La vice Cristina, el gobernador
Kicillof y otros ex funcionarios K fueron
sobreseídos en la causa Dólar Futuro.
La vocinglería opositora clamará desde todos los medios contra la impunidad
digitada desde el “oficialismo opresor”,
sin reconocer que ese proceso fue un
absurdo, que ni debería haber existido la denuncia del senador Federico
Pinedo y el diputado Mario Negri, ambos cambiemitas. Y menos aún el procesamiento porque, como decidió finalmente la
Cámara de Casación, el delito es
inexistente desde el principio. De una vez por todas, algo hay que hacer con
esta justicia que demora cinco años en
reconocer lo evidente. En primer lugar, los magistrados que dieron inicio a
esta pantomima judicial deberían ser eyectados
sin demoras y sin privilegios futuros por ser tan vergonzantes en su
accionar y tan obedientes –y funcionales- a los poderes fácticos. En segundo
lugar, deberían ser los denunciantes –Pinedo y Negri- que sabían de antemano
que denunciaban un no-delito, los
que paguen todos los gastos del proceso
e indemnicen a las víctimas de esta atrocidad. Y, por último, deberían ser imputados
penalmente por alterar el orden y desorientar a la opinión pública. Algo
similar debería ocurrir con el proceso del Memorandun con Irán, que no era
delito ni se concretó y encima, aceleró
la muerte del ex canciller Héctor Timmerman.
No es posible convivir con estos perversos
que conquistan espacios políticos en los
medios hegemónicos y en la complicidad con los tribunales. Criticones
enfadados que ostentan ignorancia y
pretenden representar los intereses del pueblo. ¿Qué aporte hace Patricia
Bullrich, además de confundir vacunas
chinas y exhibir su desprecio por la vida de los que dice defender? ¿O no
les basta con el papelón que pasó el
inefable Eduardo Amadeo en la entrevista radial con Nancy Pazos, cónyuge
del vice jefe de Gobierno porteño Diego Santilli? ¿Hasta cuándo vamos a soportar a estos inútiles tan dañinos? Y ni
hablar de los mediáticos, capaces de
desinformar a su público sin ponerse colorados. Hay una lista inmensa de
personajes que provocan desde sus destacados espacios y generan malestar sin
utilizar un solo dato certero.
Y que nadie venga a agitar la bandera de la libertad de
expresión que, como toda libertad, debe
ser ejercida de manera responsable. Mentir es una vileza que no debe escudarse en las garantías
constitucionales. Que en medio de una pandemia que azota a todo el mundo,
estos tipejos hablen de infectadura, inoculación de veneno y se opongan a toda
restricción es una forma de alentar un
genocidio del que nunca quedarán como responsables. Ante el incremento de
casos de Covid, no podemos circular por
las calles como si nada. En los países que tomaron el toro por las astas
hay toque de queda, se suspenden las
clases presenciales y toda actividad innecesaria. Acá, abundan las fiestas
clandestinas, hay amontonamiento en colectivos y trenes y expandimos virus en los colegios con burbujas que se revientan apenas
infladas. Y el gobierno nacional, temeroso
de la reacción que pueden alentar los irresponsables opositores, se
contiene de tomar medidas restrictivas que evitarían más contagios. En una
situación de emergencia, las disidencias
infundadas deberían quedar fuera de juego porque lo que menos les importa es la salud de la población. Covid o no Covid, that is a cuestión.
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