A menos de una semana de iniciado
el gobierno de Les Fernández, los
desorientadores del 40 por ciento ya están convocando a un cacerolazo. Como
son tan poco democráticos, lo de los
cien días de gracia quedará para otra vida. En las redes ya están
instalando las tendencias Alberto nos
mintió, Por la Democracia y la República, No a la Emergencia Económica y
algunas sandeces más que dan por tierra
con la oposición responsable prometida
por el ex empresidente Macri. Una
promesa incumplida más después de las tantas de su desgobierno. Eso sí, que la
convocatoria esté en marcha no significa que tenga éxito. Hay que ser muy anti para saltar como leche hervida por las primeras medidas
que intentan paliar el desastre
ejecutado a propósito por la gestión amarilla. Y, sobre todo, poner el
cuerpo para salir en defensa de los que, en estos cuatro años, la juntaron
con pala en detrimento de casi todos, caceroleros incluidos.
Un buen olfato detectaría que
detrás del 18D se esconde el intento de remasterizar
la Rebelión de los Estancieros de
2008, pues entre las primeras medidas está el retoque de las retenciones y
el incremento del impuesto a los bienes personales. Disposiciones que afectarán a los que más tienen y no a los
que ya están preparando sus cacharros para salir a meter ruido por las
calles el próximo miércoles. Como se cuestionaba once años atrás, se
identifican con el concepto de Campo los que apenas tienen un par de macetas en
el balcón. “Gauchada viene de gaucho”
intentó ilustrar el Buen Mauricio un
tiempo atrás. En pocos días, individuos disfrazados de ciudadanos harán una
gauchada a los que fueron poco gauchos,
a los que pusieron el precio de los
alimentos por las nubes y el dólar en el infinito
y más allá.
Además de anti democráticos,
también carecen de crítica porque se
dejan llevar de las narinas por los
mensajes troleros de las redes. Tanto despotricar contra los que se
movilizan por el chori y la Coca –una muestra más de la
estigmatización- algunos de los que
componen el 40 lo harán por mucho menos. O por nada: ni siquiera en defensa
de una idea; ni siquiera para
reivindicar los logros del Cambio. Al contrario, se convertirán en un
obstáculo para solucionar los problemas que los cambiemitas generaron adrede
para llenar las arcas de los que
tienen de sobra y ahora que les toca
devolver unas monedas, consiguen el apoyo de los expoliados de estos cuatro
años.
Por supuesto, la pregunta no sólo
es, como siempre, a qué se oponen sino, sobre
todo, qué apoyan. ¿Acaso el incremento de la pobreza que Macri prometió llevar a cero o el
récord de inflación que aseguró “bajar en
dos minutos porque es la muestra de la
incapacidad para gobernar”? Si acusan a Alberto de haber mentido, ¿qué
queda para el Ingeniero, que en estos
cuatro años mintió hasta el último minuto?
Marcas
en la cancha
Y eso no es todo. Engaños,
embustes y mentiras que llevaron al país a la
crisis necesaria para desigualar aún más. Los que creyeron que los sin techo eran militantes de La Cámpora rentados para desprestigiar al Gran Equipo ahora
van a dar lecciones de republicanismo
a las puertas mismas del Congreso. Los que ni se inmutan por las trapisondas de
Macri y su pandilla en todo lo que tocaron saldrán
a la calle a acusar de chorros a los
que la Justicia no pudo demostrar un solo ilícito. Quizá no se hayan
enterado de la estafa del Correo Argentino, de las triquiñuelas para
incrementar el valor Autopistas del Sol o del negociado fabuloso de los parques
eólicos. Tal vez ni sepan que gran parte de las obras públicas anunciadas quedaron sólo en anuncios o terminaron con
sobre precios escandalosos. Los que creen en pamplinas indemostrables desdeñan las evidencias de los vándalos que
han votado. Con tanto desinterés por la verdad, no es posible construir un país en serio.
Los que antes clamaban por la plata de los jubilados demuestran
indiferencia ante la pérdida de casi el
50 por ciento del Fondo de Garantías de Sustentabilidad de la Anses. Y todo
para papelitos que los especuladores harán valer como oro ante el actual
gobierno. Los que babearon de rabia con la grasa
militante ni fruncen el ceño por el
decreto con el que Macri pretendía dejar a sus apóstoles como clavo en la
función pública, unos 3000 acomodados con indemnizaciones millonarias. Los
que claman por la vida en contra de la IVE no
se inmutan por avalar al gobierno más criminal de nuestra vida democrática,
que ha cometido un homicidio cada 19 horas por violencia institucional, el 26 por ciento de los casos desde 1983
hasta acá.
¿Acaso no les da vergüenza que se tenga que instaurar la solidaridad por
ley, como pretende la iniciativa del Ejecutivo que comenzarán a debatir los
Diputados? Evidentemente, a los que se
harán presentes el 18D se ve que no. No se avergüenzan de avalar al peor gobierno desde el retorno a la
democracia ni de que se note tanto la
intención boicoteadora. Tampoco se ruborizan por ser tan manipulables ni responder tan bien a la colonización que
padecen. Al contrario, se enorgullecen de poner el cuerpo para defender
privilegios que jamás atravesarán el
umbral de sus viviendas.
Mientras la conciencia de una
parte del 40 esté tan extraviada será
difícil transitar este sendero de recuperación de derechos. Lo único que sí, se pudo desde la usina confundidora
del establishment fue deformar el entendimiento
de los que se dejan llevar por la impronta odiadora. Y ahora será con ellos
con los que tendremos que debatir todos los días, prejuicios contra certezas, fábulas contra hechos, dibujos contra datos.
Convencer es el desafío para consolidar los avances y conseguir nuevos derechos.
Una vez más, pero debemos hacerlo para empezar
a construir un futuro que sea luminoso para todes.
muchas gracias Gustavo, comparto-abrazos
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