Y habló del miedo, en uno de los momentos más serios y dramáticos del programa. Justo antes de entrevistar a Mauricio Zabaleta, hermano de Juan, colaborador permanente de Amado Boudou. Mucho se dijo de sus declaraciones, ventiladas durante el fin de semana por el periódico Perfil. No estuvo presente en el canal por miedo; dijo que lo amenazaron. Claro, el Zabaleta opositor revela lo más importante de la causa Boudou-Ciccone: que el vicepresidente y Alejandro Paul Vanderbroeler se conocen. El otro Zabaleta, Juanchi, declaró que a su hermano no lo ve desde hace más de diez años y que jamás trabajó con él. Cruces verbales a la manera de los programas de chimentos.
Porque así parece ser el nuevo programa televisivo de Jorge Lanata: una mezcolanza de Rial, Canosa, Tinelli y demás engendros televisivos con unos toques degradados de Tato Bores, dicho con todo respeto. Un poco de arquitectura en una recorrida por Puerto Madero, de la mano de un imitador de Boudou. Un poco de Caras al mostrar el interior del edificio de Juana Manso, donde muchos relacionados con el gobierno tienen departamentos. El denuncismo fundado en la no-política es lo que atravesó el programa. Lo político pensado como la corrupción de un individuo y no como construcción colectiva. Un programa armado con la clara intención de confundir, de sembrar la sospecha, de difundir el prejuicio del engaño permanente, para arribar a la inevitable conclusión del que se vayan todos. No más ni menos que eso: un programa que se anuncia como político que no habla de política. Y como muestra, el anticipo de lo que se verá la próxima semana: Lanata en piyama en la habitación Evita de un hotel que Cristina tiene en El Calafate y que cuesta 700 dólares la noche.
De cualquier modo, de haber podido hablar de YPF, el contenido no habría sido diferente. De entrada, al referirse al conflicto como la guerra contra España y el tono al mencionar los negocios que encierra la posibilidad de estatizar la petrolera, ya puede imaginarse uno hacia dónde apuntarán sus dichos. No a la importancia de recuperar el manejo de nuestros recursos, por supuesto, sino a la promesa de más corrupción que denunciar. Tampoco a la extemporánea reacción de funcionarios, políticos y periodistas españoles, que con tono belicoso y colonialista llamaron al orden a CFK y hasta llegaron a amenazar con medidas económicas de producirse algún cambio. Si el Gobierno Nacional toma alguna medida respecto a YPF, será la decisión soberana sobre los recursos naturales propios y ante el incumplimiento del contrato de la empresa española con capitales globales. No es con el estado español ni con su pueblo el conflicto, sino con los capitales financieros especulativos que se disfrazan de empresas productoras. Pero nada de esto diría Lanata. A lo sumo, algún gag con imitadores.
Y por supuesto, en “Política para todos” no hubo ni habrá lugar para hablar de la VI Cumbre de las Américas en Cartagena, Colombia, salvo que descubran un hecho denunciable cometido por algún miembro de la comitiva oficial, aunque sea un café sin pagar o una toalla hurtada del hotel. Porque aunque en la Cumbre pasó poco, lo poco que pasó es mucho. Lo que se evidenció en esa formalidad diplomática no es apto para los consumidores de un programa así, que sólo buscan la confirmación de sus prejuicios, que sólo disfrutan con un titular que informe sobre una reprimenda a La Presidenta por parte del mandatario de alguna potencia, o reprocharle si llegó tarde o se retiró antes, o difundir el precio de sus zapatos. Nada más. Si se enteran que a partir del próximo año Argentina ocupará un lugar hasta 2015 en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pensarán que será para viajar, calentar sillas y obedecer a los líderes del mundo y no para plantear disidencias con los miembros permanentes, que son los que más generan conflictos a nivel internacional.
Lo que dejó en evidencia esta Cumbre es el anacronismo de su propia existencia, al menos como fue planteada en 1994, como una serie de directivas de EEUU para ordenar el patio trasero y ponerlo a su servicio. Desde 2005, cuando muchos presidentes dijeron “no al ALCA” en la malhumorada cara del entonces presidente George W. Bush, las cosas no son iguales en la región. El reclamo por la inclusión de Cuba en estas reuniones indica que ya no hay tanta reverencia a los países del Norte. Aunque el documento final no se haya concretado, los párrafos 17 y 18 han sido leídos y discutidos y quedarán como antecedentes de un acuerdo que no fue. A pesar del veto de EEUU y Canadá, 32 líderes de las Américas “deciden invitar a la República de Cuba a participar de la próxima Cumbre de las Américas a realizarse en Panamá” y “recuerdan con interés las recientes resoluciones aprobadas por la Asamblea General de Naciones Unidas relativas a la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial a la República de Cuba...”. Lo dijeron, lo redactaron y lo aprobaron 32 presidentes de países centro y suramericanos.
El párrafo 19 está referido a las Islas Malvinas. Aunque el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos haya omitido incluir el tema en su discurso de apertura, la afrenta que significa la ocupación del archipiélago sobrevoló el ambiente. El texto dice que los mandatarios “ratifican que la cuestión de las Islas Malvinas constituye un tema de permanente interés hemisférico y retoma la necesidad de que los gobiernos de la República Argentina y Reino Unido, reanuden cuanto antes las negociaciones sobre la disputa por las Islas Malvinas, Sandwich y Georgias”. Y esto fue declarado por muchos de los presidentes, aunque después no se haya transformado en documento; aunque Santos –en su zigzagueante accionar- se haya preguntado “¿quién iba a pensar que aquí iba a haber algún acuerdo sobre Malvinas o sobre Cuba?”.
La próxima Cumbre seguramente será diferente. Quizá la inclusión de Cuba y la recuperación regional de Malvinas se conviertan en un clamor ineludible. Tal vez, la prepotencia de EEUU se incremente con un gobierno republicano, en caso de perder Obama la reelección. Pero encontrará una Patria Grande consolidada y en pie que le dirá nuevamente no al ALCA o a lo nuevo que propongan. Tal vez el Imperio quede en soledad por querer imponer una agenda al servicio de sus intereses. Y Lanata, o quien sea, como siempre, sólo hablará de los zapatos de Cristina y creerá que habla de política. Pero ya no engaña a nadie, o por lo menos, a muy pocos.
Justo en el momento en que estaba difundiendo este texto, me entero de la expropiación del 51 por ciento de YPF. Como diría Lanata, para hacer caja y beneficiar amigotes K. Grande Cristina. Cada día nos devuelve la dignidad
ResponderBorrarmuy buen análisis! tuve la suerte de perderme el programa de Jorge Sanata, pero confío en esta descripción porque es muy difícil que desde ese medio se tenga una idea innovadora...
ResponderBorrarmuy buena publicación! difundiendo!!!
abrazo militante!
http://lamierdaoficialista.blogspot.com.ar/
Muy bien dicho...y muy bien escrito, lo que ya marca una gran diferencia.
ResponderBorrarSaludos
Gustavo te doy las gracias ...lo digo de verdad...gracias por explicar como fué...tengo curiosidad por ver este programa,pero mira,no puedo...empecé a verlo y uffff ...no puedo...viene la nausea...Un abrazo amigo Gustavo.¡¡Fuerza Presidenta!!
ResponderBorrar¿Que le pasó a Lanata?, ¿Que quiere?, ¿Que le gusta?. ¿Cuanto le untaron la mano para ser lo que es hoy?. Solo un bufón patètico y triste al servicio del enemigo.
ResponderBorrarMuy buena entrada.
Muy buen entrada. Una pequeña observación: el programa de Lanata se llama Periodismo Para Todos, no Política Para Todos.
ResponderBorrarSaludos!
Damián.