lunes, 29 de julio de 2019

La campaña en el tamiz


De todos los caminos posibles, el peor es el de la banalización de la discusión política. Sin embargo, en una campaña electoral orientada por el más importado marketing, eso es inevitable. Por eso, muchos candidatos dicen lo que dicen y los que no lo son, también. La reaparición de Cuchuflito y la venganza de Aníbal se discuten como si fueran las mejores propuestas para el futuro. Las frases de poster adornan el recitado de los postulantes para encantar el oído de los indecisos, que, de manera incomprensible, aún son muchos. Y los spots del oficialismo, por supuesto, que enumeran logros inexistentes a la vez que refuerzan las pocas obras realizadas con la desopilante frase “esto no es relato”. En fin, en medio de tanto caos discursivo siempre se puede sacar algo en limpio después de una comprometida sesión de tamizado.
Los amarillos tienen poco para ofrecer y es por eso que sólo apuntan a reforzar lo que se conoce como núcleo duro. Ya no hay lugar para promesas encantadoras como en 2015 que –siempre es necesario recordar- se han incumplido no por imposibilidad sino por la decisión de hacer todo lo contrario. Por eso apelan a exageraciones, imprecisiones y distracciones para conformar un licuado que pueda atrapar a algún incauto que deposite otra vez su estafada confianza en las urnas. En una muestra de derechización extrema, no sólo han lanzado el plan de formación en valores a cargo de Gendarmería sin discusión parlamentaria, sino también proponen premiar a los soldados que combatieron la guerrilla en los años previos al golpe del 76. Ellos que siempre pregonan eso de que no hay que revisar ese pasado, ahora buscan reciclar una vez más la Teoría de los Dos Demonios. Una provocación para polarizar al electorado con pavadas que no van a modificar la situación que padecen muchos conciudadanos.
Hay que estar muy desorientado para suponer que una medallita hará que la economía se reactive y reduzca el desempleo. Los que asumieron con la firme decisión de reparar la Grieta no han hecho más que profundizarla. Y tanto que uno de los candidatos de la oposición, Alberto Fernández, aseguró que su gobierno terminará con la Grieta. Un poco difícil porque esa metáfora exhibe una indeleble división entre los que quieren un país para pocos y los que quieren todo lo contrario. Imposible superarla si los que tienen de sobra no reconocen cuánto han explotado y estafado al resto para amasar sus fortunas.
Hipnosis o conciencia
Mientras tanto, Macrilandia continúa. Al “es maravilloso lo que estamos logrando juntos”, el Ingeniero agrega una serie de frases abstractas y superficiales para insuflar ánimo a sus acérrimos seguidores. “Los argentinos juntos somos imparables” es una idea más propia de un gurú de autoayuda que la de un mandatario. O la imagen del río que estamos cruzando, que evoca el lema de campaña del presidente implicado en casos de pedofilia en la película “Mentiras que matan”. Como si los oyentes fueran tan desmemoriados como él, arriesgó que “muchos se olvidan dónde estábamos hace tres años y medio”. Al contrario, si lo recordaran, la carrera del Buen Mauricio hubiera terminado a poco de empezar.
Tonterías como "imagínense lo que vamos a poder hacer los próximos cuatro años con un poquito de viento a favor", deja en manos del azar nuestro destino, olvidándose de las tormentas que antes nos asediaron. Boberías que no van a solucionar el brete en el que nos han metido sino que nos van a conducir, no al matadero, sino al más profundo abismo. Hasta los más convencidos ortodoxos reconocen que un nuevo gobierno de este embustero resultaría desastroso. En estos días se conocieron los conceptos que Guillermo Calvo, un economista argentino, profesor y académico de la Universidad de Columbia, vertió en medios chilenos. “Macri no ha mostrado ninguna capacidad de manejar esta situación –explicó- más bien la ha empeorado". Y aunque no es partidario del keynesianismo ni está a favor de Los K, reconoció que “Cristina es lo mejor que le puede pasar al país”, aunque no sea candidata a la presidencia.
Y por si esto no bastara para demostrar el tortuoso pantano en el que estamos metidos, la agencia Bloomberg nos coloca como el país emergente más vulnerable del mundo. A esto llegamos no por tormentas, sequías o terremotos, sino por la incompetencia, la maldad y sobre todo la avaricia de los gobernantes y sus pocos representados. A esto llegamos por el endeudamiento monstruoso, la provocada inflación, la liquidación de reservas, la aniquilación del mercado interno y la consecuente caída de la actividad. En un nuevo gobierno de Macri los argentinos seremos imparables hacia el suicidio colectivo. No es tan difícil de entender pero la alucinación odiadora que están inyectando desde hace años hace estragos en el entendimiento de los afectados. Sólo seremos imparables cuando comprendamos de qué lado debemos estar todos juntos y que ese ‘juntos’ será totalidad cuando tengamos en claro quiénes son los enemigos de siempre.

jueves, 25 de julio de 2019

La suciedad del Cambio


La campaña avanza y todo lo que los amarillos ponen en sus spots termina desmentido por una situación que se torna cada vez peor. Hasta el FMI tiene que corregir los pronósticos y modificar las metas a la medida de la bestialidad de Macri y su Gran Equipo. El discurso oficial sólo se basa en una realidad paralela construida con el apoyo de los medios acólitos. Apoyo muy costoso para las arcas públicas, por supuesto. Si no fuera por eso, esta pesadilla ni habría comenzado. Gracias a la vocinglería mediática, todavía pueden imponer una agenda alocada que no se basa en logros ni promesas, sino en la demonización absurda de lo que sea y la mirada puesta en un horizonte lejanísimo.
En un presente de ajuste inacabable, el des gobierno nacional ha gastado ya el 88 por ciento del presupuesto para pauta oficial de este año. Y le quedan cinco meses y dos elecciones –con suerte- por delante. Unos 2177 millones de pesos invertidos en blindaje, distracción y distorsión para engañar colonizados. De esa descomunal cifra, casi 380 millones fueron a engrosar las arcas del Grupo Clarín y será por eso que sus periodistas ya no saben cómo dar vergüenza ajena protegiendo a los pésimos candidatos del Cambio.
 Mientras la vida de los argentinos hace agua por todos lados, cambiemitas, voceros y apologistas tiran –desesperados- cualquier patraña para demostrar que éste es el camino y que lo propuesto por los demás es pésimo. Como si el votante fuese un nene que no quiere tomar la sopa, las distintas versiones del Hombre de la Bolsa surgen de bocas que están para decir cosas más fundadas. Desde hace años, el cuco de Venezuela se recicla para un público que ya no se renueva, sino que decrece a medida que la decepción conquista conciencias. La revolución bolivariana iniciada por Hugo Chávez –con aciertos y errores- se convierte en el anti-ejemplo utilizado por todos los bandos en disputa. Primero empezaron Ellos, con eso de que el kirchnerismo nos iba a convertir en Venezuela o lo hará en el futuro; la respuesta opositora es que el Cambio nos está llevando a ser Venezuela. De un lado o del otro, el país caribeño aparece como un lugar horrendo al que no se quiere llegar y todo dicho sin profundidad ni demasiado sustento.
Cuando se discuten pavadas, los contendientes pueden parecer pavos. Como el pre candidato oficial a vice, Miguel Ángel Pichetto no tiene nada mejor que decir, decidió tildar a Axel Kicillof de ‘comunista’. El primo del empresidente, Jorge Macri reforzó la tontería con eso de que todavía no se curó. Aunque nada tiene de malo ni de enfermo ser comunista, el PC salió a desmentir la pamplina. Por su parte, la pre candidata a vice opositora, Cristina Kirchner decidió redoblar el estigma: “esto es un régimen no capitalista porque la gente no puede comprar lo que quiere; los soviéticos son ellos”. Responder al estigma de manera tan simplista conduce a convertir la discusión en un partido de tenis donde la pelota nunca deja de ser pelota.
Mentiras al desnudo
Pero los PRO quieren ganar a toda costa y no les basta con el financiamiento bestial del FMI ni las trampas que diseñan para el conteo de votos. Esta vez, el engaño debe ser más contundente y con apariencia de proximidad. Un mensaje de whatsapp a un grupo determinado resulta efectivo si su contenido vale la pena. Como los amarillos se ahogan en la superficie del pensamiento, nada mejor que mandar a miembros de la comunidad judía una frase que estremece: “si gana la Pasionaria del Calafate, será una reminiscencia de la Alemania nazi". Claro está que la defensa no puede ser un buen ataque con la misma patraña ni tampoco dar largas explicaciones para desmontarla. A veces hay que confiar en que la mayoría de los destinatarios no se hará eco de la burrada y si hay algunos que sí, habrá que concluir que son insalvables.
Más que devolver la banal pelota que Ellos tiran, hay que invadir el bando del contrincante con miles de pesados balones que destruyan la impunidad que goza la pandilla gobernante: esa soberbia de clase que los conduce a afirmar que hacen las cosas bien pero salen mal. Como si la caída del 17 por ciento del consumo de pan fuese una treta opositora y no el resultado del descontrolado incremento de insumos y tarifas: entre 25 o 30 pesos costaba el kilo en 2015 y ahora cuesta entre 80 y 100. Si en el primer semestre cerraron más de 150 panaderías en el país no fue porque sus dueños se hayan visto tentados por la cerveza artesanal o el piloteo de drones. La crisis del símbolo del alimento se produce porque la bolsa de harina costaba 230 pesos el año pasado y ahora está en más de 900. Y el manual del PRO no incluye solucionarla, sino mirar para otro lado y arrojar migajas al viento.
La Revolución de la Alegría produjo una reducción inusitada del poder adquisitivo de la mayoría y es por eso que la caída de las ventas en supermercados y shoppings pinta un panorama de decadencia. Negocios de proximidad que hacer malabares para subsistir, pymes que deben bajar sus persianas y grandes empresas que suspenden a sus trabajadores o se van del país. Nadie está alegre salvo los especuladores, que multiplican sus fortunas a costa de nuestras penurias y fugan a paladas para legarnos una deuda histórica. Pero Ellos aconsejan no volver al pasado: una pelota que sirven para que del otro lado la devuelvan con un “Ellos son el pasado”.
Un juego que miramos impávidos mientras todo se desmorona. El tono monocorde de Macri recita para un público infantil “ya terminamos más de 7600 kilómetros entre autopistas y rutas”. Pero el sitio Chequeado.com –con periodistas de La Nación y financiado por la Embajada Imperial- lo desmiente: apenas se han terminado 461 kilómetros. Y Vialidad Nacional deja en evidencia que en los spots hay puras mentiras al expresar la necesidad de declarar la emergencia vial. Lo único que han hecho hasta ahora es financiar sus negocios con dinero del Estado, como la estafa del Correo Argentino o las Autopistas del Sol, dos de los escándalos que deberían precipitar la caída.
En realidad, todo debería precipitarla. Si el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Roselló desató, con unos chats, una ola de protestas callejeras que lo obligó a renunciar, ¿qué debería pasar con Macri, que desde hace tres años y medio nos está sumergiendo en un pantano hediondo? La luz al final de este túnel no sólo debe estar en el compromiso de un candidato de “poner dinero en el bolsillo de la gente” y no buscar las sonrisas del Fondo o de los operadores de Wall Street. También en la comprensión de que un futuro luminoso jamás estará en los planes de los que sólo distribuyen oscuridad.

lunes, 22 de julio de 2019

El disfraz insuficiente


Quizás sean relajantes los rodillos limpia trenes e inviten a poner la espalda para comprobarlo. Tal vez sea tentadora la travesura y pueda convertirse en un video chistoso para viralizar. Un momento de distracción lo merece cualquiera, menos el presidente que nos está hundiendo en una crisis multidimensional sólo por el capricho de hacerlo. Algunos dirán que no es para tanto, pero el tiempo para los bailecitos burlones y las bromas de playboy envejecido ya está de más. El triunfalismo canchero sobra cuando estamos al borde del abismo y los dramas reales de muchos argentinos desbordan por todos los rincones. Que lo diga Fernanda Marsciano, la esposa de un despedido de la fábrica militar Fanazul, que estuvo varias horas detenida y tiene una causa contravencional por destinar unos insultos a Macri. Merecidos insultos que no deben ser condenables, sino todo lo contrario.
A esta altura de las cosas, todo lo que venga de Ellos cae mal, desde la obsecuencia con el Imperio que nos puede incrustar en un conflicto internacional hasta la defensa absurda del servicio voluntario de Bullrich que corona a Gendarmería como la institución más prestigiosa, a pesar del accionar represivo que provoca muertos y heridos. Ambos episodios resultan peligrosos: el primero porque los únicos atentados terroristas que hemos padecido fueron consecuencia del alineamiento con las políticas bélicas de EEUU y el segundo porque pone la formación de jóvenes y adolescentes en manos de una fuerza de seguridad que ha inventado una pericia para apuntalar la incongruente hipótesis del asesinato de Nisman.
A 20 días de las PASO, todo simulacro se descubre, como la dulzura fingida de Vidal cuando explica el desempleo desde el incremento poblacional o alivia la certeza de una mesa vacía con la posibilidad de usar zapatillas blancas. Con el cinismo que caracteriza a todos los PRO, la gobernadora bonaerense reconoce que “han sido años difíciles, pero no para los más pobres que fueron los más protegidos”. ¿Protegidos? Si casi todas las políticas apuntan a aniquilarlos. Los más pobres no necesitan protección, sino que se los saque de la pobreza. ¿Acaso estará convencida de que con pavimento y dádivas se alcanza la dignidad?
Una vela en las sombras
El marketing hace que los precandidatos del oficialismo digan que es maravilloso, sorprendente, emocionante “lo que estamos logrando juntos”. Los números indican que más que orgullo, deberían sentir vergüenza. Salvo que en lenguaje PRO sea positivo llevar el salario del primero al último puesto en la región o que la inflación –que Macri prometía bajar en dos minutos- acumule un 200 por ciento desde el fatídico día del Bailecito en el Balcón. Quizá para Ellos sea maravilloso que la Pobreza Cero se haya convertido en un crecimiento de la cantidad de excluidos, que baje el consumo de energía, no por conciencia ecológica sino por imposibilidad de pagarla o que el desempleo se haya duplicado. Tal vez para Ellos sea emocionante que la Revolución de la Alegría se haya transformado en una epidemia de angustias.
Las superficiales expresiones de estos gobernantes deberían exasperar a los gobernados. Desde que desembarcaron en La Rosada SA, tildaron como revolucionario todo lo que propusieron. Una revolución todo terreno hacia el medioevo, con caza de brujas y una inquisición mediática que pide hoguera para los herejes y todo. Cada enunciado expresa lo contrario de lo que han hecho. Pero lo más llamativo es que los que exigían autocrítica al gobierno anterior no reconocen un solo error de los miles que han cometido. ‘Error’ como beneficio de la duda, pero muchos estamos convencidos de que todo lo han hecho adrede. Hasta acá nos querían arrastrar. O más allá, también, al punto de lograr que gran parte de los trabajadores acepte una reducción salarial a cambio de estabilidad laboral. Una especie de vaquita para que los angurrientos especuladores a los que Macri representa sigan llenando sus arcas en paraísos fiscales.
Y lo peor es que la estrategia de campaña se basa en abstracciones que construyen una ficción negada por la realidad. El empresidente Macri afirma ante los amables micrófonos que nunca hubo tanta libertad de expresión como en su gobierno, aunque sean ellos mismos los que censuran a los periodistas de los medios públicos que han sobrevivido a la guadaña de Hernán Lombardi y amenacen a los críticos al punto de ahogarlos económicamente para que no puedan subsistir. Y si no basta con la cárcel a los empresarios, un oportuno allanamiento puede ser una eficaz medicina para silenciarlos. Encima, la principal promesa de campaña es hacer lo mismo pero más rápido y con mayor rigor, como lo demuestran las reformas Laboral y Previsional que tienen en carpeta. Sólo los suicidas podrían adherir a estas propuestas. Hay que ser masoquista para votar por tanto deterioro. Hay que estar muy confundido para creer que ajustando más, todos vamos a estar mejor.
Del otro lado se plantea otro panorama. Un lado que está comprendiendo que la conciliación y la tibieza no construyen el camino necesario para salir de este hediondo pantano. Un lado que espanta al establishment con una lógica diferente. El precandidato a presidente, Alberto Fernández está calentando motores para conquistar a los tibios. "El primer día vamos a poner dinero en los bolsillos de los argentinos para que puedan volver a consumir", aseguró en una de las tantas entrevistas. Nada revolucionario: tan sólo asegurar que la rueda del capitalismo funcione adecuadamente. No existe mercado sin compradores ni oferta sin demanda.
Si el establishment se espanta es por su propio egoísmo. Y si hay nerviosismo en el Círculo Rojo es porque Fernández cuestiona el endeudamiento bestial de estos años y promete una renegociación que no será sometimiento. Que responsabilice al FMI del estado de nuestra economía y denuncie la violación de su estatuto al silenciar la fuga de divisas sugiere que se revisarán las cuentas.
Las elecciones primarias están a menos de veinte días. Aunque el menú se muestre variado, la polarización está servida. La bifurcación es tan marcada que ni Caperucita Roja puede errar el camino: el lobo está desnudo y no hay piel de cordero que lo cubra. El que se confunde es porque quiere o porque ya cruzó el charco para estar en el peor lado.

jueves, 18 de julio de 2019

Sin respiro hacia el desastre


En el afán de disimular sus desmanes, los amarillos expelen cientos de estupideces por día. Una treta de distracción a la que ya deberíamos habernos acostumbrado, pero como juegan con cosas peligrosas, debemos señalar sus incoherencias. La más evidente de estos días es la propuesta vomitada por la ministra Bullrich del “Servicio Cívico Voluntario”, que deja en manos de gendarmes la formación republicana de adolescentes y jóvenes. La más riesgosa, el decreto firmado por Macri que crea el RePET, un registro de personas o entidades que puedan vincularse al terrorismo o a su financiamiento. La más ridícula, la delirante explicación de la gobernadora Vidal ante el desmoronamiento de su embustera figura. Torpes, embrolladores y malvados, todavía ocupan el segundo puesto en una carrera en la que ya deberían estar descalificados.
El mito sugiere que ningún gobierno subsistiría después de cinco tapas del diario Clarín. La historia demuestra que CFK terminó dos mandatos a pesar de las quichicientas tapas plagadas de patrañas que el monopolio le destinó desde su asunción en 2007. Y cabe destacar que con una histórica despedida multitudinaria. En cambio, la ceocracia que estamos padeciendo se prolonga por lo opuesto: la ausencia de tapas. Apenas un esbozo de titular bastaría para desalojar de La Rosada a esta banda de farsantes. Esto no significa avalar la idea de que un grupo de medios condicione tanto la vida democrática. Al contrario, lo aberrante es que una corporación mediática atrofie tanto el pensar de su público hasta lograr que deplore un gobierno aceptable y acepte un gobierno deplorable.
¿O no es vergonzante tener una vicepresidenta que no debió entender siquiera “Mi amigo Gregorio”? Si no es por complicidad y blindaje, ¿qué otros motivos habría para que Bullrich continúe trastabillando en el ministerio en que depositó su represor accionar? ¿Cómo no es tapa que la gobernadora Vidal atribuya a un error administrativo el uso de beneficiarios de planes sociales para lavar dinero, la afiliación compulsiva al partido y la falsificación de firmas? ¿Por qué no es un motivo de caceroleo un 2,7 por ciento de inflación cuando antes lo era un 1,5? ¿Por qué los que hicieron campaña con la tragedia de Once minimizan o silencian el hundimiento del Ara San Juan?
 Impaciencia electoral
La clave del futuro no sólo está en proponer un plan económico y social opuesto al del Cambio, sino en reducir drásticamente la capacidad de daño de la usina mediática hegemónica. Ya hemos descubierto los intereses que representan, que les importa un pepino el bienestar de los argentinos y menos aún difundir la verdad; que la corrupción inventada y amplificada es sólo una excusa para derrumbar un proyecto alternativo de país, menos injusto y más comunitario; que si se preocuparan por la transparencia y la honestidad hubieran denunciado con bombos y platillos la infinidad de chanchullos de este gobierno. Ninguna democracia –por más burguesa que sea- puede construirse con una cadena mediática de tan malsanas intenciones.
Detrás de páginas, pantallas y micrófonos se escudan los intereses corporativos más voraces y destructivos. Mafiosos, también, como lo demuestra la solicitada publicada en el ex Gran Diario Argentino el lunes, en defensa del pseudo periodista Daniel Santoro, implicado en una red de extorsión y espionaje insólita en nuestra historia. Jueces, fiscales, periodistas y funcionarios involucrados en la persecución de opositores y díscolos. Una trama más adecuada para un thriller. En la investigación que lleva adelante el juez de Dolores, Alejo Ramos Padilla se concentra la clave del futuro. No se puede convivir democráticamente con tanta mugre.
Inmundicias que salpican a la banda gobernante y es por eso que intentan, por todos los medios, voltear la causa o trasladarla a Comodoro Py, o como se conoce desde hace tiempo a ese tribunal federal, Inodoro Pro. El ministro de Justicia, Germán Garavano, en lugar de brindar su apoyo político a tan trascendente descubrimiento, se trasladó a la cámara de Mar del Plata para reforzar la recusación al juez de Dolores y orquestar su juicio político. Y el fiscal de Casación, Raúl Pleé solicitó a la Corte Suprema de Justicia que mude la causa a Comodoro Py, que la hará vegetar hasta su extinción.
El verso de la justicia independiente se cae a pedazos. No quieren jueces comprometidos con la aplicación de la ley para combatir el delito, sino títeres cómplices que oculten y silencien el latrocinio de esa minoría impúdica que Macri y Clarín representan. En estos días causó revuelo la denuncia del Presidente de la Corte Suprema bonaerense, el juez Eduardo De Lázzari, quien teme que el estiércol de los tribunales federales apeste los provinciales. Ante los integrantes de la Red de Jueces penales de esa provincia, explicó que el turbio proceder de Comodoro Py empieza a percibirse en los juzgados que controla con exceso de testigos de identidad reservada, arrepentidos, escuchas ilegales, espías, anónimos, presión de los medios y de los políticos. La gobernadora Vidal desafió al magistrado a que muestre las pruebas y De Lázzari las mostró. La angelical María Eugenia, en lugar de preocuparse por la advertencia o de guardar silencio ante las evidencias, volvió a reprender al juez. Los trapos sucios no se lavan en público: se queman, tergiversan o se convierten en programa de gobierno.
Y después pretenden difundir valores democráticos y republicanos. Ellos, que son tan individualistas, avaros y clasistas, afirman que quieren “fomentar la inclusión, educación, superación y liderazgo en búsqueda de la cohesión social. Ellos, que han atropellado las instituciones para concretar sus caprichos, van a “generar el sentido de responsabilidad entre los voluntarios en relación con sus deberes cívicos”. Por favor, no se puede ser tan cínico. Ni tampoco tan ingenuos para creer en cualquier cosa que propongan. La única fiesta que estamos pagando es la de Ellos y es hora de poner fin a esta tragedia, desde las calles y con los votos.

lunes, 15 de julio de 2019

Amargas mieles del Cambio


El cierre de la fábrica de Mielcitas aporta una imagen más de un gobierno que desembarcó para derramar sólo amarguras a gran parte de los argentinos. No es la única empresa que ha resistido las sucesivas crisis económicas, pero ha caído con Macri. Los casos se cuentan de a miles, algunas por la especulación alentada desde La Rosada SA y muchas por tarifazos y caída en las ventas. Ajenos a todo esto, los spots de campaña del oficialismo celebran logros que sólo están en los videos y auguran una felicidad muy lejana. Pocos se acuerdan de la Revolución de la Alegría prometida en 2015 y muchos evocan la felicidad de las Mielcitas durante los recreos o a escondidas durante una clase aburrida. Ni una cosa ni la otra están entre nosotros.
Entre nosotros está la oscuridad de un túnel en el que no necesitábamos meternos. Un túnel que es más un tren fantasma donde los monstruos no son muñecos, sino empresarios que claman por una reforma laboral que convierta a los trabajadores casi en esclavos, en piezas intercambiables al ritmo de su avaricia, en víctimas de una meritocracia despiadada. ¿No será hora de pensar en una flexibilización empresarial para que entre todos decidamos quiénes contribuyen y quiénes no al bienestar de todos? ¿Cómo podemos pensar en el tránsito hacia un país más equitativo con estas fieras voraces soplando su fétido aliento sobre nuestras cabezas? Si aplicáramos la meritocracia a los integrantes del Círculo Rojo, ¿no terminarían muchos de ellos viviendo debajo de un puente?
Mientras el drama se extiende sobre la población, la ficción televisiva aporta más estigmas para idiotizar a su público. Muchos colonizados se escandalizan con la fábula de un sindicalista corrupto que fabricó la usina monopólica del Grupo Clarín. El discurso oficial aporta lo suyo con otra fábula: la de un enfrentamiento entre facciones kirchneristas. La realidad que no está en las tapas es que una de ellas es amarilla. No dicen que Alberto Fantini está ligado a Macri y viajó con Triaca a Europa para conocer “modelos de diálogo social”, pero Clarín y La Nación firman un acuerdo para combatir las noticias falsas. Para lograr eso, deberían cerrar sus puertas, no sólo esos dos diarios sino todos los medios que difunden sus hediondos productos informativos. O no cerrar, sino reconvertirse en algo más saludable.
Sombras, nada más
Hay que repetirlo hasta el cansancio: Macri se convirtió en presidente gracias a infinidad de mentiras. Lo sigue siendo por lo mismo y no se le cae la cara. Al contrario, en la imperial CNN, provoca con “Cristina Kirchner ve la política como una imposición y una negación, porque niega la realidad de todos los días”. ¿No será él quien niega la realidad? ¿No es él el que dice “éste es el camino”,  a pesar del desastre que está provocando? Los millones de la deuda que ha incrementado ocuparían más de tres estadios de fútbol. El mito de “se robaron todo” debería aplicarse más a este gobierno que al anterior. Y eso se nota: porque se están “robando todo” es que se duplicó el desempleo, se desmoronó el mercado interno, cierran fábricas, empresas y comercios y la pobreza se aleja más del cero hasta alcanzar el 35 por ciento.
En la provincia que le dio el inmerecido triunfo –Córdoba- el empresidente definió como “bisagra” la elección presidencial porque “nunca estuvimos tan cerca de cambiar la historia para siempre”. Que cambiamos, nadie lo discute; lo de para siempre, está por verse. Lo que sí es seguro que el Cambio ha deteriorado la vida de millones. Hasta la casi centenaria fábrica cordobesa de alfajores Estancia El Rosario está en agonía. Ahora funciona con seis empleados y si antes producía cerca de nueve millones de alfajores al año, ya no hace ni la mitad.
Pero Macri sigue embaucando a sus menguantes seguidores y –más lejos de la realidad que cualquiera- recordó: “acá empezó esa fuerza que dijo basta, acá vino esa rebeldía contra el maltrato”. Claro, el maltrato es una cadena nacional que interrumpe la telenovela pero no la tarifa de electricidad que impide verla en serio. Claro, como si ‘rebeldía’ fuera apoyar a los poderosos en contra de la supervivencia de los más débiles. Tan enredados son los PRO que terminaron bailando una canción cuartetera de Ulises Bueno que parecía un reproche al principal orador: “¿qué vienes a buscar, pidiéndome perdón?... tu tiempo ya pasó, me cansé de esperar… ya basta de engañar, ya basta de sufrir… son ya tantas mentiras que yo no quiero creer”. El azar le jugó una mala pasada, el musicalizador era un infiltrado o son tan tontos que no saben interpretar el sentido de las letras. O los globos de la mentira explotan en la cara.
El discurso oficial habla de transparencia, honestidad, verdad cuando nunca hemos tenido un gobierno tan puerilmente falaz. En plena campaña, agitan los cucos más vetustos para asustar a sus infantilizados seguidores. Como fascistas trasplantados desde cien años atrás, acusan de comunistas y marxistas a los opositores. Al no tener nada bueno que exhibir, más que la angurria legitimada y compartida por los gobernantes, sólo queda demonizar al adversario.
Tan inseguros están de su triunfo que no saben qué trampa aplicar para amañar las elecciones: voto por correo de los argentinos en el extranjero, reducción de las partidas para publicidad en medios y la contratación de una empresa británica cuestionada por sus yerros en la transmisión electrónica de los resultados. Y para adornar más con podredumbre el escenario electoral, inventan encuestas con paridades inverosímiles y lanzan planes para simular una bonanza temporal.
Las mentiras son tan groseras que se escapan de sus bocas, como el déficit heredado, que resultó ser la mitad de lo que habían dicho apenas iniciada esta destructiva gestión. Pero Ellos dicen que va todo bien sólo porque los amigotes están saturando sus arcas con los recursos que nos succionan. Una propuesta para angurrientos o suicidas. O para tontos que sólo creen en tonterías. Ningún trabajador, ningún jubilado, ningún empresario de verdad debería votar por la continuidad del Cambio, una opción que no es para la mayoría, sino para un grupete que quiere someter al resto a las peores penurias.

jueves, 11 de julio de 2019

Una Independencia de M


Sin dudas, las fechas patrias incomodan a los amarillos. Por lo visto, no las entienden. Ellos creen que sí, pero se nota que no. Ubicar el palco oficial del día de la Independencia frente a la embajada de EEUU es una muestra de eso. Además del desfile militar y la presencia rodante de Aldo Rico, por supuesto. Y las palabras de Macri, como siempre. Si algo faltaba, la muerte de Fernando de la Rúa los inspiró para un homenaje con unas dosis de represión. Todo indica que las fechas patrias los descolocan, no tanto por desconocimiento sino porque han decido formar parte de lo peor de nuestra historia.
Esta vez, el Buen Mauricio no habló de Moyano como hizo el día de la Bandera. Ahora sí se refirió a Belgrano y los otros protagonistas de la Declaración de la Independencia y no los calificó de angustiados. Ni se acordó del “querido rey” ni nada por el estilo. Su recitado apuntó a comparar ese momento histórico con la actualidad. Los que declararon la independencia "no eran tan distintos a lo que somos los argentinos hoy", arriesgó el empresidente. Esta analogía aberrante le permitió recurrir a las tonterías de siempre, como lo de “unirse” o “ponerse de acuerdo”, sin considerar los enfrentamientos que se sucedieron a lo largo del siglo XIX.
Él evoca un episodio de estampita porque es lo que más conviene a su campaña electoral. Y se presenta como lo que no es. En una explotación extrema de la estupidez que supone en sus oyentes, Macri tuvo la osadía de igualar la Declaración de la Independencia con la continuidad de su gobierno cipayo. Entonces, dice: "ellos no pensaban igual en todos los temas pero tuvieron la grandeza de ver más allá de las diferencias. Hoy la argentina nos exige ese mismo paso de grandeza". ¿Qué paso de grandeza están dando los poderosos a los que Macri representa? ¿Acaso la independencia se consolida fugando a cuatro manos, saqueando a los consumidores, explotando a los trabajadores, empobreciendo a los más pobres, amenazando a los sindicalistas? ¿Qué clase de independencia se busca con la firma del acuerdo con la Unión Europea, si no es más que la vuelta al colonialismo que se quería abandonar en 1816? ¿Cómo puede hablar de independencia el tipo que nos endeudó como nunca y durante cien años?
Hipocresía expuesta
Macri destacó esta idea: la grandeza de ver más allá de las diferencias. ¿No suena demasiado hipócrita que él reclame algo así? Si precisamente él, acólitos y apologistas no hacen otra cosa más que señalar las diferencias que tienen con el Otro. ¿O no han sido los medios que apuntalaron su campaña los que han inventado las peores mentiras sobre los que hoy conforman la oposición? Y lo siguen haciendo. ¿O no han sido los jueces funcionales los que han fabricado procesamientos exprés en base a patrañas indemostrables? Justo él habla de “la grandeza de ver más allá de las diferencias” que se lo pasa demonizando a cualquiera que ose esbozar una crítica a su desastrosa gestión. Él y todos. Desde Patricia Bullrich aplaudiendo el gatillo fácil hasta María Eugenia Vidal denostando a Kicillof y La Cámpora. Desde Marcos Peña Braun vociferando “no somos lo mismo” en el Congreso hasta Laura Alonso comandando la Oficina Anticorrupción direccionada a la persecución política.
Macri se agacha para tocar el pavimento de una obra que costó el triple de lo presupuestado y vomita “esto no es relato”. El público cautivo decide creer y asiente como autómata. Carteles y spots televisivos repiten como mantra “hacemos lo que hay que hacer” y enumeran unas cuantas obras como si fueran miles. Además de no haber agregado un metro a los más de 14 mil kilómetros de líneas de alta tensión, la licitación y concreción de obra pública anualizada apenas alcanza un tercio de lo realizado durante el kirchnerismo. En promedio, el anterior gobierno ostenta 168 obras en carretera por año, contra apenas 31 del macrismo. Estos datos surgen de un informe técnico de Vialidad Nacional y desmienten el relato oficial: no sólo define éste como uno de los peores momentos de la historia de la Dirección Nacional de Vialidad sino que consideran necesario declarar la Emergencia Vial por el deterioro de rutas y carreteras. Para ver más allá de las diferencias, habría que ignorar que ellos construyen menos, mucho más caro y se reparten el botín con sus amigotes.
No hay que ver más allá de las diferencias, sino centrarse en ellas. Precisamente por ignorar las diferencias el 51 por ciento de los votantes coronó como gobierno a esta patota de estafadores. ¿Cómo no ver las diferencias entre un plan de despojo y un proyecto de desarrollo? ¿Cómo no diferenciar el desprecio de la crítica, el embuste de la promesa, el entreguismo de la soberanía? Encontrar las diferencias es un compromiso ciudadano y es lo que va a permitir no cometer el error de incrustar en La Casa Rosada a delincuentes con traje que sólo buscan enriquecerse a costa del empobrecimiento de todos.

lunes, 8 de julio de 2019

Pista con pingos y borregos


La campaña electoral comenzó con las ‘novedades de siempre’. Mientras los apologistas del Cambio avergüenzan a la especie humana, los críticos en serio inyectan un poco de coherencia a la contienda. Una tarea nada difícil ante un oficialismo que sólo ha logrado empeorar el país que heredó en mejores condiciones que todos sus precedentes después del retorno a la democracia. Cualquier propuesta es más aceptable que la de seguir por este camino tortuoso hacia un destino de abismo. En realidad, cualquiera no, sino aquellas que rompen en serio con la lógica de llenar las arcas de los más ricos con la vana esperanza de que, cada tanto, caigan unas cuantas monedas.
En las sandeces que esputan los PRO y sus secuaces en catarata asfixiante, el votante atento podrá encontrar contundentes motivos para no votarlos. Y con un leve esfuerzo deconstructivo detectará en sus recitados cotidianos una intensa autocrítica involuntaria de lo que han hecho en estos tres años y medio. Todo parte de la célebre frase de Javier González Fraga cuando no era funcionario. En “les hicieron creer que…” está la síntesis del gobierno amarillo: no sólo viajes y aparatos tecnológicos están fuera del alcance del trabajador medio, sino también lo esencial, como el alimento, la salud y el abrigo. Los que prometieron solucionar el problema de la vivienda, sólo facilitan fabulosos negocios inmobiliarios con terrenos públicos, endeudan por una eternidad a los crédulos y se burlan de los sin techo.
Esta primera semana de frío dejó al descubierto la crueldad de estos gobernantes. En la ciudad más rica del país, hay más de 7000 personas en situación de calle, muchas de ellas por primera vez en su vida. Por supuesto, Macri no inventó el frío ni esto es exclusivo de la capital, pero la reacción de los funcionarios los pone en el lado de la Grieta donde los corazones se congelan. Primero, la indiferencia; segundo, la patraña de que los que duermen en la calle lo hacen porque quieren o porque el kirchnerismo les paga; después aparecieron los trolls para denostar a los que tienden una mano; finalmente, el simulacro de solidaridad con una carpa que funcionó tres horas. El broche de oro estuvo a cargo de la despeinada Bullrich que aconsejó acercar un té a los policías que nos cuidan con gases, balas y palos.
Peor, imposible
La muerte por hipotermia de Sergio Zacaríaz a pocas cuadras de la Rosada SA despertó lo mejor de muchos y lo peor de unos pocos. La Red Solidaria dirigida por Juan Carr impulsó a los dirigentes del Club River Plate a que dispongan sus instalaciones para refugiar a los sin techo. Otras entidades deportivas, educativas y culturales hicieron lo propio no sólo en la CABA sino en distintos puntos del país. Ya sabemos cuál fue la respuesta de los funcionarios amarillos. Algunos cambiemitas, un poco más desencajados, se zambulleron en el ridículo de denostar lo in-denostable. El diputado Fernando Iglesias y el actor Juan Acosta saltaron a la arena para gritar sus zonceras a los cuatro vientos. Uno sigue con su banca y el otro recibirá un mimo de la Legislatura porteña como Personalidad Destacada de la Cultura. Los odiadores se premian entre sí para potenciar su incontenible odio.
Mientras tanto, el mensaje de campaña del Cambio Ampliado llama a “defender todo lo que estamos logrando juntos”. Eso estaría muy bien si uno supiera qué logros hay que defender. Después de poner en venta 33 sedes diplomáticas, la Cancillería anunció que alquilará algunos salones del emblemático Palacio San Martín para festicholas de ricos. ¿Eso es defendible? No, y tampoco lo es haber desperdiciado los más de 44000 millones de dólares del FMI para alimentar la fuga de capitales y la especulación financiera. ¿Acaso es para defender que la ministra de Salud y Desarrollo social, Carolina Stanley –presentada como angelical benefactora- esté imputada por no distribuir las vacunas contra el meningococo?
¿Cómo puede defenderse que un farsante como Marcos Peña Braun siga siendo el principal funcionario de la banda gobernante, después de la andanada de sandeces que ha destilado desde su asunción? Aunque la impronta amarilla haya reciclado las peores fotografías del pasado –desempleo, hambre, exclusión- este tipejo se da el lujo de decir que “lo único que tiene para ofrecer el kirchnerismo es miedo y resignación”. Si son Ellos los que asustan y sólo exigen que nos resignemos al ajuste perpetuo para estar cada vez peor. ¿O tal vez no asuste que un presidente se reúna tres veces con un empresario mediático para amenazarlo con la cárcel si no suma sus medios a la demonización de CFK? Fabián de Souza –dueño de C5N- está preso y Mauricio Macri sigue gobernando el país. De Souza ha cometido un delito similar –aunque de menores proporciones- al de Macri con el Correo Argentino. Sin embargo, uno está tras las rejas y el otro sigue bailando con la banda celeste y blanca.
Por supuesto que la deuda de la empresa presidencial con el Estado no es el único chanchullo silenciado por los medios cómplices. Desde las cuentas en paraísos fiscales –bóvedas que tanto buscaron en otros- hasta los parques eólicos, las autopistas, las pocas obras públicas realizadas y muchos casos más son negocios turbios incompatibles con la función pública. Y Macri y muchos de sus cómplices siguen libres mientras otros están presos por hechos no comprobados.
Imposible de creer que todavía conserve casi un 30 por ciento de intención de voto un personaje que miente tanto mientras asegura no mentir. El histórico apagón del 16 de junio no fue producto de “un error que nunca debería haber pasado”, sino el resultado de la desinversión de las empresas de los amigotes y testaferros del Buen Mauricio. A pesar del monstruoso incremento de la electricidad vía tarifazos y dolarización, desde su asunción no se agregó un solo kilómetro a los 14756 de la red extra de alta tensión que había entonces. Lo único que han hecho es embuchar el botín en cuentas off shore o empresas fantasmas.
Nada hay que defender de lo que han hecho. Nada. Lo único que hacen es incrementar el desprecio por el otro y sacar lo peor de sus votantes y adherentes. Ninguna ley obliga a los ciudadanos a actuar de manera solidaria, pero lo sorprendente es que alienten el rechazo a la solidaridad ajena. ¿Eso también es para defender? Todo es sorprendente en esta pesadilla: que hayan ganado, que sigan atrincherados en la Casa de Gobierno, que sean tan caraduras de ufanarse de lo que no han hecho y de silenciar lo atroz que sí han hecho. Todo es sorprendente y aterrador en esta pesadilla, sobre todo que sigan más allá de diciembre.

jueves, 4 de julio de 2019

El fin del sacrificio


El desquicio del presente hace que las payasadas de campaña caigan peor. Si tuvieran al menos un logro trascendente, los amarillos podrían darse el lujo de tomar las cosas en broma, como cuando Macri bailó en el balcón o sentó al perro Balcarce en el sillón de Rivadavia. Travesuras de un ganador desbordante de optimismo casi cuatro años atrás. Hoy, que las cosas son diferentes, deberían estar avergonzados por estafar a sus votantes y burlarse tanto de todos. En lugar de prometer cosas que ni piensan cumplir o tentarnos con espejitos de colores, tendrían que disculparse por todo lo que han hecho, principalmente, por haber pretendido gobernar el destino del país llevando como brújula intereses particulares en desmedro de los comunitarios.
No lo van a hacer, por supuesto. Ellos son el poder que apeló a los militares para gobernar, que acorraló a Alfonsín para que se vaya antes, que explotó el look caudillo de Menem y diseñó el Caballo de Troya de De la Rúa. Ahora muestran su peor cara para seguir expoliando las riquezas de todos, la dignidad de millones, la vida de los más vulnerables. Y siguen de broma en broma, disfrazados de cowboys en la Embajada para conmemorar la independencia de EEUU. De fallido en fallido, memorizando conceptos que no sienten, llenando sus discursos de amenazas y vaciando de contenido cualquier cosa que tocan. De maldad en maldad, ajustando lo que ya no se puede ajustar más.
Los PRO juegan con lo que nadie se atrevería a jugar, como Carrió que cuando no destila su veneno en la cloaca de Clarín, habla con una imitadora de CFK como si fuera la verdadera CFK. Y cada tanto, deja aflorar su afán solidario con los genocidas. Con su agenda incomprensible, expresó que le “gustaría una ley que pueda habilitar la revisión de muchos juicios injustos, sin debido proceso legal, contra militares que no tuvieron nada que ver”. Si tan preocupada está por los juicios injustos, debería ver cómo terminan sus denuncias inspiradas en el desprecio. Una parte del 50 por ciento que la coronó como diputada en 2017 debe estar buscando la manera legal para des-votarla.
Y si no es Carrió que exuda patrañas para entretener a los distraídos, será Gustavo Grobocopatel que por oficiar de apologista del No-Acuerdo con la Unión Europea, apela con liviandad a una palabra que a gran parte de los argentinos estremece: “hay que permitir que haya sectores que desaparezcan”, dijo en referencia a las víctimas del modelo PRO. El anuncio del acuerdo mismo es puro entretenimiento porque lo incorporan a la campaña como si estuviese a la vuelta de la esquina cuando falta mucho para que se convierta en nociva realidad.
Del altar a la urna
En tren de entretener al público para que no piense en cosas importantes, el eclipse de sol resultó más eficaz que el desempeño de la Selección en la Copa América. Los consejos para contemplar el fenómeno y evitar la ceguera convirtieron a los transeúntes en expertos astrónomos. Las pantallas transmitieron en vivo y aportaron suspenso a un hecho cíclico que en otros tiempos servía como excusa para sacrificar al gobernante y agradar a los dioses. Por más temor que nos despierte el eclipse, ya no se puede hacer eso, por más ganas que tengamos.
Otro hecho que sirvió de imán para la opinión pública fue la "renuncia temporal" de Christine Lagarde a la dirección del FMI para ser nominada a la presidencia del Banco Central Europeo. Aunque todavía no entendamos la diferencia entre una 'renuncia temporal' y una licencia, tendremos que aceptar que el amor que Macri pidió que le destinemos no fue correspondido como merecíamos. O sí, porque después de convertirnos en clientes preferenciales del Fondo con casi la mitad de lo que destina a préstamos, Lagarde nos deja en manos de un funcionario que tiene fama de áspero. Más allá de eso, los medios dominantes operaron como si perdiéramos una figura importante de la política vernácula.
Como si nos abandonara una madre en pleno período de lactancia. Y así nos deja, endeudados innecesariamente hasta el cuello, en manos de David Lipton, al que pintan como un negociador mucho más duro que Lagarde. Tanto que hasta vamos a extrañar a la entrañable Christine. Y eso que, desde que el Gran Equipo decidió recurrir al FMI las cosas han ido de mal en peor. Tan mal que toman como bueno que el dólar se haya anclado en torno a los 44 pesos cuando en diciembre de 2015 estaba en diez.
Ni hablar de la inflación, que Macri prometió “bajar en dos minutos” porque es “una muestra de la incapacidad para gobernar”. Lejos de estas pavadas, el índice inflacionario alcanzó los 57,3 puntos interanuales, un valor que no se registraba desde 1991. Los que hacían un escándalo cuando el IPC Congreso dibujaba una suba de precios de 24 por ciento, hoy que son oficialismo, celebran una desaceleración que no existe. Y que lastima mucho el poder adquisitivo de los trabajadores, aniquila el ingreso de los jubilados y deja fuera de la mesa cotidiana a millones de conciudadanos.
No es para menos, si los alimentos que producimos en abundancia aumentaron unos ocho puntos más que los otros rubros. Y eso gracias a la generosidad de las estadísticas porque la harina subió un 98 por ciento, los fideos secos, 93, el pollo, 92, la leche, 86 y el arroz, 79. Los productos más consumidos por las familias con menores ingresos han aumentado mucho más por el desinterés del gobierno en controlar la estafa de los precios. Con la ilusión de la libertad de mercado, nos dejan a merced de embaucadores con traje que nos cobran lo que quieren.
Mientras tanto, en Macrilandia las cosas están cada vez mejor y se sienten triunfadores en las contiendas electorales que se vienen, a pesar de que en la mayoría de las provincias, el rechazo a la continuidad del Cambio es contundente. Aunque parezca mentira, el Ingeniero ya se ve re electo bailando otra vez en el balcón como en el sueño de una quinceañera. Abandonado por Christine, el buen Mauricio diseña las tretas para concretar la pesadilla de la mayoría de los argentinos: que el apoyo al macrismo supere un poco más al consolidado –e insolidario- núcleo duro.
Si gana las elecciones será porque el electorado es suicida o ha hecho trampa. No por mérito alguien como Macri conquista el honor de presidir un país. Ya desperdiciamos la oportunidad de agradar a los dioses con el sacrificio del gobernante durante el eclipse de sol. El altar que nos espera es más terrenal y no necesita sangre para funcionar: basta la memoria y la convicción de que merecemos vivir mejor. No sólo algunos, sino todos.

lunes, 1 de julio de 2019

Colmillos a la vista


Un país que castiga un beso no tiene demasiado futuro. Si por besar a su esposa una mujer es condenada a un año de prisión, ¿qué debería pasar con Macri y casi todos sus funcionarios por aniquilar la economía doméstica en apenas tres años y medio? Nadie duda que un beso es una muestra de afecto pero gobernar como el Ingeniero expresa un odio muy profundo hacia sus gobernados. Con énfasis y sin pudor. Hasta se vanaglorian de lo que están haciendo, a pesar de los números que indican el desastre que van a dejar como pesadísima herencia. Y lo peor es que quieren continuar con lo mismo pero “más rápido”. Si un beso merece prisión, los personeros del Cambio, impulsores y apologistas –los que, más que besos nos destinan mordiscones- deberían terminar encerrados en el hueco más oscuro que podamos encontrar.
Los malos explicadores nos dicen que Mariana Gómez fue condenada por resistencia a la autoridad agravada por ser policía. Pero todo empezó con el beso, aunque arguyan que fue por el cigarrillo. Ni una cosa ni la otra ameritan una intervención policial que desate resistencia. Así de simple. El incidente no debería haberse producido y menos aún llegar a los tribunales. Un desquicio propio de un sistema judicial anquilosado y sometido al ideario de una minoría poderosa. La meritocracia tienta a los magistrados por temor a ser sancionados, como ha pasado de manera escandalosa desde aquel infausto diciembre de 2015. En el afán de agradar al establishment, mujeres terminan condenando a mujeres sin justificativo más que ése.
Hay jueces que intentan poner un freno a tanto desquicio, arriesgando el pellejo por sólo cumplir con la ley. Como el juez federal Julián Ercolini que sobreseyó a CFK por la absurda causa del bastón de mando de Héctor Cámpora. Si la ex mandataria fue tan chorra como dicen, por qué malgastan dineros públicos con estas estupideces. ¿O será que el incalificable Claudio Bonadío sólo quiere condenarla a una exorbitante cantidad de procesamientos eternos? Tan poco tienen contra los funcionarios K que, además de llenar cuadernos inexistentes con fantasías indemostrables, obligan a Laura Alonso, injustamente titular de la Oficina Anticorrupción, a protagonizar más ridículos de los que soporta su ridícula imagen. Un año después de aterrizar en su cargo, acusó al anterior gobierno de desviar 88 millones de pesos a la productora de 678, PPT pero el juez Sergio Torres desestimó la denuncia por “inexistencia de delito” y advirtió que “se ajusta a los parámetros de la doctrina que se ha dado en llamar ‘expedición de pesca’”. Una de tantas desmentidas de las que nadie se entera, a pesar de que el no-hecho haya sido ampliamente difundido por los medios dominantes.
La colonia es el futuro
Mientras una jueza condenaba un beso justo el Día del Orgullo, en Japón, el empresidente Macri mentía a los mandatarios del G20 tanto como a nosotros. Aunque los indicadores oficiales alimentan el pesimismo, el buen Mauricio se mostró exultante. Lejos de cualquier realidad, aseguró que hay “buenas noticias” sobre nuestra economía porque el “rumbo elegido” va a consolidarse con su reelección. Y en una sobredosis del envidiable alucinógeno que debe consumir, agregó que “la Argentina quiere seguir contribuyendo a dinamizar el crecimiento global y construir un desarrollo equitativo y sostenible”. ¡Cuánto habrán reído los presis con este chiste! Le debe haber costado mucho memorizar tantas palabras de más de tres sílabas y sobre todo las últimas, que son opuestas a sus principios. Tan contradictorias como la “propuesta antisistémica” de José Luis Espert.
Si Argentina está contribuyendo al crecimiento global no debe ser con nuestro desarrollo, precisamente. Al contrario, nos estamos sudesarrollando tanto que ya parecemos el país del Centenario. Nuestra contribución se limita a las materias primas y, sobre todo, a la especulación financiera y el endeudamiento histórico al que nos han sometido estos estafadores. Si los líderes del mundo nos miran con cariño es porque Macri y su banda nos han entregado de pies y manos a la usura internacional. Tanto que hasta concedieron el espacio aéreo al Imperio para que sus aviones terminen de sepultar nuestra línea de bandera. ¿Quiénes son estos tipos para renunciar a la soberanía con tanta impunidad?
 El treinta y pico por ciento que los sigue apoyando, ¿no advierte que están desmantelando la Patria a fuerza de sonrisas cipayas? Y después agitan la Celeste y Blanca con cada jugada de la Selección, emocionados, a pesar de avalar un gobierno que en todo ve un negocio destructivo para los intereses nacionales. El pre candidato a presidente, Alberto Fernández realizó una aclaración que bien podría sentar un precedente. En la reunión que mantuvo con el enviado del FMI, Alejandro Werner, Fernández destacó que los préstamos realizados violan lo establecido en los estatutos de ese organismo internacional porque han servido sólo para financiar la fuga de capitales. Y como un argumento contundente para negociar en el futuro, el postulante del Frente de Todos subrayó que el FMI no le ha prestado dinero a la Argentina, sino al gobierno de Macri. Entonces, ¿por qué tendremos que sacrificarnos todos por fortunas que sólo beneficiaron a un grupete?
Y para no estar angustiado como los héroes de la Independencia, Macri celebra la firma del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur. Emocionado, incorporará como logro la vuelta al colonialismo en la campaña electoral. En breve, los exageradamente monocordes relatores de los spots oficiales anunciarán que el retorno a los tiempos del virreinato se encuadra en el listado de “lo que hay que hacer”. El orgullo de entregar materias primas devaluadas a cambio de productos industrializados para desequilibrar las economías; nuestros recursos naturales por espejitos de colores.
Aunque falta mucho tiempo para que esto se convierta en realidad, ya deberíamos estar todos en la calle denunciado el atropello ilegítimo de esta jugada. No sólo para desacreditar este acuerdo que atenta contra los intereses de todos, sino para que los indiferentes que “no están ni de un lado ni del otro” entiendan de una vez por todas que hay un lado en el que nunca más habrá que estar. Que los egoístas, explotadores, evasores, especuladores no piensan en beneficios colectivos sino en acumulación individual. Que los que condenan un beso siempre destinarán mordiscones a nuestra dignidad.

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...