Como un oportuno chiste, un legislador porteño propuso declarar visitante ilustre al Jefe de Gobierno de la CABA. Como chiste, nada más. Aunque lo merece, debido a los reiterados períodos vacacionales que se toma a lo largo del año y las notorias ausencias y borrones en momentos clave. Nada de todo esto aparecerá en la prensa con hegemonía en decadencia. Al contrario, tratan de hablar lo menos posible de Mauricio Macri, por las dudas. No sea cosa que se escape alguna palabrita que demuestre su absoluta ineptitud y desgano para gobernar la ciudad. Y si en este espacio se realiza un análisis más o menos profundo de su ostentosa inoperancia es por la amenaza que representa como presidenciable de cara al 2015. Cada tanto, hace falta mostrar lo que Macri y el PRO significan como modelo de gestión a contramano de lo que la insistente publicidad amarilla trata de imponer. No es política, sino todo lo contrario. Es la nada que esconde un todo, como ya dijo este ignoto profesor de provincias en varias oportunidades. Por otro lado pasa la política y no por el PRO. Gobernar es transformar y construir; también presencia y compromiso. La posibilidad de recuperar el control de la empresa petrolera YPF es una clara muestra de ello: la política en un intento por desanudar los entresijos económicos y legales heredados de los noventa.
Si bien nadie puede considerar que Mauricio sea ilustre en algo, la humorada bien vale como punto de partida. La feroz tormenta del primer miércoles de este mes y sus desastrosas consecuencias encontró al alcalde de la CABA disfrutando del tenis, el golf y las pistas de nieve en San Martín de los Andes junto a su bellísima y explotadora esposa y su marketinera hijita. Después de conocidos los estragos del meteoro, siguió allá, en un claro mensaje de que nada debe alterar su tranquilidad y reposo. Y también una evidente señal de que nada puede ni quiere aportar para auxiliar a los más afectados. No le interesa. Tampoco estaba en Capital el Jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, sino en Miami, disfrutando del envidiable clima de ese lugar, de acuerdo a lo que declaró a la revista Caras. Y menos aún la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, que pasó Semana Santa en Punta del Este y recién volvió el lunes por la mañana. La otrora oreja del grado y ahora vice jefa de Gobierno, María Eugenia Vidal, gambeteó las críticas con notable ineficacia y no hizo más que hundir a sus superiores.
En realidad, si el protocolo ante este tipo de imprevistos hubiera funcionado correctamente, no se habría notado tanto la ausencia de los principales i-responsables. El viernes 6, la jueza Fabiana Shafrik, le otorgó al gobierno porteño 24 horas para proveer materiales para las viviendas dañadas en las villas sacudidas por el tornado, ordenaba un relevamiento urgente sobre el riesgo de derrumbe de las casas y la intervención en las situaciones de emergencia habitacional. Poco o nada se ha hecho de esto transcurrida más de una semana del fenómeno. La jueza Elena Liberatori realizó inspecciones en villas y asentamientos para constatar que la ayuda otorgada fue insuficiente, despareja y desordenada. “Estamos trabajando en conjunto con el gobierno de la Ciudad, sólo que estamos viendo que hubo ineficiencias –explicó Liberatori tras la recorrida– Lo que estamos tratando es que haya un protocolo que establezca cómo hay que hacer estas cosas para evitar el clientelismo, que es uno de los problemas que hemos detectado”. Lo que se notó durante la inspección, de acuerdo a fuentes de la Defensoría de la Ciudad en diálogo con la agencia Télam, fue “la falta de capacidad efectiva de las autoridades porteñas para ordenar y coordinar la distribución de los materiales en el territorio”.
Así son los amarillos: sospechosamente incapaces para hacerse cargo de las cosas que les corresponde. Quizá lo hagan a propósito, como se sugirió en “Gobernar para el caos”, un apunte de principios de mes. Como una salvaje reacción inicial surge un enorme que se jodan para todos aquellos que lo votaron y no pertenecen a la clase social beneficiada por la ola amarilla. Pero duele tanto abandono, tanta indiferencia hacia los desprotegidos; estremece imaginar lo que sería el país bajo el accionar de un equipo tan desapasionado y destructivo. Y lo que más molesta es la complicidad de los diarios más vendidos y los medios satélites, que no sólo blindan con cinismo la figura de Macri, sino que destilan un veneno interminable, peligroso e irritante a la gestión del Gobierno Nacional, menos merecedora de críticas que la no-gestión de la CABA. A tal punto que no dudan en alinearse con cualquiera que cuestione al equipo de CFK, sea en Malvinas o en la recuperación del control de los recursos petroleros.
Desde hace un tiempo, el Gobierno Nacional está reclamando a los sectores productivos una mayor inversión para lograr una sustitución de importaciones que equilibren nuestra balanza comercial. El sector petrolero –sobre todo la empresa Repsol-YPF- es la que menos ha respondido al reclamo. Por el contrario, su intervención en la producción de combustibles ha decrecido, lo que ha merecido la reversión de muchos yacimientos en las provincias petroleras. Hoy produce un 40 por ciento menos que en 1999 y sus reservas retrocedieron en un 52 por ciento. Además, el enorme reparto de utilidades y la remisión de fondos a la casa matriz en España han provocado una alarmante disminución de las inversiones. Si los recursos pertenecen a las provincias, son sus gobernadores los que deben decidir de qué manera se realiza su explotación. Por eso la empresa ha perdido la concesión en más de un 30 por ciento de los yacimientos en los estados provinciales nucleados en la Ofephi.
Y no sólo han remitido fondos a la casa matriz y repartido de forma desmedida sus utilidades, sino que han jugado en la timba financiera internacional. En diciembre de 2010, la empresa anunció con toda la parafernalia a su alcance el hallazgo de un mega yacimiento de gas -Loma de la Lata- en la provincia de Neuquén. Sebastián Eskenazi, vicepresidente ejecutivo de la empresa, introducido por Néstor Kirchner con la idea de que sea la pata nacional de YPF, expresó en un acto en Puerto Madero la trascendencia de ese hecho. “Esto abre interesantes perspectivas para el desarrollo del país -expresó con incontrolable emoción- Con los niveles de consumo actuales, este nuevo yacimiento amplía el horizonte de reservas de 6 a 16 años”. Este anuncio produjo más un efecto virtual que real. Las acciones de la compañía escalaron un 5,2 por ciento en la bolsa de Buenos Aires y en Wall Street los papeles pasaron de 40 a 51 dólares en pocas horas. Dos días después, cuando la cotización se encontraba en su pico más alto, la petrolera anunció la venta del 15 por ciento de sus acciones. Y eso no es todo. Un año y medio después, la Ofephi pidió a Repsol-YPF que demostrara cuántas reservas certificadas tenía de aquellos mega yacimientos y sólo pudo exhibir apenas un cuatro por ciento. Lo importante fue la timba y no la producción.
Ante tanta desfachatez, se hace necesario recuperar el timón de YPF y desplazar lentamente a Repsol fronteras afuera del país. Poco ha aportado desde que Menem le regaló con moño la emblemática empresa petrolera. La reunión que el jueves mantuvo CFK con los gobernadores de las provincias nucleadas en la Ofephi hizo correr una serie de rumores sobre la nacionalización de YPF. Hasta se habló de un proyecto de ley que parecía provenir del Poder Ejecutivo con una propuesta para la expropiación. El legislador del GEN, Gerardo Milman, fue quien dio difusión a una serie de papeluchos que ni tenían membrete. Los medios ya menos hegemónicos que hace unos años, se hicieron eco del chimento y salieron en defensa de la empresa española, conformada por capitales globales. No se les escapó una letra a favor de la posibilidad de volver a tener una YPF estatal, como debería ser. Así como en el conflicto por la soberanía en Malvinas no dudan en defenestrar las medidas diplomáticas del Gobierno Nacional, en este caso se esfuerzan por demostrar lo negativo que sería la expropiación de una empresa que, por su desmedida avidez especulativa, lo merecería con honores.
Ya no intentan disimular, siquiera. Exhiben sus panfletos con absoluta impunidad. Ni una crítica hacia el accionar de la empresa extranjera. Pero la política está desde hace un tiempo para dirigir la economía y no lo que quieren ellos, que es todo lo contrario. Por eso quedan tan expuestos y están tan desesperados. Están cercados y tratan de postergar lo más posible la aplicación del artículo de desinversión –el 161- de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Estos medios defienden intereses que no son los argentinos y han pasado, por ello, a ser no-nacionales. Por lo tanto, como servicios, ya no sirven. Y lo que no sirve, debe descartarse.
Si Macri se considera un riesgo presidenciable de cara al 2015, ¿no seremos nosotros mismos, los peatones, quienes somos inconcientemente los enemigos del país?. ¿Cuanta inconciencia más se puede aguantar esta tierra?. ¿No pensaremos que si Macri accede a la presidencia nosotros, los gusanos, veranearemos también en Miami, Punta o esquiaremos en San Martín de Los Andes?. ¿Cual fue la idea al votar a Del Sel?. ¿Merecemos un país o seremos bananeros para toda la vida?. Tengo mucho miedo. Muy buena la nota.
ResponderBorrarComparto un poco el miedo de Ernesto. No puedo entender a la gente que vota determinadas cosas. Y no es "intolerancia ideológica". Una cosa es votar a Alsogaray, a Cavallo, a López Murphy ... y otra muy distinta es votar a Macri o Del Sel. En el primer caso tienen una ideología distinta a la mía. No lo comparto. Pero lo respeto. En el segundo ... ¿qué tienen?...
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