Un
fiscal de la Nación, Germán Moldes, se explayó, algunos días atrás, sobre la necesidad de desratizar los Tribunales Federales de Comodoro Py. Más allá de
que el edificio pueda estar invadido por esos vectores molestos, la metáfora
refiere a aquellos jueces y fiscales que
no obedecen la tendencia oficial de acosar con causas amañadas a todo aquel que
destile algún tufillo K. La plaga que
infectó nuestro país durante doce años todavía inspira este tipo de
exabruptos. Algunos funcionarios hablan de virus y otros, de la necesidad de extirpar el cáncer que se instaló en
nuestra sociedad. Las analogías biológicas no son nuevas, pues provienen
del positivismo y desempolvarlas ahora, cien años después, sugiere poca
creatividad. Pero la restauración
conservadora que estamos padeciendo es así: tan odiadora que no se detiene en
las sutilezas. Si anhelar un país más equitativo es síntoma de alguna
enfermedad, el antibiótico que
prescriben las Fuerzas Amarillas es la amnesia colectiva y la confusión simbólica.
Hasta
no hace mucho, parecía que lo estaban
logrando. El blindaje mediático y el jolgorio triunfalista impedían que gran parte de la sociedad comprendiera el
peligro de las medidas que se estaban tomando. La lógica angurrienta del
establishment penetraba en la de algunos conciudadanos, aunque fuera perjudicial para su vida cotidiana. Algunos
aplaudieron la brutal devaluación, la renuncia recaudatoria de las retenciones,
el desmantelamiento de la AFSCA y los
despidos indiscriminados en casi todas las áreas de la administración estatal.
O tomaron como buenas noticias el pago a los buitres y la integración al mundo vía
endeudamiento irracional. Quizá sonrieron complacidos ante el
encarcelamiento de Milagro Sala y muchos miembros de la agrupación Tupac Amaru.
Tal vez se esperanzaron con una Justicia
más justa cuando vieron en prisión a Lázaro Báez, el único empresario entre
rejas por irregularidades que deben
tener todos los que comparten su actividad, los Macri incluidos.
Los
medios hegemónicos, ahora oficialistas, se encargan de instalar la idea de que a pesar de que estamos mal, lo otro fue peor. Aunque no lo haya
sido, por supuesto. Ante esta mirada, los bolsos de López revisten una gravedad
mayor que la empresas off shore de Macri, que
brotan como hongos todos los días y hoy alcanzan las 19. El vicepresidente
K es más corrupto que la vicepresidenta M, aunque
el primero haya sido sobreseído en casi todas las causas y no encontraron
bolsas con dinero sin declarar junto a su cama. El Centro Cultural Kirchner
era inseguro para brindar espectáculos gratuitos a la comunidad, pero es ideal para reuniones partidarias y foros empresariales.
Tecnópolis era llamado negrópolis por
algunas plumas apologistas y ahora es
exhibido con orgullo y se ha convertido en centro de muchas actividades
organizadas por el macrismo. Hasta se dan el lujo de vedarlo al público
durante unas cuantas horas para el
disfrute de algunos funcionarios y sus familias, previo acondicionamiento
especial y desinfección, por las dudas.
La luz está en otro lado
Que
nada bueno traen bajo el poncho lo estamos advirtiendo desde hace mucho.
Que las fuerzas de seguridad están desbocadas y reparten palos por doquier responde a la lógica represiva de la
derecha gobernante. Que los números de la economía están en caída libre ante el aplauso cómplice del FMI, ya es notorio. Que lo único que
pueden hacer es llenarnos de esperanzas
y promesas que no piensan cumplir, lo hemos dicho desde el primer momento. Que
explicaciones como nos mandamos un moco,
estamos aprendiendo, es culpa de la pesada herencia o ya terminamos el trabajo
sucio debería colmar la paciencia de
muchos de sus votantes y es lo que puede cambiar las cosas.
Los
que no votamos por Macri estamos enojados, asustados y ansiosos, algo que resulta razonable. Actos,
marchas y protestas se producen todos los días. Algunos dirigentes opositores
acompañan, otros gruñen pero terminan
lamiendo suelas y los demás se debaten entre la indiferencia y la
complicidad. Pero el deterioro está alcanzando a casi todos. Y la impaciencia
se esparce porque la luz al final del
túnel está a punto de extinguirse.
Porque
engaños y estropicios no sólo están destinados a los no votantes. Entre los
votantes de Macri debe haber muchos
despedidos y ajustados; también jubilados que no esperaban que la reparación histórica se convierta en
burla; trabajadores de las economías regionales, que escucharon hablar de ellos durante la campaña;
dueños de Pymes y negocios importantes que ven hoy caer sus ventas día a día; industriales que descubren en la inexplicable y desenfrenada importación
a un vencedor en la competencia; padres de chicos que esperaban sus
netbooks; matrimonios jóvenes que confiaron en el cambio para acceder al primer
hogar. Estos conciudadanos están
decepcionados y no saben cómo reaccionar. Las excusas pueriles y las
promesas a largo plazo de los funcionarios no aportan soluciones a los
problemas cotidianos. La demonización permanente de la Década Ganada no alcanza
como consuelo a las penurias presentes y las que están por venir. Todavía
se resisten a sumarse a los que ya están reaccionando porque eso sería reconocer cuánto se han
equivocado.
Pero
no se han equivocado: han sido engañados.
El exponente de una minoría se disfrazó
de interesado por la mayoría. El candidato prometió mantener lo que estaba
bien y corregir lo que estaba mal y el
presidente terminó desmantelando todo hasta desequilibrar un país que comenzaba
a levantarse. El votante de Macri debe reclamar que se cumpla el contrato vulnerado después de la asunción del Ingeniero.
Él juró cumplir con lealtad y lo primero que hace es traicionar a quienes confiaron en él. También mencionó la
honestidad, pero la oscuridad de su
historia emana por todos sus poros y
las mentiras se hilvanan en gran parte de sus balbuceos. Eso sí: nadie le
debe reprochar el patriotismo, porque ni
lo mencionó. Como dijo a poco de asumir, con el desprecio de siempre, “ésa
te la debo”.
Excelente Gustavo,nada para añadir ,solo la esperanza de que el votante Pro engañado reaccione y se una al otro 49 y en las próximas elecciones haya un verdadero cambio y no sea demasiado tarde.abrazo.
ResponderBorrarPosteo de oro, como el acto de Atlanta del jueves pasado.
ResponderBorrarEn este caso, la democracia entraña una peligrosa trampa. Una vez que LA DERECHA DE MIERDA alcanzó - por primera vez mediante elecciones libres - el trono del gobernante (no del PODER, aunque en este caso particular COINCIDEN perfectamente), se conviertió en un viva la pepa, en una carta blanca por la que pueden desbaratar, destruir y perseguir a piacere. Y encima, con la advertencia severa de que OPONERSE, PROTESTAR o RECLAMAR se convierten en ejercicios desestabilizadores o destituyentes. Ergo, debe CASTIGÁRSELOS. Y para respaldar semejante prepotencia cuentan, en primer término, con SUS MEDIOS multiplicados hasta el infinito y luego con las "fuerzas de seguridad" que han sido dejadas a su propio arbitrio para perseguir, castigar, golpear, balear, gasear y tratar de disuadir en la forma que sea, a quienes osen cuestionar la mierda en la que nos están sumergiendo.
El plan que pusieron en ejecución siempre es el mismo. Cambió el decorado y el vestuario, pero el argumento de la tragedia sigue siendo exactamente igual. Lo que SÍ CAMBIÓ es la forma en que se encaramaron al trono: ESTA VEZ, LA DERECHA DE MIERDA FUE VOTADA.
Creo que el votante desinformado, despistado, abombado, ingenuo o simplemente crédulo, está advirtiendo (aunque a pesar de las advertencias previas haya necesitado 10 MESES para reaccionar) que se está repitiendo la leyenda del flautista que fascinaba a las lauchas, las que terminaban arrojándose al río. En esta oportunidad no es un flautista sino una BANDA DE DELINCUENTES BIEN EMPILCHADOS y los que se están ahogando en el río NO SON LAUCHAS, SINO MILES DE CIUDADANOS ARGENTINOS.
Ya no debemos esperar absolutamente nada más para poner un límite a este asalto depredador desvergonzado.
Qué manejo de la palabra; cuánta claridad para desnudar la hipocresía del discurso macrista y complicidad de los medios hegemónicos. Cómo luchar contra el impacto mediático que produce ver a un tipo tirando bolsos de dinero sobre un tapial, cuando el dinero sucio de Macri y sus secuaces podría llenar habitaciones enteras...
ResponderBorrarGracias a todos por los elogios, pero es tan fácil desnudar los entuertos amarillos que no tengo mérito alguno. Quien no se da cuenta es porque mira para otro lado o es cómplice. Abrazo a todos
Borrar������ genio Gustavo!! Tu mérito es grade!ordenas y resumís todo tan bien que uno puede digerirlo y asimilarlo hasta con agrado, a pesar del duro contenido, porque le pones condimentos como onda, humor, sarcasmo....como hacía rato bores, punto, dolina...seguí asi! Yo soy Martín kortez en el facebook, te leo hace mucho y dos de los mejores, haces un gran trabajo para concientizar a la gentey gratis, que no es poco, felicitaciones!!!
ResponderBorrarGratis, no. Los lectores se encargan de retribuirme. Eso es más que suficiente. Aunque algunas propinas no vendrían mal.
ResponderBorrar