lunes, 15 de julio de 2019

Amargas mieles del Cambio


El cierre de la fábrica de Mielcitas aporta una imagen más de un gobierno que desembarcó para derramar sólo amarguras a gran parte de los argentinos. No es la única empresa que ha resistido las sucesivas crisis económicas, pero ha caído con Macri. Los casos se cuentan de a miles, algunas por la especulación alentada desde La Rosada SA y muchas por tarifazos y caída en las ventas. Ajenos a todo esto, los spots de campaña del oficialismo celebran logros que sólo están en los videos y auguran una felicidad muy lejana. Pocos se acuerdan de la Revolución de la Alegría prometida en 2015 y muchos evocan la felicidad de las Mielcitas durante los recreos o a escondidas durante una clase aburrida. Ni una cosa ni la otra están entre nosotros.
Entre nosotros está la oscuridad de un túnel en el que no necesitábamos meternos. Un túnel que es más un tren fantasma donde los monstruos no son muñecos, sino empresarios que claman por una reforma laboral que convierta a los trabajadores casi en esclavos, en piezas intercambiables al ritmo de su avaricia, en víctimas de una meritocracia despiadada. ¿No será hora de pensar en una flexibilización empresarial para que entre todos decidamos quiénes contribuyen y quiénes no al bienestar de todos? ¿Cómo podemos pensar en el tránsito hacia un país más equitativo con estas fieras voraces soplando su fétido aliento sobre nuestras cabezas? Si aplicáramos la meritocracia a los integrantes del Círculo Rojo, ¿no terminarían muchos de ellos viviendo debajo de un puente?
Mientras el drama se extiende sobre la población, la ficción televisiva aporta más estigmas para idiotizar a su público. Muchos colonizados se escandalizan con la fábula de un sindicalista corrupto que fabricó la usina monopólica del Grupo Clarín. El discurso oficial aporta lo suyo con otra fábula: la de un enfrentamiento entre facciones kirchneristas. La realidad que no está en las tapas es que una de ellas es amarilla. No dicen que Alberto Fantini está ligado a Macri y viajó con Triaca a Europa para conocer “modelos de diálogo social”, pero Clarín y La Nación firman un acuerdo para combatir las noticias falsas. Para lograr eso, deberían cerrar sus puertas, no sólo esos dos diarios sino todos los medios que difunden sus hediondos productos informativos. O no cerrar, sino reconvertirse en algo más saludable.
Sombras, nada más
Hay que repetirlo hasta el cansancio: Macri se convirtió en presidente gracias a infinidad de mentiras. Lo sigue siendo por lo mismo y no se le cae la cara. Al contrario, en la imperial CNN, provoca con “Cristina Kirchner ve la política como una imposición y una negación, porque niega la realidad de todos los días”. ¿No será él quien niega la realidad? ¿No es él el que dice “éste es el camino”,  a pesar del desastre que está provocando? Los millones de la deuda que ha incrementado ocuparían más de tres estadios de fútbol. El mito de “se robaron todo” debería aplicarse más a este gobierno que al anterior. Y eso se nota: porque se están “robando todo” es que se duplicó el desempleo, se desmoronó el mercado interno, cierran fábricas, empresas y comercios y la pobreza se aleja más del cero hasta alcanzar el 35 por ciento.
En la provincia que le dio el inmerecido triunfo –Córdoba- el empresidente definió como “bisagra” la elección presidencial porque “nunca estuvimos tan cerca de cambiar la historia para siempre”. Que cambiamos, nadie lo discute; lo de para siempre, está por verse. Lo que sí es seguro que el Cambio ha deteriorado la vida de millones. Hasta la casi centenaria fábrica cordobesa de alfajores Estancia El Rosario está en agonía. Ahora funciona con seis empleados y si antes producía cerca de nueve millones de alfajores al año, ya no hace ni la mitad.
Pero Macri sigue embaucando a sus menguantes seguidores y –más lejos de la realidad que cualquiera- recordó: “acá empezó esa fuerza que dijo basta, acá vino esa rebeldía contra el maltrato”. Claro, el maltrato es una cadena nacional que interrumpe la telenovela pero no la tarifa de electricidad que impide verla en serio. Claro, como si ‘rebeldía’ fuera apoyar a los poderosos en contra de la supervivencia de los más débiles. Tan enredados son los PRO que terminaron bailando una canción cuartetera de Ulises Bueno que parecía un reproche al principal orador: “¿qué vienes a buscar, pidiéndome perdón?... tu tiempo ya pasó, me cansé de esperar… ya basta de engañar, ya basta de sufrir… son ya tantas mentiras que yo no quiero creer”. El azar le jugó una mala pasada, el musicalizador era un infiltrado o son tan tontos que no saben interpretar el sentido de las letras. O los globos de la mentira explotan en la cara.
El discurso oficial habla de transparencia, honestidad, verdad cuando nunca hemos tenido un gobierno tan puerilmente falaz. En plena campaña, agitan los cucos más vetustos para asustar a sus infantilizados seguidores. Como fascistas trasplantados desde cien años atrás, acusan de comunistas y marxistas a los opositores. Al no tener nada bueno que exhibir, más que la angurria legitimada y compartida por los gobernantes, sólo queda demonizar al adversario.
Tan inseguros están de su triunfo que no saben qué trampa aplicar para amañar las elecciones: voto por correo de los argentinos en el extranjero, reducción de las partidas para publicidad en medios y la contratación de una empresa británica cuestionada por sus yerros en la transmisión electrónica de los resultados. Y para adornar más con podredumbre el escenario electoral, inventan encuestas con paridades inverosímiles y lanzan planes para simular una bonanza temporal.
Las mentiras son tan groseras que se escapan de sus bocas, como el déficit heredado, que resultó ser la mitad de lo que habían dicho apenas iniciada esta destructiva gestión. Pero Ellos dicen que va todo bien sólo porque los amigotes están saturando sus arcas con los recursos que nos succionan. Una propuesta para angurrientos o suicidas. O para tontos que sólo creen en tonterías. Ningún trabajador, ningún jubilado, ningún empresario de verdad debería votar por la continuidad del Cambio, una opción que no es para la mayoría, sino para un grupete que quiere someter al resto a las peores penurias.

2 comentarios:

  1. estos amargos destruyen todos nuestros dulces recuerdos hasta las golosinas y confituras de nuestra infancia, que pena lo del Rosario, son excelentes alfajores-abrazos y comparto

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  2. Sí, nadie que razone minimamente, puede creer el bombardeos de embustes y mentiras que nos regala el amarillaje pero, da la casualidad que todo responde a un diseño en el que, justamente, razonar no vale y se impone lo “aspiracional“, “emocional“ y, claro, todos y cada uno de los prejuicios antiperonistas habidos y por haber; un combo que no por estúpido y suicida deja de tener millones de adeptos.
    Lo de Mielcitas, es apenas un ejemplo del futuro inminente si sigue esta porquería, de la confirmación del vaticinio de grobocopatel ...“algunos tienen que desaparecer“ y uno se pregunta incrédulo cómo es posible que empresarios y gente mejor informada, no sume 1+1 y saque conclusiones acerca de que le espera.... y no, ahí los tiene militando por la continuación de la porquería, misma porquería que más temprano que tarde se los llevará puestos.
    Y por si la economía fuera poco, está a la firma un decreto de una mayor sumisión a la madre patria USA, declarando “terrorista“ a Hezbolá y metiendo de cabeza al país en un conflicto global, ajeno y con posibles implicancias de seguridad para las que no se está ni remotamente preparados, salvo que se crea que basta la caripela de ningún amigo de la ministra malbec...
    De todos modos, ésto recién empieza y se pondrá más entretenido con las nuevas denuncias, descalificaciones y fábulas de próximo estreno, en fin, para desmentir a los que como usted o yo, se quejan de que estos cosos no “producen“ nada...

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