido siempre. Demasiado esfuerzo para los prejuiciosos pero facilísimo para los manipulados con énfasis. Por eso ahora les resulta simple denostar el acuerdo con el laboratorio Pfizer por la vacuna que unos meses atrás adoraban como si fuera maná.

Por historia y por presente, esta fuerza no política debería perder escandalosamente en cualquier latitud del planeta. Si pueden obtener algunos porotos es por la inaceptable protección mediática y judicial que les ha permitido llegar hasta aquí. Y también por la distracción a conciencia de los que siempre se niegan a ser ciudadanos.

domingo, 25 de julio de 2021

Las urnas están a dos pasos

 

En poco tiempo volveremos a las urnas. El acto electoral debe ser un momento trascendente para cualquier ciudadano cuando se asume con responsabilidad. Una oposición con malos chistes, denuncias infundadas, prejuicios sobrealimentados y nada de autocrítica no está en condiciones de tener buenos resultados. El peligro de los distraídos siempre está latente.

 Como ya todos deben saber, el sábado se cerró la presentación de las listas para las elecciones de medio término. Desde ahora comienza la campaña electoral propiamente dicha, apasionante y divertida para los que gustamos de la política, incomprensible y tediosa para los que no. Una pena que haya argentinos impermeables a las discusiones para decidir la manera de construir el país. Esos que se escudan en clichés como “son todos iguales”, “no me interesa” o “el problema son los políticos” conforman el conjunto de los erráticos que inclinan la balanza en las urnas coronando a personajes que no merecen cargos de tanta responsabilidad. La política es lo que define nuestra vida y votar no es arrojar un papelito en un tacho. Comprender esto significaría una gran transformación. Cuando el individuo se convierte en ciudadano –cuando no piensa sólo en sí mismo sino en el conjunto- el futuro luminoso está a la vuelta de la esquina.

No es el objetivo de este apunte convertirse en un ABC para despolitizados. Tampoco despertar un repentino interés en los que cierran sus ojos y se fastidian cuando ven a cualquier candidato. Esos, por ahora, resultan difíciles de atraer. Con el tiempo, quizá, cuando empiecen a aparecer buenos resultados. El problema esencial se circunscribe a aquellos que se interesan pero creen que con memorizar un par de titulares ya se convierten en eximios politólogos. Encima, la patraña se graba a fuego en su entendimiento como un tatuaje perpetuo. Por eso, un impresentable como Luis Juez puede proponer que sean los vacunados VIP los que prueben los penes de madera. Primero, el invento del vacunatorio VIP acabó por inexistencia de delito; segundo, los penes de madera son para educar, no para satisfacción sexual. La picardía que siempre exhibe demuestra que su público es tan irresponsable como él, el primero por explotar la desinformación y los prejuicios y los segundos por ser desinformados y prejuiciosos.

Estos episodios que parecen insignificantes muestran el fondo del personaje. Pequeños detalles que no conforman el todo, pero son símbolos para aproximarse. La forma que sugiere el fondo. Que los candidatos amarillos para diputados por provincia de Buenos Aires sean casi todos porteños y se presenten en el Club Hípico y de Golf de City Bell revela el público al que se dirigen: una élite exclusiva y los desclasados que se identifican con ella. Que en Santa Fe vayan a las paso con cuatro listas muestra que lo de juntos les queda enorme para cualquier cosa que quieran hacer. Y lo más importante es que juntarse no significa nada transcendente para la política; no es un valor ni una idea; tampoco una garantía, como ya hemos experimentado con La Revolución de la Alegría.

Entonces eran Cambiemos y se presentaron como “el mejor equipo de los últimos 50 años”. Una banda de malandrines que invadieron el Estado para hacer negocios, como Rodríguez Larreta en la CABA, que está privatizando la capital del país con emprendimientos inmobiliarios para ricos, mientras la pobreza abarca a más del 27 por ciento de la población. Aunque traten de esconder a Macri, ninguno de estos candidatos que se presentan como recién llegados del Paraíso ha condenado el bestial endeudamiento contraído para alimentar la fuga de capitales. Hasta presentaron como el “Messi de las finanzas” a Luis Caputo, que emitió el primer bono a cien años de nuestra historia, con un interés de casi 8 por ciento. Tampoco condenan la entrega de balas y el aporte de espías para perpetrar el golpe de Estado en Bolivia. Y menos aún hablan del hundimiento del ARA San Juan los que aprovecharon el accidente de Once para su campaña.

Nada, la desmemoria absoluta. La desinformación al extremo. El cinismo en su estado puro. Muy sueltos de cuerpo, advierten que “estamos a siete diputados de ser Venezuela” cuando en la Legislatura porteña gozan de una mayoría demoledora que levanta manos para satisfacer las angurrias de una minoría. Desencajados, recitan pavadas como “la cuarentena más larga del mundo”, mientras el mundo muestra que la pandemia no da tregua. Todavía siguen vociferando que “no hay vacunas” cuando todos los días llegan aviones desbordantes de ellas. No hay que ser un experto, sino un poco más atento. Ya pasó de moda lo de vender buzones pero quedan algunos distraídos que están muy ansiosos por comprarlos.

viernes, 23 de julio de 2021

Disfraces electorales

 El Frente de Todos tiene posibilidades de ganar las elecciones de medio término empezando a hacer ya lo que promete para después. Los hipócritas de la oposición no tienen más para mostrar que las trapisondas de La Revolución de la Alegría y del Festival Inmobiliario de la CABA. Con un poco más de energía, el oficialismo desbordará las urnas.

Desde que se desató la pandemia, el contrafáctico “cómo estaríamos si Macri continuara siendo presidente” parecía estar fuera de lugar, aunque resultara tentador. Con la confesión del ex secretario de Salud amarillo, Adolfo Rubinstein, toda especulación se convierte en certeza. Con la crisis auto infringida por Macri y su pandilla, la salud pública no fue una prioridad en el gobierno anterior y fue simbólico que se tomara la decisión de reformular los ministerios y se pasó el ministerio que yo conducía a  secretaría, decisión de la que estuve muy en contra”. En ese entonces no dijo nada y siguió en el cargo; encima llama ‘gobierno anterior’, desprendiéndose de toda responsabilidad para disfrazarse de algo distinto. El cinismo es la constante en estos tipejos que cambian de nombre pero nunca de intenciones destructivas. Si todo lo que prometen que harán no lo hicieron cuando tuvieron la oportunidad, ¿qué garantía hay de que lo hagan cuando los incautos les regalen el voto?

Y esta duda no sólo vale para estas elecciones de medio término en la que nos amenazan con que “estamos a siete diputados de ser Venezuela”, sino también para las presidenciales del ’23, en las que Horacio Rodríguez Larreta se perfila como “el favorito”. Ellos sí pueden hacer contrafácticos absurdos porque tienen el poder comunicacional para darles validez, pero HLR es lo mismo, pero mejor maquillado que el Infame Ingeniero. Aunque se vistan de seda, serán siempre gorilas, con todo respeto para esos hermosos animales que no se meten en política. Como María Eugenia Vidal, cuyo orgullo salta la frontera sin que se le mueva un músculo de su impronta desigualadora y destructiva. Y podemos citar todos los integrantes de las listas de cada distrito pero no encontraremos uno que disienta con las ideas rectoras del PRO. Aunque hablen de generalidades como La República, La Democracia, La Libertad ninguno de ellos salió a condenar el envío ya demostrado de armamento para ayudar el afán represivo del golpe de Estado en Bolivia.

En algunos aspectos, el oficialismo tiene casi todo para desbordar urnas, por más que las voces hegemónicas mascullen lo contrario, pero el “casi” es tan importante como el “todo”. La obtención de vacunas y el plan de inmunización es el mayor logro. Hasta el momento, hay más de 29 millones de argentinos que recibieron al menos una dosis. Con el último avión, alcanzamos las 41 millones de dosis y por si esto fuera poco, nos convertimos en uno de los pocos países con capacidad para producir vacunas. Los que militaron la Pfizer, ahora que Chile no recibe lo acordado, están calladitos. En esto, el gobierno nacional obtiene un 10 con comodidad. En el manejo de las condiciones económicas heredadas y las producidas por las restricciones para enfrentar el coronavirus saca un poco más de siete. Pero la disminución de la desigualdad, de la brecha entre ricos y pobres, de la recuperación del poder adquisitivo del salario, de volver más racional el precio de los alimentos, ahí pierde por goleada. Porque para resolver estos problemas hay que enfrentarse en serio con los que los ocasionan. Y si estos sectores concentrados de la Economía se enojan, mejor, porque es indicativo de que vamos por el buen camino.

En estos 60 y pico de días que faltan para las elecciones, el Frente de Todos deberá demostrar, no sólo con promesas, que está decidido a inclinar la balanza a favor de la mayoría. Del otro lado está ese amplio abanico de neoliberales que quieren conquistar espacio para profundizar la pobreza y enriquecer a los más ricos. Los disfraces no logran ocultar las malsanas intenciones de ajustar para incrementar las ganancias de los angurrientos. El oficialismo tiene que empezar ahora con esa batalla, para la que no alcanza con que “el salario le gane a la inflación”. La mayor anomalía que estamos presenciando es que haya un gran porcentaje de trabajadores registrados que no alcanza a cubrir sus necesidades básicas. Y esto debe corregirse ahora, para que la campaña electoral no sea una batalla de promesas sino una comparación entre logros.

martes, 20 de julio de 2021

Creadores de padecimientos

 Unos multiplican sus fortunas con tanta facilidad que dilapidan millones en diez minutos. Y son tan cínicos que celebran sus triunfos con amplias sonrisas ante las víctimas de la succión que los hace ricos.

Para celebrar el Día del Amigo, nada mejor que volar al espacio. Festejo para unos pocos, porque los demás nos conformamos con unas empanadas y un par de copitas de vino, viendo por enésima vez el video del alunizaje del ’69. Ahora tenemos uno nuevo, el de la hazaña del hombre más rico del planeta, Jeff Bezos que se dio el gustito de invertir un poco de sus 189 mil millones de dólares para popularizar una excursión a 200 mil dólares la butaca. Destinar tanto dinero a estas exhibiciones superfluas mientras muchos carecen hasta de lo elemental es una ostentación que desborda impiedad. Y más aún cuando, en plena pandemia y con recesión en todos los puntos del planeta, los más ricos del mundo multiplicaron sus botines más que en años anteriores. Si esta injusticia no invita a los Estados a poner un freno inmediato a tanto saqueo de los privados, parece que nada lo hará.

En nuestra región, la fortuna de los multimillonarios latinoamericanos creció un 70 por ciento durante 2020, mientras el resto padeció desempleo, inflación y sobreexplotación laboral. El derrame invertido, la succión vampírica que genera pobreza, la desigualdad potenciada que promete no tener fin. Esta enorme riqueza –que alcanza 483 mil millones de dólares repartidas entre 100 personas- se concentra en cuatro sectores que, por sus características, generan sustanciosas ganancias con pocos puestos de trabajo: financiero, telecomunicaciones, medios digitales de pago y salud. En esta lista también hay argentinos, a pesar de que las voces hegemónicas esputan que éste es un país fundido. Marcos Galperín –de Mercado Libre- es el que encabeza la lista, con una fortuna de 6200 millones de dólares; le sigue Alejandro Bulgheroni –de American Energy- con 3400 millones; en tercer lugar, la siempre presente familia Pérez Companc, con 2600 millones; le sigue Alejandro Roemmers – el precio de los medicamentos no se controla- con 2400 millones y, por último en esta lista de cinco, Eduardo Eurnekian, con apenas 1400 millones de dólares.

Además de las abultadas cifras, lo que tienen en común estos tipejos y los que los siguen, es que siempre reclaman por rebajas impositivas y salariales y hasta se quejan de la inflación cuando son ellos los que la ocasionan con su descomunal angurria. No sólo eso ocasionan con su avidez, sino también la desestabilización de los gobiernos que no responden a sus exigencias. Hasta golpes de Estado blandos con mentiras mediáticas y persecución judicial y duros, como el de noviembre de 2019 en Bolivia, con la participación de la OEA y de algunos países que, gentilmente, colaboraron con armas y municiones. Como ya sabemos, Argentina jugó un lamentable papel en esta historia de la mano del Infame Ingeniero y su pandilla; todos, tanto los involucrados como los que repiten los absurdos con que intentan despegarse de esta infamia; hasta los que callan forman parte de esta banda.

Aunque los halcones, las palomas y los buitres amarillos fabulen que Evo renunció, que hubo crisis institucional o elecciones con fraude nada de esto importa. Cualquier excusa sirve cuando hay recursos naturales que expoliar. Con hipocresía –como siempre- explican que Evo quería perpetuarse en el poder, cuando son Ellos –estos usurpadores insaciables- los que quieren estar para siempre en los primeros puestos del podio que conquistan a fuerza de generar cada vez más miseria.

domingo, 18 de julio de 2021

Una transformación urgente

 

El pedido de nulidad de Cristina dejó al descubierto un oscuro entramado para perjudicar a casi todos. Las interpretaciones confusas indican que la vice señaló la matriz de todos nuestros males. El desafío es desmontar la mafiosa hegemonía discursiva que tanto daña nuestra convivencia democrática.

El viernes se desató una “trascendente” discusión en los medios –tradicionales y redes-, como nos tiene acostumbrada la oposición periodística, política y trollística: el llamado a licitación para la compra de diez mil penes de madera pulida. Para la pacatería vernácula esto es perversión, más aún si esos adminículos son utilizados para "concientizar y evitar la propagación de enfermedades de transmisión sexual”, como explica Sandra Tirado, a cargo de la secretaría de Acceso a la Salud de la Nación. Claro, para los timoratos y protestones del establishment, cualquier cosa que sirva para fomentar la concientización sobre cualquier cosa es peligroso, porque prefieren una muchedumbre alelada antes que una ciudadanía esclarecida. Después salen con el verso de “no hay que regalar pescado, sino enseñar a pescar”, cuando son los dueños de cañas, redes, lombrices y hasta de los ríos. Contradictorios y cínicos que aún tienen algo de eficacia a la hora de embaucar al público reciclando candidatos presentados como nuevos y cambiando el nombre de su amasijo electoral.

En realidad, para eso el Poder Real se preocupa tanto por la posesión y el dominio de los medios de comunicación: para instalar el discurso hegemónico en una porción desprevenida e ingenua de la sociedad; para convencer al colonizado de lo bueno que es acatar al colonizador; para abrazar y defender las ideas que van a terminar perjudicando al que –inocentemente- las abraza y defiende; para generar desconfianza y odio hacia aquellos proyectos que pueden afectar intereses económicos minoritarios. No importan los penes, sino estimular el rechazo hacia todo lo que provenga de un gobierno que intente distribuir equidad. La mejor receta para alimentar la repulsa permanente es la indignación que sobreactúan ante cada decisión del oficialismo, sin datos ni argumentos.

Respecto a esto –y con más brillantez- la vicepresidenta CFK habló el viernes en la audiencia pública para pedir la nulidad de la infame causa del Memorándum con Irán. Una clase magistral de derecho, historia, economía y geopolítica cuyo objetivo no era lograr su impunidad –como muchos, maliciosamente, vomitaron- sino desnudar un entramado mafioso y perverso para perjudicar a casi todos los argentinos. Claro que los mecanismos de manipulación estuvieron muy activos desde entonces para desviar la atención con los penes e interpretaciones amañadas y caprichosas sobre la intervención de Cristina. Algunos se preguntaban qué tiene que ver el memorándum con los buitres y el endeudamiento, aunque ella lo dejó más claro que en un ABC para primaria.

Pero, como la idiotización del entendimiento sigue dando resultados –en menor medida- en los que quieren seguir siendo idiotas preguntarse para qué mató a Nisman si su denuncia es insostenible resulta un interrogante muy atractivo. Ese es el daño que provoca la parafernalia comunicacional que padecemos en nuestro país; ésa es la urgente anomalía que debemos corregir. Tratar de convencer a un alelado de que Nisman se suicidó por fracasos propios y presiones no esclarecidas es más difícil que escalar una montaña en ojotas. La mentira instalada desde las propaladoras de estiércol sumada a la validación que otorgan los cambiemitas es casi indeleble para los que se dejan permear hasta la estupidez. La razón no tiene cabida en esas mentes tan sopapeadas.

La Batalla Cultural es un desafío cotidiano, pero con ciudadanos comprometidos en afrontarla no basta. Desmontar un titular falaz requiere cientos de explicaciones que muchos emprendemos con empeño docente, a veces, en vano y otras con un modesto éxito. Sembrar la duda en un colonizado ya es un logro para el podio. Pero el Estado también debe ayudar no sólo desmintiendo, explicando, aclarando, sino también con una regulación enérgica de todos los medios y sus tergiversadores seriales. La libertad de expresión es un derecho para todos y no el privilegio de unos pocos. Más aún cuando la utilizan para alterar el orden democrático y confundir a la ciudadanía. La información también es un derecho y eso es lo que alteran con las fábulas que a todas horas difunden.

jueves, 15 de julio de 2021

El baile de los buitres

 Los medios hegemónicos y los cambiemitas festejan el número de muertos y ahora fingen dolor, sin reconocer cuánto contribuyeron a que esto suceda.

Esto es lo que querían y lo lograron. Lo que necesitaban para la campaña electoral fue reflejado en las tapas con fondo negro de Clarín y La Nación de hoy: 100250 muertos por Covid. El establishment baila una melodía lúgubre mientras la comparsa de la oposición política sigue su ritmo y los trolls festejan en las redes como si fuera un gol de la Selección. Ahora se lamentan pero de mentirita; fingen dolor pero no les sale. Gran parte de ese número es un triunfo de Ellos y, como siempre, convierten la muerte en ganancias, porque a eso apostaron. Los archivos revelan cuánto han bregado desde que se desató la pandemia para alcanzar ese número. Y que nadie dude: para Ellos es un número y jamás entenderán que son vidas que se han perdido, en gran parte, gracias a Ellos.

Argentina ocupa el puesto 12 en cantidad de muertes por millón de habitantes, de acuerdo al sitio Our World in Data, a pesar de estar entre los veinte países que más habitantes ha vacunado. Hasta ahora, más de 26 millones de dosis administradas, algo que desmiente los latiguillos que muchos torpes aún pregonan. Ni se robaron ni faltan: se reciben y se inoculan. Además, y gracias al espejo adelantado de Europa, nuestro país priorizó la Salud Pública antes que la Economía y reforzó la atención sanitaria que en algunos momentos estuvo a punto de colapsar, pero no llegó a saturarse. El personal de hospitales y sanatorios puso cuerpo y alma para luchar contra el virus desconocido y poderoso con el único objetivo de salvar vidas. Entonces, ¿cómo llegamos a semejante cifra?

Sin dudas, podemos responder si analizamos la actitud de los que hoy agitan el número desde casi el comienzo de la pandemia. Durante las primeras semanas, tanto los periodistas de los medios hegemónicos como los opositores, acompañaron la cuarentena dispuesta por el Gobierno Nacional. Después, como sabemos, no. Para mediados de abril, los pseudo periodistas de los medios dominantes empezaron a recitar la cantinela de “la cuarentena más larga del mundo”, “la depresión del encierro”, “hay que alentar la inmunidad del rebaño”, “queremos clases presenciales”, “los jóvenes extrañan a sus amigos” y miles de patrañas más. Hasta llegaron a convocar marchas anticuarentena con quema de barbijos incluida para clamar por la libertad de enfermarse. Creativos para la maldad, inventaron el término ‘infectadura’ con el que lograron cierto efecto en el público cautivo. Muchos de estos peleles justificaron ante las cámaras las fiestas clandestinas y las juntadas multitudinarias en espacios cerrados. Algunos exponentes cambiemitas compartían fotos en reuniones pobladas de rebeldes sin barbijo. El periódico británico The Guardian lo contó en una nota en mayo pasado: "a pesar de las cifras espantosas, pocos argentinos parecen ser conscientes de la gravedad de la pandemia: muchas personas están ignorando las restricciones, asistiendo a fiestas clandestinas o negándose a usar una mascarilla”. Algunas líneas después, agrega: "estamos siendo testigos del fracaso de una sociedad necia y obstinada, una sociedad deshumanizante, en la que nuestros propios intereses son habitualmente privilegiados por encima de los de nuestros vecinos".

No conformes con esto, arremetieron contra las vacunas: son veneno, no sirven, portan el gen comunista, provienen de países no democráticos, imantan el organismo. Después se abrazaron a un insignificante escándalo –que no fue considerado delito por la Justicia- e inventaron el Vacunatorio VIP y de ahí salió el mito de se robaron todas las vacunas, que aún hoy siguen pregonando. Y no hay que olvidar la obscena y vergonzosa campaña que hicieron a favor de la vacuna de Pfizer, con noticias falsas incluidas. The Guardian es lapidario: “la coalición de oposición política de centroderecha de Argentina Juntos por el Cambio ha luchado con uñas y dientes contra las restricciones que la administración peronista progresista del presidente Alberto Fernández ha tratado de imponer, alegando que las medidas de salud son una restricción de las libertades personales”.

Lo que han hecho los medios hegemónicos argentinos no tiene nada que ver con la Libertad de Expresión: han generado un daño enorme en una parte de la sociedad, desorientando su entendimiento, alimentando sus prejuicios y nutriendo la desconfianza. Y los políticos de la oposición berreta aprendieron el guion para poder estar ante cámaras y micrófonos y así obtener protagonismo ante el público cautivo. Ahora esgrimen el número que supieron conseguir con estas oscuras tretas, mientras nosotros brindamos nuestras condolencias a los familiares de los que ya no están.

martes, 13 de julio de 2021

El Imperio y sus secuaces

 La peor acción de un gobierno democrático es colaborar con un golpe de Estado. Y Macri lo hizo. Si zafa de esto, la Justicia no existe.

Aunque cambien las figuritas, la intención de EEUU es la misma: ordenar el mundo a su favor. Cuando todavía estamos descubriendo la oscura trama del envío de armas a Bolivia para apoyar el golpe de Estado, los episodios desestabilizadores se suceden en aquellos países con gobiernos que no son del agrado del Imperio. El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse sugiere la mano del Tío Sam, aunque hayan detenido al médico Emmanuel Sanon como autor intelectual. Las protestas en Cuba por cortes de energía también parecen tener su origen en los planes de Washington. El ataque de paramilitares y narcos colombianos en los alrededores de Caracas están en sintonía con la carta de Joe Biden al falso presidente Juan Guaidó. La demonización del gobierno sandinista en Nicaragua se entiende cuando, en pleno clima electoral, la tendencia es favorable al oficialismo. Entonces, ¿cómo no pensar que el golpe en Bolivia fue orquestado desde ese oscuro Norte con la complicidad de Luis Almagro, Secretario General de la OEA y de los presidentes de Brasil, Ecuador y, lamentablemente, de Argentina?

El ex presidente Macri y muchos de sus funcionarios están tan embarrados que salpican a los cambiemitas y periodistas que se escudan en las explicaciones falaces que vomitan por estos días. Y ojo que el silencio también es complicidad. Esto es grave en serio, no sólo por las ilegalidades internas, sino también por las externas. El Infame Ingeniero y sus secuaces ignoraron los procedimientos establecidos en la Constitución y, además, rompieron todos los pactos con organismos internacionales. No es una trapisonda del Gran Equipo, sino la peor atrocidad cometida por un gobierno en nuestra historia democrática. Aportar armas para apoyar un golpe de Estado es imperdonable. Y las pruebas brotan por todos lados.

Mientras el líder del PRO se esconde bajo las faldas de la FIFA en Suiza, la gaucha Bullrich escribe las falacias acostumbradas y, como siempre, termina responsabilizando al actual gobierno por la peor tropelía cometida durante el final  del suyo. Hasta acusa a Alberto Fernández de "comprometer el honor de la Nación pidiendo disculpas injustificadamente". Más cinismo, imposible. El presidente Fernández aseguró "que se haya colaborado para reprimir una protesta contra un golpe me parece de una gravedad enorme" e instruyó a sus funcionarios para que inicien una denuncia penal contra Macri y sus secuaces por contrabando agravado –como no podía ser de otra manera-, malversación de caudales públicos, abuso de autoridad y los delitos que comprometen la paz y la dignidad de la Nación. También el ex camarista Eduardo Freiler inició otra denuncia en la Justicia Federal porque los elementos de prueba contra Macri y sus exfuncionarios "hasta ahora son contundentes y con el correr del tiempo seguramente se van a dar otras pruebas".

Y para muestra del lado en que se acurrucó el macrismo en esos tiempos siempre basta un botón: dos semanas después del envío de armas a Bolivia, el embajador Normando Álvarez García agasajó a los golpistas en la sede diplomática argentina. Todo esto –tanto el arsenal como las fiestitas- “las pagamos entre todos con nuestros impuestos”, como tanto les gusta decir a estos mamarrachos. Pero el daño no es sólo económico. Los delitos de Lesa Humanidad y la traición a los principios de la Patria Grande no se miden en pesos y por ello van a tener que pagar por el resto de sus despreciables vidas.

sábado, 10 de julio de 2021

Amarillo golpista

 

Una denuncia internacional que pinta a los PRO como verdaderamente son: antidemocráticos y antipopulares. Si después de esto siguen estando en carrera es porque una parte del pueblo argentino necesita muchas lecciones de historia. 

El jueves por la noche, se conoció la denuncia del canciller boliviano Rogelio Mayta sobre el envío de armas y gendarmes del gobierno de Macri para apoyar el golpe de Estado ocurrido el 10 de noviembre de 2019. La opinión del Buen Mauricio en ese entonces es conocida: Evo Morales había ganado las elecciones gracias al fraude denunciado por la OEA –desmentido seis meses después por el mismo organismo- y Jeanine Áñez era la presidenta de facto que llegaba para reordenar la institucionalidad del país. Hasta le exigió al presidente electo Alberto Fernández que sea racional y apoye el golpe, en lugar de ayudar a Evo a salir de Bolivia por riesgo de asesinato. Ya es atroz que un presidente elegido por voto popular –por más Macri que sea- argumente a favor de una interrupción constitucional, pero peor aún es que envíe pertrechos bélicos para reprimir la resistencia. Un episodio más –el más grave- que se suma al oscuro capítulo de la Revolución de la Alegría.

Hasta ahora, los indicios son tres: la nota de agradecimiento firmada por el comandante general de la Fuerza Aérea Boliviana, Jorge Terceros Lara, presentada por el canciller Mayta como inicio de la denuncia contra Macri y su pandilla; segundo, la verificación de la salida del Hércules C-130 el 12 de noviembre de 2019 hacia La Paz registrado en actas que “transportaba gendarmes y cargamento no identificado”; y, por último, el ingreso digital de la nota firmada por el comandante Lara en la embajada argentina en Bolivia. Nada de esto podría haberse realizado sin conocimiento de los cuatro sospechados: el ministro de Defensa, Oscar Aguad, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, el ex canciller, Jorge Faurie y, por supuesto, el propio Mauricio Macri, que ya estaba en retirada. Además, el procedimiento legal para la transferencia de este tipo de cargamento requiere un tiempo mayor al que insumió esta respuesta inmediata de dos días. Y en secreto, porque estos bandoleros con traje sabían que esto era ilegal.

Por eso los involucrados lo niegan. La indefendible Bullrich sostuvo que el envío de gendarmes y material anti motines fue “colaboración humanitaria” para que la embajada argentina pueda resistir “el asedio de los manifestantes”. Oscar Aguad aseguró que “nuestro gobierno colaboró con el de Evo Morales”, cuando los dichos oficiales de aquel entonces muestran todo lo contrario. El ex canciller Faurie afirmó que esto “podría haber ocurrido sin conocimiento de la cancillería”. Y el cínico mayor, el Infame Ingeniero sólo tuiteó “seamos libres”. Ninguna de estas patrañas los dejarán impunes: tanto si decidieron enviar ayuda a los golpistas en absoluto secreto como si este mortal despacho ocurrió con el desconocimiento de las autoridades que debían evitarlo. Como siempre, están muy sucios.

Los demás cambiemitas guardaron silencio. Los medios cómplices tratan de minimizar los daños. Los seguidores y votantes de esta derecha mortífera sólo hacen marchas para defender a los agrogarcas o quemar barbijos “cancerígenos” y jeringas gigantes. Una dolorosa duda queda flotando en este escenario: si condenan la contribución represiva o la aplauden en un silencio vergonzante. Los fervientes defensores de la República y la Democracia, como ya hemos experimentado, terminan siendo todo lo contrario.

lunes, 5 de julio de 2021

Pavadas que nos distraen

    Mientras los varados adrede cantan tangos desde Miami, Macri se hace la víctima cuando, en realidad, es el victimario. Tretas para desorientarnos, aunque ya sabemos a dónde queremos llegar. 

Como siempre, la comunicación hegemónica alimenta el desánimo para instalar a sus favoritos en las elecciones de medio término. Algunos probarán objetar esta afirmación al considerar que hay una gran franja etaria que no consume medios tradicionales. En efecto, los diarios impresos dejaron de leerse hace mucho tiempo y la televisión es consumida por mayores de cuarenta años o más. Los jóvenes están más ligados a los formatos digitales –que potencia el consumo de radio- y a las redes sociales. Todo bien con esa advertencia, lo que no quiere decir que unos accedan a una información más confiable que otros. Tanto en un titular, en un graf o en un mensaje de Whatsapp la manipulación puede estar presente. Por cualquier medio que sea, el público está expuesto a recibir información incompleta o, en muchos casos falaz, porque lo contrario –la información responsable- requiere una voluntad que no todos tienen. En definitiva, no es garantía eludir los medios tradicionales para evitar ser manipulado: el discurso dominante tiene la capacidad de apropiarse de todas las herramientas que permitan colonizar a los individuos desprevenidos.

El video de un varado en Miami provoca indignación tanto si se difunde en TN como en un grupo guasapero si el receptor es propenso a indignarse sin motivo. No importa si la categorización de ‘varado’ corresponda o no ni si son valederos los motivos que llevaron al viajero hasta Miami o donde sea. Trabajo, emergencia, turismo o simple provocación. Lo mismo ocurre con cualquier titular amañado y sintético. El público estará expuesto a estas paparruchadas hasta que deje de ser público y se convierta en ciudadano. Mientras tanto, deberemos seguir batallando para desmontar operaciones y dejar al descubierto las patrañas que muchos individuos consumen y asimilan con absoluta inocencia… o no tanta. La manipulación potencia su capacidad con la candidez o complicidad del manipulado.

Por eso el ex empresidente Macri puede escribir una injuriosa carta tan profunda como las que envía a Papá Noel y a los Reyes para pedir sus regalitos. En esta misiva, el Infame Ingeniero explica su versión –mendaz, por supuesto- de la Causa Correo y afirma que es víctima de una persecución como la que él efectuó en serio sobre los titulares del Grupo Indalo, funcionarios K, periodistas, mapuches y tuiteros. Una “persecución kirchnerista” que empezó hace 20 años, cuando los kirchneristas no existían a nivel nacional. Persecución que se inicia por falta de inversiones, vaciamiento y miles de deudas con el sector público y privado. Persecución que merece por todo lo que ha sido y lo que es: un verdadero delincuente impune desde siempre. Y como buen cínico que es, finaliza su epístola con una frase cínica: “no pido privilegios, pido Justicia”, cuando en realidad, está pidiendo todo lo contrario.

Estas situaciones absurdas nos hacen perder tiempo porque nos arrastran a hablar de pavadas inconducentes, en lugar de elevar el debate para un futuro promisorio. Expectativa que no será posible con los PRO, porque se disfracen de lo que se disfracen son iguales al tipo que, a pesar de todo, los sigue conduciendo hacia el latrocinio definitivo que planean sobre nuestro querido país.

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...