Mientras los varados adrede cantan tangos desde Miami, Macri se hace la víctima cuando, en realidad, es el victimario. Tretas para desorientarnos, aunque ya sabemos a dónde queremos llegar.
Como siempre, la comunicación
hegemónica alimenta el desánimo para
instalar a sus favoritos en las elecciones de medio término. Algunos probarán
objetar esta afirmación al considerar que hay
una gran franja etaria que no consume medios tradicionales. En efecto, los
diarios impresos dejaron de leerse hace mucho tiempo y la televisión es consumida por mayores de cuarenta años o más. Los
jóvenes están más ligados a los formatos digitales –que potencia el consumo de
radio- y a las redes sociales. Todo bien con esa advertencia, lo que no quiere decir que unos accedan a
una información más confiable que otros. Tanto en un titular, en un graf o
en un mensaje de Whatsapp la
manipulación puede estar presente. Por cualquier medio que sea, el público está
expuesto a recibir información incompleta o, en muchos casos falaz, porque lo contrario –la información responsable-
requiere una voluntad que no todos tienen. En definitiva, no es garantía
eludir los medios tradicionales para evitar ser manipulado: el discurso dominante tiene la capacidad de
apropiarse de todas las herramientas que permitan colonizar a los individuos
desprevenidos.
El video de un varado en Miami
provoca indignación tanto si se difunde en TN como en un grupo guasapero si el receptor es propenso a indignarse sin
motivo. No importa si la categorización de ‘varado’ corresponda o no ni si son valederos los motivos que llevaron
al viajero hasta Miami o donde sea. Trabajo, emergencia, turismo o simple provocación. Lo mismo ocurre con
cualquier titular amañado y sintético. El público estará expuesto a estas
paparruchadas hasta que deje de ser
público y se convierta en ciudadano. Mientras tanto, deberemos seguir
batallando para desmontar operaciones y dejar
al descubierto las patrañas que muchos individuos consumen y asimilan con
absoluta inocencia… o no tanta. La manipulación potencia su capacidad con
la candidez o complicidad del
manipulado.
Por eso el ex empresidente Macri
puede escribir una injuriosa carta tan
profunda como las que envía a Papá Noel y a los Reyes para pedir sus
regalitos. En esta misiva, el Infame Ingeniero explica su versión –mendaz, por supuesto- de la Causa
Correo y afirma que es víctima de una
persecución como la que él efectuó en serio sobre los titulares del Grupo
Indalo, funcionarios K, periodistas, mapuches y tuiteros. Una “persecución kirchnerista” que empezó
hace 20 años, cuando los kirchneristas
no existían a nivel nacional. Persecución que se inicia por falta de inversiones, vaciamiento y miles
de deudas con el sector público y privado. Persecución que merece por todo lo que ha sido y lo que es: un
verdadero delincuente impune desde siempre. Y como buen cínico que es, finaliza su epístola con una frase cínica:
“no pido privilegios, pido Justicia”, cuando en realidad, está pidiendo todo lo
contrario.
Estas situaciones absurdas nos
hacen perder tiempo porque nos arrastran a hablar de pavadas inconducentes, en lugar de elevar el debate para un futuro
promisorio. Expectativa que no será posible con los PRO, porque se
disfracen de lo que se disfracen son
iguales al tipo que, a pesar de todo, los sigue conduciendo hacia el latrocinio
definitivo que planean sobre nuestro querido país.
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