Los personajes del Cambio no
cesan de vomitar distracciones. La
estrella es Elisa Carrió, que a pesar de su título y su cargo, elabora pavadas que sólo los pavos pueden
tomar en serio. Y no paga consecuencias: al contrario, los pavos la votan y le
siguen creyendo. Sin embargo, rascando un poco sus despropósitos, se puede
hallar un trasfondo insospechado. Si
es cierto que el empresidente Macri
habilitó el debate parlamentario sobre la despenalización del aborto creyendo
que iba a ser rechazada en el Congreso, el
51 por ciento del electorado sentó en el Sillón de Rivadavia a un pésimo
jugador. Aunque eso ya es evidente desde el Bailecito en el Balcón. En lo de las propinas, hay mucha más tela
para cortar. Lo cierto es que el aluvión
de sandeces sugiere cierta desesperación en el oficialismo y, perdido por
perdido, sus integrantes dejan al
descubierto lo peor de su pensar.
Lo desopilante de Carrió refuerza la distracción de los distraídos,
mientras el entrevistador brega por
sostener su expresión de póker. Detrás de la tontería de las propinas se
esconde el reconocimiento de una
situación difícil para los que menos tienen; y no dirige su consejo a los
principales beneficiados de esta bestial transferencia de recursos, sino a los
integrantes de las clases media y media alta, los convidados de piedra de
este gobierno de élite. El Plan
Propinas de Carrió es un pequeño aporte desde el centro de la pirámide y no
desde la punta: ni siquiera se atreve a
sugerir el inicio del derrame tan prometido; apenas la humillante limosna
para calmar temporalmente la angustia de los que no pueden satisfacer lo más
elemental.
Al menos, la histriónica y
desconcertante diputada reconoce que hay una crisis y que el gobierno al que defiende –a su alocado modo- no está en condiciones de
solucionar. Más por voluntad que por incapacidad, el rumbo tomado por la
gestión amarilla no se desviará un milímetro, a pesar de los nefastos resultados. Eso demuestra que admiten la
crisis pero no dan con el origen y menos
aún asumen la responsabilidad de, por lo menos, buscar una solución. Uno de
los casos más emblemáticos es el del Jefe de Gabinete, Marcos Peña Braum –futuro
eyectado de la banda- que habla de “un
clima tormentoso”, como si la economía
doméstica estuviera a merced de factores climáticos. Sin embargo, ya casi
todos sabemos que la crisis es el síntoma y el Mejor Equipo de los Últimos 50 años, la enfermedad.
Mientras tanto, Macri –que acusaba de soberbia a CFK por llevar
adelante un proyecto con mejores resultados- considera “correcto” este tortuoso camino y tilda de irracionales a
quienes lo cuestionan. Si eso no es soberbia, será tozudez, brutalidad, ignorancia o inhumanidad, pero con echar una
rápida mirada al panorama sólo se puede concluir que en dos años y medio ha producido un desastre histórico.
A
propinar patadas
Por enésima vez, el ministro de
Hacienda impuesto por el Grupo Clarín,
Nicolás Dujovne anunció estar “seguro de que
lo peor ya pasó”. Ante los miembros
de la Comisión Bicameral de Seguimiento y Control de la Deuda Exterior no se atrevió a decir “esta vez va en serio”, por las dudas. “Lo peor ya pasó”, afirma el ministro, pero cada día son más los que asisten a comedores comunitarios a
suplicar algo con que llenar el estómago. Y el funcionario celebra porque las
exportaciones “van viento en popa”, aunque
los exportadores no contribuyen en nada
a la solución de los problemas alimentarios que su desmedida angurria provoca.
Como ya sabemos, el neoliberalismo es una eterna promesa: por eso Dujovne se
atreve a auspiciar que “la economía a
futuro saldrá fortalecida”, aunque
el presente sólo provoque miseria en los que no pueden esperar más.
Las promesas abundan, pero sólo se cumplen las que más perjudican a la
mayoría. El ajuste que se propone en el presupuesto será mucho más profundo
que lo padecido hasta ahora, pero la
reducción de las retenciones a la exportación primaria no se toca. Tampoco piensan
aplicar arancelamientos a las importaciones, que no sólo dañan la producción local y la generación de empleo sino
también contribuyen a la fuga de dólares. Menos aún frenar la bicicleta
financiera, que sólo produce riqueza
para algunos y deuda para casi todos. Menos que menos interrumpir el saqueo
de los tarifazos, aunque hayan echado a
patadas al aumentador serial Aranguren.
Para la mayoría sólo hay retos:
que consumimos mucha energía, que hay que abrigarse, que vivimos mejor de lo que merecemos… Hasta Marcos Peña Braum nos
acusa al decir que “Argentina es un país
acostumbrado a gastar más de lo que tiene”, cuando los que acumulan las riquezas que generamos en paraísos fiscales
son Ellos, los funcionarios y sus exclusivos beneficiados. Y, en el colmo
de su obsceno cinismo, el funcionario cuestiona "usar el dólar como termómetro de la situación económica", cuando son Ellos los que han dolarizado
nuestra vida.
Mientras tanto, la vice Michetti echa a rodar sus barbaridades para espanto más de los propios que de los
ajenos, el ministro de Defensa, Oscar Aguad deja indefensos a los
familiares del Submarino y la de Desarrollo Social, Carolina Stanley acomoda mejor a su hermana. Mientras tanto, los
medios hegemónicos –cómplices y beneficiarios- tratan de ocultar las ya demostradas trapisondas de la gobernadora Vidal
y el cercenador de voces disidentes, Hernán Lombardi esquiva rendir cuentas de su perverso accionar ante los Diputados. Mientras
tanto, persiguen músicos callejeros,
incautan harapos de los sin techo, amenazan a los que manifiestan su enojo y mantienen presos políticos como si fueran
trofeos. Mientras tanto, se enorgullecen de habernos insertado a un mundo que nos está succionando, de
comprar armamento a los usurpadores de
nuestras tierras, de perseguir mapuches para proteger a los estancieros, de regalar bienes públicos a sus amigotes.
Mientras tanto, califican de
irracionales a los que se oponen a tantas atrocidades. Por lo que parece, en
estos tiempos, lo racional es seguir
aguantando y, por supuesto, dejar algo de propina.
gracias estimado Gustavo-comparto-besos
ResponderBorrarA estas alturas, Gustavo, no estoy tan seguro de que el virreinato sólo intente distraer, son tan corruptamente ineptos que distraen, les salen naturales los dislates, casi una marca de fábrica.... el tema es que nos distraemos con la duda de si son una joda o un drama y ahí nos vienen los zarpazos. O peor, si en una de ésas, hay más que unos cuantos que prefieren "distraerse" a tener un país más o menos en serio (algo que seguramente no es tan fácil ni light como las pavadas de un marquitos peña...).
ResponderBorrarEn fin, sigamos siendo "irracionales".