viernes, 29 de junio de 2012

Las señales de un miércoles

     Mucho ruido y poca gente. Los alucinados cálculos de los organizadores hablan de una concurrencia cercana a las cien mil personas. Otros revolean cifras más chiquitas.  Si la cuestión pasa por los números, el camionero está fuera de cualquier juego. Si el último miércoles debe pensarse desde su contenido, no hay bandera que lo contenga. Si algunas columnas se alejaron de Plaza de Mayo al poco tiempo de comenzado el discurso del líder sindical o si había caceroleros y peones rurales sacados de su cautiverio no aporta demasiado al sentido de esa jornada de miércoles. O sí, pero no tanto. Que muchos hayan votado a Cristina en octubre o paguen impuesto a las ganancias es un dilema difícil de resolver. Lo único seguro es que Moyano ya se ha alejado. El rumbo que tomarán sus pasos es incierto. Pero no hay dudas: se equivocó fiero. Los bichos que se pegaron a su parabrisas conforman un horrible decorado que le impiden visualizar con claridad el atajo que ha tomado. A partir de este momento, su participación en la política será testimonial. Podrá ser diputado de alguna agrupación que le dé cabida. O jugar a candidato presidencial. Cualquier camino que elija de aquí en más no será más que anecdótico. Si quería demostrar su fortaleza ante Cristina, salió debilitado; si quería aparecer ante la sociedad como la verdadera alternativa nacional y popular, lo disimuló bastante; si quería exhibirse como representante de todos los trabajadores, se equivocó en la jugada.
Pero más se equivocó en lo que dijo. Y si con la lectura de un recibo de sueldo pretendió contundencia, sólo aportó confusión, entre otras cosas. El camionero aludido debe percibir un salario de entre 20000 y 40000 pesos, cifra inalcanzable para muchos de los asistentes. Porque de eso se trató todo. El paro general de los camioneros organizado por el todavía líder de la CGT se preocupó por el impuesto que paga una porción mínima de los trabajadores. La Presidenta explicó el martes que apenas el 19 por ciento de los asalariados supera el mínimo no imponible. No es un número para mostrar con orgullo pues indica que el ochenta por ciento de los sueldos se encuentra por debajo de los 6000 pesos. Esa cifra no puede considerarse un ingreso alto y menos aún ante sueldos que quintuplican ese monto y aparecen exentos del tributo. Si las críticas del camionero no tienen sustento, la defensa del oficialismo también deja mucho que desear.
Pero los dichos de Moyano no pasaron sólo por el mínimo no imponible o las asignaciones familiares sino por tomar como blanco la figura de CFK y su equipo. Hasta su hijo Pablo salió a denunciar ante los medios que había infiltrados de La Cámpora, los nuevos demonios del establishment. El Gobierno “hace todo por imposición –vociferó desde el palco- se avecinan problemas y todos estamos dispuestos a colaborar, pero molesta esa forma de imponer las cosas; de hacer todo por imposición como si fuera una dictadura”. Desde hace un tiempo, la comparación con la dictadura es una tentación inevitable de los que no tienen argumentos. Los opositores al primer Perón, también recurrían a esa estrategia. Durante la campaña electoral del año pasado, esa analogía salía expulsada de la boca de muchos candidatos opositores y periodistas de los medios con hegemonía en decadencia. También el recurso de calificar al gobierno como autoritario, idea que prende fácilmente en los que no tienen idea.
Moyano usó la palabra imposición con un sentido errático. En realidad, todo lo que se ha hecho hasta ahora, responde a la confirmación de un proyecto de país avalado por el voto popular hace apenas unos meses. Y los mecanismos utilizados no se escapan de lo establecido por las instituciones. Si el Gobierno Nacional impusiera sus decisiones, ya se habrían resuelto muchos conflictos, como la desarticulación del principal monopolio mediático, por ejemplo. Lo que pasa es que muchos sectores están acostumbrados a actuar a su antojo y la mínima sugerencia es tomada como una imposición. Lo mismo ocurre con el verso de la necesidad de diálogo, que para los poderes fácticos no es otra cosa que el dictado de órdenes. Los que imponen son los poderosos, que han gobernado siempre el país en función de sus intereses.
Y respecto a la imposición, Moyano tildó a La Presidenta de ‘soberbia’, adjetivo muy utilizado para descalificarla. Para muchos, la soberbia presidencial está relacionada con algunos de los dichos de Cristina, cuando afirma que no se dejará extorsionar o que la guían sus convicciones. Confunden soberbia con firmeza. Tal vez moleste que una mujer sea la que lleve las riendas del país o que no se deje doblegar por la presión de las corporaciones. Ese adjetivo encierra muchos otros calificativos que no se atreven a pronunciar. Una manera elegante de mimetizar el machismo que surge ante la falta de argumentos o una forma desideologizada de cuestionar la ideología que exhalan los poros de La Mandataria.
Lo que quedó en claro con la jugada del miércoles es que cualquier oposición se desarticula ante la firmeza del oficialismo. Y no porque la firmeza sea demasiado firme, sino porque quienes se oponen a lo mucho que se está haciendo son portadores de intereses inconfesables. El crecimiento de la economía doméstica ante un primer mundo que se desmorona no es por el viento de cola, como argumentan los des-argumentados, sino por el fortalecimiento del mercado interno y un impulso a la producción. La ecuación es simple, por si no queda claro. La redistribución del ingreso -tibia pero efectiva- de la mano de la creación de puestos de trabajo e incrementos salariales colgados de la inflación, producen ese círculo virtuoso del que tanto habla CFK y que se ignora en el Hemisferio Norte.
Aunque la demostración de fuerza del camionero se transformó en su debilidad, dejó una señal que el Gobierno Nacional debe tener en cuenta para avanzar con mayor rapidez. Lo que quedó manifestado en el acto opositor de Plaza de Mayo es la puja por la distribución del ingreso. Todos los que han expresado sus quejas en los últimos tiempos ostentan ingresos elevados. Los estancieros, caceroleros, fuckiuteros, dolaradictos salen a la calle para defender el privilegio de preservar sus ingresos privilegiados. La disminución de la desigualdad señalada por el índice de Gini es una clara muestra de que la redistribución está tomando un buen rumbo. Con lentitud, pero el camino es ése. Y no hay que abandonarlo, sino profundizarlo. La redistribución del ingreso y la lucha contra la desigualdad es el objetivo de este proyecto de país en construcción. El Gobierno Nacional, administrador indiscutible del Estado, es quien debe garantizarlo y en cierta forma concretarlo.
Pero la consolidación de este camino necesita tocar intereses. La pobreza y la inequidad no son epidemias o enfermedades que se desalojan con un antibiótico sino el resultado de una acción predatoria que todavía no se ha desterrado. El decil más rico es causa necesaria del decil más pobre. Para que los pobres sean menos pobres los ricos deben ser menos ricos. Acá y en cualquier parte del mundo. La redistribución debe ser un objetivo del conjunto de la sociedad y no sólo del Gobierno. Su realización está en manos de los que más tienen. Y esto no apunta sólo a los trabajadores con altos salarios que pagan el impuesto a las ganancias ni a los que están exentos. Los que deben resignarse a ganar menos son los portadores de las grandes fortunas, que ostentan cifras impronunciables, que se multiplican como producto de la especulación y la evasión. Gran parte de la inflación es el resultado de la especulación y también se encuadra en la puja distributiva. La única manera de consolidar este sendero es profundizando los cambios y para eso hay que meter el dedo donde más molesta. Cuando la persuasión no alcanza, no queda otro camino que la imposición, aunque los camioneros –y los que sean- se enojen.

martes, 26 de junio de 2012

Las oscuras amenazas


Como siempre, a contramano de la inteligencia y fiel a su oportunismo, el ex gobernador santafesino, ex candidato a presidente y ex anestesista, Hermes Binner, salió a exhibir su brillantez declamatoria. Como un abuelito extraviado en sus divagues, pero siempre amable en su sabiduría extemporánea, aconsejó a La Presidenta que convoque a “un gobierno de coalición o se va a encontrar en una situación dificultosa”. Consejo, amenaza o delirio. En cualquiera de estas tres versiones cae tan mal como las adhesiones recibidas por el camionero rebelde a su equívoca convocatoria del miércoles. Los nuevos amiguitos de Moyano embarran aún más la protesta en Plaza de Mayo y sugieren intenciones que van mucho más allá de una reivindicación gremial. No es casualidad que todo tenga un sospechoso hedor amenazante. El golpe institucional en Paraguay y las revueltas policiales en Bolivia aparecen como intentos quirúrgicos de los poderes fácticos para volver a gobernar el destino de los países sudamericanos. El Norte quiere desagotar su crisis en estas latitudes y para eso necesita aliados y cómplices locales, que lentamente están saliendo de los rincones más oscuros. El miedo no es la mejor respuesta ante los mordiscones de las fieras acorraladas, sino la convicción y la memoria.
Que es lo que le falta al líder del FAP, entre otras cosas. “Si no ponemos los problemas sobre la mesa, no hay diálogo”, señaló, como siempre, comprometido con el des-compromiso. Y portavoz de la nada que representa, destacó que "todavía no hemos aprendido a vivir en democracia. Eso significa la Constitución plena, el respeto por las leyes, el federalismo. Significa que cada uno de los poderes que integran la república tienen que hacer lo que dicen la Constitución y las leyes". Brillante y conmovedor, pero nada dice de los estancieros que se resisten a tributar, de los grupos económicos concentrados que especulan a cuatro manos o las corporaciones que nunca respetan las leyes. No están en su estrecha mira los que siempre han gobernado sin ser votados, los que explotan los recursos nacionales a su antojo ni los que voltean gobiernos cuando no sirven a sus intereses. Híbrido a más no poder y cínico hasta el límite, para este exponente de la no política el único diálogo posible es el de la obediencia a los poderes fácticos. Las declaraciones de Binner, además de absurdas, son despreciables. Y como muestra de su labia insulsa, un trabalenguas y casi una confesión: "la situación económica no está tan bien como estaba, pero no tan mal como estaba. Es una economía que puede recuperarse rápidamente y funcionar adecuadamente. Tenemos una gran traba que es la política”. Eso es lo que le molesta. Aún no comprendió –y ni siquiera lo intenta- que sólo La Política puede contener y dirigir la economía hacia el desarrollo con equidad.
Quien simulaba comprenderlo pero ahora se esfuerza por demostrar lo contrario es el líder de la CGT, Hugo Moyano. Desbordado por su ambición tanto personal como política –es un decir- no duda en denostar todo lo que había considerado como propio hace apenas un año. Y no conforme con eso, sus nuevos amigos son los nostálgicos del pasado más cruento que sueñan con un país para pocos con multitudes empobrecidas y de rodillas al servicio de los intereses más mezquinos. Mientras la consigna que clama el colectivo es vamos por más, la del hijo más fiel del camionero es vamos por ellos. Que digan que esto es peor que la dictadura militar no sólo es una muestra de la más absoluta ignorancia sino una falta de respeto hacia las miles y miles de víctimas del período más sangriento de nuestra historia reciente. Ya no quedan dudas: tienen como objetivo retomar el poder y como no lo han podido hacer a través del voto popular, apelan a la prepotencia que manejan tan bien, aunque cada vez con menor eficacia.
Pero eso sí, con mucha soledad. Aunque desde las propaladoras de estiércol traten de instalar que la movida del miércoles será un paro nacional, sólo se circunscribirá a los camioneros y algunos resentidos y enojados perpetuos. Nueve sindicatos firmaron un comunicado de repudio a la protesta de los Moyano y sus secuaces. “La medida de fuerza convocada para el 27 nos parece, cuanto menos, inoportuna –advierten- Y nos alarma la adhesión entusiasta que manifiestan los directos responsables de la debacle neoliberal de 2001. Y la misma alegría expresan quienes fracasaron en su intentona golpista en el 2008, motorizados entonces por las patronales agrarias”. No adherimos al paro. Porque defendemos el proyecto nacional y popular”, es la consigna central del documento que acordaron Foetra (telefónicos), Fatel (federación de las telecomunicaciones), Sadop (docentes privados), Fatida (trabajadores de imprenta), UOMA (molineros), Satsaid (televisión), Fatpren (federación trabajadores de prensa), capitanes de ultramar y Secasfpi (trabajadores de la seguridad social en ANSES). Y no son los únicos moyanistas que abandonan esta inexplicable oposición. Hasta la CTA de Micheli le da la espalda. También dejan en soledad al futuro ex Secretario General de la CGT sindicatos de peso, como Luz y Fuerza, UOCRA, comercio, Sanidad, UOM, UPCN y Obras Sanitarias. Aunque no es momento de analizar la transparencia de los representantes gremiales que manifiestan su apoyo al Gobierno Nacional, resulta tentador dejar sentada una sospecha hacia aquellos que desde hace décadas permanecen atornillados en las sillas, gracias a un no tan democrático sistema de elección. Más allá de esto, el gran paro y movilización del miércoles estará tan despoblado como un encuentro de combatientes de la guerra del 14. Casi fantasmagórico.
Aunque no quieran reconocerlo, envidian la facilidad para el golpe en otros países. En 2008 estuvieron a punto de destituir al primer gobierno de CFK y sólo levantaron un poco de polvo. Hace unos años tuvieron una mayoría ocasional en el Congreso y no lograron más que entrevistas en los canales opositores. Cacerolas, cajeros vaciados de billetes y surtidores sin combustible tampoco bastan para tomar la Casa Rosada. Años y años intentando socavar un modelo que a todas luces, se consolida cada vez más. Y aunque copien recetas de otros países de la región, mientan y exageren hasta límites obscenos, dibujen la tapa de los diarios con las imaginaciones más descabelladas, no han podido convencer al pueblo con la horrenda pesadilla que destilan desde sus usinas destructivas, porque el camino que se está recorriendo es el más prometedor de las últimas décadas. Casi envidian las pocas horas que ocuparon los legisladores opositores para echar al –todavía- Presidente Fernando Lugo. Casi anhelan tener un público tan contradictorio en su visión de la dictadura como en Chile o una policía tan obediente como la de Honduras, Bolivia o Ecuador.
Nada pueden. La memoria ayuda a contrarrestar tan perversos planes. La realidad sensible está al alcance de muchos ciudadanos que comparan lo que viven con lo que les cuentan desde las propaladoras de estiércol. Eso conforma algo cercano a la conciencia. Aunque falta mucho. Pero el recuerdo de lo vivido en diciembre de 2001 y el asesinato de los militantes sociales Maxi y Darío, y el oscuro pozo que parecía sin fondo ayudan a fortalecer esta construcción colectiva. El miércoles se transformará en anécdota y quedará en claro quiénes son los choferes del túnel del tiempo. Derecho de huelga, libertad de expresión, institucionalidad, justicia son términos que no deben confundirse con intentos destituyentes. Tampoco subjetividad con manipulación o mentira. Después de la experiencia de Paraguay está claro que hay sectores con los que no se puede convivir porque su avidez y mezquindad los desborda. Y en estas tierras, también. Tal vez habría que aplicar con ellos un todo o nada. O se los pone de rodillas o los padecemos eternamente. Parece que no queda otra opción, si es que los pueblos quieren seguir adelante.

sábado, 23 de junio de 2012

Una sombra ya pronto serás


El tango está poblado de historias de traición, despecho y abandono, pero pocas de regreso y reconciliación. El rencor es el principio de un camino sin retorno, además de ser una reacción ante la pérdida de ciertos privilegios. Los divorciados patológicos toman a los hijos como rehenes o como armas para herir al adversario, que antes era el cónyuge. Loca manera de celebrar el día de la bandera tienen algunos trabajadores. La desmedida acción de los camioneros comandados por los Moyano disidentes pone en segundo plano la justicia del reclamo. Una medida de fuerza dirigida en simultáneo a la patronal y al Gobierno Nacional más que sumar adhesiones, siembra confusión, desconcierto y un poco de rechazo. Que los trabajadores de cualquier sector reclamen por un aumento de salarios, la conquista de un derecho o denuncien un atropello a su dignidad merece la adhesión de cualquier ciudadano. Pero cuando detrás de una medida de fuerza hay intereses mezquinos de la dirigencia sindical, los actores que la protagonizan quedan como descoloridas marionetas tratando de animar la función de una triste feria. Y ese espectáculo despierta el aplauso de muy poca gente. O el cacerolazo de unos cuantos.
Si un sindicalista realiza con la patronal acuerdos que perjudican a los trabajadores es una anomalía que merece ser corregida y hasta sancionada. Pero que un representante gremial sea a la vez patrón de sus representados es una distorsión cercana a la caricatura y traspasa el cinismo. Mucho de todo esto estuvo presente el miércoles 20 de junio con la medida de fuerza de los camioneros que se dedican a distribuir combustibles, más aún cuando el porcentual del incremento ya estaba casi acordado. Refinerías bloqueadas y colas en las estaciones de servicio fue la postal de un feriado que debería haber transcurrido en paz. La posibilidad de un enfrentamiento entre las fuerzas de Gendarmería y los trabajadores movilizados era el fantasma que recorría el escenario. Las amenazas cruzadas a lo largo del día producían chispas que traspasaban las pantallas de TV. Y ahora queda la certeza de que quien antes era amigo, dejó de ser adversario para transformarse en enemigo. Con todas las letras y con toda su crudeza.
 La discusión por el incremento salarial, que debía darse en paritarias, quedó en el arcón del olvido. Los misiles verbales apuntaban al oficialismo y todos sus exponentes. Y no sólo por el Impuesto a las Ganancias o las asignaciones familiares. El botín de guerra de esta disputa es la legitimidad y la representación. Hugo Moyano, lejos de aquel líder que clamaba en un acto del 1° de mayo del año pasado su proximidad a la Presidenta y demonizado al extremo por las propaladoras de estiércol que hoy lo tratan como si tuviera un título nobiliario, tiene fecha de vencimiento. En apenas un año las luces de un estudio televisivo y su desmedida ambición lo transformaron en un obstáculo que debe ser sorteado para continuar con el camino emprendido para alcanzar el país soñado. El líder de la CGT se bajó del colectivo y se subió a una limusina. Y en ese vehículo confortable pero egoísta comenzó un camino sin retorno hacia el olvido.
Muchos afirmaron que la medida de fuerza de los camioneros tenía tintes políticos. Todo lo contrario. La política soluciona conflictos, no los genera. La política necesita definir al adversario; también, señalar los objetivos y el punto de partida. Nada de esto se desprende del acto encabezado por Pablo Moyano, el aprendiz dilecto del Padre. Los hechos del miércoles no sólo desdibujan los ejes del reclamo sino que desprestigian la acción gremial. Además, los dichos de los protagonistas rebeldes, plagados de insultos a los funcionarios nacionales, deslegitimando el lugar ocupado por el vicegobernador Gabriel Mariotto, en ausencia de Scioli, sólo buscan agitar el ambiente para desgastar y socavar el modelo en curso. Nada justifica lo realizado por el gremio de los camioneros en representación del conjunto de la CGT, que no acompaña la jugada. El paro anunciado para el próximo miércoles es una amenaza que dejará en soledad al extinto líder de la entidad gremial.
El Impuesto a las Ganancias –el motivo del próximo capítulo- merece una discusión más profunda y responsable. Si la dupla Moyano pretende forzar una decisión desde los estudios de TN, avalado por el neoliberal menemista Carlos Merconián, el equipo de CFK lo dejará descolocado. Este tributo puede analizarse desde dos puntos de vista: desde el concepto o desde la cifra. Tal vez el nombre deba modificarse para esclarecer su entidad. En otros países se lo llama impuesto a los ingresos, lo que no deja mucho lugar al rechazo. Pero la palabra ‘ganancia’ es la que parece discutible. No es lo mismo la ganancia empresarial, decidida por el que hace la inversión, que el sueldo, que no está en manos del trabajador ni guarda relación con lo invertido, que es ni más ni menos que horas de trabajo. Por este camino, este tributo debería ser pagado sólo por industriales, fabricantes, productores, exportadores e importadores, comerciantes y todos los que conforman La Patronal. De la manera en que está pensada esta contribución, toda persona que reciba un ingreso superior a determinada cifra está en condiciones de realizarlo. Toda persona, no. Por supuesto –y esto es lo que provoca mucho enojo- hay excepciones que merecen ser revisadas. Jueces, diplomáticos y jerarquías eclesiásticas están exentos de tributar y sus ingresos superan ampliamente el mínimo no imponible. Si el Gobierno Nacional toma una decisión en este sentido, más allá de la presión ejercida por el líder de la CGT, no sólo deberá pasar por un incremento del mínimo tributario sino ampliar la base de contribuyentes. De esta manera se eliminarán injusticias que producen alguna que otra protesta. Y, por supuesto, perseguir en serio a los evasores de cualquier rubro y el trabajo irregular.
El saldo que queda de la jugada de los Moyano rebeldes seguramente redundará en más construcción. El ministro de Planificación Julio De Vido puso sobre la mesa las distorsiones que existen en la distribución del combustible. “Muchas empresas y pocos dueños”, afirmó, “que afectan los negocios de YPF, por lo cual se deben rever los contratos, revisarlos muy bien, porque tienen una rentabilidad importantísima”. La petrolera recuperada tenía 500 camiones propios de distribución antes del desguace noventoso. “Hoy no sólo estamos sujetos al capricho de la organización sindical sino también a la desidia de la patronal”, agregó el ministro. Aunque no estaba planeado, el intento de ese miércoles negro señaló muchas cosas para corregir. Y así será.
El paro del próximo miércoles, a todas luces, no tendrá un buen resultado para sus organizadores. El Gobierno Nacional sólo deberá dejar que las aguas corran con la turbulencia planteada. Tal vez, seguirá adelante con las denuncias presentadas y con la multa de cuatro millones de pesos que el Ministerio de Trabajo anunció aplicar por el no acatamiento de la conciliación obligatoria. Mientras tanto, los diputados de la oposición tratarán de sumar porotos al encono con una sesión para tratar un incremento automático y periódico del mínimo no imponible. Pero los legisladores oficialistas no darán quórum a una iniciativa tan oportunista, aunque necesaria. Y en el medio, los apoyos recibidos por los Moyano opositores evidencian una intención destituyente. Macri, De Nárvaez, Cecilia Pando, estancieros, caceroleros, boicoteadores, fukcyuoteros y demás ya han manifestado su simpatía por el paro y movilización de los camioneros. Un nuevo intento de los oscuros personajes que intentan socavar todo lo construido en estos nueve años. A no asustarse: sólo será un lance que se tiran; nuevamente están tentados de llevarse la pelota cuando el partido no les resulta favorable. Pero el balón está de este lado y las reglas de juego favorecen al colectivo. En pocos días, comienza la despedida de Moyano de la cancha. Un final a la paraguaya está muy lejos de nuestra escena política.

martes, 19 de junio de 2012

De la Cumbre al abismo o viceversa


Sin necesidad de considerarlo como un quijote, François Hollande parece estar solo en Europa prometiendo resistir las políticas de ajuste para sostener el euro. Con el no triunfo de Alexis Tsipras en Grecia, el neoliberalismo se continuará escribiendo con tinta alemana en la cuna de la cultura occidental. Y también en España y Portugal. Angela Merkel sonríe mientras señala el camino para la desintegración de los pueblos en defensa del mercado financiero, sin patria ni alma, sólo avidez. En el medio –o no tanto- parte de un continente despierta e intenta poner freno al viejo, pero siempre vital, fantasma de la especulación. El escenario de esta disputa es el balneario mexicano Los Cabos, con sol lacerante, 40 grados casi perpetuos y fuertes vientos que no logran mitigar el calor. La Cumbre del G-20 aporta más temperatura a esas playas mexicanas porque la crisis global no permite hablar de otra cosa. A nivel internacional las posiciones aparecen tan polarizadas como fronteras adentro. Dos modelos contrapuestos que sacaron chispas de su cruce en las playas aztecas. CFK parece dispuesta a reanudar sus críticas al anarco capitalismo financiero, como lo hizo en la Cumbre de Cannes. Los argumentos que esgrimirá son sólidos y todos apuntan a denegar efectividad a las políticas de ajuste aplicadas en el ya no tan Primer Mundo para salvar al capital financiero, principal responsable de la crisis.  Y de paso, una advertencia: la obstinación en emplear las recetas que ya han fracasado puede traer graves consecuencias en el resto del mundo.
En la séptima Cumbre en tres años desde que estalló la crisis internacional, los presidentes de los países del G-20, que representa el 85 por ciento del PBI mundial, tendrán como principal preocupación tratar de encontrar una salida al caos económico. El triunfo ajustado del candidato conservador en Grecia es funcional al ajuste, aunque con poca legitimidad para aplicarlo con rigor. Y no sólo eso: las soluciones de catálogo  profundizan el problema. La Presidenta tratará de acercar al nuevo mandatario francés para intentar convencer a los tozudos primermundeños de que así no se llega a ningún lado. O sí, pero al peor. El último rescate a España –de 100 mil millones de euros- sólo servirá para ocultar el descalabro producido por la banca con sus estafas a los usuarios. Rescate que, además de ser como un salvavidas de plomo, terminarán pagando los usuarios estafados. Los estafadores son premiados y los estafados, castigados.
Con mucha más sutileza, Argentina intenta fortalecer lazos con aquellos países que buscan abandonar las políticas de ajuste fiscal para aplicar políticas keynesianas que promuevan el crecimiento y el empleo. Todas las cosas –los países inclusive- crecen de abajo hacia arriba, no al revés. Mientras persista la tendencia a la acumulación indiscriminada como producto de la especulación financiera, mientras gran parte del capital esté en manos de unos pocos, mientras las grandes fortunas sean incontables y causa esencial de la extrema pobreza, mientras se ignore esta realidad y por el contrario, se la defienda, poco o nada podrá resultar de estas cínicas Cumbres. Los que se están hundiendo quieren aconsejar a los que están en la superficie. Los países europeos elevaron un texto en el que proponen impulsar el avance “hacia una arquitectura financiera más integrada, considerando la supervisión bancaria, la liquidación y capitalización de entidades y un seguro de depósitos”. De producción y empleo no dicen nada de nada.
Esta Cumbre tuvo tres ejes temáticos: la persistente postura de algunas potencias –Alemania a la cabeza- de forzar el ajuste en los países en crisis -lo que provocará más crisis- y el reclamo de los países emergentes para optar por acciones concretas para reactivar la economía; limitar o neutralizar la influencia negativa de las nefastas calificadoras de riesgo en el sistema financiero internacional; y el rechazo al proteccionismo extremo, no motivado por el desarrollo interno de cada país, sino por excusas caprichosas que tienen como objetivo socavar el crecimiento de las economías emergentes.
Sin embargo, el mandatario del país que más ha abusado del proteccionismo a lo largo de su historia formuló duras críticas a los países en desarrollo. El Primer Ministro británico, David Cameron expresó que “en los últimos ocho meses ha habido medidas que afectaron las inversiones, hemos visto la expropiación de una compañía multinacional, requerimientos para que divisas de exportaciones mineras y petroleras se cambien en el mercado local, regulaciones para el cambio de moneda a los habitantes, límites a la compra de tierras por extranjeros y la obligación de repatriar divisas a compañías de seguros. Y todo eso por parte de un solo miembro del G-20”. Por si no se advirtió, Cameron se refirió a Argentina y enumeró todas las medidas tomadas en los últimos meses para proteger la economía nacional. Si Europa está pasando por esta crisis es porque el capital financiero no puede hacer estragos en las economías emergentes, sobre todo en países de Sudamérica. Y el reproche que hace Cameron –cargado de soberbia- parece un castigo por la decisión de un país de gobernarse a sí mismo.
Y no hay intenciones de abandonar este camino. La reunión bilateral entre CFK y Dilma Rousseff tuvo como principal objetivo fortalecer el Mercosur y continuar con el programa de crecimiento con inclusión. “Tenemos que protegernos juntas –señaló Dilma a Cristina- hay una guerra de monedas que intenta castigarnos”. Las presidentas coincidieron en que las perspectivas son preocupantes porque los países del Norte intentan trasladar su crisis a la región. CFK, en su discurso de más de nueve minutos, cuestionó el “círculo vicioso” que se está gestando en Europa: fuga de capitales de las naciones periféricas hacia centros financieros como Alemania e Inglaterra y el regreso de esos recursos transformados en salvatajes con altas tasas de interés. Una historia ya conocida por los argentinos, cuyas consecuencias están bien presentes en la memoria colectiva. Y también apuntó a los paraísos fiscales. “Desde que empezaron las rondas del G-20 que se viene hablando de los paraísos fiscales –explicó La Presidenta- sin embargo siguen funcionando y este año ha aumentado diez veces la salida de dinero. De 5000 a 59.000 millones de dólares por año, especialmente de la periferia de Europa”.
Una pregunta crucial que deberían hacerse los mandatarios de todos los países del mundo: ¿quiénes son los beneficiarios de sus acciones? Los recortes del gasto en salud y educación, el despido de empleados públicos, la baja de los haberes jubilatorios y un abanico de medidas que conocemos muy bien en nuestro querido país no están al servicio del bienestar de sus habitantes, sino todo lo contrario. Y, por tanto, el beneficio no es para las mayorías sino para esas minorías despiadadas que sólo ven en la cifra el sentido de la vida. La crisis que recorre Europa y amenaza al resto del mundo no es económica sino moral. Y comprender el problema es comenzar a solucionarlo.

sábado, 16 de junio de 2012

Minorías que se confirman como tales

      Sin necesidad de acudir a estudios muy profundos sobre el tema, es posible afirmar que hay minorías y minorías. Algunas surgen de la necesidad de reclamar un derecho o defender una causa y tienen como objetivo dejar de ser minoría para integrarse a la sociedad. Las diferentes formas de la discapacidad y la búsqueda de los afectados para integrarse y superar los conflictos que genera vivir en ciudades no adaptadas a sus dificultades constituyen un claro ejemplo de ello. Otra manifestación de minoría puede encontrarse en las diversas expresiones de la sexualidad, cuyo máximo triunfo se dio en 2010 con el todavía llamado matrimonio igualitario. Cuando sea nombrado simplemente ‘matrimonio’ se habrá superado un inexplicable escollo de discriminación. Pero hay otras minorías que se construyen con la intención de imponer su mirada sobre las cosas y gobernar a las mayorías. No buscan la integración ni la convivencia, sino el dominio. Aunque no lo tengan tan claro, conciben su palabra como la única razonable; defienden sus intereses como los más importantes, y en casos extremos, los únicos; desprecian al otro en la medida en que no sirva a sus fines; consideran su moral como la más elevada, aunque no escatimen esfuerzos para someter o aniquilar al que no obedece sus principios; suponen la caridad y el reparto de migajas como una exclusiva manera de acción solidaria. Por supuesto, no sospechan ni en momentos de locura mística que su avidez individualista es la causa directa de la más extrema pobreza por la que se conduelen desde el banco de los templos. Esa minoría clasista, sectaria, egoísta es la que se manifiesta en las esquinas de muchas ciudades de nuestro país, con el incomprensible apoyo de los extras que, de volver a conquistar el poder, serán víctimas de sus acciones angurrientas.
Pero por más que tratan de sumar con todos los medios a su alcance, son cada vez menos los que se dejan convencer por sus monstruosos cantos de sirena. Las usinas de estiércol que utilizan estas minorías para difundir el sentido común que tanto daño ha causado en nuestra historia reciente son cada vez menos efectivas. En su constante empeño por colonizar nuevamente a la opinión pública han perdido la sutileza de antaño. La lógica de la ortodoxia –tanto económica como política- se desdibuja por el empeño desplegado para horadar la voluntad de las mayorías. Las consignas rupturistas que difunden no hacen mella en una sociedad convencida por primera vez en mucho tiempo de cuál es el camino para arribar al país soñado. Hasta los opositores han comprendido cómo hacer oposición.
Salvo, por supuesto, los opositores perpetuos. Por fin queda claro que la fuerza que lidera con su ausencia de liderazgo el Jefe de Gobierno Porteño Mauricio Macri es una expresión de las más rancias minorías, de una oligarquía que se cree patricia, que pretende gobernar a su antojo los destinos del país, sin otro horizonte más que su propio provecho. Y así lo demuestra el PRO al anteponer los intereses de la Metrópolis a la defensa de la soberanía en Malvinas. O al considerar que los 40 millones deben estar al servicio de unos cuantos barrios ilustres. Ahora sí puede afirmarse que el porcentual de votos obtenido el año pasado por este partido clasista no ha sido más que un capricho compartido, tanto en la CABA como en la provincia de Santa Fe. Por eso el sonido de las cacerolas parece tan anacrónico, apolillado, vetusto, como un eco del pasado pero en clave de parodia, casi cercano al ridículo.
Cada golpe sobre una cacerola es funcional a los intereses de las minorías, David Cameron incluido. El Primer Ministro británico responde con una insultante analogía el pedido de diálogo de CFK ante el Comité de Descolonización de la ONU. “Esto no es un juego de Monopoly mundial, con naciones que se pasan territorios entre ellas. Es sobre los isleños determinando su propio futuro”. El futuro de los isleños no está en juego, sino el presente de las Islas, que siempre han pertenecido al territorio nacional. “No estamos pidiendo que nos den la razón –explicó Cristina el jueves- Apenas, nada más ni nada menos que se sienten a una mesa a dialogar. ¿Puede alguien negarse a dialogar y pretender convertirse en adalid de la libertad, de los derechos humanos?”. Claro, como están en desventaja ante la opinión internacional, sentarse a dialogar se convierte en un encuentro entre iguales. Ellos, que, como muchos de los que ostentan una posición dominante en decadencia, consideran que todo diálogo debe reducirse al dictado de órdenes y condiciones. Pero esa posición es tan insostenible, retrógrada y obtusa que sólo les queda el recurso de tirar tarascones al aire. Por eso Cameron afirmó que su gobierno no abrirá “absolutamente ninguna negociación” por la soberanía de Malvinas. Un diálogo entre iguales, para estos exponentes de un anacrónico imperialismo, ya sería una derrota.
Otros no golpean cacerolas pero suenan igual de ridículos. El líder de Proyecto Sur, Fernando Solanas, explicó que “no viajamos porque la Presidenta no fue clara”. Para el cineasta la “Argentina está repitiendo los mismos errores con sus políticas de seducción hacia el Reino Unido”.  Si Cristina tratara de seducir a los británicos, no diría que “desde 1983 sólo estamos presentes en misiones de paz, en Chipre, en Haití. No estamos en Irak ni Afganistán. Hablan de referéndum, ¿por qué no lo hacen en Irak o Afganistán?”.  Como en otras oportunidades, Pino se ubica tan a la izquierda que se parece a la derecha.
Pero las cacerolas no golpean sólo por Malvinas. Los fuckyouteros detestan que otros conquisten derechos. Por eso esgrimen cualquier argumento para denostar el plan de viviendas anunciado esta semana por La Presidenta. El ProCreAr puede ser la posibilidad de rediseñar la urbanización del país, generando nuevas poblaciones en torno a emprendimientos productivos. A pesar de los obstinados intentos para presentar como mala una excelente noticia, la buena recepción de estos créditos superó las expectativas. La mal llamada plata de los jubilados no sólo aportará en lo inmediato soluciones habitacionales sino que fomentará la creación de nuevos puestos de trabajo que redundará en tributos a la ANSES, además de fortalecer el mercado interno. Este nuevo sistema de créditos para la vivienda está integrado por varios elementos y actores: un Fondo Fiduciario que tiene un aporte inicial del Tesoro Nacional constituido por 3000 millones de pesos más las 1870 hectáreas de tierras fiscales; un Comité Ejecutivo integrado por el secretario de Política Económica y Planificación del Desarrollo, el director ejecutivo de la ANSES, el Secretario de Obras Públicas y el titular del Onabe, organismo que administra los bienes del Estado; y un Fiduciario, que será el Banco Hipotecario SA, que administra los bienes del fideicomiso.
Y otro motivo más para cacerolear es la decisión de la AFIP, que excluyó de su página web la opción de comprar dólares sin justificar el destino. La moneda verde sólo puede adquirirse con fines específicos como comprar inmuebles, vehículos, maquinaria agrícola y hasta afrontar viajes al exterior, pero no contempla en ninguno de sus ítems la posibilidad de especular o rellenar colchones. Aunque sigan los sones caceroleros, aunque algunos protesten por el uso del avión presidencial para trasladar a Máximo, aunque la noche del domingo se pueble de insustanciales investigaciones presentadas con excesiva gravedad, el camino que se está recorriendo satisface a las mayorías porque conquista derechos largamente olvidados. La reconstrucción del país emprendida después de la más profunda crisis está dando resultados y  casi todas las cacerolas son usadas para exquisitos guisados, que para eso se fabrican.

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...