La campaña avanza y todo
lo que los amarillos ponen en sus spots termina
desmentido por una situación que se torna cada vez peor. Hasta el FMI tiene
que corregir los pronósticos y modificar las metas a la medida de la bestialidad de Macri y su Gran Equipo. El
discurso oficial sólo se basa en una realidad paralela construida con el apoyo
de los medios acólitos. Apoyo muy
costoso para las arcas públicas, por supuesto. Si no fuera por eso, esta pesadilla ni habría comenzado.
Gracias a la vocinglería mediática, todavía pueden imponer una agenda alocada
que no se basa en logros ni promesas,
sino en la demonización absurda de lo que sea y la mirada puesta en un horizonte lejanísimo.
En un presente de ajuste
inacabable, el des gobierno nacional ha
gastado ya el 88 por ciento del presupuesto para pauta oficial de este año.
Y le quedan cinco meses y dos elecciones –con
suerte- por delante. Unos 2177 millones de pesos invertidos en blindaje, distracción y distorsión para engañar
colonizados. De esa descomunal cifra, casi 380 millones fueron a engrosar las arcas del Grupo Clarín y será por eso que sus
periodistas ya no saben cómo dar
vergüenza ajena protegiendo a los pésimos candidatos del Cambio.
Mientras la vida de los argentinos hace agua
por todos lados, cambiemitas, voceros y apologistas tiran –desesperados- cualquier patraña para demostrar que éste es
el camino y que lo propuesto por los demás es pésimo. Como si el votante fuese un nene que no quiere tomar la sopa, las
distintas versiones del Hombre de la
Bolsa surgen de bocas que están para
decir cosas más fundadas. Desde hace años, el cuco de Venezuela se recicla para un público que ya no se renueva,
sino que decrece a medida que la decepción
conquista conciencias. La revolución bolivariana iniciada por Hugo Chávez –con
aciertos y errores- se convierte en el
anti-ejemplo utilizado por todos los bandos en disputa. Primero empezaron
Ellos, con eso de que el kirchnerismo nos
iba a convertir en Venezuela o lo hará en el futuro; la respuesta opositora
es que el Cambio nos está llevando a ser Venezuela. De un lado o del otro, el
país caribeño aparece como un lugar
horrendo al que no se quiere llegar y todo dicho sin profundidad ni
demasiado sustento.
Cuando se discuten
pavadas, los contendientes pueden
parecer pavos. Como el pre candidato oficial a vice, Miguel Ángel Pichetto no tiene nada mejor que decir, decidió
tildar a Axel Kicillof de ‘comunista’.
El primo del empresidente, Jorge
Macri reforzó la tontería con eso de que todavía
no se curó. Aunque nada tiene de
malo ni de enfermo ser comunista, el PC salió a desmentir la pamplina. Por
su parte, la pre candidata a vice opositora, Cristina Kirchner decidió redoblar el estigma: “esto es un régimen no capitalista porque la
gente no puede comprar lo que quiere; los
soviéticos son ellos”. Responder al estigma de manera tan simplista
conduce a convertir la discusión en un
partido de tenis donde la pelota nunca deja de ser pelota.
Mentiras al desnudo
Pero los PRO quieren
ganar a toda costa y no les basta con el
financiamiento bestial del FMI ni las trampas que diseñan para el conteo de
votos. Esta vez, el engaño debe ser más
contundente y con apariencia de proximidad. Un mensaje de whatsapp a un
grupo determinado resulta efectivo si su contenido vale la pena. Como los
amarillos se ahogan en la superficie del
pensamiento, nada mejor que mandar a miembros de la comunidad judía una
frase que estremece: “si gana la
Pasionaria del Calafate, será una
reminiscencia de la Alemania nazi". Claro está que la defensa no puede ser un buen ataque con la misma
patraña ni tampoco dar largas explicaciones para desmontarla. A veces hay
que confiar en que la mayoría de los
destinatarios no se hará eco de la burrada
y si hay algunos que sí, habrá que concluir que son insalvables.
Más que devolver la banal
pelota que Ellos tiran, hay que invadir el bando del contrincante con miles de pesados balones que destruyan la impunidad
que goza la pandilla gobernante: esa soberbia de clase que los conduce a
afirmar que hacen las cosas bien pero
salen mal. Como si la caída del 17 por ciento del consumo de pan fuese una treta opositora y no el resultado
del descontrolado incremento de insumos y tarifas: entre 25 o 30 pesos costaba
el kilo en 2015 y ahora cuesta entre 80 y 100. Si en el primer semestre cerraron más de 150 panaderías en el país
no fue porque sus dueños se hayan visto tentados por la cerveza artesanal o el piloteo
de drones. La crisis del símbolo del alimento se produce porque la bolsa de harina costaba 230 pesos el año
pasado y ahora está en más de 900. Y el manual del PRO no incluye
solucionarla, sino mirar para otro lado
y arrojar migajas al viento.
La Revolución de la
Alegría produjo una reducción inusitada del poder adquisitivo de la mayoría y
es por eso que la caída de las ventas en
supermercados y shoppings pinta un panorama de decadencia. Negocios de
proximidad que hacer malabares para subsistir, pymes que deben bajar sus
persianas y grandes empresas que
suspenden a sus trabajadores o se van del país. Nadie está alegre salvo los
especuladores, que multiplican sus fortunas a costa de nuestras penurias y fugan a paladas para legarnos una deuda
histórica. Pero Ellos aconsejan no volver al pasado: una pelota que sirven
para que del otro lado la devuelvan con
un “Ellos son el pasado”.
Un juego que miramos impávidos
mientras todo se desmorona. El tono monocorde de Macri recita para un público infantil “ya terminamos más de 7600
kilómetros entre autopistas y rutas”. Pero el sitio Chequeado.com –con periodistas de La
Nación y financiado por la Embajada Imperial- lo desmiente: apenas se han terminado 461 kilómetros.
Y Vialidad Nacional deja en evidencia que en los spots hay puras mentiras al
expresar la necesidad de declarar la
emergencia vial. Lo único que han hecho hasta ahora es financiar sus negocios con dinero del Estado, como la estafa del
Correo Argentino o las Autopistas del Sol, dos de los escándalos que deberían precipitar la caída.
En realidad, todo debería precipitarla. Si el
gobernador de Puerto Rico, Ricardo Roselló desató, con unos chats, una ola de
protestas callejeras que lo obligó a renunciar, ¿qué debería pasar con Macri, que
desde hace tres años y medio nos está
sumergiendo en un pantano hediondo? La luz al final de este túnel no sólo
debe estar en el compromiso de un
candidato de “poner dinero en el
bolsillo de la gente” y no buscar las
sonrisas del Fondo o de los operadores de Wall Street. También en la
comprensión de que un futuro luminoso jamás
estará en los planes de los que sólo distribuyen oscuridad.
aun me asombra la pasividad de la gente frente a tanto atropello "parecemos carneros al matadero" muchas gracias siempre estimado escritor y comparto a ver si se divulga "la salida de la caverna"-abrazos
ResponderBorrarA mí también me asombra la falta de reacción masiva. Porque eso es lo que falta, no la protesta puntual ante un problema específico, sino la reacción ante una sumatoria de dificultades mal intencionadas.
Borrargracias Gustavo "oscuras épocas estas son" diría el maestro Yoda-abrazos
BorrarBueno, a veces se me da por hacerme el inteligente y arriesgo definiciones superficialmente profundas, como que la porquería desgobernante NO ES capitalista, sino una cooperativa de malandras, gozando de impunidad y acceso a negocios muuuuuyyy fáciles, negados al resto de la humanidad no-cheta y no-parásita.... un día de diciembre de 2015 Argentina eligió ser manejada por un al capone, que a falta de una cicatriz en la cara se tragó un bigote, baila horrible y es tan simpático como el dolor de muelas y que reprobó lectoescritura.... una pinturita.
ResponderBorrarEs sabido que Kiciloff es claramente soviético, marxista y tiene mal aliento por la ingesta de bebés con pañal y todo, con lo que uno debiera tenerle mucho más aprecio porque los bebés suelen ser un incordio y la URSS nunca nos hizo nada y en cambio, la porquería actual es campeona mundial de daño agravado con una larga tradición, por lo menos desde los tatarabuelos, párrafo aparte la virginal heidi y su evolución de bebota a arpía, a pesar de los fantinos, majules, sirvientes y demases comedidos tarifados. La propàganda es tan abrumadora que, más temprano que tarde se vuelve en contra, primero porque se la creen y después porque los giles se avivan.... fíjese que ya no timbrean por miedo a que los puteen, fajen o que, según zona, directamente los linchen, dañinos, claro que sí, tontos no.
Hoy me siento moderadamente optimista, aunque expectante por saber qué inventarán, qué mostro ”descubrirán” y el doctor glock procesará.... no le pasa lo mismo?