jueves, 21 de marzo de 2019

Una luz que se insinúa


Comprender lo que pasa en Argentina es cada vez más complejo. Los que deberían ordenar las cosas, son los que más confusión generan día a día. El empresidente Macri es el causante –no el ideólogo- de semejante desquicio, con sus derrapes discursivos y sus contradicciones aberrantes. Que pondere el legado de su padre para después denunciarlo de corrupción es una muestra de su incoherencia o de su propia corrupción. En la entrevista difundida el domingo con intenciones de comenzar su campaña por la reelección junto al consustanciado Luis Majul, el buen Mauricio mostró lo peor de sí mismo. Lo que hace siempre, pero con un maquillaje cada vez menos efectivo. En pos de encontrar algo auspicioso, el bajo rating del producto sugiere que está perdiendo su “atractividad”.
No es el único. El canal oficialista de noticias, TN, también está perdiendo audiencia contra el opositor C5N. De continuar la decadencia, el exagerado augurio difundido en tiempos de la discusión sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual –“TN puede desaparecer”- se convertiría en realidad. El exceso de silencio ante los estragos del gobierno que sus periodistas apuntalaron choca con la realidad que padece gran parte de su público. La obscena manipulación de los contenidos está produciendo un despertar de algunas conciencias. La obsesión por demonizar al gobierno anterior es tan paródica, que hasta los colonizados se incomodan. Aunque mientan a coro, los más engañados advierten que las cosas no van tan bien y empiezan a exigir un poco de respeto. Como la realidad se puede tapar, los cautivos reclaman que se empiece a hacer tapa.
El ambiente está cada vez más denso y los dislates oficiales parecen destinados a alimentar la hoguera. La entrevista a Macri mostró mucho de eso. Como en la apertura de sesiones del Congreso, el Ingeniero apeló a su tono exasperado, impaciente, exaltado, como si fuera un iluminado incomprendido. En esos interminables minutos, mintió, fabuló, proyectó, prometió, pontificó, acusó y sentenció. “Me parece que ella no está bien –evaluó en referencia a CFK- Niega la realidad y les echa la culpa a los demás de las cosas que ella hizo”. Una descripción perfecta de sí mismo y cargada de cinismo. Al decir que “hoy estamos mejor parados como sociedad que en 2015”, niega el endeudamiento, la inflación, el deterioro, la desinversión, el desempleo y todos los males provocados por sus medidas. Con su inhumana entonación, confesó saber “que hay mucha gente que le cuesta llegar a fin de mes”, algo que ni imagina. Ni con esfuerzo supremo podría llegar a comprender lo que es vivir con un salario medio, de esos que antes alcanzaban para muchas cosas y hoy apenas para lo esencial. Como si no hubiera sido su decisión incrementar las tarifas con cifras astronómicas. Como si la suba de los medicamentos de un 257 por ciento desde 2015 no fuera consecuencia de la desregulación que tanto adora. Y ni hablar de "nuestros queridos abuelos”, que deben pagar los remedios requeridos por la edad un 540 por ciento más caros con una jubilación que apenas se incrementó en un 172 por ciento. Esto no es culpa del gobierno anterior, sino de éste. Y eso no se puede ocultar con nada.
Detrás del telón
En su intento por engatusar a sus escuchas, Macri negó haber prometido en campaña que iba a lograr Pobreza Cero. ¿Cómo puede explotar tanto la complicidad del entrevistador y la desatención del público? En Finlandia –país que siempre pone como ejemplo- el gobierno en pleno presentó la renuncia por incumplir las promesas. Este farsante, en cambio, afirma no haberlas hecho. Y encima se burla: aseguró que cuando termine su mandato va a dejar “la misma pobreza” que cuando asumió pero “distinta a la del kirchnerismo”. ¿Todavía queda alguien que no se ofusque ante semejante bajeza? Si los que aplaudieron en su momento el fervor con que auguraba el fin de la pobreza no se sienten decepcionados, es porque son cómplices de esta broma macabra.
Y uno dice ‘broma’ para no dramatizar: esto es una estafa electoral, política y económica. Encima el Jefe de Gabinete Marcos Peña pondera este estropicio y, alucinado en su afán embaucador, aseguró que “el gobierno de Mauricio Macri hizo una enorme transformación en todos los rubros”. ¡Rubros!, como si hablara de una empresa y no de un país. Y por si esto fuera poco para la paciencia de la ciudadanía, amenazó con que “éste es un cambio que tiene que llevar 20 o 30 años”. Con tres décadas más de esto desaparecemos del mapa, fagocitados por los buitres a los que Macri abrió la tranquera.
Claro que el Ingeniero hizo una gran transformación en estos tres años y pico: de estar en el puesto 26 en el Índice de la Felicidad medido por la ONU en 2015, ahora estamos en el 47; de poder comprar “plasmas, celulares y autos” con nuestros sueldos medios, ahora apenas si podemos pagar los servicios; como los kirchneristas nos hicieron creer que podíamos alimentarnos, los PRO se enorgullecen porque las góndolas nos impiden comprar más de un sachet de leche, no sólo por el precio sino porque no hay; nos prometieron que íbamos a ser el supermercado del mundo pero muchos están volviendo al trueque para poner algo en la mesa familiar; nos aseguraron un mejor futuro pero el presente se puede ver en los millones de conciudadanos que apenas pueden tener una comida al día.
Los integrantes del Gran Equipo son más mentirosos que el changarín de Nogoyá. Por lo menos, José Sánchez reconoce que fue mentira lo del hallazgo del maletín con 500 mil dólares. En cambio, los amarillos no: alientan la especulación pero le dicen ‘inversión’; al desempleo creciente lo llaman ‘trabajo de calidad’; a la caída, ‘crecimiento’; al incremento de asistentes a comedores comunitarios lo toman como “un éxito”; el aumento de las tarifas es ‘sinceramiento’; sonríen al llamar ‘reconversión’ al cierre de fábricas; se babean al hablar de educación pero no inauguran escuelas ni jardines, sino que dejan que exploten o se derrumben. La ‘transformación’ de la que Marcos Peña se jacta es un desaforado deterioro hecho adrede.
El objetivo es convertirnos en alimentadores de sus fortunas. El Cambio es desequilibrar la balanza, profundizar la desigualdad, hacer de la corrupción un negocio exclusivo, arrojarnos a la pobreza para convertirnos en sirvientes, extirpar derechos para potenciar privilegios. Por eso necesitan 20 o 30 años: para adiestrarnos a la medida de sus apetencias. Por eso amoldan las instituciones para legalizar sus atropellos. Por eso una de las primeras medidas de Macri fue desmantelar la Ley de SCA, para hacer más poderosos a los medios aliados y convertir el blindaje, la mentira y la demonización en la única forma de comunicación pública.

2 comentarios:

  1. A estas alturas, lo que podemos apreciar del rosario de calamidades amarilas, tal vez sea una "luz" lo que s vislumbra pero, lo predominante es el hartazgo, el cansancio y hasta estupor, sebíamos que iba a ser una porquería, no nos imaginabamos que sería tanta.
    Y ya ni ganas dan de mirar todo ésto en términos políticos, si con lo personal alcanza, sobra y justifica el asco, Tomar el cadáver aún casi tibio del padre y definirlo como "corrupto" (y hace añares que el holding NO ES del padre, sino de él y ¿no se autoincrimina como corrupto?.... un mínimo pudor de hijo parece que no figura en sus defectos y...¿qué pueden esperar los que votaron esta porquería?, o la incontinente verbal doña malbec, para la que el velorio de Néstor fue "una puesta en escena", tá bien, era teatro pero el muerto estaba como estaba el montón de "actores" (¿cuántos, millones?) despidiéndolo... o que CFK es comparabla a stalin.... no sé que ofende más, la enormidad del dislate o la estúpida ignorancia de la ex montonera (y casi segura botona)...y después un surtido de glorias, como la inefable doña colesterol amenazando de muerte a un juez, Ramos Padilla, cuyo crimen es dejarla en evidencia y así, hasta el infinito...
    Ahora sí, lo que se vislumbra es que puede haber un final y, la verdad, será una luz pero lo que viene será un tiempo oscuro, el de la muy pesada herencia y campo minado que dejarán,.... disculpe, hoy me levanté pesimista.

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