La
peor foto de la semana es la de la Plaza que Macri quiso. Lejos de las fiestas
de los años anteriores, la conmemoración
de este 25 de mayo estuvo sumergida en la paz
de los cementerios. Vallas
que impedían el paso de turistas, caminantes, vendedores y posibles protestones. El único brillo lo aportaron las botas de los uniformados. Las malas lenguas dicen que hubo más
banderas durante la visita de Obama. La primera fecha patria de La Revolución
de la Alegría se redujo a un puñado de selectos y al tedeum del que el
empresidente no salió incólume. Volver
a los actos solemnes con discursos vacíos es una señal indiscutible de que no hay mucho para festejar. Cuando
unos pocos logran sus objetivos, los brindis se hacen en privado. Que en su
jura de asunción haya omitido el ‘patriotismo’
no fue una muestra de rebeldía, sino de
su sentir. Muchas señales se pueden apreciar en la postal de esta nueva
plaza y entre todas, la más riesgosa: la
grieta ya no separa a un gobierno de las corporaciones, sino del pueblo que le
concedió el poder.
Gabriela
Michetti, en el contexto de los gestos adversos vertidos por Francisco,
consideró que la “situación es bastante complicada” y se debe a “una distancia
en términos de comprender el proyecto
político que estamos llevando adelante”. En eso, la vice está
equivocada: tanto el Papa como muchos compatriotas comprendemos muy bien ese proyecto y por eso lo cuestionamos. Ella
es la que no comprende por qué el jefe de Estado no salió al balcón a exhibir
su cinismo coreográfico o no esté, al
menos, “saltando en una pata”, como
ella misma graficó. Desde diciembre a hoy, la
relación de Macri con sus representados se ha deteriorado, a pesar de los
esfuerzos de los medios apologistas. Cuando
la peor realidad cruza el umbral de tu casa, no hay pantalla que te pueda
distraer.
Si
las promesas de campaña cayeron en saco roto, no fue por imposibilidad, sino por decisión. El Gran Equipo ha
tomado medidas de catálogo no para bregar
por el bien común, como suelen declamar sus integrantes, sino para satisfacer la angurria privada.
Si las compras cotidianas se han convertido en un suplicio no fue por un error
de cálculo, sino por una exigencia del
modelo. Si las facturas nos aterran es porque ellos las han transformado en pesadilla. Nada de lo que han hecho
era necesario si lo que buscaban era mejorar nuestra vida. La pesada herencia será la
que dejarán ellos. La famosa bomba de
la que ahora habla Macri es la que están confeccionando para que estalle en
breve. Ellos son los que están generando
una crisis y si la Plaza estuvo vallada es por temor a la reacción. Por lo
que parece, todos comprendemos lo que está pasando menos Gabriela Michetti, que
sigue flotando en una nube de incongruencias y slogans de una campaña que ya ha
terminado. Todos comprendemos el modelo
que nos está llevando al abismo; lo que no logramos entender es cómo triunfaron
en el balotaje.
La
comprensión que despierta
Una de las excusas para prohibir el acceso al
histórico espacio fue aportada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich
que, en su delirio crónico, invocó a
todos los fantasmas. Unos quemacoches capturados mutaron en peligrosos terroristas con la intención de provocar
disturbios en la Plaza de Mayo. Por eso se sitió el predio, a pesar de la falacia de una funcionaria
con tanta responsabilidad. Según Bullrich, “los niveles de violencia son muy altos” y “se quiere generar una situación
de descontrol en la calle por grupos que están todos los días haciendo
manifestaciones”. La mejor manera de desarticular una protesta es satisfaciendo la demanda, no invadiendo
con policías. Pero como la restauración
no se detiene en los noventa, los peores vientos setentistas empiezan a apestar
el ambiente.
El
intendente de Bahía Blanca, Héctor Gay, en su discurso por la fecha patria
recicló el detestable ideario de los
represores: enemigos de adentro y de
afuera, grupos perfectamente organizados, sin patria ni bandera, quieren subvertir valores. No es el único integrante de Cambiemos que
ostenta estos conceptos. Si rascamos un poco, no encontraremos muchas
excepciones. Con la Plaza vedada, los
fantasmas de Bullrich y los dichos de Gay, la foto se vuelve amarilla de tan
vieja. Los PRO advierten lo que se viene y están preparando las excusas.
Quienes se manifiesten en las calles no
será porque están desocupados o hambreados, sino porque han sido cooptados
por la subversión que viene a interrumpir tanta alegría. La ministra
Bullrich, a tono con el futuro represor, advirtió que “debemos tener cuidado de no entrar en situaciones de provocación que buscan poner al gobierno en una
situación límite”. Para ella, la
situación límite no es el desempleo que este modelo produce sino la invitación
a reprimir.
La
vice habla de incomprensión mientras la ministra advierte sobre las
provocaciones, aunque en realidad ambas
cosas provienen de la misma fuente. Michetti se lamenta porque el Papa no
comprende el proyecto amarillo y Bullrich veda la Plaza porque olfatea provocaciones. Ellos ganaron el
balotaje con la promesa de Pobreza Cero, de no quitarnos nada de lo que
tenemos, de no perseguir al que piensa distinto, de estar de nuestro lado. Si algunos no comprenden es porque están
haciendo todo lo contrario de lo que han prometido. Y no nos pueden acusar
de incomprensión si interpretamos el
accionar PRO como una provocación. ¿O de qué otra manera se puede descifrar
la descomunal transferencia de recursos
hacia los sectores más poderosos? ¿Cómo puede entenderse que hablen de
honestidad y transparencia mientras
esconden sus fortunas mal habidas en paraísos fiscales? ¿O que denuncien a
los empresarios amigos del gobierno anterior los que han pasado toda su vida succionando los recursos públicos
desde la dictadura hasta acá? ¿O que hablen de los intereses del país los que operan para abrir nuestras puertas al Imperio?
Claro
que los comprendemos. Mauricio Macri y sus secuaces han engañado a los votantes y nos están provocando desde el mismo
momento de la asunción. Y el colmo de la provocación fue la privatización de la Plaza, un símbolo de
que nos quieren privar de nuestra
historia, de nuestro futuro, de todo. Claro
que comprendemos que el engaño continúa. Si las promesas de campaña fueron
incumplidas, las que hacen ahora también
lo serán. Después de los experimentos tortuosos a los que nos someten no
vendrán los gloriosos tiempos de mieles y flores. Si al gobierno de Macri le va bien al país le irá mal.
La
Plaza del 25 estuvo vedada porque Ellos saben que empezamos a comprender cómo viene la cosa. La Argentina de Macri no
será para todos. Las vallas avanzarán para resguardar
a un puñado de privilegiados de una mayoría despojada y enardecida. El
bicentenario de nuestra independencia inaugurará el tránsito hacia al país del
Centenario: una minoría patricia que
goza los bienes producidos por la mayoría empobrecida. Ese día sí debe ser
de festejos. Los PRO intentarán copar las calles con protocolo superficial y
actos desideologizados para simular patriotismo, un sentir que les es ajeno.
El 9 de julio puede ser un día de
celebraciones herméticas, reservadas a ceos, obsecuentes, cómplices y algunos
confundidos o una jornada ideal para manifestar a la gerencia de La Rosada
que estamos dispuestos a recuperar la independencia
que en pocos meses comenzamos a perder.
Me siento igual que en tiempos del menemismo: el votante quería creer que las cosas iban bien, a pesar de las evidencias que uno ponía ante sus ojos. La gran diferencia es que en aquellos tiempos veníamos del fracaso alfonsinista. Hoy no venimos de ningún fracaso colectivo, sino del triunfo espurio de una patota amparada por los grandes medios y una justicia cómplice.
ResponderBorrarGabriel Ibarra.
Es muy triste lo que está pasando. Nos están despojando de todo y algunos no lo creen. Cuando despierten será tarde. Y la dirigencia opositora está mas asustada que un perro apaleado.
ResponderBorrarMirta Triglia
Seguí repitiendo como un tonto que la plaza estuvo vedada, a la larga nos hacés un favor. Lo que no tiene que volver es a haber banderas de agrupaciones políticas o militantes.
ResponderBorrarEso no lo hubo, fue un festejo como hacía años que no veía!
Una verdadera fiesta patria sin militontos.
Seguí escribiendo para la gilada, que mientras vos te acorralás en tu fanatismo, el país ya inició el cambio.
Cambio que se vio en las urnas, no en los medios ni en las encuestas que daban por ganador a Scioli.
Y la confirmación del cambio se va a ver en las urnas el año que viene. Mientras tanto, aunque leas clarín o página 12, sos un gil manipulado más al que le quieren hacer comprar una realidad inventada.
Seguí disfrutando, Gustavo! que todavía te quedan 3 y medio más de Macri, como mínimo, y su forma de hablar que seguro tanto disfrutás.
Todo mientras vos llamás a la revolución contra un gobierno elegido democráticamente, escribiendo desde el living de tu casa en un blog! Vos sos el kirchnerismo puro.
Los tres años y medio de Macri son de máxima no "como mínimo"; no le importa cuanto duren, la restauración del modelo neoliberal de privilegio ya avanzó y por eso el apuro por concretarla en el primer año, en 2017 se verán los efectos devastadores en el pueblo trabajador de clase media para abajo!!!
BorrarY ahí está el relato. El gobierno de CFK terminó con 25 puntos de pobreza y su modelo incluyó años de la inflación entre las más altas del mundo.
BorrarUstedes se dicen un gobierno para el pueblo, pero la realidad es que nunca lo fueron.
Hablas de relato pero te basas en mentiras. Durante los doce años de kirchnerismo la industria se duplicó y el poder adquisitivo del salario supero la inflación. Creció la producción rural y se redujo en un 50 por ciento la pobreza. Informate mejor
BorrarChe, no hubo festejo en la plaza. No sé quién es el tonto. La plaza estuvo vallada y llena de policías. No creo que queden tres años y medio de Macri. A la larga, cuando te caiga la ficha, me vas a dar la razón.
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