El
desquicio del presente hace que las
payasadas de campaña caigan peor. Si tuvieran al menos un logro
trascendente, los amarillos podrían
darse el lujo de tomar las cosas en broma, como cuando Macri bailó en el
balcón o sentó al perro Balcarce en el sillón de Rivadavia. Travesuras de un ganador desbordante de optimismo casi cuatro años atrás. Hoy,
que las cosas son diferentes, deberían
estar avergonzados por estafar a sus votantes y burlarse tanto de todos. En
lugar de prometer cosas que ni piensan cumplir o tentarnos con espejitos de colores, tendrían que disculparse por todo lo que
han hecho, principalmente, por haber pretendido gobernar el destino del
país llevando como brújula intereses
particulares en desmedro de los comunitarios.
No
lo van a hacer, por supuesto. Ellos son el poder que apeló a los militares para gobernar, que acorraló a Alfonsín para que se vaya antes, que explotó el look caudillo de Menem y diseñó el Caballo de Troya de De la Rúa. Ahora
muestran su peor cara para seguir expoliando
las riquezas de todos, la dignidad de millones, la vida de los más vulnerables.
Y siguen de broma en broma, disfrazados
de cowboys en la Embajada para conmemorar la independencia de EEUU. De
fallido en fallido, memorizando conceptos
que no sienten, llenando sus discursos de amenazas y vaciando de contenido cualquier cosa que tocan. De maldad en
maldad, ajustando lo que ya no se puede
ajustar más.
Los
PRO juegan con lo que nadie se atrevería
a jugar, como Carrió que cuando no destila su veneno en la cloaca de
Clarín, habla con una imitadora de CFK como si fuera la verdadera CFK. Y cada
tanto, deja aflorar su afán solidario con los genocidas. Con su
agenda incomprensible, expresó que le “gustaría
una ley que pueda habilitar la revisión de muchos juicios injustos, sin debido proceso legal, contra
militares que no tuvieron nada que ver”. Si tan preocupada está por los
juicios injustos, debería ver cómo
terminan sus denuncias inspiradas en el desprecio. Una parte del 50 por
ciento que la coronó como diputada en 2017 debe estar buscando la manera legal para des-votarla.
Y
si no es Carrió que exuda patrañas para entretener
a los distraídos, será Gustavo Grobocopatel que por oficiar de apologista
del No-Acuerdo con la Unión Europea, apela
con liviandad a una palabra que a gran parte de los argentinos estremece: “hay que permitir que haya sectores que desaparezcan”, dijo en referencia a
las víctimas del modelo PRO. El anuncio del acuerdo mismo es puro
entretenimiento porque lo incorporan a
la campaña como si estuviese a la vuelta de la esquina cuando falta mucho
para que se convierta en nociva realidad.
Del altar a la urna
En
tren de entretener al público para que no
piense en cosas importantes, el eclipse de sol resultó más eficaz que el
desempeño de la Selección en la Copa América. Los consejos para contemplar el
fenómeno y evitar la ceguera convirtieron
a los transeúntes en expertos astrónomos. Las pantallas transmitieron en
vivo y aportaron suspenso a un hecho cíclico que en otros tiempos servía como excusa para sacrificar al gobernante y
agradar a los dioses. Por más temor que nos despierte el eclipse, ya no se puede hacer eso, por más ganas que
tengamos.
Otro
hecho que sirvió de imán para la opinión
pública fue la "renuncia
temporal" de Christine Lagarde a la dirección del FMI para ser
nominada a la presidencia del Banco Central Europeo. Aunque todavía no
entendamos la diferencia entre una
'renuncia temporal' y una licencia, tendremos que aceptar que el amor que
Macri pidió que le destinemos no fue
correspondido como merecíamos. O sí, porque después de convertirnos en
clientes preferenciales del Fondo con casi
la mitad de lo que destina a préstamos,
Lagarde nos deja en manos de un funcionario que tiene fama de áspero. Más allá
de eso, los medios dominantes operaron como si perdiéramos una figura importante de la política vernácula.
Como
si nos abandonara una madre en pleno período de lactancia. Y así nos deja, endeudados innecesariamente hasta el cuello,
en manos de David Lipton, al que pintan como un negociador mucho más duro que Lagarde. Tanto que hasta vamos a extrañar a la entrañable Christine. Y eso que, desde que el
Gran Equipo decidió recurrir al FMI las
cosas han ido de mal en peor. Tan mal que toman como bueno que el dólar se
haya anclado en torno a los 44 pesos cuando
en diciembre de 2015 estaba en diez.
Ni
hablar de la inflación, que Macri prometió “bajar
en dos minutos” porque es “una
muestra de la incapacidad para gobernar”. Lejos de estas pavadas, el índice inflacionario alcanzó los 57,3 puntos
interanuales, un valor que no se
registraba desde 1991. Los que hacían un escándalo cuando el IPC Congreso
dibujaba una suba de precios de 24 por ciento, hoy que son oficialismo, celebran una desaceleración que no existe.
Y que lastima mucho el poder adquisitivo de los trabajadores, aniquila el
ingreso de los jubilados y deja fuera de
la mesa cotidiana a millones de conciudadanos.
No
es para menos, si los alimentos que producimos en abundancia aumentaron unos ocho puntos más que los
otros rubros. Y eso gracias a la
generosidad de las estadísticas porque la harina subió un 98 por ciento,
los fideos secos, 93, el pollo, 92, la leche, 86 y el arroz, 79. Los productos
más consumidos por las familias con menores ingresos han aumentado mucho más
por el desinterés del gobierno en
controlar la estafa de los precios. Con la ilusión de la libertad de mercado, nos dejan a merced de embaucadores con traje que
nos cobran lo que quieren.
Mientras
tanto, en Macrilandia las cosas están cada vez mejor y se sienten triunfadores en las contiendas electorales que se
vienen, a pesar de que en la mayoría de las provincias, el rechazo a la continuidad del Cambio es contundente. Aunque
parezca mentira, el Ingeniero ya se ve re electo bailando otra vez en el balcón como en el sueño de una quinceañera.
Abandonado por Christine, el buen
Mauricio diseña las tretas para
concretar la pesadilla de la mayoría de los argentinos: que el apoyo al
macrismo supere un poco más al
consolidado –e insolidario- núcleo duro.
Si
gana las elecciones será porque el
electorado es suicida o ha hecho trampa. No por mérito alguien como Macri conquista el honor de presidir un país.
Ya desperdiciamos la oportunidad de agradar
a los dioses con el sacrificio del gobernante durante el eclipse de sol. El
altar que nos espera es más terrenal y no necesita sangre para funcionar: basta la memoria y la convicción de que
merecemos vivir mejor. No sólo algunos, sino
todos.
que sabios los antiguos que sacrificaban a sus necios gobernantes con cada eclipse, costumbre que nos vendría bien en el presente, gracias y comparto estimado Gustavo-abrazos astronómicos
ResponderBorrarLa verdad, es poco comprensivo usted con ese pobre labriego, don grobo, por usar ese verbo tan desprestigiado, desaparecer.... si tiene razón, nadie en su sano juicio se priva de comer.... y el señor vende comida, es cierto que para chanchos, vacas, pollos y algún otro bicho, pero son, serán bichos del 1er. mundo y no los seres inferiores a los que nos hicieron creer que podíamos comer, empilchar, tener vacaciones, auto, moto, celular y tele color finita..... esos lujos no, que lo bueno es la austeridad y la modestia, diga la verdad, cuándo ve un menonita en carro y disfrazado de antigüedad, tiene que tener nostalgias del siglo 18, de la bosta de los caballos, la luz de las velas de sebo y las mujeres con muuuuucha ropa y la fragancia sudorosa y lejos del termotanque... ahora somos muy cómodos y nos gusta la guita aunque sepamos que no nos corresponde, que es de feriglesias y otras vírgenes por el estilo.
ResponderBorrarEn realidad, hoy estoy triste, casi desvastado, justo que me estaba enamorando de la bella presidente en ejercicio, christine, la diva renuncia... usted que sabe, dígame cómo se repara un corazón roto y una economía en coma profundo, mire que la vice a cargo da miedito y el virrey, pavor... y nada le digo si 'tá con una birome y firmando acuerdos históricos, a propósito, va a estar lindo si hay ALCA 2.0 con el tío donald... sí, lindo para ir a pedirle asilo al Evo, que acá no va a quedar ni el loro.
Usted sabe que no creo en la teoría del engañado, más bien hay mal voto porque hay mala intención del votante, lo que de veras me tiene intrigado es si esa mala intención implica renunciar al instinto de supervivencia, a la autoestima... porque éso de - tienen que desaparecer - los sacrificios hoy, mañana y pasado para ser felices en el 2100 - hay que ser idiotas y/o masoquistas para comerse esa frutita y si el charlatán es marquitos, pior... en fin, mientras los de la alegre revolución no pueden asomar la nariz sin que los puteen, hay una señora que para promocionar un librito, convoca procesiones, casi... capaz que tengamos que empezar a hablar de fraude, no?