lunes, 16 de diciembre de 2019

Los “anti” al desnudo


A menos de una semana de iniciado el gobierno de Les Fernández, los desorientadores del 40 por ciento ya están convocando a un cacerolazo. Como son tan poco democráticos, lo de los cien días de gracia quedará para otra vida. En las redes ya están instalando las tendencias Alberto nos mintió, Por la Democracia y la República, No a la Emergencia Económica y algunas sandeces más que dan por tierra con la oposición responsable prometida por el ex empresidente Macri. Una promesa incumplida más después de las tantas de su desgobierno. Eso sí, que la convocatoria esté en marcha no significa que tenga éxito. Hay que ser muy anti para saltar como leche hervida por las primeras medidas que intentan paliar el desastre ejecutado a propósito por la gestión amarilla. Y, sobre todo, poner el cuerpo para salir en defensa de los que, en estos cuatro años, la juntaron con pala en detrimento de casi todos, caceroleros incluidos.
Un buen olfato detectaría que detrás del 18D se esconde el intento de remasterizar la Rebelión de los Estancieros de 2008, pues entre las primeras medidas está el retoque de las retenciones y el incremento del impuesto a los bienes personales. Disposiciones que afectarán a los que más tienen y no a los que ya están preparando sus cacharros para salir a meter ruido por las calles el próximo miércoles. Como se cuestionaba once años atrás, se identifican con el concepto de Campo los que apenas tienen un par de macetas en el balcón. “Gauchada viene de gaucho” intentó ilustrar el Buen Mauricio un tiempo atrás. En pocos días, individuos disfrazados de ciudadanos harán una gauchada a los que fueron poco gauchos, a los que pusieron el precio de los alimentos por las nubes y el dólar en el infinito y más allá.
Además de anti democráticos, también carecen de crítica porque se dejan llevar de las narinas por los mensajes troleros de las redes. Tanto despotricar contra los que se movilizan por el chori y la Coca –una muestra más de la estigmatización- algunos de los que componen el 40 lo harán por mucho menos. O por nada: ni siquiera en defensa de una idea; ni siquiera para reivindicar los logros del Cambio. Al contrario, se convertirán en un obstáculo para solucionar los problemas que los cambiemitas generaron adrede para llenar las arcas de los que tienen de sobra y ahora que les toca devolver unas monedas, consiguen el apoyo de los expoliados de estos cuatro años.
Por supuesto, la pregunta no sólo es, como siempre, a qué se oponen sino, sobre todo, qué apoyan. ¿Acaso el incremento de la pobreza que Macri prometió llevar a cero o el récord de inflación que aseguró “bajar en dos minutos porque es la muestra de la incapacidad para gobernar? Si acusan a Alberto de haber mentido, ¿qué queda para el Ingeniero, que en estos cuatro años mintió hasta el último minuto?
 Marcas en la cancha
Y eso no es todo. Engaños, embustes y mentiras que llevaron al país a la crisis necesaria para desigualar aún más. Los que creyeron que los sin techo eran militantes de La Cámpora rentados para desprestigiar al Gran Equipo ahora van a dar lecciones de republicanismo a las puertas mismas del Congreso. Los que ni se inmutan por las trapisondas de Macri y su pandilla en todo lo que tocaron saldrán a la calle a acusar de chorros a los que la Justicia no pudo demostrar un solo ilícito. Quizá no se hayan enterado de la estafa del Correo Argentino, de las triquiñuelas para incrementar el valor Autopistas del Sol o del negociado fabuloso de los parques eólicos. Tal vez ni sepan que gran parte de las obras públicas anunciadas quedaron sólo en anuncios o terminaron con sobre precios escandalosos. Los que creen en pamplinas indemostrables desdeñan las evidencias de los vándalos que han votado. Con tanto desinterés por la verdad, no es posible construir un país en serio.
Los que antes clamaban por la plata de los jubilados demuestran indiferencia ante la pérdida de casi el 50 por ciento del Fondo de Garantías de Sustentabilidad de la Anses. Y todo para papelitos que los especuladores harán valer como oro ante el actual gobierno. Los que babearon de rabia con la grasa militante ni fruncen el ceño por el decreto con el que Macri pretendía dejar a sus apóstoles como clavo en la función pública, unos 3000 acomodados con indemnizaciones millonarias. Los que claman por la vida en contra de la IVE no se inmutan por avalar al gobierno más criminal de nuestra vida democrática, que ha cometido un homicidio cada 19 horas por violencia institucional, el 26 por ciento de los casos desde 1983 hasta acá.
¿Acaso no les da vergüenza que se tenga que instaurar la solidaridad por ley, como pretende la iniciativa del Ejecutivo que comenzarán a debatir los Diputados? Evidentemente, a los que se harán presentes el 18D se ve que no. No se avergüenzan de avalar al peor gobierno desde el retorno a la democracia ni de que se note tanto la intención boicoteadora. Tampoco se ruborizan por ser tan manipulables ni responder tan bien a la colonización que padecen. Al contrario, se enorgullecen de poner el cuerpo para defender privilegios que jamás atravesarán el umbral de sus viviendas.
Mientras la conciencia de una parte del 40 esté tan extraviada será difícil transitar este sendero de recuperación de derechos. Lo único que sí, se pudo desde la usina confundidora del establishment fue deformar el entendimiento de los que se dejan llevar por la impronta odiadora. Y ahora será con ellos con los que tendremos que debatir todos los días, prejuicios contra certezas, fábulas contra hechos, dibujos contra datos. Convencer es el desafío para consolidar los avances y conseguir nuevos derechos. Una vez más, pero debemos hacerlo para empezar a construir un futuro que sea luminoso para todes

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