martes, 14 de abril de 2020

La sedición de una minoría


Más de 40 mil personas han sido sancionadas por incumplir el aislamiento dispuesto desde el 20 de marzo por la pandemia de coronavirus. Algunos por algún descuido y muchos por provocaciones inadmisibles, pues se graban incumpliendo y después comparten el producto de su travesura en las redes. Sólo falta que después caceroleen para que los políticos se bajen los sueldos o digan ante una elección que todos los candidatos son iguales para ser calificados como idiotas convencidos. Idiota en el sentido griego, como sinónimo de egoísta, una persona que sólo piensa en sí misma, ya sea por pasear en bicicleta como un turista o visitar al amante en el baúl de un taxi. Encima, se ufanan de ser tan egoístas: toman como valor ser idiotas con énfasis.
Algunos asumen muy en serio el desafío, como el teniente coronel retirado, Alberto Aquilino Ortega que propuso “incitar a la población” para liberarse de un “régimen estatista, totalitario, comunista, maoísta, subversivo e hijo de re mil…”. Aunque parezca mentira, todavía quedan tipos así, no sólo golpistas sino convencidos de que el del Alberto es un gobierno como el que describe. Alucinados, además de irreflexivos. Impunes, además de poderosos, no por ellos mismos, sino por los que mueven sus hilos. Un granito para la montaña de arena con que el establishment quiere sepultar al oficialismo.
Muchos se preguntarán por qué, si el gobierno del Frente de Todes no es estatista, totalitario, comunista, maoísta, subversivo ni nada parecido. Al contrario, aunque el presidente se muestra enojado con ciertos sectores de la economía concentrada, no ha transformado en medidas inmediatas ese enojo, como debería haber hecho con muchos que se abusan de la insólita y dramática situación que estamos protagonizando. Lo único que están debatiendo es un proyecto de ley para rasguñar un poquito las fortunas más voluminosas del país por única vez. Un aporte excepcional de los que nos han robado siempre. Y ni siquiera eso soportan los que se creen dueños de todo… Hasta de nuestras vidas, porque ahora que ven disminuidas sus abultadas recaudaciones, están clamando por un levantamiento de la cuarentena, sin medir el impacto sanitario que eso puede producir en la población.
El vocero de esa postura es, como no podría ser de otra manera, el ex Gerente de La Rosada SA –el placer se renueva cuando lo llamamos ‘ex’- Mauricio Macri, que se reunió virtualmente con algunos de sus infames seguidores para sugerir “una flexibilización de las restricciones”. Esa palabra usó: flexibilización, a pesar de lo que connota en su ideario. Claro, manifestó su mayor preocupación: las consecuencias económicas “que vienen teniendo”. Y finalmente, protestó porque el canciller Felipe Solá se preguntó “qué hubiera pasado con Macri frente a esta pandemia”. Entonces, los PRO –caraduras como son- reclamaron "no echar culpas con miradas sesgadas del pasado". Muy hipócritas, porque ellos se pasaron cuatro años declamando el verso de la Pesada Herencia y ahora exigen un indulto al peor gobierno de la historia desde la vuelta a la democracia.
No sólo Felipe Solá, sino millones de argentines imaginamos nuestra vida si siguiera gobernando el Ingeniero; lo que sería nuestra salud si un miserable como él tomara decisiones; un angurriento como él amparando a sus pares multimillonarios por el precio de las cosas; un evasor, explotador y fugador como él al mando de un país en emergencia sanitaria. Si él hubiera continuado en la presidencia seríamos un anti ejemplo, como Trump, Bolsonaro y muchos más que actuaron como hubiera actuado el Buen Mauricio.
Muy cínicos, como siempre, piden “al Gobierno Nacional que cesen las agresiones de parte de funcionarios o representantes del frente oficialista contra nuestra coaliciónporque “ponen en riesgo el espíritu de colaboración al que estamos comprometidos". Un espíritu de colaboración que acciona a sus marines en las redes para provocar indignación y desánimo en los distraídos de siempre. Ellos, que ganaron elecciones a fuerza de patrañas y difamaciones, que insultaron al límite con el abuso de poder, que estigmatizaron y demonizaron ante el mínimo chiflido, ahora se enojan por contrafácticos certeros, como imaginar a Macri en la presidencia con este dificultoso escenario. Tan sediciosos como ese milico, como los Braun y su carne podrida, como Coto con su prepotencia mafiosa, como Rocca despidiendo a 1400 trabajadores, como los que nos cobran lo que quieren por lo que necesitamos, como el idiota que se filmó paseando en bicicleta. Todos a favor de una minoría que quiere volver a ser gobierno para dejarnos peor que como estamos.

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