Para
que no queden dudas de que el desembarco
de las Fuerzas Amarillas representa un retorno al pasado, basta considerar
el re estreno de la serie “La familia
Ingalls” en la pantalla de Telefé. Además de soportar las edulcoradas y
soporíferas tragedias de esta piadosa familia del siglo XIX, el televidente podrá aprender a sobrevivir
sin los servicios esenciales, en condiciones precarias y con penurias
permanentes, en sintonía con los tiempos que se avecinan. Como postal más
dramática, el ataque de un grupo de desubicados a la Radio de las Madres de
Plaza de Mayo y las amenazas de muerte a
sus fundadoras auguran que los días venideros no serán tan armoniosos como
lo asegurado en campaña. Más aún cuando los atacantes, en medio de los gritos, golpes y huevazos coreaban el nombre del
flamante presidente, aquél que se comprometió a terminar con el “curro de los Derechos Humanos”. Esto
sumado a la prepotencia anticonstitucional con que ha transitado los primeros
días de gestión sugiere que las oscuras
imágenes que creíamos archivadas pueden restaurarse para ilustrar el presente.
Por
supuesto que es de una torpeza enorme suponer que el empresidente Macri o alguno de sus funcionarios envió a esa tropilla para que ejecute su atroz
mensaje. Pero el silencio oficial habilita
el desenfreno, como ocurre en Mar del Plata con los grupos neonazis. Si las
autoridades no condenan estos hechos, están permitiendo que la semilla de la violencia social germine
hasta que brote la peor de las malezas. Si desde el centro del poder y sus
voceros mediáticos se alienta la persecución con listas negras de periodistas,
músicos y actores, cualquier miembro de
la sociedad se sentirá autorizado para dar rienda suelta al salvajismo oculto.
La reacción puede partir desde una convocatoria a un vacío de espectadores de
una tira protagonizada por Pablo Echarri hasta
desembocar en hechos mucho más lamentables.
Que
el anuncio de la derogación de la Ley de SCA por decreto haya sido presentado
como el “fin de la guerra contra el
periodismo” sugiere la instauración
de un relato confuso para justificar una medida sumamente autoritaria. Esa
inexistente guerra es un eufemismo utilizado para incrementar el poder de los grupos hegemónicos con la venia del Estado,
ahora neoliberal. Si hubo una guerra contra el periodismo fue la que algunos periodistas han encarado a fuerza
de transformar falacias en verdades absolutas. En todo caso, lo que hubo
fue una batalla cultural para
contraponer el discurso único que dominó
nuestro país desde 1976, que quiere volver a ensordecer con la falacia de
la pluralidad de voces.
El diccionario siglo XXI
La
impronta amarilla intenta instalar un
nuevo lenguaje a fuerza de decretazos. La devaluación será reacomodamiento, la inflación, sinceramiento de precios y la anulación
de las paritarias, diálogo social. Y
todo así, muy marketinero para mostrar
como novedad las estafas padecidas en el pasado. Ahora presentan la más patética
de las innovaciones: la emergencia
estadística. Claro, el término causa impacto en el público desprevenido y coloca en el ambiente una sensación de calamidad numérica.
Antes
de ser gobierno, desde la oposición
irresponsable que protagonizaron durante tanto tiempo, difundían todos los
meses un número mágico llamado Índice
Congreso, dibujado por Jorge Todesca, el mismo que hoy está a cargo del
INDEC. El mismo que declara la
emergencia porque no puede elaborar un IPC confiable. ¿No es, al menos,
sospechoso que antes, entre tres o
cuatro tipos adornaban los titulares con índices agoreros y catastróficos y
ahora, con la enorme estructura del organismo estatal, no puedan tirar una cifra? O antes mentían y ahora no tienen la menor
idea de cómo decir la verdad o están
dispuestos a seguir mintiendo para disfrazar los desastres que vendrán.
Mientras
tanto, el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay arriesga que la
inflación de diciembre rondará el 3,5 por ciento pero adjudica la responsabilidad a sus antecesores y no a las expectativas
devaluatorias que instalaron en campaña. Como la mentira tiene patas cortas, el mentiroso se tropieza a cada paso. Y
ahora están a punto de hacerlo: de cara
a la actualización salarial, Todesca anticipa que la inflación de este año
se ubicará entre el 23 o el 24 por ciento, de acuerdo a los estudios de CABA y
San Luis, que siempre coincidieron con
los números del INDEC K. Y mucho más bajo de lo que este mismo actorazo
anticipaba cuando estaba del otro lado del mostrador, apenas unos meses
atrás.
Mientras
los decretos del neopatricio intentan diseñar
una Nueva Argentina con las polillas
de antaño, desde el Imperio, su gobierno recibe un baldazo de agua fría. En
lugar de las caricias en el lomo que
esperaba, un editorial del diario New
York Times destaca el impacto
negativo que tendrán sus medidas sobre los asalariados. Más como sospecha
que como certeza, asegura que “el 51 por
ciento de los argentinos que votó por un cambio ahora duda si ese cambio es para mejor”. El texto asegura que "la devaluación junto a la eliminación de
las retenciones favoreció a los productores agropecuarios, que especularon con su cosecha, mientras que erosiona los salarios y
empuja los precios, ya que las importaciones se vuelven más caras". Además, explica a sus lectores que en sus
primeros días en el Gobierno, Macri realizó cambios rápidos orientados al mercado para vigorizar la economía
argentina. Y después, presenta el contraste que, en breve, vamos a lamentar: “su predecesora, Cristina Kirchner, prefirió
impulsar la demanda a través de políticas como el subsidio energético a los
consumidores y ahora, con la prometida quita, existe el riesgo de un aumento de la inflación,
hoy en 25 por ciento".
Macrilandia
está en construcción y no será un parque
de diversiones que nos producirá buenos recuerdos. Lo más seguro es que
nos saldrá muy caro y nos llevará mucho
tiempo salir de los tortuosos y oscuros laberintos que lo componen.
Volvemos al LUCHE Y VUELVE "Feliz" 2016
ResponderBorrarJ.pierantoni
Gracias, Juan.En el Luche y vuelve yo lo viví cuando era muy chiquito, con 8 o 9 años. Ahora entusiasma más. Abrazo y felicidades
BorrarA propósito de volver al pasado, el Ministro de Hacienda, Prat Gay, anunció posibles despidos, que dependerán del aumento que los gremios pidan en las paritarias. Un comienzo de año acorde con el proyecto que Macri ocultaba en su campaña con su discurso evangelizador y de autoayuda.
ResponderBorrarGracias por recordar esa neoliberal extorsión. Algo voy a hablar del tema el lunes. Abrazo
BorrarResumen Genial!
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