Mientras el
gobierno amarillo insiste en integrarse a un mundo que se desintegra por sus
fracasos, el FPV se desgrana para
desorientar aún más a sus seguidores. Cuando más se necesita una oposición
que defienda los derechos de los más vulnerables y las conquistas históricas de
estos años, una especie de complejo de
inferioridad se expande como una pandemia y contagia a todos los
integrantes del kirchnerismo. Y la demanda de una autocrítica está en boca hasta de los que no forman parte del
frente, no tanto para alentar su
resurgimiento sino para contribuir a su sepultura definitiva. ¿Qué
autocrítica debe hacer el proyecto que logró reducir a la mitad la pobreza de principios de siglo, que bajó la
desocupación hasta niveles nunca vistos, que duplicó la actividad industrial, que produjo un crecimiento constante del PBI, a pesar de la crisis
internacional, que disminuyó la
desigualdad a pesar de las protestas y celadas de los sectores más ricos y
egoístas de nuestra economía? ¿Qué autocrítica debe hacer el gobierno que logró disminuir la deuda que nos asfixió
desde el retorno a la democracia? ¿No deberían hacer autocrítica los que contribuyeron a que el exponente de
la oligarquía empresarial más rancia y corrupta se haya convertido en
presidente?
Desde el
resultado del balotaje algunos sectores están reclamando un mea culpa como si la
derrota hubiera sido pasmosa, pero ante
una diferencia tan ínfima el derrotado no debería estar herido de muerte.
Sin embargo, parece estarlo. Si Scioli hubiera ganado por tan escaso margen no estaría gobernando con la tranquilidad
con que lo hace Macri. Y no por exceso de pericia, precisamente. Al
contrario, hasta uno de sus ministros se
da el lujo de reconocer que “están
aprendiendo”, después de haber
producido un descalabro económico y social con el sinceramiento de las tarifas en los servicios públicos. Con el
escaso margen con que ganó, el empresidente
nos ha integrado al mundo con una
deuda superior a los 30000 millones de dólares sólo para contentar a los buitres y facilitar la fuga de divisas. Y
después vienen a hacer cuentas con todo lo que se podría hacer con los nueve
millones de López. Si el regalo que
el Gran Equipo realizó a los carroñeros más atroces se hubiera invertido para el desarrollo no habría ningún túnel y no
estaríamos contando los semestres. Después vienen a exigir autocrítica los
que en seis meses deprimieron el mercado
interno y firmaron el acta de defunción de la producción nacional.
Con forzada
modestia, algunos dirigentes del gobierno de Cristina han reconocido algunos errores,
pues no se puede ser perfecto durante doce años de gestión. Pero ese esfuerzo
es en vano: el kirchnerismo no ha sido denostado
por sus errores, sino por sus aciertos. Y la derrota en las urnas no se
debió a un error en la estrategia de campaña: la abundancia de falacias y dicterios en los medios hegemónicos y
la cobardía de algunos políticos que se
sienten más cómodos como opositores todo terreno antes que enfrentar al
establishment hicieron tal milagro.
Un mecanismo perverso
Como con lo de
Lázaro Báez estaban saturando a la teleaudiencia, Lodelópez llegó para potenciar
el rating, justificar los estragos y reforzar los prejuicios. Ahora alternan
entre uno y otro hasta que encuentren un arrepentido
que pueda arrastrar a Cristina hasta la
puerta de la cárcel, al menos mediáticamente. Para eso está la nueva ley,
para convertir a los Elaskar, Fariña o Lanatta en impartidores de justicia
televisiva. Para que un imputado en un delito venda cualquier verdura en pos de reducir su pena, aunque su testimonio no tenga valor jurídico alguno. A las
enloquecedoras usinas de estiércol no les interesa lo que pase en Tribunales,
mientras consigan embarrar lo más
posible a La Presidenta y sus más emblemáticos funcionarios. Ni tampoco les
interesa la transparencia, sino poblarían sus pantallas con las oscuras historias de los miembros del
Gran Equipo: buitres encubiertos, fugadores seriales, especuladores
incorregibles, coimeros a destajo y apologistas de un Estado mayordomo encargado de servir el festín.
Una vez que la
ley del Arrepentido esté promulgada, la cadena nacional del monopolio y sus
laderos poblarán las pantallas con una
versión 2.0 de la proscripción de otros tiempos. Quienes duden de esto,
sólo deberán calcular cuánto espacio han dedicado a alguien que se
arrepintió hace ocho años y presentó documentación que prueba evasión y
fuga de divisas por millones de dólares. Seguramente, gran parte del público
cautivo ni sabe quién es Hernán Arbizu,
un ex funcionario del JP Morgan que se inculpó para revelar una trama de
corrupción que vacía en serio nuestras
arcas. El juez Sergio Torres y el arqueólogo
Guillermo Marijuán tienen esta causa desde
el principio y recién ahora extraen los expedientes de los cajones, pero no
para indagar a los principales empresarios que están involucrados en esta
maniobra, sino para avanzar contra los
hijos de Lázaro Báez. Otro tanto ocurre con Herve Falciani, que aportó
información sobre 4040 cuentas de argentinos no declaradas en el HSBC Suiza. La
justicia local, encarnada en el inefable Claudio Bonadio, en lugar de inculpar
a los fugadores sólo imputa a Ricardo
Etchegaray por haber vulnerado el secreto fiscal.
Los jueces
tampoco hacen autocrítica por las tropelías que cometen con sus ficciones procesales,
porque el fin que persiguen no es impartir justicia, sino desterrar al kirchnerismo para que los amos puedan saquear el país a su antojo. Cuando deben procesar
a los exponentes del poder real tratan de estirar
los plazos y congelar las causas, sobre todo aquellas que incluyen delitos
de lesa humanidad durante la dictadura. El único objetivo que cumplen es el de alimentar la perversión informativa del
Monopolio y sus replicantes. Desde esas usinas de estiércol señalan el
blanco y los obedientes peones judiciales hacen
rodar los mecanismos de los tribunales por hechos absurdos, como la causa
de dólar futuro.
Y vienen a
exigir autocrítica los que deberían
vivir avergonzados por los estragos producidos en nuestro país en los
últimos cuarenta años, alentando secuestros, torturas y desapariciones,
condicionando presidentes y demonizando
un proyecto que intentó poner las cosas en su lugar. A los corruptos
disfrazados de puristas no les interesa combatir la corrupción, sino hacer un uso exclusivo de ella.
Tampoco les importa cómo vive la mayoría de la población, mientras puedan tener sus
arcas saturadas. Unos 300 mil millones de dólares descansan en cuentas a
nombre de argentinos en distintos paraísos fiscales. Y esas cifras no se
alcanzan con trabajo, esfuerzo o sacrificio sino con un sistemático escamoteo de nuestros recursos.
En realidad,
deberíamos instaurar la Semana de la Autocrítica
pero no para rasgar nuestras vestiduras y flagelar nuestros lomos, sino para dilucidar por qué nos hemos dejado
embaucar por los enemigos de siempre.
Lo que yo pregunto: ¿Cuando vamos a ganar la calle para dar fin a todo este culebron?...
ResponderBorrarSi uno tuviera que definir "autocrítica", vendría a ser algo así como que, hay que reconocer y poner el eje de análisis en lo que se hizo MAL, debatirlo y, de ahí, solucionarlo - Y la verdad, parece sonar bueno, bonito pero no barato, porque, una vez comenzado el bendito proceso "autocrítico" va a ser una fiesta para todo el aparato mediático, tan concentrado en reducir a mierda aquello que se hizo BIEN (incluso para que lo recordés como MAL) y que, con toda felicidad, van a apreciar el regalito de tu "autocrítica", giles no son, no?.
ResponderBorrarAunque soy del África interior y salgo poco, siempre pensé que en cualquier agrupamiento, cuando se pierde y/o las cosas no salen como se pensaba, autocrítica HAY, siempre; claro, lo más probable es que se guarde la voz alta para las discusiones de entrecasa y se van planteando las correcciones, que se van viendo públicamente - Digo yo, con tanto comedido que se fue del kirchnerismo, tanto abnegado que descubrió de pronto las virtudes del "pensamiento" amarillo...¿toda esa bella gente que "evolucionó" a una etapa superior no es una "autocrítica en acción"? - sí, ya sé, para los K incorregibles es traición u otras cosas feas, pero las caras felices de la amarillez no dejan dudas, hubo "autocrítica" y final feliz....obbbbbvio!.
Pero bueno, es gente buena y bien intencionada que sólo busca "adaptarse", que busca la bombucha si le dicen que es Carnaval.... lástima que ni la memoria histórica ni las tripas desocupadas entiendan éso de las "autocríticas" y se les da por extrañar y querer repetir esos placeres lujosos e inmerecidos, como morfar, tener laburo o comprarse un Golcito, cierto, las asquerosidades que la gente decente debe autocriticarse.
Como decía Jauretche, palabras más, palabras menos... nosotros no tenemos el aparato mediático para tapar los chanchullos cometidos, pero, cuando humildemente reconocemos la existencia de alguno... sí contamos involuntariamente con ese aparato para exagerar, comunicar y magnificar hasta el hartazgo lo reconocido... sólo para demostrar que todo Goberno popular es corrupto. Creo que nuestra autocrítica pasa ahora por ese bajar los brazos de parte de la dirigencia... seguimos "descomunicando" lo bueno, en provecho de los que están del otro lado de la grieta. Ese es nuestro gentil aporte a la actividad preferida del actual gobierno: fabricar pobres.
ResponderBorrarQue pasa Gustavito! cada vez publicás menos los comentarios que no te gustan. Se ve que no te gustan que te digan soberbio o mediocre.
ResponderBorrarVes que todos tenemos que hacer autocrítica?
Hasta chorearon con novelas de tv. Dejate de joder.
Te usaron Gustavo, te dijeron que era una causa del pueblo, y lo que querían era chorear. Así les fue. Pero no, no hagan autocrítica, a ver si todavía vuelven!
Saluditos
C. Villalba
La verdad que no me molesta que me insulten los apologistas de la derecha oligárquica. Al contrario: Me enorgullece. Lo que pasa es que me apena que queden tan expuestos en su condición de manipulados.
BorrarChe, Villalba: en lugar de mirar la paja en el ojo ajeno, deberían ver los troncos que tienen en el gobierno. En seis meses la mayoría están re sucios. Encima, ponen a un Martínez de Hoz como funcionario, para que nadie dude de su relación con el pasado.
BorrarMartín Jarrillo
No tengo dudas que ya despertaremos y más fuertes que nunca Gustavo.
ResponderBorrarExcelente, Gustavo Rosa, gracias por compartir. Algo tan oscuro y bizarro como el accionar del delincuente José López es muy difícil de soportar para mucha gente que fue y es cara visible y defensora del proyecto.
ResponderBorrarHay una realidad pones en youtube el video de la lista de Herce Falciani y tiene 40 mil vistas aprox pones "nice kitty" y hay de cientos de miles y millones...asi es la humanidad...idiotizada a mas no poder. Alguna vez he leido por ahi que vamos a llegar a un punto donde nosotros mismo vamos a pedir que nos opriman y vivir bajo una dictadura de lo seteados que estamos. Asi estamos en nuestra realidad nacional asumiendo que "asi son las cosas, hay que callarse y aceptarlas" como los carteles del gobierno de Temer en Brasil: "No piense en crisis. TRABALHE" una mierda. Por lo menos a mi en esta guerra narcomediatica/digital no me van agarrar, tengo dignidad. Saludos!
ResponderBorrartodos tus análisis son muy valiosos, este en especial tiene todo lo que he pensado ultimamente y lo has puesto en palabras en forma magistral, Gracias
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