Nunca van a encontrar sus
propios límites. Ya no. Los periodistas
del grupo Clarín no tienen escrúpulos a la hora de engañar a su público, de
alimentar el odio, de incrementar los prejuicios. Y tampoco les importa triturar
el prestigio que han conseguido en esta profesión. Ni pisotear la tan mentada
libertad de expresión, la que ellos mancillan
con cada una de sus invenciones con formato periodístico. Pero lo más grave
del caso no es lo que publican, sino la incidencia que tiene en la agenda
informativa. Aunque muchas veces se ha demostrado la falsedad de sus titulares,
la ausencia de fuentes, lo errado de sus lucubraciones, todavía quedan periodistas no ligados directamente al Grupo que basan
sus opiniones en esas fantasías destituyentes.
¿Cuántos habrán mordido el
anzuelo de las investigaciones del Gobierno Nacional a los tuiteros que apoyan
a Campagnoli? ¿Qué pensarán hoy esos periodistas del interior que elaboraron
ardientes editoriales en defensa de las libertades republicanas? ¿Cómo pueden seguir confiando tan
religiosamente en un medio informativo que ha mentido tantas veces? Porque
no estamos hablando de la versión de un hecho o el sentido al que apunta una
opinión, sino de una obscena farsa. Un cuento que reconstruye el hecho con
tanta saña, que lo convierte en un amasijo falsario, como
casi siempre. Los tuiteros no manifestaban su apoyo al fiscal Campagnoli, sino
que difundieron datos personales y amenazaron de muerte a su reemplazante,
Cristina Caamaño y su familia. Hay una
diferencia enorme entre una opinión y una amenaza y más aún cuando no proviene
de inocentes y manipulados anónimos, sino de colaboradores del sospechado
funcionario.
Tan poco anónimos son los
usuarios de esa red social, que su abogada, Daniela Portino González, es la esposa de Ignacio Irigaray, ex
colaborador y actual defensor de Campagnoli. Hay una trama tan siniestra en
este caso, una relación tan enredada en los personajes, que hasta sugiere tintes
mafiosos. Tanta trascendencia parece tener Campagnoli para los opositores, que nos olvidamos que apenas es un fiscal
distrital y no un funcionario de incidencia nacional. “Todos somos Campagnoli”, rezaba el lema que exhibían algunos
individuos que manifestaban a su favor. Y en la cola de un súper de Rosario
puede verse a algún comprador indignado por la
injusta persecución que Cristina y sus secuaces están emprendiendo contra
él.
Una aclaración que parece
necesaria: este Apunte no tiene como objetivo hacer una apología de Lázaro
Báez. Más aún: ningún kirchnerista
lamentará si este empresario debe dar con sus huesos en la cárcel. Tampoco
Elaskar o Fariña son sustanciales para la reconstrucción de nuestro país. La
mayoría de los ciudadanos está empeñada en defender este proyecto para hacer realidad el Sueño Histórico de un País, esa patria en la que todos sus habitantes
gocen de derechos, dignidad, bienestar, una nación con equidad y justicia.
Una república sin privilegiados, explotados ni excluidos. Un territorio en el
que no tengan espacio los entregadores de la soberanía ni los que se enriquecen
a costa de nuestro esfuerzo, sean representantes, funcionarios o empresarios. Y los que conspiran, confabulan, sabotean deben
ser apartados de este camino sin miramientos, porque son obstáculos en nuestra
marcha.
Un
final con intenciones emotivas
En el Día de la Independencia,
siempre hay lugar para nuevas reflexiones. La primera, la más obvia: la independencia no se reduce a una
exaltada declamación, sino que es una construcción permanente. Cada uno de
nuestros actos cotidianos, pensamientos, opiniones, elecciones debe apuntar a
eso. De lo contrario, nos quedaremos a mitad de camino. Esto no significa que
todos debamos pensar lo mismo, pero cuando
el objetivo es tan elevado, las diferencias son mínimas.
Este ejercicio nos permitirá
distinguir a los personajes que operan para vulnerar la voluntad popular y
retornar a aquellos tiempos en que padecíamos en serio una realidad
insoportable. Quien tenga más de 30 años comprenderá de lo que estamos
hablando. Y los que tengan menos, se empaparán de esa Conciencia Colectiva. Porque lo que estamos viviendo no es la
pesadilla que muchos intentan mostrar por todos sus medios. Nada supera el
horror de la dictadura, ni el acoso financiero de los primeros años de la
democracia, ni la vergonzosa entrega del neoliberalismo noventoso, ni el
calamitoso fracaso de la Alianza. Sin dudas, éstos han sido los mejores diez años de nuestra historia reciente.
Y si no estamos mejor, es responsabilidad absoluta de los angurrientos que
impiden una mayor distribución del ingreso y sus aliados mediáticos y políticos,
que, por torpeza, cobardía o connivencia avalan ese retrógrado accionar.
Por si alguno aún no se ha
enterado, los exponentes del
establishment no están preocupados por nuestro bienestar. Les interesa
medio pepino lo que nos pase, mientras ellos puedan llenar sus arcas con pala
mecánica. Y, a pesar de que en todo este tiempo se han enriquecido como nunca,
intentan destronar al kirchnerismo por mera pulsión destructiva. Porque, como buenos patricios, creen ser dueños del
país y, por pertenencia de clase, sus auténticos gobernantes.
Los medios hegemónicos son los
voceros indiscutibles de ese sector que tanto daño nos ha hecho, aunque se
disfracen de objetivos e independientes. Si mienten, no es porque se equivocan,
sino porque tienen la malsana intención
de hacerlo, porque saben que con cada mentira pueden horadar un poco más la
legitimidad del Gobierno Nacional. ¿O acaso no les llama la atención que los
únicos que hacen mal las cosas son los funcionarios elegidos por Cristina? ¿O no les resulta sorprendente que la culpa
de todo lo que ocurre sea del kirchnerismo? ¿O no advierten que el
desastroso escenario que pintan desde sus páginas no se condice con lo que nos
rodea?
Desde hace un tiempo han
encontrado dos temas con los que golpear: el jury a Campagnoli y la no-causa de
Boudou. Los atropellos republicanos y un supuesto caso de corrupción han
desplazado a la inflación y la inseguridad de los temas principales. Corrupción que sólo se queda en patéticas e
insostenibles denuncias dominicales que alimentan la agenda de la semana.
Atropellos republicanos que nada más existen en las mentes paranoides que
accionan los teclados. Ya no quedan
dudas de que no quieren construir un país mejor, sino apropiarse de él. Para conquistar la plena independencia sólo
nos falta librar nuestras
conciencias de esas usinas de estiércol y de los que se escudan detrás de ellas.
Por eso, no hay que dejarse
engañar. El país está en construcción y de la mejor manera. Nunca más debemos permitir el retorno de
los destructores. Y para insuflarnos un poco más de ánimo, los muchachos de
la Selección vencieron a Holanda, no para salir campeones del mundo, sino para
vengar la humillación sufrida por nuestros hermanos brasileros. También para expresar el orgullo que
sentimos por estar recuperando el país. Y si nos llevamos la Copa, la
misión estará completa y si no, ha sido muy bueno el intento. En lo que no debemos flaquear es en la
defensa de los intereses de todos, de la soberanía, de la independencia que,
día a día, estamos conquistando.
Se empieza a materializar una pesadilla del grupo... Como mínimo, Cristina recibirá en la Casa Rosada a los Sub-Campeones. Como mínimo. Hay otra posibilidad. ¡Muejejejeje!
ResponderBorrarSip. Se va meter sus titulares agoreros en lo más inmundo de sus respectivos cuerpos. Sobre todo Lanata, que dijo "Argentina es una mierda". No hay que olvidar eso.
BorrarExcelente,como Siempre Gustavo ! Adhiero a lo q dice Antonio,cuántas pesadillas para el Grupo,verdad (?) No olvidemos también q China kiere sumar a Argentina al Brics ! En fin,deberán empezar a meterse sus Operetas,y Deformaciones de la información,Bien en la GRIETA !!!
ResponderBorrarY no sólo Argentina se suma al BRICS, sino México y Australia. Pronto se llamara BRICSAMA
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