Ya los pintorescos pregoneros
de la playa y los cuerpos escaldados por el sol descansan en el recuerdo. Las
olas que barren la arena, tan
incansables como los decretos de Macri, quedaron allá, a más de 700
kilómetros. Las primeras producen un
relajado placer; los segundos, mucho dolor. Los comerciantes comentaban que
ésta será la peor temporada de los
últimos diez años, más asustados que indignados. Algunos, también
arrepentidos. En las paredes todavía persisten esas sonrisas angelicales que prometían un cambio y hoy tienen sabor a burla. Las noticias que se filtraban en el
descanso son las predecibles: la
continuidad del avasallamiento institucional, la persecución de opositores y la
reafirmación del camino de entrega patrimonial y pérdida de soberanía. Como
anunció la sorprendida Vidal el día que ganó la gobernación: “cambiamos futuro por pasado”. Si dudas,
el futuro que ya está entre nosotros
tiene las huellas de lo peor de un pasado que creíamos abandonado para
siempre.
En orden cronológico, las
vacaciones comenzaron con el humillante
despido de Víctor Hugo Morales de La Mañana de Continental. Sin dudas, como
afirmaron desde el macrismo, una decisión puramente empresarial empero, en sintonía con los esfuerzos amarillos de
eliminar toda voz opositora de los medios más importantes. Claro, tan poco
sustento tiene el accionar del gobierno nacional y tan nocivas son sus
decisiones que el discurso oficial se
quiebra con poco esfuerzo verbal. Tan atadas a las mentiras mediáticas
están sus argumentaciones que cualquier
desmentida desmorona el frágil andamiaje.
Como los despidos en las
distintas dependencias del Estado, medida que requiere convertir a casi 20 mil empleados en ñoquis y militantes.
‘Grasa’, ejemplificó el ministro de Hacienda, ahora preocupado por el colesterol o algo así: "los ñoquis son parte de la herencia.
Encontramos un Estado lleno de militantes. Queremos que al Estado no le sobre la grasa de los militantes".
Como si los amarillos tuvieran intenciones de llenar
las oficinas con extraterrestres que les
pateen en contra de su ideario. No, también serán militantes y, en algunos
casos, serán personajes que no moverán
un dedo para el bienestar de los ciudadanos.
En la misma
conferencia de prensa, Prat Gay aportó su
granito de arena para la unión de
todos los argentinos, como pregonaba el empresidente
Macri cuando sólo era un candidato. Respecto a los fondos buitre, vomitó: “la basura no es
nuestra pero no tenemos problema en empezar a limpiarla”.
Tampoco esa basura es producto
del kirchnerismo, sino de deuda tomada en los noventa, cuando el
ideario neoliberal continuaba con la destrucción del país iniciada en la
dictadura, cuando Prat Gay era un niño
rico que hacía negocios con nuestros padecimientos.
El término ‘basura’ está muy
bien aplicado porque esos fondos especulativos legitimados por el octogenario
juez Thomas Griesa sólo quieren la
destrucción de las economías donde clavan sus garras. Basura porque representan
la peor cara del capitalismo y para satisfacer sus angurrias, las nuevas
autoridades regalarán una parte importante de nuestro patrimonio, incumplirán
leyes y pondrán en riesgo el canje de deuda construido con tanto esfuerzo
negociador. Basura generada por el idolatrado Domingo Cavallo en cada una
de sus apariciones como funcionario y del impune Federico Sturzenegger a
comienzos de este siglo. Basura que no eliminarán las nuevas autoridades, sino que harán lo imposible para que se
multiplique y contamine todo el país.
Cronología
de locos
Después vino el encarcelamiento
de Milagro Sala, que desde siempre ha
estado en la mira del ahora gobernador Gerardo Morales. Con una justicia
armada en pocas horas y a la medida de su desprecio, pudo concretar su
venganza, a pesar del repudio tanto nacional como internacional. Presa política con todas las letras, la
dirigente social padece el castigo impuesto por los más ricos por haber
organizado a los más pobres. Desde hace una semana está en la cárcel, sin juicio, en base a prejuicios y mentiras
y con la excusa de encabezar una protesta. Y desde Davos, Macri muestra su
orgullo herido cuando un periodista le preguntó sobre el caso: “no me podés comparar a Leopoldo López con
Milagro Sala. López no hizo nada malo
para que lo comparés con Milagro Sala”. Ignorante y cínico, porque
López fue condenado por una revuelta que provocó muertos y tenía
como objetivo derrocar al gobierno
bolivariano y asesinar al presidente Maduro. Si eso es no hacer nada malo, Macri es más peligroso de lo que pensamos. O menos racional que su
perro Balcarce, que en estos días se exhibió sentado en el Sillón de
Rivadavia y fue presentado como responsable
del azar que llevó al PRO hasta La Rosada.
Y para coronar las irrupciones
amarillas en las vacaciones del Autor de Estos Apuntes, reapareció Lodenisman, a un año de la tan manipulada muerte del fiscal.
Aunque el episodio aportó bastante a la campaña de Cambiemos, aún intentan convertir en héroe al oscuro funcionario
y, de ser posible, buscar su canonización. La prensa oficialista se sumó a la
falacia con una hipócrita equidistancia
al afirmar que hay tantos elementos para sostener la hipótesis del suicidio
como la del asesinato. Mentira: las
pruebas aportadas por la investigación y la opinión de los peritos son
contundentes al concluir que en la
muerte de Nisman no participó más que su mano. Sólo sus familiares tratan
de alimentar la inasible posibilidad de un homicidio porque los seguros de vida no pagan por los
suicidios. Y de haber un homicida, apuntan a Diego Lagomarsino, insospechado de ser kirchnerista. Sin
embargo, en el desnutrido acto
homenaje en la Plaza Alemania, todos los
oradores hablaron de Nisman como una víctima, a tal punto que los pacíficos concurrentes coreaban cada
tanto “Cristina, asesina”. Manipulación pura a la medida de los
odiadores de siempre.
En el medio de este período
vacacional, emergió la desobediencia
presidencial a las órdenes de los jueces para dar marcha atrás con el
desmantelamiento de la AFSCA. Martín Sabbatella, autoridad indiscutible del
organismo, sigue clamando por la legalidad ante la sordera de Macri, producto de un enorme agradecimiento al
Grupo Clarín. También, los nuevos billetes con animalitos en vías de
extinción, víctimas de la avidez de los
sectores económicos que Macri representa, muestran el futuro
desideologizado que poblará nuestras billeteras. Episodio tan a-histórico como la felicidad de Prat Gay al anunciar el
retorno de los monitoreos del FMI, porque “no tenemos nada que ocultar”, pero mucho que temer a sus recetas y recomendaciones.
El lado amarillo del país está
mostrando su peor rostro, el más
horripilante que hemos visto desde los tiempos de la dictadura. Sólo el engaño mediático y la paciencia de
los que votaron por tanta oscuridad mantienen al empresidente con la banda conquistada en la legalidad pero con artimañas
ilegítimas. Por ahora, la cautela
disimula el miedo que muchos sienten por los días por venir y cuando las
excusas ya no sean convincentes, comenzarán
a advertir cuánto se han equivocado. Nunca es tarde para revertir un rumbo,
pero es una pena el tiempo que nos harán
perder por este nocivo antojo de cambiar.
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