Rosario no
olvidará fácilmente la mancha que Macri
ha dejado en el Monumento a la Bandera. El Patio Cívico vallado, la
invasión de gendarmes y los
francotiradores apostados en el palacio Vasallo –donde funciona el Concejo
Deliberante- serán las postales de un 20
de junio infame. Los pibes, alentados por organizadores fuera de cámara,
gritaban un “sí se puede” que no
comprendían, mientras padres y maestras
miraban desconcertados tamaña manipulación. Dicen que una piedrita intrépida golpeó la combi del empresidente
y eso desató el salvajismo de las fuerzas de seguridad. Eso dicen, pero ambos hechos estaban separados por más
de cinco cuadras, con la Catedral y la propia torre del monumento en medio
del trayecto. Una mentira más de este cambio que se está transformando en una atroz pesadilla de la que nos costará
mucho despertar.
En los primeros
seis meses del año, la Cuna de la Bandera
vio cerrar más de 1500 negocios. El
aumento de los alquileres, el tarifazo en los servicios y la abrupta caída de
las ventas provocaron que muchos deban abandonar sus emprendimientos. Empleados y dueños buscan otras formas de llenar la olla, aunque la recesión
desalienta cualquier idea. Nuevos taxistas a los que hay que guiar en los
recorridos más sencillos y largas colas
de desesperados aspirantes en los pocos lugares que ofrecen alguna
posibilidad de trabajo ya forman parte
del paisaje cotidiano. Las calles del centro vuelven a poblarse de
vendedores ocasionales y de ojos tristes que claman por alguna monedita. Las
organizaciones que brindan asistencia a las personas en situación de calle señalan que la demanda es creciente.
Umbrales y recovas vuelven a convertirse en dormitorio de los que no tienen
dónde pasar la noche. La Revolución de
la Alegría está entristeciendo bastante.
Y no sólo en
Rosario comienza a advertirse esta forzada
crisis. El fin de semana extra largo resultó
bastante modesto para los que esperaban recaudar algo con la actividad
turística. Según la CAME, la ocupación
hotelera se ubicó entre el 40 y el 75 por ciento y sólo se movilizaron 610
mil turistas por todo el país. En los años anteriores, el día de la Bandera
cayó en sábado o domingo pero en 2013, que fue viernes, el fin de semana largo registró el doble de turistas. Semejante
caída preocupa a los operadores del sector que no esperan salvarse con las vacaciones de invierno.
La capacidad de
ahorro de la clase media se vio vulnerada por la inflación, que ya acumula un 26 por ciento en los primeros
seis meses del año. La Dirección de Estadísticas y Censos de la CABA estima
que una familia tipo sin casa propia
necesita casi 20 mil pesos para la canasta de consumo. El sueño de los ideólogos PRO se está
cumpliendo: los sueldos medios sólo
deben alcanzar para lo básico. Lo demás es una ficción. Si la clase media apenas llega, duele imaginar a los que están algunos escalones más abajo. “Sí se puede” gritaban los pibes
alentados por los asistentes amarillos. Sí se puede caer más bajo, donde ya hemos estado a principios de este
siglo, mientras seguimos esperando una lluvia de dólares que difícilmente
se producirá.
Un túnel cada vez más largo
En su último
informe sobre inversión extranjera, la CEPAL anticipó que la recesión y la caída del mercado interno desalientan la orientación de
nuevos capitales hacia nuestro país. Lo único que vendrá en el segundo
semestre, al igual que en el primero, serán esos flujos especulativos que se ven tentados por las altas tasas de
interés. El blanqueo tampoco se convertirá en un impulso para la economía
doméstica porque no incluye la
repatriación y la contribución es muy baja. Encima, la reparación para los jubilados vip encierra una trampa que dejará a la ANSES al borde de la quiebra:
las cifras a pagar y las acciones a vender. Haberes superiores a 100 mil pesos para trabajadores que cobraban menos de
diez mil y retroactivos calculados en la Corte para los amigos de siempre.
Y la recaudación caerá no sólo por la recesión sino también por la renuncia del Estado a cobrar más a
los que más tienen. El combo perfecto para seguir endeudando al país y
beneficiar a los especuladores internacionales.
“No creo en el sacrificio, pero sí en el esfuerzo”, tartamudeó Macri en el Monumento a la
bandera, mientras con sus medidas
clasistas sacrifica a gran parte de la población que creyó en sus
increíbles promesas para beneficiar a un puñado de privilegiados. Después de
asegurar su creencia en la verdad, el empresidente recitó una de sus mentiras
favoritas, desmentida hasta por sus propios funcionarios: que no se ha
creado empleo en los últimos cinco años. Y
otra vez prometió la patraña de la pobreza cero, en la que ni Marcos Peña cree.
Tanto criticar los actos patrios de Cristina, que se convertían en cátedras de
historia y política, el ocupante ocasional de La Rosada sólo logró un pálido remedo de sus peores alocuciones
de campaña. Apenas eso le dedicó a la bandera.
Claro, confía
demasiado en la protección mediática y en las
operetas magnificadas que entretienen al público cautivo. Hasta que se pueda desentrañar su verdadera
naturaleza, Lodelópez servirá
para tapar el infierno que el Gran Equipo está produciendo. El intento de coima
a los policías no fue denunciado por ninguno de ellos y no forma parte del
expediente de la fiscal Alejandra Rodríguez. Si así fuera, tendría que abrir una causa por cohecho y no hay nada de
eso. La excusa para ascenderlos ya no existe y no podrán brindar un nuevo
capítulo de esta telenovela. Quien frenó esta iniciativa fue el senador
bonaerense Jorge D’Onofrio, del Frente Renovador, que aseguró que la demora promedio de las patrullas es
entre diez y treinta minutos por lo que “nos
pareció raro que aparecieran a los dos minutos”. Y lo más raro de esta
jugada es que los representantes de
Cambiemos en el Parlasur se abstuvieran de suspender o expulsar a José López
de ese organismo, cuando el artículo 30 de su reglamento así lo dispone. Cuando
este acto se desmorone, encontrarán uno
nuevo que les permitirá continuar con sus fechorías.
Raro, pero por
ahora es efectivo este nuevo episodio de distracción que impide que muchos que aún no padecen las consecuencias
de la gestión amarilla se preocupen por cosas realmente graves. Los errores de Aranguren en beneficio de sus
socios, el rol buitre del presidente del
Banco Nación, la fuga de capitales de la que ni se preocupan, el crecimiento de la emisión monetaria que
niegan y el tercer semestre que
no existe. Cuando las aguas pestilentes de esta artificial crisis lleguen a los
umbrales de los aún ilusionados con el cambio ya será tarde para rehuir de sus hedores. Y la bandera que nos
envolverá a todos no será la celeste y blanca, sino otra que nos terminará asfixiando.
Y si me permite, agregarìa un detallito, muy representativo de esta legítima revolución del asco amarilla; en el Día de la Bandera, los chicos agitando.... globos! - ¿No era la paquetería que faltaba? - Ya sé, es un aspecto menor (si lo comparamos con el resto de las atrocidades desplegadas) pero como símbolo, es diáfano.
ResponderBorrarHay que esperar porque todo esto de López tiene un tufo de irrealidad que cae como anillo. Mientras tanto, nos despojan de todo. Matías Jarrillo
ResponderBorrarEl gobierno de Macri integra la persecución motorizada al chivo expiatorio de la unica oposición real con el montaje de Politicas que le aseguran gigantescas rentas personales.Teniendo en cuenta salvajes distancias, es una cruza de tácticas del Proceso con el Menemismo.
ResponderBorrarSerá que cuando estás tan metido en la mierda ya no se puede volver atrás?
ResponderBorrarSiempre se puede recomponer un rumbo político cuando las medidas no aportan los resultados deseados. Claro, eso depende de cuáles son los objetivos del gobierno.
BorrarImpecable texto, Gustavo. Lamentablemente, te lo digo yo que estuve frente a la Traffic de Macri, en las adyacencias del Monumento, en el bajo, había mucha gente. Dispersa, es cierto, paseando. De hecho sólo unos cientos se acercaron a saludar a Macri cuando arribó bajando por calle Santa Fe. Muchos vi caminando por Av Belgrano disfrutando del día e ignorando o desconociendo la presencia de Macri.
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