miércoles, 30 de julio de 2014

Malvinizar: un verbo con nuevos desafíos



Si la mayoría de los jueces acompañaran sus fallos con recomendaciones literarias, el mundo funcionaría mucho mejor. Un juez de familia rosarino, Ricardo Dutto, encontró en la lectura grupal una manera de reforzar los lazos de una familia en vías de disolución. No incluyó cualquier cosa en las sesiones semanales, sino la Convención de los Derechos del Niño, “El Principito” y “Ética para Amador”, de Fernando Savater. Claro que esto puede ocurrir cuando los magistrados tienen el hábito de la lectura. Algunos ni siquiera leen sus fallos, como Thomas Griesa quien, en la versión taquigráfica de su última audiencia, muestra estar muy desorientado. Si el magistrado hubiera leído “Economía a Contramano”, de Alfredo Zaiat, las descabellas decisiones que ha tomado no amenazarían nuestro fin de mes. Y de haber ojeado al menos “Los buitres de la deuda”, de Mara Laudonia, entendería mejor el trabajo que ha costado llegar al canje de deuda en 2005 y respetaría más su compleja orfebrería. Además, comprendería mejor la calaña de los individuos a los que está defendiendo.
Hace unas semanas, sosteníamos que el juez estaba alineado sin dudas con los intereses carroñeros. Ahora, podemos afirmar que no sólo es un apologista de los buitres sino que sus representantes le dan letra. Con sólo leer fragmentos de las audiencias, se nota que no entiende lo que está en sus manos ni el daño que puede producir con su intransigencia. Más allá de eso, nuestra mirada no debe detenerse en Griesa, porque hay un sistema judicial que avala su permanencia y ha ratificado sus decisiones. Además, el silencio de Barack Obama puede ser considerado complacencia o interpretado como debilidad. Mientras más alterado esté el patio trasero, mejor podrá desplegar su poder imperial, más ahora que el subcontinente se está despertando de la pesadilla neoliberal.
Si bien los especuladores financieros no tienen patria sino mucha angurria, su despiadada avidez los conduce a dominar el mundo entero. Por eso sorprende –o no tanto- que muchos actores de la política argentina pontifiquen ante los micrófonos sobre la necesidad de someternos a semejante pulsión destructiva. Al contrario de lo que dicen, si obedecemos, perdemos por goleada, porque la soberanía económica consolidada durante todo este tiempo se desmoronaría. Quizá por ser tan locuaz, la diputada Carrió sea la más invitada para llenar espacio en los medios opositores. Que quede claro: no por su coherencia, sino por su funcionalidad. El lunes por la noche destacó que "los caprichos de los funcionarios nos pueden hacer entrar en cesación de pagos. Ella cree que lucha contra el imperio pero lo paga el pueblo de la Nación". Una manera irrespetuosa de diseñar un escenario de caos y de minimizar los esfuerzos para solucionar un problema histórico. Claro que estamos luchando contra el Imperio, llámese EEUU o Elliot, cada vez que intentan vulnerar la soberanía o avanzar sobre nuestros bienes. Y si para la diputada Carrió es un capricho obedecer lo que establecen nuestras leyes, debería renunciar a su banca.
Para que no queden dudas de su idolatría al país del Norte y la mirada colonizada que tiene del mundo, Carrió sintetizó que Griesa "es un juez. Los jueces americanos tienen la cultura de 'el que debe, paga'. Es otra cultura". Importante destacar que dice ‘jueces americanos’, como los yanquis se llaman a sí mismos. Y claro que es otra cultura, aunque no merece ninguna idolatría, como si fuera admirable el afán hegemónico invasivo que orienta las acciones de ese país.
Sin embargo, estos actores políticos ya no se están oponiendo sólo al gobierno, sino a los intereses del país. Pero como no tienen nada que proponer, más que desparramar estiércol a trochemoche, buscan las comparaciones más estrambóticas. Y también dolorosas: “Cristina no tiene inteligencia. Ha crecido con esto como creció Galtieri. La dictadura genocida tuvo el máximo de popularidad con Malvinas”, vociferó Carrió. Entonces, aparece en escena esta nueva categoría política: la malvinización.
¿De qué se trata esto? "Esto es de manual ­–explica la diputada- Cuando se están yendo, cuando no tienen legitimidad, se mandan una guerra, una gesta patriótica”. No se puede ser tan irresponsable, tan cruel con las víctimas de la dictadura, tan destructora de la memoria colectiva. Esto no es una guerra ni tampoco es responsabilidad del Gobierno. Y Cristina ni ninguno de los presidentes democráticos que hemos tenido merecen ser comparados con Galtieri. Sí tiene razón al decir que estamos ante una gesta patriótica, ante un hito en la historia del mercado financiero global. De no ser así, no hubiéramos recibido tantos apoyos internacionales en este conflicto con los buitres.
A pesar de estas incongruencias vomitadas por Carrió, el nuevo verbo –malvinizar- circula por las bocas de los que no reciben buenas señales de sus respectivos cerebros. Con lo que no cuentan es con la habilidad del kirchnerismo para transformar las muletillas opositoras en conceptos propios. Y tal vez malvinizar se convierta en un desafío, en un nuevo faro que oriente nuestros pasos. No en el sentido que le da la extravagante legisladora en permanente ausencia, sino como una defensa constante de nuestra soberanía en cada tema y en cada terreno. Si es eso lo que estamos tratando de recuperar durante todos estos años.

lunes, 28 de julio de 2014

Plumas y lenguas descontroladas



En este espacio jamás se alentará la censura, porque la libertad de expresión es un derecho esencial. Pero toda libertad necesita responsabilidad para consolidarse. Más aún cuando consideramos la obra de un comunicador con experiencia y no el grafiti que un adolescente borronea en una pared. Hermenegildo Sabat, notable caricaturista de Clarín, no sólo ilustra una página, sino que editorializa con cada movimiento de su virtuosa pluma. Cada tanto, escandaliza con alguno de sus trabajos. Unos años atrás, la caricatura de Cristina con un ojo en compota o con la boca tapada con dos apósitos cruzados inspiró las más encendidas interpretaciones, desde la violencia de género hasta los aprietes mafiosos. Esta semana, fue más allá. Un juez Griesa gigante ante una CFK sumisa y empequeñecida no sólo pisotea principios republicanos, sino que evoca los peores momentos de nuestra historia. Pero no es el único que se muestra feliz ante este mal trance con la justicia del Norte. Algunos salen a bailar y cantar, como alegres ratones ante la ausencia del gato.
Para Sabat, un juez neoyorkino es más poderoso que un presidente elegido con el voto popular. Y no cualquier presidente, sino el del país en donde esbozó el dibujo. Que Cristina aparezca de rodillas en la imagen parece satisfacer –y hasta divertir- al autor. Y no cualquier juez, sino el juez que puede desbaratar los acuerdos alcanzados con los bonistas que aceptaron al canje. Un magistrado cuya capacidad de comprensión es cuestionada por analistas económicos de su misma nacionalidad. Hasta la corresponsal de TN, Silvina Sterin Pensel, considera que Griesa no sólo se muestra confundido sino que requiere la guía de los abogados de los buitres para tomar cualquier resolución. ¿Acaso Sabat no consume el medio para el que trabaja?
Además, el fallo de Griesa no sólo amenaza la economía del país sino la estabilidad de todo el sistema financiero en relación a las deudas soberanas. Si CFK pierde, perdemos todos porque nuestro patrimonio estará una vez más sometido a la voracidad internacional. Pero algunos tienen una mirada de tan corto alcance que llegan a decir incongruencias inadmisibles. Como la diputada nacional Elisa Carrió, que explicó –sin repetir y sin soplar- que “lo que quiere Griesa es una garantía de que van a pagar alguna vez”. ¿Por qué usa la tercera persona, si los que tenemos que pagar somos todos? Y el absurdo de una ironía con intenciones de titular: “no poner una garantía es como ir al default por una Louis Vuitton”. Si el canje se desmorona por la arbitrariedad senil del patricio juez, ni todas las carteras del mundo bastarán para saldar la fiesta neoliberal que está estallando ante nuestro rostro.
Y la mayor estupidez de todas las dichas por esta pintoresca diputada, “que junte parte de su plata y ponga”, indica que no comprende el monto del que estamos hablando. Por supuesto, para su ideario no-político, la culpa de todo es de Cristina, que está haciendo un “daño terrible” al país porque “es todo por venganza”. ¿Venganza hacia quién? Lo peligroso de poner el micrófono ante un individuo como Carrió es que gracias a eso consigue el apoyo de desprevenidos votantes que la colocan donde, de ninguna manera, merece estar.
De la verborragia a la injusticia
Menos mal que todavía quedan patriotas que están atentos a estas cosas. Un grupo de profesionales y estudiantes impidió que Domingo Cavallo brinde una charla en el auditorio del Colegio de Profesionales de Ciencias Económicas en la ciudad de Santa Fe. El fundamento de este rechazo aparece en un documento en el que lo declaran persona no grata. Los graduados y estudiantes manifestaron su desagrado ante Cavallo, “una persona que está procesada por la mayor estafa económica de la argentina reciente”, el Megacanje que multiplicó la deuda que hoy está alterando nuestra vida.
También, sintetizan el currículum del ex ministro que nos condujo a las peores cloacas, con la estatización de la deuda privada durante la dictadura, la convertibilidad que destruyó industria y empleo, las rebajas en salarios y jubilaciones y demás delicias de su perverso ideario. “Su último paso por la función pública culminó en la mayor crisis económica-social de la historia argentina", agrega el documento. En verdad, este oscuro personaje aún goza de un prestigio inexplicable. Si los jueces fueran justos, debería terminar su vida en la cárcel. Mientras tanto, facilitar la difusión de su palabra con charlas, entrevistas y libros debería considerarse una apología del delito.
Por eso hay tanta confusión. El peligro de los golpes terminó con el Juicio a las Juntas, aunque las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y los indultos firmados por el Infame Riojano debilitaron bastante el mensaje hacia la sociedad. Recién con Néstor Kirchner se fortaleció con la anulación de las Leyes del Perdón y el inicio de los procesos judiciales. De los golpes militares, estamos hablando, no de los económicos, que fueron los que terminaron con los gobiernos de Alfonsín y De la Rúa. Y si hubieran sido condenados por la Justicia, nuestra vida sería más armoniosa. Pero no, hay jueces que están tan alineados con estos intereses destructivos que no sólo dictan cautelares para proteger a sus exponentes sino que dejan pasar el tiempo para que las causas prescriban. ¿Cómo es posible que el vicepresidente Amado Boudou deba responder por un auto comprado en 1993 y los ideólogos del Megacanje gocen de inmerecida libertad por prescripción, cuando es un hecho posterior?
Entonces, no deben llamar la atención las declaraciones de algunos exponentes de la oposición, como Mauricio Macri quien, no sólo reivindica lo realizado en los noventa sino que amenaza con la Restauración, en el aterrador caso de llegar a la Rosada. O el presidente de la SRA, Luis Etchevehere, quien consideró los años del kirchnerismo como una década depredada, sin tener en cuenta más datos que la angurria de la clase a la que representa. ¿Qué exige esta minoría patricia? Que los dejen especular, evadir, explotar trabajadores, fugar divisas y contrabandear en paz. Que no los molesten en su vampírica pulsión de succionar los bienes del país en su exclusivo beneficio. Caradura, justo alguien así viene a hablar de depredación.
Como siempre, la reconstrucción de nuestro país está amenazada por el asedio de las corporaciones, tanto las económicas como las judiciales. La voluntad soberana no debe estar supeditada a los caprichos de estos actores que nunca se someten al voto popular. Instancia que desprecian, porque se han sentido más cómodos con las dictaduras. Por eso, Etchevehere se da el lujo de reclamar, en la inauguración de la 128° Exposición Rural, que “nadie mire para otro lado ni haga la plancha porque en 16 meses se puede hacer mucho bien, pero también se puede insistir en los desaciertos”. ‘Desacierto’ que, en castellano, quiere decir que el populacho vuelva a votar al kirchnerismo por el chori y el tetra.
Estos individuos no tienen argumentos y por eso deben recurrir a las mentiras, como que Los K “depredaron los recursos del campo, las reservas energéticas y las del Banco Central”. Y mucho cinismo porque, tratando de conmover a los bolsillos que escuchaban, Etchevehere vomitó: “este proyecto no tiene alma, no tiene amor por la Patria ni por los argentinos”. Ja. Como si el auditorio –y el propio orador- comprendiera el significado de esas palabras. Como si en estos once años esos sentimientos no hubieran inspirado gran parte de las medidas. Como se dijo al principio, toda libertad necesita responsabilidad, hasta la de ganar dinero con cualquier emprendimiento.

viernes, 25 de julio de 2014

El vil trasfondo de una guerra



Cuando no bastan las denuncias, las protestas y las lágrimas, hay que intentar otra cosa. El mundo del futuro no se puede basar en un interminable conteo de muertos producidos por la prepotencia imperial. Si esto es una venganza del Estado de Israel por los crímenes del nazismo, que se atrevan a bombardear Alemania, aunque no tenga nada que ver. Menos tienen que ver los civiles que terminan sus días masacrados por los misiles que se disparan sobre Gaza. Estas líneas no tienen como objetivo dilucidar quién comenzó este conflicto, sino clamar por su finalización. Un pedido más, entre tantos. ¿Qué satisfacción produce la aniquilación del Otro? ¿Qué aporta conquistar un poco más de territorio en un planeta tan grande? ¿Qué fin supremo persigue el que decide lanzar un misil? ¿Acaso hay principios religiosos que justifiquen semejante desprecio por la vida ajena?
Si la historia de este conflicto no aporta soluciones, habrá que dejarla de lado. Pero esta matanza no debe continuar porque cada explosión nos ensordece a todos. Nos golpea el corazón, no sólo por las muertes sino también por las confusiones que, en la vida cotidiana pueden aparecer. Si el gobierno de Israel está usurpando territorio desde hace décadas y asesinando a los que se opongan, nuestros conciudadanos practicantes del judaísmo no tienen responsabilidad en este asunto. Que esto se aproveche para dar rienda suelta a prejuicios arraigados durante décadas no hace más que aportar oscuridad en nuestras relaciones. No todos los judíos son israelíes ni todos los israelíes son judíos. No todos los israelíes -judíos o no judíos- comparten el afán expansivo y genocida que emprendió esa nación desde su independencia en 1948. Tampoco son los culpables absolutos: difícil descifrar quiénes arrojaron la primera piedra y todas las sucesivas. Lo más importante es frenar este intercambio de disparos. Y después, lo sustancial: abordar una resolución definitiva que incluya la devolución de las tierras conquistadas.   
Fácil decirlo en un espacio de tan poco alcance, pero difícil concretarlo, más aún cuando las partes involucradas no demuestran voluntad de hacerlo y las víctimas no tienen siquiera voz. Pero peor cuando hay intereses que van más allá del territorio y el estilo de vida en disputa. Intereses poderosos que se ocultan en el ya no tan inmaculado mundillo financiero. Porque en las guerras no gana ninguna de las partes en pugna, sino quienes las instigan desde muchos kilómetros de distancia para obtener réditos con la fabricación de armas y los préstamos otorgados para la reconstrucción. Predadores furtivos que ni siquiera conocen la zona que eligen para clavar sus colmillos. Eso sí: nunca son acusados de nada. Por el contrario, en muchos casos, son protegidos por los demás poderes. No sólo protegidos, sino también alentados. Incluso respetados e idolatrados. Hasta que estos individuos no reciban un castigo o al menos, límites en su capacidad de daño, la paz será sólo una aplaudida palabra para acomodar en algún discurso de ocasión.
Una batallita vernácula
Aunque suene desafortunada la analogía, no lo es. El antojadizo fallo del juez Griesa está al servicio de esos intereses nefastos. Si no entiende de qué se trata la cosa, como sugiere el reciente artículo del New York Times, que lo reconozca y dé un paso al costado, en lugar de seguir embrollando el conflicto. Esos buitres –y muchos otros- son los que amasan su fortuna a fuerza de destrucción. Los cronistas que asistieron a la última audiencia narraron el desconcierto que habitaba la cabeza del senil magistrado. ¿Cómo alguien así puede tener en sus manos decisiones tan importantes? ¿De qué pureza institucional hablan los que se babean con el modelo yanqui? ¿Qué sentido de justicia puede reinar en un sistema que basa su poderío en propalar injusticias?
A pesar de estas fisuras en ese sistema decadente, todavía hay muchos que no alcanzan a comprender la dimensión del ataque que estamos padeciendo. Uno de los candidatos presidenciales –el menos favorecido por las luces intelectuales pero el más beneficiado por las luminarias mediáticas- vocifera que, como perdimos en el tribunal de Griesa, merecemos el yugo por el resto de nuestra vida. “Por más que nos enoje, nos disguste y no nos simpaticen los fondos buitre –explicó Mauricio Macri- lo importante es no castigar a los argentinos, no castigar al país con un problema de incumplimiento”. En esto demuestra que no entiende nada o es muy cínico. Y en este caso, las dos opciones no pueden coexistir. Porque cumplir con el fallo es condenar nuestro futuro.
Otro postulante que se enreda es Sergio Massa, que aseguró con tono comprometido que “todo lo que la Argentina pueda hacer para evitar el default lo tiene que hacer”. Engañosa declaración: no vamos a entrar en default porque ya hemos pagado. Si los bonistas no cobran, nada tenemos que ver con el asunto. Y si llama default al desacato del fallo, se está poniendo de parte de los inescrupulosos litigantes y su servidor con toga. Como expresó CFK en estos días, “van a tener que inventar un nombre nuevo”. Griefault, buitrefault o lo que quieran. Pero además, el líder del Frente Renovador amenazó con poner a disposición del Gobierno Nacional “la solvencia” de su equipo económico, integrado por Roberto Lavagna, uno de los gestores del canje de 2005 y Martín Redrado, un apologista histórico del neoliberalismo y del Megacanje que desembocó en la crisis de 2001.
El tercer candidato que aportó sus inconsistencias fue el ex vicepresidente opositor, Julio Cobos. “Uno puede buscar todo el apoyo internacional del mundo, pero lamentablemente hay un juez que ya dictó sentencia y eso hay que respetarlo”, pontificó, sin rubor. El ingeniero mendocino antepone la potestad de un juez a la voluntad soberana de los países que se han solidarizado con nuestra posición. Ya que Griesa es tan poderoso podríamos pedirle que frene el bombardeo en Gaza.  
Pero hay una cuestión que es muy importante: el 30 de julio nuestro país no entrará en default porque los bonos de los especuladores ya están en esa situación desde la declaración del efímero presidente Adolfo Rodríguez Saa. Y hemos sobrellevado muy bien la situación en todo este tiempo. No sólo hemos sobrevivido, sino que hemos crecido como nunca. El Informe Mundial 2014 del Programa de la ONU para el Desarrollo revela que Argentina cuenta con “muy alto índice de desarrollo humano” y la ubica en el puesto 49 sobre 187 países. Y no es por la nacionalidad de Dios ni por el viento que nos sopla en la cola, sino por políticas de redistribución, inversión –más estatal que privada- y, sobre todo, de inclusión.
El apoyo a estas medidas puede garantizar la continuidad de este proyecto. Los que protestan por las moratorias previsionales o las facilidades para viviendas cada vez son menos. Al igual que quienes denuestan al Gobierno por el conflicto con los buitres. Eso significa que hay más luz en nuestra sociedad y, por tanto, una mayor comprensión del camino que estamos transitando.

miércoles, 23 de julio de 2014

Los mejores alumnos



Las cuentas regresivas siempre provocan una sensación de inquietud, aunque el cero del contador indique el inicio de algo bueno. En el caso del conflicto provocado por la avidez de los buitres y la intransigencia colonial y destructiva de Griesa, todo parece anunciar la llegada de una catástrofe. El 30 de julio termina el plazo para cumplir, aunque no se sepa con quiénes, el fallo antojadizo del juez neoyorkino. Para calmar a los lectores, ese día no estallará ninguna sofisticada bomba ni caerá sobre nuestras cabezas una espada gigantesca. Al contrario, no pasará nada.
Nuestra ley exige que paguemos a los bonistas que aceptaron el canje y ya lo hemos hecho el 26 de junio, en una jugada maestra pergeñada por el equipo presidencial. Si ellos no han recibido el dinero correspondiente es responsabilidad del senil magistrado, más obediente a la prepotencia de los buitres que a las normas. Y si las entidades bancarias encargadas de distribuir el dinero depositado no han cumplido con sus obligaciones contractuales no sólo es por el temor a la orden verbal del juez sino porque especulan con una posible crisis. Si hemos cumplido con nuestros acreedores, nada nos puede pasar. Y los carroñeros financieros sólo podrán mascullar su fracaso, aunque tengan bajo sus órdenes a un mercenario con toga.
Las últimas movidas de sus operadores evidencian cierta desesperación. Sus cancerberos vernáculos ya no se cuidan de los absurdos en que incurren ante cámaras y micrófonos. No sólo absurdos, sino que sus expresiones están cerca del cipayismo más servil. Y los especialistas de ATFA, fuerza de choque de los buitres, afinan sus plumas para que no se note tanto la falta de argumentos. A veces, de tan tontuelas, las fantasías que inventan parecen fortalecer la posición oficialista. ¿O acaso no viene como anillo al dedo la nominación de sus candidatos?
Quizá para Mauricio Macri y Sergio Massa sea un honor que los buitres los consideren como buenos postulantes a la presidencia. Los dos se muestran consustanciados con los intereses del establishment, uno por pertenencia y el otro por obsecuencia. Ambos han acudido a la Exposición Rural para recitar la salmodia que deleita a los estancieros. Macri declaró, sin dudar, que hay que obedecer a Griesa, por más que eso signifique cuadruplicar la deuda, algo que ya ha hecho en la CABA. Y Massa, como siempre, apela a circunloquios propios de un predicador para arribar a conclusiones semejantes.
La inclusión en la tríada del gobernador Daniel Scioli puede provocar cierta incomodidad en las filas del kirchnerismo, aunque no sorpresa. Todos sabemos que el afán conciliador del ex motonauta resulta exasperante, pero la indefinición en un caso como éste puede ser preocupante. Importante reiterar: la palabra ‘negociar’ no significa demasiado porque aparece en boca de todos los que opinan sobre el tema. Y si no está acompañada de un rechazo contundente a las intenciones carroñeras, puede provocar confusiones. Y Scioli, con su cantinela del diálogo y el consenso, es por demás de ambiguo. Sinuoso también porque, aunque cada vez con menos frecuencia, manifiesta una adhesión indisoluble al proyecto que conduce CFK.
Los candidatos excluidos
Aunque falta un año para las elecciones primarias y algo más para las definitivas, desde hace unos meses ya desfilan muchos postulantes. El pan-radicalismo y el pseudo-socialismo tratan de llamar la atención de los votantes con su multicolor paleta bautizada FAUNEN. Algunos se habrán desilusionado ante la omisión de su nombre en el escueto listado de los buitres y probarán nuevas consignas y denuncias para ingresar al casting. ¿Hermes Binner se sentirá socialista al no ser tenido en cuenta por los especuladores del Norte o se pensará víctima de una inexplicable exclusión? ¿Considerará Julio Cobos que sus esfuerzos de vice opositor no son valorados como merece? Ni hablar de los demás, que son ignotos hasta para sus familiares. Si no están en la lista no es porque sean fervientes defensores de la soberanía nacional, sino porque no miden.
Otro que no está en las preferencias de los buitres es Florencio Randazzo. Y esto sí es auspicioso. Aunque aún no esté bien posicionado en las encuestas, la gestión que lleva adelante en Interior y Transporte contribuye a su impulso. La renovación del servicio ferroviario y la prometida expansión serán éxitos para exhibir en su plataforma electoral. El nuevo DNI y la facilidad de su tramitación es otro logro en su haber. Su adhesión sin dobleces al proyecto de país del kirchnerismo es el motivo que lo aleja del ideario de los litigantes y no su desconocimiento público.
 En medio de la euforia por el estreno de las nuevas formaciones de la línea Sarmiento, se ha presentado como pre-candidato del FPV para competir con Daniel Scioli. “No tengo ninguna duda de que le puedo ganar –declaró el funcionario- Las victorias siempre se instalan en el corazón y después en los hechos”. Ahora, seguramente, empezarán a llover las denuncias mediáticas fantaseadas en la noche del domingo, analizadas en consorcio los lunes y amplificadas el resto de la semana por los medios afines. La treta ya es conocida y cada vez menos convincente.
Un país no se construye con buitres, hienas y predadores semejantes; tampoco con especuladores, confabuladores y explotadores; menos con agoreros y fabuladores; menos aún con cómplices, títeres ni obsecuentes. Un país no necesita recetas pergeñadas por voraces financistas. El país se construye con corazón, compromiso y solidaridad. Esos son los ingredientes. Sólo nos falta el chef.

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...