Los Amarillos están perdiendo
el control y no atinan con la clave para
recuperarlo. Si no es la economía que no se despierta son las fuerzas de seguridad que están
desbocadas. Ni la Selección de fútbol dibuja una sonrisa que pueda distraer
un poco. Después de probar con patrañas
y demonizaciones durante más de un mes, el empresidente Macri y su Gran Equipo descubrieron que la desaparición forzada de una persona
preocupa a muchos más que a sus familiares. Por fin se enteran que el marketing no puede disfrazar el desdén y
que detrás de los números hay gente de carne y hueso. Nadie puede augurar si agosto porta lecciones para modificar la
impronta PRO o para simular un poco de humanidad como parte de la campaña,
pero con el caso Maldonado la gobernabilidad recibió heridas que no se sanan con globos ni bailecitos.
El cambio de discurso resulta
notorio. El Ingeniero se refirió al tema por primera vez en estos días, aunque no de la mejor manera: primero
para condenar los hechos de violencia que Ellos
mismos habían planeado y después para recitar
algunos formalismos de catálogo. Cualquier cosa menos reconocer que el
conflicto por las tierras ancestrales de los mapuches no se soluciona con
palos. En realidad, nada se soluciona de
esa manera, sino con eso que tanto pregonan pero no practican: el diálogo.
El diálogo no como un camuflaje para
imposiciones, sino como la búsqueda de un camino para resolver un problema.
Claro, parece fácil, pero no lo es. Más aún cuando los administradores del
Estado, en lugar de arbitrar, ayudan a
los poderosos. En lugar de planear sus medidas para atenuar las penurias de
los más vulnerables, operan para
favorecer a los que nada necesitan.
Con una mano en el corazón,
Benetton y algunos más tienen tierras de sobra. Y quieren más a costa de lo que sea. El Estado, en lugar de acotar la ambición para evitar que despojen
al resto, alienta la pulsión y la facilita; de esta forma, pronto estaremos
los 40 millones amontonados en un islote. Y este razonamiento permite
analizar cada una de las decisiones y propuestas de los gerentes. Desde las
reformas laborales que hacen vibrar sus duros
corazones hasta las quitas impositivas que excitan sus hormonas. Desde sus excusas hasta sus razones, desde los estigmas que vomitan hasta las
adulaciones que lengüetean. En todo está la intención de esquilmar derechos para potenciar
privilegios.
La
desaparición como amenaza
Por supuesto, no lo dicen de
esa manera: el maquillaje abunda en las
zanahorias que exhiben. La engorrosa y engañosa propuesta de la Reparación
Histórica permitió el blanqueo de amigos
y familiares a cambio de casi nada. Delincuentes de guante blanco que
arrojaron unas monedas a las arcas del Estado para legalizar una evasión de años. Ni siquiera los invitaron a
repatriar los capitales fugados para invertirlos
en algo más productivo que la bicicleta financiera. Ni los obligaron a
servir la copa de leche en algún comedor comunitario para que aprecien de cerca el daño que produce
tanta especulación. Ahora son legales sin recibir, al menos, un edificante
rapapolvo.
Con las tarifas de los
servicios públicos han hecho lo mismo: nos convencieron de que estafábamos a los distribuidores de
servicios consumiendo como parásitos por chaucha
y palitos. Ahora que sacaron los subsidios y multiplicaron las
ganancias empresariales, nos tratan como
niños malcriados por pretender usar calefacción en invierno y refrigeración
en verano. Una perversa ecuación se ha instalado en nuestras vidas: adquirimos menos confort por mayor precio
y en lugar de invertir en producción, fugan
las ganancias a paraísos inalcanzables.
Pero la ola ajustadora no se
detiene porque hay que reducir el
déficit que Ellos mismos producen. Mientras anuncian en los medios que
despiden a ñoquis choriplaneros –la grasa
militante- contratan globoludos con
sueldos triplicados para que se conviertan en timbreros o activistas de las redes sociales. Mientras sub-ejecutan
partidas presupuestarias aprobadas por el Congreso en áreas esenciales, reparten pautas publicitarias encubiertas o
sobornan operadores de los medios para que tapen las trapisondas con
historias inverosímiles. Ni los discapacitados se salvaron de la guadaña,
aunque la Justicia ya ordenó restituir
las pensiones que –por cruel capricho- habían eliminado.
La vaselina con que pasa todo esto tiene dos fuentes: los medios
hegemónicos que confunden el entendimiento
colectivo y las cuevas de Comodoro Py donde hay alimañas tribunalicias siempre dispuestas a inventar las causas
más estrambóticas. Ahora que el encubrimiento por el caso Maldonado puede
salpicar a varios, el eficiente y mañoso juez Claudio Bonadío sale al escenario
para reflotar la vergonzante denuncia de
traición a la Patria contra CFK y el ex canciller Héctor Timerman. El
memorándum con Irán ponderado en su
momento por el fiscal Alberto Nisman, aprobado en el Congreso por amplia
mayoría, bien recibido por dos agrupaciones de familiares de víctimas de la
AMIA y que nunca se puso en funcionamiento, sólo sirve para alimentar
prejuicios desde titulares reiterativos. De la intención de la gerencia PRO
de entregar los archivos de inteligencia
por el atentado a una empresa estadounidense casi nadie esboza una
protesta.
Con todo esto han jugado hasta ahora pero la desaparición de Santiago Maldonado se
convierte en un límite. Las mentiras que han propalado y los versitos
recitados los deja al desnudo. El
marketing no alcanza a tapar tanto atropello. Con la impunidad que los
caracteriza, tildan de ‘política’ cualquier crítica cuando son Ellos los que han
perpetrado un crimen político. Ellos se escandalizan por el uso que los opositores hacen de este
caso cuando sobre explotaron el suicidio
de Nisman presentándolo como un homicidio. Y lo siguen haciendo, tratando
de validar nuevas pericias cuando cualquiera
sabe que eso ya es imposible. Con tantas trampas que tienden van a terminar entrampados.
Agosto brinda muchas lecciones
pero no para los ceócratas, que jamás
aprenderán nada bueno, sino para los que siguen confiando en ellos sin beneficiarse en nada. Si no alcanza la
barbarie de los gendarmes ni las torpezas defensivas de la ministra para el desencanto de los incautos, un
macabro detalle debería bastar para que algunos desorientados crucen de este
lado de la grieta: la nueva tendencia
represiva incluye la desaparición como amenaza. Si esto no convence es
porque la oscuridad ha invadido esos
confundidos corazones. Entonces, ya son irrecuperables.
Bueno, hay que ser comprensivos con la penuria amarilla, pobres seres que aún hoy le pueden decir que "no fueron 30 mil, sino apenas 8 mil..." y fíjese cómo les cachetean la carucha por UN desaparecido.... ese Rasputín maléfico que dibujó sabat, que se hizo humo, que se murió y está vivo, en Chile, París o en la setentosa clandestinidad; la verdad, somos muy jodidos, tanto lío porque desapareció uno, por estar donde no debía, encima un estafador, ¿dónde se vió un indio blanquito y medio rubio?, si tenía la delicadeza de ser mapuche auténtico, no pasaba nada.... seamos serios, ¿cuántos millones somos los que sobramos, los que estamos donde no debemos estar?, los no indios pero casi, míreme a mí, mi abuelo natural de Barcelona, ¿qué clase de renegado soy para pensar que esos indios no son intrusos en las tierras del criollazo benetton? - de estos criollos es el país baldío pa´l yuyo, las vacas y los negocios fáciles.... estamos equivocados, antes de las PASO daba un poco de gracia esa propaganda de sanfilippo, "garrote, garrote", creo que no lo votó ni la familia pero el tipo era un visionario, un adelantado de las soluciones amarillas frente al "terrorismo" mapuche-kurdo-klingon con oficinas en Londres (¿o era Bristol?) atacando benettonlandia con Nokia 1100 y cascotes... un horror!
ResponderBorrarGente seria como la genial ministra de inseguridad no puede permitir tantos desmanes, en ese agosto de sus cuentas fíjese que fue un continuo sufrir para la pobre (además de la bagayez 24/7 que le toca padecer), desde ese cornudito celoso amenazando al tun tun (justo al ex ministro de corazón ruidoso) y la psiquiátrica y pariente también amenazando a la mejor obra virreinal, la infanta antonia, terriblemente terrible, a mí me asustó, porque creí que el atentado iba a ser con algún arma de destrucción masiva, sí, un libro para el mismísimo virrey. Gracias a la eficiente lady malbec y sus rambos, no pasó... lástima que ahora, por ese hippie que no se deja encontrar, se "preocupa" el virrey, pobrecito, horas extras para el cardumen de cardiólogos y nosotros tan frescos, qué injusticia!!
gracias Gustavo, comparto y abrazos
ResponderBorrar