Con la Revolución de la Alegría
retrocedemos a pasos agigantados, tanto que parece que el paraíso que prometen no está en el futuro sino en el ficcional
pasado del Génesis. Tan empecinados están los amarillos en arruinarnos la
vida que no deben dormir pergeñando los
daños del día siguiente. Tan evidente es la estafa electoral que estamos padeciendo que muchos están
despertando del hechizo. Tan notorios son los malos propósitos que convierten un fallido en una confesión.
El filósofo y asesor presidencial, Alejandro Rozitchner, en una encendida
apología de este saqueo, vociferó: “nunca
creí posible […] que un gobierno fuera en contra tan claramente de los
derechos y las necesidades de los que menos tienen”.
Antes de eso estuvo la hipocresía que permitió que la brutal
revelación escape de su boca: "nunca
creí posible que un gobierno fuera tan claramente en contra de todo caso de
corrupción e irregularidad”, como si
no se hubiera enterado de las cuentas off shore, la deuda del Correo, la
venta de Autopista del Sol, el nepotismo
hecho contratos, el blanqueo de los familiares, los
aportantes truchos y miles de
chanchullos realizados por estos funcionarios ceos, financistas, fugadores y
especuladores. Tan desconectada de la realidad fue la opinión de este
‘intelectual’ que el entrevistador, Alejandro Fantino, se sorprendió de semejante fanatismo engañador.
El fallido-confesión de
Rozichtner no es el primero de esta especie, pero en este contexto vuelve indiscutible
que lo de Pobreza Cero es una de las
peores hipocresías. Lo que antes era una sospecha o una crítica de los
detractores, ahora se hace evidente como la
promesa que menos pensaban cumplir. Que no estaba en los planes de los candidatos del Cambio ni del núcleo
duro de sus votantes mejorar la distribución del ingreso. Una muestra de
eso fue la casi nula reacción del
público que escuchó al presidente de la Sociedad Rural, Daniel Pelegrina
pronunciar en su discurso de inauguración de la feria de este año las expresiones “inclusión” y “soberanía” y
“salir de la pobreza”. Claro, los asistentes no habían ido a
escuchar una arenga más adecuada para un encendido opositor, sino una reivindicación de este túnel en el que estamos
cada vez más ajustados.
En cambio, la muchedumbre estalló
cuando Pelegrina lanzó su consigna de
barricada agrogarca: “nunca más
volverá a ser el campo la variable de ajuste de un modelo que fracasó”. El Poder muestra los dientes y la Vice Rodante recitó,
complaciente, “acá está nuestro gran
motor” y el ya no tan exitoso “sí, se
puede”. En fin, una especie de
Pimpinella oligarca con mucho olor a
bosta.
La
salida es por acá
Rozichtner y Pelegrina escriben
un Manual PRO para Principiantes: el
gobierno serrucha los derechos de
los que menos tienen porque no piensa limar los privilegios de los que más
tienen. Y si agregamos la frase de Michetti –eso del gran motor- el plan
cierra perfecto: la destrucción sistemática de las industrias y los recortes en
ciencia y tecnología apuntan a que la
producción primaria sea la única actividad productiva. El modelo que
aplican es el del Centenario; lo que estamos protagonizando es una película vieja, pero como es en
3D, con sonido envolvente y dirección del FMI, algunos incautos la toman como nueva. Este film cuenta la historia
de un país muy extenso, pleno de riquezas naturales, donde sólo un millar de familias viven de lujo mientras la mayoría de la
población padece las más humillantes carencias.
Y esto no es exagerado; tampoco es una nueva campaña del miedo.
Mientras el Gerente de La Rosada SA defiende a rajatabla la reducción de
impuestos a los más ricos, aplica
descuentos en los ingresos de los asalariados y despide sin piedad a miles de
empleados estatales. Nadie en su sano juicio puede sostener que éste es el camino para llegar a la
mentirosa Pobreza Cero. Con medio dedo de frente se puede deducir que el
descuento del 53 por ciento en las asignaciones familiares va a afectar de forma negativa el consumo y a profundizar la
desigualdad. Salvo algunos de los colonizados que todavía quedan,
cualquiera puede darse cuenta de que la eliminación de las “zonas diferenciales” no es para alcanzar la equidad. Si
querían equiparar, podrían haberlo hecho
para arriba y no para abajo. Pero como quieren bajar el déficit y el
presidente de la SRA dijo “nunca más”,
la variable de ajuste serán los que
toman el “Nunca Más” como algo más
serio y democrático.
El Gran Equipo ya saborea el
descontento. La conflictividad creciente
es el resultado de sus medidas, que cada vez saben más a provocación y alevosía.
La imagen negativa del empresidente ya supera el 60 por ciento hasta en las
encuestas más amigables y la gobernadora Vidal, responsable de la corrupta
maniobra de lavado, apropiación de
identidad y falsedad ideológica con los aportantes truchos, empieza a perder su disfraz de hada buena.
Pero lo más alentador es que el bastión del PRO –la CABA- se verá pronto
salpicado por maniobras turbias en la campaña, con utilización de dinero del Estado para beneficio del partido.
Gracias a una nueva investigación de Juan Amorín de El Destape, Horacio
Rodríguez Larreta y Elisa Carrió empiezan
a ver agrietado su camuflaje de honestismo republicano.
Porque el descontento es
creciente y la magnitud de la estafa
supera la eficacia de cualquier obsesivo blindaje, Macri toma la decisión
de poner a las FFAA al servicio del despojo y la ministra de Seguridad, Patricia
Bullrich alerta sobre enemigos internos más
propios de un delirium tremens. Todavía sorprende que conserve su cargo de funcionaria, después de provocar la muerte de
cuarenta gendarmes para satisfacer la
demanda represiva del gobernador de Jujuy, la desaparición y el extraño
hallazgo de Santiago Maldonado y las
fábulas que vomita para justificar el asesinato de Rafael Nahuel.
No conforme con hablar de la inexistente
RAM en pos de defender a los terratenientes
foráneos, de hacer de los mapuches una organización terrorista con armas
que cortan de cuajo los árboles más
duros y de hablar de enfrentamientos cuando
una de las partes está en retirada, ahora alucina con confabulaciones
destituyentes. La itinerante y siempre funcional ministra, la que nutre su experticia en series televisivas, la que presionó
hasta la locura al fiscal para que alimente
la campaña de 2015, la que cocinó el suicidio de Nisman como un
magnicidio de Estado, nombra como
conspiradores a Hebe de Bonafini, Hugo Moyano y Juan Grabois.
La Grieta que venían a reparar se ensancha cada día más con tan obscenos
estigmas. El país que venían a unir lo
están atomizando. El desarrollo que prometían potenciar lo están aniquilando. Las instituciones
que prometían respetar las están
moldeando a martillazos para concretar las angurrias de evasores,
explotadores y especuladores. A los que se enamoraron con los fingidos
compromisos de los spots, no sólo les
han malogrado sus condiciones de vida sino también amenazan con reprimirlos.
¿Cómo quieren que no haya conflictividad si
Ellos la están generando? Lo que se viene es muy duro, pero la resistencia es la única manera de frenar
la succión: con compromiso, solidaridad y conciencia esta pesadilla termina
con sólo abrir los ojos para abrazar a
los de este lado y enfrentar con dureza a los que nos amenazan.