jueves, 28 de marzo de 2019

Mucho más que un iceberg


El Poder Real está entrando en pánico: el presidente que impusieron es un desastre indisimulable, las espadas judiciales están al desnudo, los medios hegemónicos tienen cada vez menos audiencia, las recetas aplicadas llevan al país a una crisis histórica y las figuras de recambio pierden potencia a la hora de engatusar a los electores. Aunque el rey de España felicite a Macri por las reformas, la hecatombe está entre nosotros. Por prudencia, algunos explican que el fracaso se debe a la torpeza de los miembros del Gran Equipo que, desconcertados, tratan de calmar los ánimos con frases esperanzadoras; la idea es que hacen casi todo bien pero las cosas salen mal y es por eso que “hay que aguantar” un poco más para que la Revolución de la Alegría surja en el camino como un premio a tanto esfuerzo. Otros, en cambio, pensamos que el plan económico marcha de maravillas, que nos están llevando a donde quieren, que el objetivo es provocar el shock que necesitan para escribir de cero una nueva Historia. Un truco que estrenaron en el 76, reciclaron en los 90 y hoy lo vuelven a intentar. Primero como tragedia, segundo como farsa y se va la tercera, como una combinación burlesca de las dos anteriores.
Quien no advierta que todo lo hicieron para desembocar en esto, peca de ingenuo; quien no comprenda que el túnel oscuro es un desagüe a un pozo ciego, le falta información. Por eso no hay que sorprenderse si nos topamos con un transeúnte que aún recita que “hay que darle tiempo”, “también, con el desastre que dejaron” o “no hay que poner palos en la rueda”. O peor, que despliegue el rosario denunciador al que apela en cualquier “discusión política”. Un discurso hermético compuesto por excusas para rechazar lo que no conoce y seguir abrazando el modelo que lo llena de imposibilidades. Un recitado de lemas sin fundamento y un arsenal de denuncias mediáticas que hace aguas en los tribunales.
Nada hace dudar al individuo que aún espera algo bueno del Cambio. El banquero, el financista, el especulador, el agrogarca no forma parte del grupo que aún no está decepcionado por haber votado a Macri. Por el contrario, estos cuatro y alguno más están felices porque la timba les llena los bolsillos y no se van a decepcionar nunca. Estos son los únicos que encuentran alegría en este engendro. Con éstos no nos cruzaremos nunca porque viven en otra esfera de la realidad. Sí con el primero, con la más variopinta fisonomía, como operario, taxista, jubilade, niñera, chofer, vendedor o muchas más. Ése es el que no encaja entre los votantes del PRO, que desprecia lo que es mejor, que alimenta su intelecto con una misma pantalla, que se emociona cuando ve a Macri simular empatía o recitar una frase de un villano de Batman. Que se deja llevar por un túnel oscuro a la cima de una montaña y sin asustarse del “momento más oscuro de la noche que es el segundo antes del amanecer”.
Nido de ratas
La mafia está expuesta y por eso la desesperación. Las fanfarronadas de Marcelo D’Alessio y el material encontrado en su casa revelan un entramado mafioso insólito en nuestra historia. Y, como afirma el ex abogado del extorsionador, Rodrigo González, “el escándalo no termina en el fiscal”. Carlos Stornelli está experimentando el fin de su poder: de héroe oficial está por convertirse en villano todo terreno. Los chats revelan que D’Alessio espiaba a sus órdenes a empresarios, políticos y hasta la ex pareja de su actual mujer. En medio de tanto embrollo espiador, apareció la utilización de fondos reservados de la gobernación de Buenos Aires para adquirir parte del canal América. La protección mediática de Vidal es cada vez más cara. Justo cuando están candidateando a la “bondadosa María Eugenia” para la presidencia, aparece esta revelación tan oportuna.
Claro que el escándalo no termina en el fiscal, sino más allá. Por eso los amarillos hacen lo que sea para protegerlo: si no organizan un jury exprés para destituir al juez Alejo Ramos Padilla, lanzan una carta de apoyo firmada por 30 diputados oficiales, aunque muchos de ellos ni se hayan enterado. Porque saben que después de Stornelli, caerán muchos más. Como siempre, los voceros mediáticos del establishment tratan de confundir a la opinión pública. Primero con que todo era una operación de prensa armada desde la cárcel, un absurdo que se desmorona con una neurona a media máquina. Y ahora con que el objetivo final de estas denuncias es tirar abajo la Causa de los Cuadernos.
No hace falta mucho esfuerzo para que eso pase, porque los cuadernos no existen, no hay pruebas, el testimonio de los arrepentidos no fue registrado con soporte técnico según la ley y sobre todo, porque ahora sabemos que servía para recaudar fondos, perseguir opositores y quitar del juego a muchos empresarios locales. La declaración de Mario Cifuentes ante el juez Ramos Padilla no sólo confirma el tridente extorsionador –D’Alessio, Stornelli y Santoro- sino que incluye a Vialidad Nacional, YPF y la AFIP para apropiarse de su empresa, la petrolera OPS. Y todo esto con documentación y mensajes de texto, además de su relato.
Los que están tan preocupados por la corrupción y las mafias, deberían estar consustanciados con este caso y no tratar de neutralizarlo. Las pruebas son tantas que no debería demorar mucho la sentencia. Si se toman 27 años como con la venta a precio vil del predio de La Rural jamás lograremos la transparencia tan anhelada. Y menos aún un país más justo, que no es ninguno de los que proponen los impulsores del Cambio en cualquiera de sus versiones.

lunes, 25 de marzo de 2019

Calenturas de campaña


El empresidente Macri confesó esta semana estar caliente. No por el desempleo creciente, la deuda récord que ha tomado, la devaluación de la moneda que ya es un vicio o por la pobreza que cada vez se aleja más del cero. Lo pone caliente la mentira. Increíble que alguien que aceitó su tránsito a La Rosada a fuerza de falacias mediáticas y propias esté tan desencajado. ¿Qué mentiras lo calientan? Las suyas se ve que no, porque las sigue vomitando. Menos las de sus funcionarios, que prometen un futuro de ensueño con medidas de pesadilla. Si tanto lo calientan las mentiras, que gobierne de verdad, al menos por respeto a ese 51 por ciento que confió en él.
Ya sabemos que ‘estar caliente’ encierra varios sentidos: enojado, preocupado, excitado son los más comunes. El último queda descartado de esta reciente escenita; podrá estar desesperado por recuperar imagen, pero que exprese pasión por algo sería una nueva mentira que incrementaría su calentura y estaríamos ante un fenómeno de masturbación política que no lo ayudaría en nada. El segundo sentido también queda descartado: su única preocupación debería ser cómo salir ileso después de haber provocado tantos estropicios, pero algo debe estar pergeñando. Entonces, el único sentido que queda es que está enojado.
¿Por qué está enojado el Ingeniero? No porque la inflación no baje a pesar de cumplir a rajatabla con el manual ortodoxo ni tampoco porque la minoría para la que gobierna fugue a cuatro manos en lugar de invertir. Macri no está enojado porque el PBI sufrió una caída del 6,2 por ciento en el último trimestre de 2018 respecto al año anterior, que significa una baja anual del 2,5. Menos aún porque la inflación –que prometía bajar en dos minutos- se acomoda en torno del 50 por ciento y nos incrustará en el grupo de países hiperinflacionarios. Tampoco porque el desempleo se acerca al 10 por ciento ni porque el consumo se contrajo más del 10. No, nada de eso: Macri está caliente con los que proponen un camino distinto para solucionar los problemas del país.
Como la Revolución de la Alegría no llegó para todes, como en marzo la confianza cayó un 20,6 por ciento y hasta los agrogarcas esputan críticas a la gestión, como ve que el establishment mediático le está soltando la mano, como ve que su apellido se está convirtiendo en palabrota, Macri busca consolidar, al menos, su núcleo duro. Entonces, desde su púlpito imaginario, predicó: “estoy caliente, siempre me calentó la mentira, y otra vez vuelvo a escuchar a los que vienen a proponer ese atajo, esa solución mágica que nos releva de seguir este camino de trepar la montaña con orgullo, con esfuerzo. ¡Es inaguantable, no lo puedo soportar!”.
Temperatura contagiosa
Claro, para él, éste es el único camino para lograr todo lo que prometió en campaña y ahora niega haber prometido. Un camino para alcanzar el paraíso neoliberal, aunque sea dentro de 20 o 30 años. La única novedad es que ya no transitamos por ese “túnel oscuro con una luz al final” que describió la vice Michetti, sino que estamos trepando una montaña. En el ideario PRO, siempre está presente la idea del sacrificio y el esfuerzo para superar algo escabroso. Claro que los que se esfuerzan y sacrifican son las mayorías exangües, mientras una minoría enriquecida se la lleva en pala.
Cualquier otra cosa es tildada como ‘solución mágica’. No es la primera vez que el buen Mauricio aclara que no es un mago. Como si fuera magia hacer que 40 millones de personas vivan bien en un país que produce alimentos para diez veces más. Al contrario: él y el Mejor Equipo de los Últimos 50 Años pretenden hacer magia al pensar que con devaluación y tarifazos se puede bajar la inflación, con importación descontrolada se puede desarrollar la industria, con la especulación financiera se puede reducir la pobreza. Ellos son los que esperan una solución mágica, aplicando recetas que no sirven más que para generar múltiples problemas.
Problemas que son verdaderos dramas para muchos argentinos que, encima, tienen que soportar los poco histriónicos recitados de un impresentable. Un tipo corrupto que se la da de honesto y transparente, un inútil empresario que amasó su fortuna con innumerables estafas al Estado, un ignorante que prometió puertos en Santiago del Estero y anunció la construcción de un puente entre Rosario y Corrientes, un impune que señala el camino de la Justicia con la prepotencia de un matón. Ya ni lástima despierta, siquiera un poco entre sus acólitos.
Macrilandia se desmorona, a pesar de los  peligrosos subsidios del FMI y por eso Macri está caliente. Hay que ser muy torpe o malvado para provocar una crisis tan profunda en un país con tantos recursos y tanto financiamiento externo. Y mucho más para seguir apoyándolo. La apología mediática se está desgranando y sólo puede reciclar insostenibles denuncias para camuflar el atroz presente. Los radicales, sin demasiado estrépito, se están bajando del crucero de Cambiemos y hasta algunos amarillos tantean alternativas electorales para huir del lastre Macri.
El Gerente de La Rosada SA está caliente por los dedos en V que se filtran en las estudiadas fotos, por la mala recepción de los timbrazos, por la prensa internacional que revela lo que acá no se cuenta, como una versión remasterizada de la Campaña Anti-Argentina, por las calles que se pueblan hasta para defender a un juez que quieren destituir por investigar un entramado mafioso insólito. El ex Alcalde está caliente porque, como a un mal mago, ya se le notan hasta los trucos más simples. Muy caliente, porque casi todos detectaron que detrás de las reformas electorales por decreto se esconde el fraude como única salvación, porque las fuerzas policiales no pueden amedrentar a los opositores, porque el espionaje que siempre ha usado en su beneficio hoy afecta hasta a los que fueron aliados, porque las causas contra CFK se caen a pedazos y más aún porque Ella empieza a conquistar las preferencias electorales. ¿Cómo no va a estar caliente Macri, si ya se parece a Pierre Nodoyuna, el tramposo personaje fracasado de los dibujos animados?     
 Macri dice estar así porque, a pesar de sus esfuerzos, no pudo desmontar la memoria colectiva que se viene construyendo desde el retorno a la democracia. El 24 de marzo es, desde hace años, no sólo un recuerdo trágico sino un motivo de celebración y hoy se convierte en un rotundo rechazo al actual des-gobierno por todas sus políticas. El Día de la Memoria vive hoy más que nunca porque está presente el ideario que impulsó el golpe de Estado: destruir el bienestar de una mayoría para enriquecer aún más a una minoría selecta con todas las herramientas disponibles. El Día de la Memoria molesta porque pone en evidencia lo que son. Por eso obstruyen la Plaza con topadoras, discuten los 30000, proponen reducir la pena de los condenados, ignoran la movilización de miles de personas por todo el país en las tapas y transforman esta manifestación verdaderamente ciudadana en un problema de tránsito. Si Macri está caliente, nosotros lo estamos aún más. No se imagina cuánto.

jueves, 21 de marzo de 2019

Una luz que se insinúa


Comprender lo que pasa en Argentina es cada vez más complejo. Los que deberían ordenar las cosas, son los que más confusión generan día a día. El empresidente Macri es el causante –no el ideólogo- de semejante desquicio, con sus derrapes discursivos y sus contradicciones aberrantes. Que pondere el legado de su padre para después denunciarlo de corrupción es una muestra de su incoherencia o de su propia corrupción. En la entrevista difundida el domingo con intenciones de comenzar su campaña por la reelección junto al consustanciado Luis Majul, el buen Mauricio mostró lo peor de sí mismo. Lo que hace siempre, pero con un maquillaje cada vez menos efectivo. En pos de encontrar algo auspicioso, el bajo rating del producto sugiere que está perdiendo su “atractividad”.
No es el único. El canal oficialista de noticias, TN, también está perdiendo audiencia contra el opositor C5N. De continuar la decadencia, el exagerado augurio difundido en tiempos de la discusión sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual –“TN puede desaparecer”- se convertiría en realidad. El exceso de silencio ante los estragos del gobierno que sus periodistas apuntalaron choca con la realidad que padece gran parte de su público. La obscena manipulación de los contenidos está produciendo un despertar de algunas conciencias. La obsesión por demonizar al gobierno anterior es tan paródica, que hasta los colonizados se incomodan. Aunque mientan a coro, los más engañados advierten que las cosas no van tan bien y empiezan a exigir un poco de respeto. Como la realidad se puede tapar, los cautivos reclaman que se empiece a hacer tapa.
El ambiente está cada vez más denso y los dislates oficiales parecen destinados a alimentar la hoguera. La entrevista a Macri mostró mucho de eso. Como en la apertura de sesiones del Congreso, el Ingeniero apeló a su tono exasperado, impaciente, exaltado, como si fuera un iluminado incomprendido. En esos interminables minutos, mintió, fabuló, proyectó, prometió, pontificó, acusó y sentenció. “Me parece que ella no está bien –evaluó en referencia a CFK- Niega la realidad y les echa la culpa a los demás de las cosas que ella hizo”. Una descripción perfecta de sí mismo y cargada de cinismo. Al decir que “hoy estamos mejor parados como sociedad que en 2015”, niega el endeudamiento, la inflación, el deterioro, la desinversión, el desempleo y todos los males provocados por sus medidas. Con su inhumana entonación, confesó saber “que hay mucha gente que le cuesta llegar a fin de mes”, algo que ni imagina. Ni con esfuerzo supremo podría llegar a comprender lo que es vivir con un salario medio, de esos que antes alcanzaban para muchas cosas y hoy apenas para lo esencial. Como si no hubiera sido su decisión incrementar las tarifas con cifras astronómicas. Como si la suba de los medicamentos de un 257 por ciento desde 2015 no fuera consecuencia de la desregulación que tanto adora. Y ni hablar de "nuestros queridos abuelos”, que deben pagar los remedios requeridos por la edad un 540 por ciento más caros con una jubilación que apenas se incrementó en un 172 por ciento. Esto no es culpa del gobierno anterior, sino de éste. Y eso no se puede ocultar con nada.
Detrás del telón
En su intento por engatusar a sus escuchas, Macri negó haber prometido en campaña que iba a lograr Pobreza Cero. ¿Cómo puede explotar tanto la complicidad del entrevistador y la desatención del público? En Finlandia –país que siempre pone como ejemplo- el gobierno en pleno presentó la renuncia por incumplir las promesas. Este farsante, en cambio, afirma no haberlas hecho. Y encima se burla: aseguró que cuando termine su mandato va a dejar “la misma pobreza” que cuando asumió pero “distinta a la del kirchnerismo”. ¿Todavía queda alguien que no se ofusque ante semejante bajeza? Si los que aplaudieron en su momento el fervor con que auguraba el fin de la pobreza no se sienten decepcionados, es porque son cómplices de esta broma macabra.
Y uno dice ‘broma’ para no dramatizar: esto es una estafa electoral, política y económica. Encima el Jefe de Gabinete Marcos Peña pondera este estropicio y, alucinado en su afán embaucador, aseguró que “el gobierno de Mauricio Macri hizo una enorme transformación en todos los rubros”. ¡Rubros!, como si hablara de una empresa y no de un país. Y por si esto fuera poco para la paciencia de la ciudadanía, amenazó con que “éste es un cambio que tiene que llevar 20 o 30 años”. Con tres décadas más de esto desaparecemos del mapa, fagocitados por los buitres a los que Macri abrió la tranquera.
Claro que el Ingeniero hizo una gran transformación en estos tres años y pico: de estar en el puesto 26 en el Índice de la Felicidad medido por la ONU en 2015, ahora estamos en el 47; de poder comprar “plasmas, celulares y autos” con nuestros sueldos medios, ahora apenas si podemos pagar los servicios; como los kirchneristas nos hicieron creer que podíamos alimentarnos, los PRO se enorgullecen porque las góndolas nos impiden comprar más de un sachet de leche, no sólo por el precio sino porque no hay; nos prometieron que íbamos a ser el supermercado del mundo pero muchos están volviendo al trueque para poner algo en la mesa familiar; nos aseguraron un mejor futuro pero el presente se puede ver en los millones de conciudadanos que apenas pueden tener una comida al día.
Los integrantes del Gran Equipo son más mentirosos que el changarín de Nogoyá. Por lo menos, José Sánchez reconoce que fue mentira lo del hallazgo del maletín con 500 mil dólares. En cambio, los amarillos no: alientan la especulación pero le dicen ‘inversión’; al desempleo creciente lo llaman ‘trabajo de calidad’; a la caída, ‘crecimiento’; al incremento de asistentes a comedores comunitarios lo toman como “un éxito”; el aumento de las tarifas es ‘sinceramiento’; sonríen al llamar ‘reconversión’ al cierre de fábricas; se babean al hablar de educación pero no inauguran escuelas ni jardines, sino que dejan que exploten o se derrumben. La ‘transformación’ de la que Marcos Peña se jacta es un desaforado deterioro hecho adrede.
El objetivo es convertirnos en alimentadores de sus fortunas. El Cambio es desequilibrar la balanza, profundizar la desigualdad, hacer de la corrupción un negocio exclusivo, arrojarnos a la pobreza para convertirnos en sirvientes, extirpar derechos para potenciar privilegios. Por eso necesitan 20 o 30 años: para adiestrarnos a la medida de sus apetencias. Por eso amoldan las instituciones para legalizar sus atropellos. Por eso una de las primeras medidas de Macri fue desmantelar la Ley de SCA, para hacer más poderosos a los medios aliados y convertir el blindaje, la mentira y la demonización en la única forma de comunicación pública.

lunes, 18 de marzo de 2019

El comienzo del final


La caída ya es palpable y hasta se olfatea, no sólo por los datos, el rostro de los transeúntes o las persianas bajas que se multiplican: se evidencia en la desesperación de los que son gobierno. Los amarillos pierden la compostura hasta en las situaciones que antes dominaban tan bien, como la de mentir incansablemente y vomitar su desprecio de clase. Por más maquillaje que destinen, las arrugas se notan, las ojeras rutilan y los tics se acrecientan. Y no porque adviertan que están gobernando mal, sino porque perciben que el latrocinio disfrazado de presidencia está llegando a su fin. Pero esto no es todo: lo que más teme el Poder Real es que haber elegido a Macri como representante –el menos hábil para el cargo- deja expuestas las vampíricas intenciones de siempre y ya no las pueden disfrazar de nada.
Engañar tanto a la sociedad no es gratis. Inyectar mucho odio puede producir un efecto rebote. Exigir al público tamaña credulidad es la mejor forma de menospreciarlo. Seguir alentando las esperanzas en un modelo que no despierta ninguna es la manera más eficaz de aniquilar un país. Los medios hegemónicos hacen esto. Por eso instalaron tantas falacias que se convirtieron en sentencias verídicas y condujeron a muchos votantes a optar por la Revolución de la Alegría. Y después del balotaje siguieron alimentando el idilio entre el mandatario electo con malas artes y los embelesados con el Cambio. Un cambio que no era como lo pintaban, claro está. Por eso el verbo ‘cambiar’ y todas sus versiones hoy parecen palabrotas.
En realidad, el Gran Equipo ha trocado muchas palabras de uso corriente en las peores blasfemias: esfuerzo, diálogo, verdad; hicieron del amarillo un color vomitivo. ¡Hasta han hecho de los timbres aparatos siniestros! Como una fuerza de ocupación se han apropiado de los conceptos para torcerlos hacia el lado oscuro de La Grieta. Este gobierno nefasto y todo el andamiaje mafioso que lo sostiene se han apropiado de muchas cosas: del salario, de la dignidad y hasta de las vidas. Al récord de endeudamiento, inflación y decadencia, el desgobierno de Macri conquistó el puesto del más represor desde el retorno a la democracia: un asesinato cada 21 horas en manos de las fuerzas de seguridad del Estado. Y lo más grave es que se enorgullecen de eso. De todo, por eso recitan que estamos por el buen camino.
El desbande se exhibe en las pantallas: los periodistas acólitos que antes competían por el título del mejor macrista, ahora se acusan entre sí por serlo demasiado. Lo que no abandona el discurso dominante es su afán por envolver al mejor candidato: por ahora es Lavagna y después será otro fulano que garantice obediencia. Pero ya estamos aprendiendo que lo que Ellos señalan como bueno, para nosotros será lamentable.  
Podredumbre expuesta
La desesperación comenzó en febrero, aunque debería haber sido antes, por provocar tanto deterioro. La verborragia de D’Alessio ante el empresario Etchebest empezó a desvelar una trama sospechada pero nunca demostrada. Tirar del hilo fue tarea del juez Alejo Ramos Padilla y su equipo, que encontraron en la propiedad del falso abogado y hábil espía indiscreto un botín muy valioso. Ahora quieren voltear a tan entero magistrado por haber narrado en la Comisión de Libertad de Expresión del Congreso una podredumbre paraestatal que existe desde hace mucho. La premura por destituir a Ramos Padilla hace que la organización ilícita de espionaje que involucra agentes de inteligencia, jueces, fiscales y políticos ahora se interprete como estatal.
Si el oficialismo no hubiese salido a tildar al juez de kirchnerista o a defender con tan poco tacto al fiscal Stornelli; si los medios acólitos no hubieran intentado minimizar el caso con la estupidez de que todo fue organizado desde la cárcel; si hubieran asistido a la presentación en el Congreso, no sería tan fácil predecir dónde termina el hilo. Pero cuando el Servicio Penitenciario –que depende del Ejecutivo- no realizó el traslado de D’Alessio al tribunal de Dolores por falta de combustible, la sospecha comienza a fundarse. Más aun teniendo en cuenta la facilidad con que colmaban el tanque de los vehículos y disponían de chalecos y cascos en los espectaculares apresamientos de ex funcionarios K.
Como algo faltaba para llenar las sospechas de certeza, el empresidente comenzó a orquestar el pedido de juicio político a Ramos Padilla en el Consejo de la Magistratura. Los argumentos esgrimidos en la solicitud firmada por el ministro de Justicia, Germán Garavano deberían dejarlo fuera del cargo, como a muchos de los integrantes del Gabinete. Para el funcionario, Ramos Padilla tuvo una “manifiesta actuación irregular y violatoria de los deberes de imparcialidad y reserva que todo juez debe guardar respecto de las causas que tramitan ante sus estrados y en resguardo de los derechos de las partes involucradas”. Ellos esgrimen eso, cuando han consentido que los titulares aparezcan antes que las resoluciones; cuando guardan silencio ante las sentencias sin pruebas; cuando celebran las prisiones preventivas y las condenas exprés y que hacen un show con cada allanamiento. Si Ramos Padilla habló ante el Congreso fue porque el juez Ercolini lo obligó a la apertura del secreto de sumario. Si quisieran una Justicia independiente en serio, se preocuparían más por el trasfondo de esta historia y en lugar de cargarse a Ramos Padilla, buscarían destituir a casi todos los habitantes de Comodoro Py.
Tan desesperados están los amarillos, que impulsan un proceso de destitución a pesar de que no tienen mayoría en la Comisión de Disciplina y Acusación del Consejo de la Magistratura. Cualquiera que los apoye en esta maniobra, quedará manchado por complicidad con la mafia. Los que contribuyeron a mantener la gobernabilidad con la aprobación de leyes destructivas, deberán entender ahora que la gobernabilidad se consigue no apoyándolos.
Ahora es tiempo de hacer lo que no se ha hecho hasta ahora: empezar a interpelar a funcionarios impresentables, como Patricia Bullrich, Laura Alonso, Germán Garavano, Elisa Carrió, Paula Olivetto y por qué no al propio fiscal Stornelli y el juez Bonadío. El futuro demanda que limpiemos tanta escoria. Si triunfan en esto, la oscuridad reinará para siempre.

viernes, 15 de marzo de 2019

El desafío de la Historia


El año electoral presenta muchos versos de temporada. El que muchos miembros del Gran Equipo recitan después del vergonzante discurso inaugural del empresidente Macri es “que estamos mejor que en 2015”. No hay un solo dato que confirme esta idea ni una sola variable que la inspire. El esfuerzo que hay que hacer para creer en esto es enorme, salvo que uno forme parte del minúsculo sector beneficiado por el Cambio. Todo es para atrás, salvo la inflación, el endeudamiento, la pobreza y el desempleo que crecen a pasos agigantados. Y también la transferencia de ingresos de los sectores mayoritarios hacia las arcas de una minoría. Apenas unos cuantos individuos angurrientos y egoístas son los que están mejor, porque ganan y fugan como nunca invirtiendo cada vez menos.
Los amarillos dicen estas paparruchadas a sabiendas de que todavía quedan crédulos dispuestos a tomarlas como válidas antes que reconocer que el sacrificio será en vano. La decepción llega a cuentagotas para dar paso al arrepentimiento. A cuentagotas, a pesar de que la economía se derrumba a torrentes cada día. En tres años y medio, el “Sí, se puede” nos condujo a nuestros peores recuerdos: el fallido de Vidal cuando conquistó con trampas la gobernación –“cambiamos futuro por pasado”- se ha transformado en una penosa descripción del presente.
El Indec que ahora no miente pero trata de dibujar la realidad numérica, celebra que la venta de lácteos en los supermercados subió en 2018 casi un 40 por ciento. Si tenemos en cuenta que la inflación estuvo cerca del 50, ese dato revela que la caída en las ventas rondó el diez por ciento. No es para festejar que la población deba renunciar a la leche para poder pagar tarifas. No sólo a la leche, sino a la alimentación en general, que, según el Indec, cayó al 57,5. El Cambio instaura la renuncia a todo menos a satisfacer a la minoría insaciable que representa. Esto es, para Macri y sus secuaces, estar en el buen camino. Un camino tan bueno que empresas como Lacteos Verónica, Carrefour, Coca-Cola, Fate y muchas más están entrando en crisis. Tan bueno es este camino que las fábricas sólo utilizan la mitad de su capacidad instalada y no hay sector, salvo el financiero especulativo, que la esté pasando bien. Los números no confirman el falso lema de “estamos mejor que en 2015”.
Por más que lo repitan como un mantra, hasta los farsantes que coparon La Rosada con malas artes saben que es insostenible, que es una frase de poster para engañar a los que se dejan engañar. En 2015 el dólar estaba a 10 pesos y ahora supera los 40; la inflación era del 25 por ciento y el año pasado casi duplicó esa cifra; el salario mínimo era el mejor de la región y ahora está en el sexto puesto; lo que costaba un año de Fútbol Para Todos ahora se gasta en un día para pagar la deuda; antes se inauguraban escuelas y ahora explotan o se derrumban. Tan poco representativa es esa afirmación que el buen Mauricio se ha convertido en un lastre para sus aliados. Los que venían a unir a los argentinos no pueden mantener el pegote que bautizaron Cambiemos.
Una bala de plata para la Bestia
En lo que sí podemos afirmar que estamos mejor que en 2015 es en el derrumbamiento del maquillaje del Cambio. Quien aún espere algo bueno de este engendro es tan oscuro como sus mentores o tiene malogrado su entendimiento. Por este camino jamás llegaremos a la Pobreza Cero, al trabajo de calidad para todos, al desarrollo, a la educación modelo ni a nada de lo que simulan aspirar. Ni tampoco son tan honestos como algunos creyeron, sino todo lo contrario. Sus trapisondas son tan evidentes que los jueces cómplices deben hacer malabares para no castigarlas. Con medio dedo de frente se puede deducir que el juez Bonadío –un soldado de la causa- sólo castiga a los odiados K y perdona a los amados M. Tan parcial que sobresee a Basavilbaso y Caputo por malvender acciones de la Ansés y mantiene la causa del Dólar Futuro contra CFK, Kicillof y algunos más. En el primer caso, hubo perjuicio para las arcas públicas y en el segundo, el perjuicio lo provocó el equipo económico de Macri al devaluar un 40 por ciento la moneda. Tan parcial es este juez, que ahora procesa a Cristina por la carta de San Martín. ¿Qué esperamos para exigir la renuncia y castigo para este impresentable?
Claro, para la hegemonía discursiva que nos embrutece, el juez Bonadío es un héroe porque persigue a los populistas, aunque tenga que desentenderse de todas las leyes; aunque invente procesamientos por hechos que ni merecen una denuncia; aunque dictamine el fin de la libertad para sus enemigos políticos; aunque sea un emisario de la Embajada de EEUU; aunque sea el más denunciado por irregularidades ante el Consejo de la Magistratura. Que alguien así sea juez habla muy mal de nuestra República.
La otra estrella judicial es el fiscal Carlos Stornelli, un aliado incondicional del empresidente Macri. Ahora está más embarrado que nunca. La denuncia fundada en audios, videos, fotografías y capturas de whatsapp obtenidas por el empresario Pedro Etchebest deja al descubierto un entramado de espionaje ilegal con fines judiciales, económicos y políticos. La presentación del juez Alejo Ramos Padilla ante la comisión de Libertad de Expresión del Congreso es un hito en la historia institucional argentina, no sólo expone a los integrantes de una asociación ilícita; además señala a los que decidieron ocultarse y desmerecer la denuncia.
Los intentos del establishment para neutralizar el hecho dejan al descubierto a sus cómplices y a los instigadores. El ninguneo mediático es prueba de su gravedad y las pavadas que recitaron los adláteres del oficialismo conforman casi una confesión. Desde el absurdo de afirmar que todo es una operación orquestada desde la cárcel hasta la ridícula foto de la diputada Carrió con un pijama a rayas. Desde las falsas acusaciones de la diputada Paula Olivetto contra el empresario Etchebest hasta la indiferencia del ministro de Justicia Germán Garabano. Hasta la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, no se privó de esputar su complicidad: "atacan a Stornelli porque no le pudieron meter un tiro como se lo metieron a Nisman que los denunció por hacer un acuerdo espurio con Irán y Venezuela". Si no hay un juez que la castigue por mentir tanto, que algún amigo la frene con un poco de información veraz.
Porque de eso se trató la exposición del juez Ramos Padilla: del derecho de los ciudadanos a estar bien informados y la obligación de los funcionarios a no fundar sus argumentos en falacias mediáticas. El caso D’alessio deja al descubierto una trama mafiosa que corrompe nuestro país desde hace décadas. Esta es una oportunidad histórica de desterrar a los profanadores de la República y de recuperar la dignidad que nos quieren seguir esquilmando.

lunes, 11 de marzo de 2019

Los tipos están nerviosos


Diez días pasaron desde la última apertura de sesiones del Congreso a cargo del empresidente Macri. Muchos esperamos que sea la última en serio. Aunque no sólo es cuestión de esperar. Hay demasiados motivos para que el macrismo no continúe con la destrucción y entrega del país. Como reconoció el ministro Dujovne, sorprendido, los argentinos aguantamos bastante el despojo del Cambio. Encima de que las cosas van de mal en peor, el buen Mauricio se da el lujo de fantasear sobre las inexistentes bondades de su plan demoledor, de falsear datos y amenazar con más de lo mismo. Y por si todo esto fuera poco, el enojado es él y no los que han perdido el trabajo, el poder adquisitivo, la dignidad, la tranquilidad, el futuro, la libertad. Esos casi 60 minutos de aplausos ensayados, mentiras evidentes y tropiezos en palabras de más de dos sílabas demuestran que el nerviosismo reina en los amarillos.
Si El Tipo estuviera tranquilo, no tendría necesidad de aclarar que ocupa ese lugar “por el voto de la gente”. Siempre es inevitable recordar que ese voto fue obtenido gracias a engaños, mentiras mediáticas y promesas que no pensaba cumplir. Nada de lo que enorgullecerse, sino todo lo contrario. El que se ufana de “poner la verdad sobre la mesa” asegura que durante los primeros dos años y medio todo anduvo bien hasta que “pasaron cosas”. Las tormentas globales, las sequías locales y la causa de los cuadernos desmadraron una ilusoria luna de miel. Patrañas. Cuando el Estado está presente para favorecer a la mayoría, no hay huracanes que sirvan como excusa. Y menos la Causa de los No Cuadernos, que está pronta a caer no sólo por falta de pruebas, prisiones ilegales y atrocidades en la aplicación de la Ley del Arrepentido, sino también por las maniobras extorsivas de Marcelo D’Alesio, Carlos Stornelli y el juez Claudio Bonadío. Y, sobre todo, porque los cuadernos ya no existen, las copias no han sido verificadas y no se sabe quién los escribió, si el chofer Centeno o el juez, el fiscal y el espía y falso abogado en el Hotel Four Seasons.
Macrilandia se desmorona en todos sus flancos: el dólar no alcanza su techo, la economía no encuentra su piso, el crecimiento es más invisible, las góndolas son un tren fantasma, la canasta familiar está cada vez más vacía, las tarifas son un saqueo y la lluvia de inversiones siempre ha sido fuga de capitales. Empresas pequeñas, medianas y grandes bajan sus persianas, unas por la crisis y otras por las dudas. Hasta la revista Billiken, con casi cien años de historia, padeció la guadaña del Cambio y peligra la nutrición intelectual de Macri, la vice Michetti y algunos otros miembros del Gran Equipo. Aunque la inflación de 2018 fue la más alta desde 1991, el Mandatario que saluda al vacío no pide disculpas por haber prometido “bajarla en dos minutos” ni por asegurar que “es una muestra de la incapacidad para gobernar”. El discurso de Macri estuvo inspirado por la peor de las soberbias y el mejor de los cinismos. Los que aplaudieron son cómplices de esto.
Todes en contra de todo
Cada vez se nota más que lo que denuncian en los otros, Ellos lo tienen de sobra. Corruptos, mafiosos, autoritarios y dañinos. El plural no sólo abarca a los habitantes circunstanciales de La Rosada SA, sino también a la comparsa mediática, financiera y judicial. Todo está expuesto y no lo percibe quien no quiere. Las cuentas off shore, los conflictos de intereses, el lavado de dinero con las campañas, la transferencia de recursos públicos a los más ricos, la connivencia de muchos jueces y fiscales indignarían a cualquier ciudadano. Sin embargo, aún quedan muchos domesticados por las pantallas que se abrazan a las explicaciones más pueriles y absurdas para sostener sus insostenibles prejuicios. Y bastantes indiferentes, que son los que no están ni de un lado ni del otro, se enorgullecen de no entender de política y deciden su voto segundos antes de emitirlo. En fin, lo predecible en una sociedad dominada por la vocinglería manipuladora de los medios hegemónicos.
Porque además de un juez, un fiscal y un falso abogado, la trama extorsiva incluye a un destacado periodista afín al establishment. Daniel Santoro, insigne investigador de falacias, utilizaba sus columnas como amenazas para las víctimas y espiaba a algunos “compañeros” de trabajo. De inmediato, muchos colegas elaboraron y firmaron una solicitada de defensa corporativa de algo que es indefendible: la mentira como herramienta política y alteración de la voluntad democrática. Estos profesionales no emergen para proteger al periodista Santoro, sino para sostener un sistema putrefacto de deformación de la realidad.
Una deformación todo terreno que no sólo está en manos de periodistas y analistas de la cadena de medios oficialistas, sino también de animadores y conductores de radio y TV. El alicaído Marcelo Tinelli –que siempre aprovechó su rating para jugar en política- sentenció que “Macri y Cristina son las dos caras de una misma moneda”. Tal vez sea así desde uno de los extremos más revolucionarios del arco ideológico; si la moneda representa al capitalismo, la primera cara es atroz y la segunda, más amigable. Pero nadie imagina a un Tinelli anticapitalista: una frase hecha para sintetizar el presente en boca de un exitoso pescador que sólo quiere revolver el río para incrementar sus ganancias. Una zoncera más de un mediático para profundizar la confusión de los encandilados.
Ante tanto desconcierto, el paro de mujeres del viernes pasado superó las reivindicaciones propias del feminismo y aporta mucha luz para el futuro. Si bien incluyó los reclamos por la IVE, la violencia de género, los feminicidios, el abuso, la trata y la igualdad de derechos, incorporó en su documento un rechazo enérgico a las políticas de Macri. Y no sólo al individuo Macri, sino a todo lo que representa: sumisión al Imperio, desigualación de la sociedad, renuncia a la soberanía, privatización de los bienes públicos y pisoteo de las instituciones. El colectivo que encabezó un nuevo paro -a pesar de las amenazas de descuentos salariales- equiparó el patriarcado con el sistema. El sentido de la manifestación se sintetiza en una de sus frases más fuertes: “somos la clase contra la que va el capitalismo en el mundo, el neoliberalismo en nuestra región y el macrismo en nuestro país, mediante el avance de la derecha y el imperialismo en toda nuestra América Latina”.
Y las marchas que se hicieron en todo el país no fueron protagonizadas sólo por mujeres: la diversidad se hizo presente conformando un Todes que hará historia. Las flores, los bombones y el “Feliz día” superficial fueron desplazados por una lucha de clase: trabajadores contra vampiros. No sólo contra el machismo, sino contra el sistema que encuentra en todas las desigualdades su razón de existir. Que las crea y las disfruta. Contra eso y contra todo lo que estamos padeciendo desde hace más de tres años.

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...