En estos días, Apuntes Discontinuos cumple un año de acuerdo a lo que dice el calendario. Pero, por múltiples razones, parece mucho más. Tan chiquito y tiene vida propia; aprendió a caminar solito y a desarrollar su particular voz. También, acompañó los hechos más destacados y metió el hocico donde había que meterlo. Emociones, angustias y enojos transitan sus textos, siempre a la búsqueda de una mirada oportuna y original. Libre y verdaderamente independiente. Lo que no quiere decir neutral; mucho menos objetiva, lo que es imposible. Comprometida, descarnada y auténtica. Así es esa mirada. Una recorrida rápida por su archivo revela la memoria de un año inolvidable atravesado por la ansiedad de las elecciones presidenciales: temores, vaivenes, amenazas, incertidumbres, sombras. Momentos de euforia, tiempos de panfletos, análisis certeros y meras especulaciones. Festejos, propuestas, hipótesis. Ironía, solemnidad, desparpajo. Todo en un año intenso que se ha pasado volando, pero ha dejado una huella, sobre todo en su autor, que ha crecido a la par como un infante y que a la distancia se ve gateando con el texto de presentación. Y a partir de ahora, como todo en este querido país de estos últimos tiempos, Apuntes Discontinuos va por más, nunca menos.
Desde fines del año pasado, este ignoto profesor de provincias comenzó a advertir que el tema Malvinas se colocaría en un lugar central en la opinión pública, en parte por las intervenciones de La Presidenta, el canciller Héctor Timerman y los presidentes latinoamericanos. Pero también por las reacciones de la plana mayor del Reino Unido y los preparativos para la celebración del 30° aniversario del inicio de la guerra. El 21 de diciembre apareció el texto “Me pareció ver un lindo kelperito” que proponía ofrecer un país a los habitantes de Malvinas. Ahora, más allá de las belicosas y destempladas declaraciones del gobernador de las islas, Nigel Haywood, que dijo que “no tiene sentido negociar con la Argentina mientras siga desafiando el derecho de los isleños a la libre determinación”, hay una propuesta que avanza en ese sentido. El senador Samuel Cabanchik busca tender puentes culturales con la juventud malvinense, propiciando su ingreso en las universidades nacionales de la Argentina, con el estímulo de un programa de becas. A través de la resolución S-0234/12, el proyecto busca “encontrar una solución satisfactoria y sostenible en el largo plazo al conflicto de soberanía que requiere, además de las negociaciones bilaterales con el Reino Unido, el establecimiento de lazos de cooperación y amistad entre la población argentina y los isleños, a fin de revertir el clima de recelo que envuelve a ambas poblaciones”.
Con el programa Becas, el Senado de la Nación propone una asignación anual de entre 15 mil y 30 mil pesos para estudiantes del archipiélago que ingresen en carreras de grado o de posgrado en la Argentina, y de 10 mil a 20 mil para los que cursen una tecnicatura o profesorado no universitario. A esto se suma la posibilidad de recibir cada año dos pasajes aéreos de ida y vuelta a las islas, para que no pierdan contacto con sus familias. En la actualidad, los malvinenses deben emigrar hasta Londres, Europa o Estados Unidos para encontrar una oferta académica similar, con un costo mucho mayor. Para Cabenchik, “la juventud es el lugar por donde más fácil resulta comenzar a abrir las puertas, ya que no participó de la guerra. Quizás recibieron el relato de sus padres, pero tienen una mirada propia, diferente”. Los malintencionados de siempre pensarán que nuestro país no está en condiciones de afrontar gastos de esa naturaleza, pero teniendo en cuenta el número de jóvenes al que está dirigida esta propuesta, el costo de lo ofrecido es insignificante.
Lo que deja de ser insignificante es el culebrón de la causa Boudou-Ciccone. Cada vez son más los personajes que aparecen en escena y lejos de ir redondeando la trama, la complejidad la torna incomprensible. A tal punto que, como toda telenovela, ya ha perdido el eje argumental del principio. La nota de renuncia del Procurador General de la Nación, Esteban Righi, a partir de las denuncias del vicepresidente hacia el estudio jurídico que integra su familia parece enredar aún más la resolución de una causa que no es tal. En la conferencia de prensa del jueves pasado, Boudou denunció que Ana María García, esposa de Righi, María José Labat, esposa del ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro y el abogado Fabián Musso ofrecieron en dos oportunidades contribuir a aceitar las relaciones con el Tribunal Federal de Comodoro Py. También el Presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Adelmo Gabbi, sugirió que Antonio Tabanelli, dueño de la empresa Boldt, quería destruirlo pero, para evitar esa ofensiva, ofrecía un arreglo económico a cambio de sacar del medio a la ex Ciccone. La denuncia formalizada por Boudou apunta a un tráfico de influencias en el caso del estudio jurídico y a una tentativa de cohecho en el caso del titular de la Bolsa de Comercio que “fueron desdeñadas ante la carencia de seriedad que aparentaban poseer por aquel tiempo, pero que posteriormente y a la vista de las actuales circunstancias que rodean el caso Ciccone-Boldt advierte la gravedad y que deben ser puestas en conocimiento de la Justicia”. El constitucionalista Eduardo Barcesat indicó que es una práctica habitual que “los estudios jurídicos ofrezcan aceitar relaciones con la Justicia Federal, aunque es una práctica ‘vende-humo’, porque hacen alarde de establecer este tipo de relaciones fluidas”. “Es una mala práctica de los estudios jurídicos –agregó el constitucionalista- pero si no se consumó, no hay cuestionamiento posible”.
Mientras tanto, algunos exponentes de la oposición no dejaron pasar la oportunidad de tener un lugar secundario en este melodrama y, para no ser menos, denunciaron al vice por “omisión de denuncia de funcionario público”. Todo sea para que sus nombres figuren en un párrafo y los convoquen a algunos programas periodísticos para arrojar algunos palitos en la hoguera. De más está decir que, como siempre, Margarita Stolbizer calificó el caso como un “escándalo de enormes dimensiones” y la senadora Norma Morandini consideró que Boudou debería pedir licencia. No saben de qué se trata pero siempre puede resultar eficaz probar con la nostalgia destituyente de 2008.
Para agregar más misterio al drama, el abogado Ignacio Danuzzo Iturraspe, representante legal de Boudou, se presentó ante el Consejo de la Magistratura para entregar el intercambio que mantuvo a través de mensajes de texto y chat por celular con el juez federal Daniel Rafecas. En ese diálogo publicado el martes en Página/12, Rafecas reconoce que la causa es endeble y que el fiscal está empecinado en buscar pruebas de una culpabilidad casi imposible de demostrar, sobre todo porque no está claro de qué se acusa al vicepresidente.
Y los espectadores cada vez entienden menos de qué va la cosa. Con este ping-pong de denuncias cobra fuerza la casi desvanecida desconfianza hacia la política. El ‘denuncismo’ vuelve a aparecer en escena para desplazar las importantes transformaciones que se han producido en el país y que, más allá de todo este enredo, siguen adelante. Cuando se mezcla en una pantalla lo judicial con lo político todo se vuelve opaco y más aún cuando los tiempos que se manejan son distintos. Basta recordar lo que tardó en resolverse la causa Skanska, que ocupó tanto lugar en la prensa. Y hay tantos casos pendientes. Desde la prensa se exige inmediatez, pero la Justicia no puede entenderse en esos términos. Lenta y tortuosa, posterga angustiosamente su resolución. Un procesado puede no tener jamás una condena mientras alguien que no ha sido siquiera llamado a declarar está condenado desde la primera aparición de un titular. Por eso, Apuntes Discontinuos seguirá cumpliendo años, porque la batalla cultural no ha terminado y hacen falta muchos más textos para alcanzar la victoria tan anhelada.
Feliz Cumple y el licuado va con mosca
ResponderBorrarhttp://adriancorbella.blogspot.com.ar/2012/04/un-licuado-indigesto-o-el-culebron.html
Tenés que ver la imagen que le puse para entender lo de la mosca ... Muy bueno el artículo ...
ResponderBorrar¿Hasta cuando vamos a seguir chupándole las medias a los kelpers?. ¡No nos quieren, nos desprecian!. ¡Quieren ser ingleses, no argentinos!. ¡Encima ahora los vamos a capacitar aquí para que luego emigran a inglaterra y fabriquen armas para usarlas contra nosotros!. ¡Somos unos boludos!...
ResponderBorrarNo les chupamos las medias, los incluimos. Si están en nuestro territorio, son parte de él. Por lo tanto, parte de nosotros
BorrarTodo lo que quieras... Pero de ahí a privilegiarlos...
BorrarCoincido con Gustavo ... Las Islas son como un combo ... vienen con kelpers ... ¡Hay tanto gringo! En Patagonia, en Buenos Aires, en Rosario, en el sur de Santa Fe en general, en Capital... 200 más no hacen nada...
ResponderBorrarY ellos juegan con los humanitario. Somos el país malo-malo que quiere perjudicar a esos pobres kelpercitos ... Pues no: esas algas son nuestros hermanos, aunque no nos quieran (Kelper significa alga, o eso tengo entendido)
¿Te gusto la mosca?
PERDÓN, ME FALTÓ UN CERO, 2000
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