Aunque
algunos se resistan a las evidencias, el empresidente
Macri está cosechando más antipatías
de lo que se había propuesto. A pesar de los esfuerzos mediáticos para
minimizar los impactos que su impronta clasista produce, la efímera luna de miel de la
alternancia se está transformando en divorcio. Entre todos los cuentitos que componen el relato
amarillo, ahora aparece el de un intento de desestabilización por parte del
kirchnerismo. Pero la caída en la imagen
del gobierno es el resultado de sus propias medidas. Y a esta conclusión se
puede arribar sin demasiado esfuerzo intelectual. ¿O acaso alguien puede ser
feliz si en poco tiempo advierte
amenazas en su recién alcanzado bienestar? Y que encima reciba reproches
por los disfrutes del pasado por parte de muchos de los exponentes PRO, más que
sumar, irrita. En realidad, el gobierno amarillo está apelando a la vieja estrategia de victimizarse, con la
novedad de que los victimarios son muchos de sus integrantes.
El
viernes se cumplieron los primeros seis meses de esta angustiante gerencia y ni sus seguidores encontraron ánimos para
celebrarlo. Lo intentaron, pero no les salió. Los militantes de Cambiemos convocaron a Plaza de Mayo para festejar y
apoyar a Mauricio Macri “ante el intento desestabilizador de grupos fanatizados que no toleran vivir en
Democracia”, expresaba la invitación. "El 10J desde las 18:00 hs vamos a hacer una demostración de que la gran mayoría silenciosa apoya al
gobierno que intenta poner orden al desastre que dejó la era K", agregaba,
para hacerse eco del discurso oficial de la pesada
herencia. Esta mayoría no sólo es
silenciosa: también es invisible. Quizá el frío desalentó a algunos, que
prefirieron renunciar al calor de las masas para degustar los
lujos de la calefacción propia. Otros, tal vez, estén más acostumbrados a
poblar las calles con cacerolas y sin ellas se sienten desnudos. O puede ser
que, a pesar de haber contribuido a este inexplicable triunfo, todavía no encuentran nada para festejar.
O peor, la vergüenza les impide celebrar
despidos, hambre y recesión. Por lo que sea, no fueron ni los convocantes.
Y eso que Macri trató de
levantar los ánimos desde Yapeyú, la ciudad correntina donde nació el Padre de
la Patria. Sin temor a mancillar ese
sitio histórico, el ocupante
ocasional de la Rosada habló de una “minoría que mete miedo”, que quiere que al gobierno “le vaya mal” y por eso “todos los días dice barbaridades”. Aunque
no explicó demasiado, resulta obvio que se refiere a los kirchneristas o los
partidos de izquierda, los únicos que se
oponen en serio al accionar del Gran Equipo. Hay mucho para deconstruir en
estos dichos. Las minorías que meten miedo no son las que cuestionan las medidas
oficiales, sino las que operan en las
sombras para sacar ventajas de las crisis; son los que generan corridas
cambiarias y fugan divisas, los que evaden fortunas, los que incrementan sus
ganancias a fuerza de succionar nuestros bolsillos. Esas minorías que meten miedo son las que obligaron a Alfonsín a terminar su mandato con anticipación;
las que apoyaron a Menem y nos
condujeron a la peor crisis de nuestra historia; las que se beneficiaron
con la estatización de deuda de la dictadura y la pesificación asimétrica de
Duhalde; los que estuvieron detrás de
todo golpe de Estado, de cada fusilamiento, de cada bomba, de cada
desaparecido. Esta es la única minoría que mete miedo; las
demás minorías sólo juegan en el
terreno de la política.
Un
túnel sin salida
Desde su asunción, Macri, sus
secuaces y apologistas tratan de convencer a la sociedad de que si al gobierno
le va bien al país le irá bien. Un concepto no muy difícil de entender y fácil
de recordar. Hasta su lógica parece
exudar cierta sabiduría. Sin embargo, tiene
un requisito: las buenas intenciones del gobierno. Cuando éstas son
inexistentes, la frase se transforma en una trampa. Hasta ahora, ninguna
medida ha sido beneficiosa para el bien común. Todo lo contrario. El
mercado interno se redujo, la industria y el comercio se están viendo
resentidos por la recesión y la importación, persianas que se bajan, personas
que quedan sin empleo y los precios hacen piruetas por los aires. Y esto como resultado exclusivo de las
medidas que impusieron sin demasiado esfuerzo.
Al gobierno le fue
muy bien en estos meses, pues pudo desmantelar la ley de SCA, arreglar con
los buitres y superar los 30000 millones
de dólares de endeudamiento. Al gobierno
le va tan bien que tiene a gran parte de los diputados de su lado a la hora de
aprobar riesgosas leyes. Al gobierno le
ha ido muy bien, pero al país le está yendo muy mal. Y no le irá mucho
mejor por más que los años venideros traigan un semestre extra. A pesar de todo esto, Macri invitó a los
argentinos a que crean en su palabra
porque “el gobierno nacional eligió decir la verdad y construir
sobre la verdad”. Salvo con el episodio de los Panamá Papers y sus
declaraciones juradas, en donde las
mentiras se enredan en sus cortas patas. Y en lugar de construir sobre la verdad, destruye
a partir de sus falacias. Porque después continuó con su alienada
recitación: “Argentina está saliendo de
un punto de partida muy difícil: un país
estancado, cinco años sin crecer, enfermo por la mentira, la inflación y la
corrupción”. Sin embargo, el INDEC de Todesca informó que el crecimiento
del año pasado fue de 2,1 por ciento,
uno de los más altos de la región y similar a los anteriores. No estábamos estancados ni enfermos de nada.
Y de la tan denunciada corrupción, lo único que se ha demostrado es que son ellos los que tienen cuentas off shore. Ahora estamos en retroceso como resultado del cambio que muchos
eligieron.
Pero por más que traten de
camuflarlo, el descontento se hace notorio. Por más que inventen las excusas más
absurdas, el pacto se está
resquebrajando. Por más que al gobierno le vaya bien, el pueblo olfatea que al país le irá mal. Pocas son las consultoras
que no detectan en sus encuestas una caída de la imagen, más allá de las
diferencias numéricas. Muchos son los rostros que han perdido la sonrisa.
Muchos son los hogares cuyos ocupantes restringen gastos para asegurar sólo lo
elemental. Bastantes los que ya ni eso
pueden. Las señales sobran y hay que aprender a interpretarlas para evitar más angustias.
Y no hay que dejarse confundir.
La decepción es real y se percibe en las
calles. Los que prometían que íbamos a estar cada día mejor hacen que
estemos cada vez peor. Sólo unos pocos deben haber festejado el viernes,
pero en privado y con champaña importada
sin impuestos: los beneficiados por las medidas regresivas que parecen no tener fin y los
propagandistas que lograron que la
engañosa fórmula de los globitos se impusiera en el balotaje. Del resto,
unos guardaron silencio, casi avergonzados y otros esperan que el clamor que ya se empieza a sentir se
convierta en un grito que ponga fin a este tormento.
La única consultora que no dijo que Scioli ganaba por 15 puntos.Es decir, la única consultora seria dice que Macri perdió 6 puntos y
ResponderBorrarque la expectativa de mejoramiento de la economía está por encima del 60%.
Son números, podés creer o no, pero ahí están.
Vos sos el que no debería confundirse ni confundir. La decepción no se mide en la calle,
porque en un país de 40 millones tu percepción es demasiado pequeña para proyectarla a todo el país.
Por suerte es solo un % bajo de inadaptados que perdieron tanto con la salida del gobierno anterior,
que están dispuestos a poner en juego la democracia con tal de volver.
El 10% de 40 millones es 400.000 personas. Es decir, que llenes una plaza con 100.000 creeme que no significa nada.
Pensá una cosa, en el peor escenario, debacle social, se va Macri, consulta popular y tenés a Massa presidente en 2 minutos.
Es decir, estás en la misma.
Si realmente tuvieran una estrategia para volver al poder, sacarían del aire televisivo a los Moreno, D'Elia, Navarro, y todo ese grupo de impresentables.
Hasta le prohibirían a Cristina que escriba por Facebook.
Duran Barba se debe estar riendo de verlos tirar trompadas al aire, desesperados.
Si fuera Kirchnerista te diría: "Sos boludo? querés espantar a la gente con tanto fanatismo?" Hasta cristina les dijo que tienen que bajar un cambio, pero no pueden, y en el Frente Ciudadano son 4, contanto a CFK y Máximo.
Pero no lo soy, así que Seguí así, Gustavo! Vas bien!
Se nota mucho que ni siquiera leés la nota que comentás. Por eso te la publico, para que se note que sos tan obtuso que no sos capaz de asimilar argumentos y datos. En fin, seguí vos así. Cuando el agua te llegue al cuello, seguramente habrá alguien como yo que te tenderá una mano.
BorrarParece que Francisco no entiende bien y reduce todo a un partido de futbol. Lo que esta en juego es el futuro y esta gente nos va a entregar con moño a las corporaciones internacionales. Juan Ortiz
BorrarLa verdad es que hay que estar muy confundido para acordar con lo que ha hecho el gobierno hasta ahora. Se puede tener esperanza, pero no recibir feliz este ajuste que nos está asfixiando. Si no frenan un poco, ni sus votantes lo van a apoyar, como pasó en Río Cuarto.
ResponderBorrarCristina Villalba
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ResponderBorrarA todos los ansiosos que escriben comentarios sobre el curioso episodio de José López y sobre todo a los que se escudan en esto para justificar el letrocinio de Macri, sepan que no los voy a publicar porque este apunte no trata sobre eso. Recién mañana voy a actualizar el blog y voy a volcar mi opinión sobre el tema. Abrazo enorme
ResponderBorrarjajjaja Curioso episodio? Eso es lo que te vienen diciendo hace años y no querés ver! Fijate tus últimos comentarios. Son operaciones mediáticas, son bajada de línea de los medios hegemónicos.
ResponderBorrarAhora, planeado o no, te aseguro que al tipo no le pusieron 9 millones de dólares para que parezca un corrupto!
Vos opiná lo que quieras que sos el dueño del blog. En mi caso no importa. Así como tampoco me importa que publiques el comentario. Esto es para que lo leas vos, y y sabemos que vas a decir alguna boludez del honestismo o justificar el proyecto, etc.
Lo importante es que se acabó el kirchnerismo.
Quedó estigmatizado de una forma de la que no se vuelve, no importa cuantas veces repitas Panamá Papers nunca se va a convertir en algo ni remotamente similar.
Porque esto no solo es un hecho, sino que convalida que las negaciones del resto no son más que eso, negaciones.
Ojalá no seas uno más de los que se hacen los sorprendidos.
Yo creo que lo sabían y se hacían bien los pelotudos. Así que ahora a mamarla, y a ser considerado un chorro más, así como escribió Barragan. Por dios, no paro de reirme!
Ante la cobardia/oportunismo de los politicos y sindicalistas, la unica salida del callejon en que nos empuja esta banda es la resistencia ciudadana.Hay una memoria colectiva del 2001 que surge:
ResponderBorrarhttp://m.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-301848-2016-06-15.html