viernes, 14 de octubre de 2011

El que Juega con los fantasmas

Hay enfermedades que son contagiosas. O tendencias que se convierten en estilo, para decirlo de una manera más elegante y menos agresiva. En la centrífuga oposición que nos toca, muchos de sus exponentes contienen tanto vacío que para tratar de disimularlo imitan a la primera que se vació. En efecto, de a poco se fueron “carriotizando” a medida que abandonaron toda posición ideológica. Un político que se carriotiza anuncia que se avecinan tiempos funestos, conspiraciones fabulosas, crisis destructivas, proyectos terroríficos y muchísimos etcétera. La carriotización es inversamente proporcional a la proximidad de la política. A mayor proximidad a la política, menos carriotización. Por el contrario, a menor proximidad a la política, mayor carriotización. Duhalde lo ha sido desde siempre,  y más aún desde que Kirchner le dijo “adiós”. Otros comenzaron la conversión en aquellos tiempos de la rebelión de los estancieros. En muy poco tiempo, todos los despolitizados fueron alcanzados por la epidemia de la carriotización, hasta que, en los días previos a las primarias se alcanzó la cota máxima de afectados. Días después, alguno que otro comenzó a dar muestras de salir de tan grave trance, otros se declararon curados y volvieron lentamente a la política. Para alejarse de todo mal, reconocieron su error al abandonar la política y admitieron “no haberlo visto”.
Lamentablemente, uno de los candidatos a presidente está mostrando los tan peligrosos síntomas, lo que hace suponer que deberá guardar reposo por unos días para evitar caer en una de las fases más riesgosas del mal: la carriotización preelectoral. En efecto, desde hace algunas semanas, el candidato a presidente por el FAP, Hermes Binner, se muestra enfurruñado y protestón. En Rosario, como la oralidad le resulta esquiva, tuvo un cruce verbal con la Presidenta, del que salió muy mal parado. El martes 4, en Venado Tuerto, cuando CFK lanzó el PEI 2020, el ex anestesista se negó a hablar, aunque después declaró –dibujó- ante los medios que el protocolo presidencial le cercenó esa posibilidad. Desde entonces, ante cada micrófono que se le presenta pregona la necesidad de un diálogo con el Gobierno Nacional para enfrentar los “graves problemas que se avecinan”. Los temas que le interesan al futuro ex gobernador de Santa Fe son esencialmente dos: la baja del precio internacional de la soja y el peligro de la hiperinflación.
Detrás de esas buenas intenciones –es un decir- se esconde no una advertencia, sino una amenaza. Con respecto a la cuestión ‘soja’, Binner se convierte en vocero del sector productivo de la provincia para reclamar una baja o una quita total de las retenciones a las exportaciones. De esta manera, vuelve a poner sobre el tapete un tema recurrente y que rememora los tiempos en que los sones de guerra se hacían oír, ejecutados sobre los capots de las camionetas 4x4, al ritmo de pulseras de oro 24 quilates adornadas con graciosos hilos trenzados de platino. Rememorar esos días destituyentes no es una buena estrategia de campaña y más aún cuando se está reclamando diálogo con las autoridades nacionales. Con respecto al tema de la hiperinflación, no hay elementos técnicos para avizorar un peligro semejante. Agitar ese fantasma es despertar uno de los recuerdos más dolorosos desde el retorno a la vida democrática. Los últimos meses del gobierno de Raúl Alfonsín fueron dramáticos en relación con ese tema. Los precios de los artículos de la canasta básica aumentaban de manera monstruosa en el mismo día. Alfonsín tuvo que renunciar ante la presión golpista de los grupos concentrados del poder económico. Hoy, con una variación de precios que no alcanza a los dos puntos mensuales, hablar de hiperinflación es una vileza. Si el gobierno nacional no atiende a sus reclamos de diálogo es porque no se puede dialogar nada en medio de una extorsión, porque de eso se trata.
A pocos días de las elecciones, Binner intenta cualquier cosa para llegar a ex candidato a presidente con cierta dignidad numérica. Ahora ya parece meterse de lleno en la batalla de almohadas de la oposición, aunque trata de mostrarse como un verdadero demócrata, abierto al diálogo. Y como si no bastara apelar a episodios desestabilizadores de nuestra agitada historia reciente, para disputar el electorado de las fuerzas opositoras no se le ocurre mejor idea que etiquetar a los votantes cristinistas. En efecto, en Mar del Plata declaró que los que optaron por Cristina lo hicieron por “intereses económicos”. Como analizar esa expresión ocuparía mucho espacio sólo resta recordar que en sus spots afirma que es “el presidente de todos los argentinos”.  
En este terreno, corre el riesgo de pasar las fronteras de la epidemia y terminar más carriotizado que la propia Carrió. Según dicen, el exceso de fotoshop puede atravesar la piel, el hueso y llegar a afectar severamente el cerebro. Y la desesperación de los últimos días puede profundizar las afecciones.
Porque la iniciadora del mal es inofensiva, aunque tiene una capacidad inexplicable para instalar temas de agenda, como el viejo truco del “inminente peligro de la re-re-elección”, por ejemplo (ver “El viejo truco de los viejos trucos”, en este mismo blog). Aunque agite –apenas un poco- a la opinión pública con sus alucinadas visiones, sus dichos no significan una amenaza, de tan inconsistentes que son. Además, ya se sabe, es Carrió y hay que odiarla o amarla, pero jamás escucharla. En cambio, Binner ha presentado cierta sobriedad en sus declaraciones, se ha mostrado siempre cauto, moderado, discreto, como un Reutemann más humano. Ese personaje logró posicionarse como una opción electoral con muchas posibilidades de alcanzar el segundo lugar. Sin embargo, con esta explosión histriónica que está intentando, tratando de forzar un diálogo innecesario en estos momentos pre-electorales, agitando fantasmas funestos y desmereciendo el voto popular corre el serio riesgo de enredarse con ese estilo opositor rechazado por los votantes en las primarias. Resulta evidente que la fuerza resultante de la encarnizada lucha de los opositores está ejerciendo una fuerza centrípeta que atrae a ex anestesista hacia el núcleo duro de esa patética comedia de enredos. Si hasta ahora el FAP podía ser el receptor de los votos que se fugaban de las fuerzas políticas con intenciones de perder, de seguir así, será esta agrupación política la que dispersará votos vaya uno a saber con qué destino.

martes, 11 de octubre de 2011

La pelea por el premio consuelo

Esto no es nuevo. Hace por lo menos un año que algunos líderes de la oposición lo denuncian con su tan desarrollada capacidad anticipatoria. En boca de Carrió sonaba más o menos así: “Los Kirchner vienen por todo el año que viene”. Claro, era el año pasado, por eso el plural. Como ahora no pueden decir La Kirchner, siguen usando el plural pero con sujeto tácito: “vienen por todo”. Hay una variante interesante de esta amenaza o advertencia que es “van por todo”. Como estamos a menos de dos semanas de las elecciones más cruciales de nuestra historia reciente y nadie en su sano juicio –salvo Duhalde- duda del triunfo de la actual Presidenta, la estrategia opositora se basa en obtener la mayor cantidad posible de lugares en el Congreso para frenar la avalancha K que avanza por las calles cual terrorífico Gotzilla.
En algunos spots de campaña –analizados en este espacio hace unos días- la Coalición Cívica y el Frente de izquierda de los Trabajadores resignan a los cargos legislativos sus pretensiones. Aunque se muestre como un líder, Ricardo Alfonsín aconsejó a los radicales que si no lo quieren, no lo voten, pero al menos que apoyen a los candidatos locales, con la evidente intención de obtener algunas bancas. Y Eduardo Duhalde dice que va a competir con Cristina en segunda vuelta pero nadie sabe si su esposa logrará conservar su banca en el Senado, de tan mal que le va a ir. Mientras Rodríguez Saa sigue repartiendo caramelos en fiestas infantiles, Hermes Binner, que sí va a lograr un puesto importante en la vida política post electoral, puede hablar de proyectos a futuro desde la posición que obtenga en el Congreso. Y si bien no se sabe quien lanzó la primera piedra, el ex anestesista se hizo cargo y salió a dar explicaciones.
Así es, el gobernador de Santa Fe declaró que su fuerza política está interesada en impulsar una reforma constitucional en función de transformar nuestro sistema presidencialista –populista y bárbaro- en uno parlamentarista -elegante y republicano- cuya eficacia en el viejo continente es más un mito que una realidad. Esa construcción sintáctica –reforma constitucional- es un cuco en la historia política de nuestro país, sobre todo por el riesgo de la re-elección indefinida, como si la sola Carta Magna pudiera eternizar a un presidente sin la intervención de la voluntad popular. Pero, aunque las declaraciones de Binner apuntaban precisamente a lo contrario, los líderes de la oposición tomaron la iniciativa y empezaron a embestir contra el candidato del FAP. Y lo denunciaron de estar haciendo el juego al kirchnerismo. En realidad, esta sugerencia de Binner les sirvió como excusa para modificar su estrategia de campaña. Ahora la elección presidencial no importa tanto como la legislativa, para poner freno a las ansias hegemónicas del partido gobernante. Es decir: “voten por cualquiera de nosotros porque van por todo (o vienen por todo)”.  
En sus dos versiones –van o vienen- esta frase es muy interesante para realizar una lectura del momento político que estamos viviendo y entender por qué las elecciones del 23 son tan importantes. Si usamos la primera versión (van por…) uno podría preguntarse adónde van a buscar eso que es tan importante y desde dónde. Ese ‘todo’ que van a buscar no está acá, sino allá. ¿Por qué resulta tan preocupante que traigan algo que no está acá sino allá, en una lejanía indefinible? En la segunda versión (vienen por…) ese ‘todo’ está acá. Entender el ‘acá’ puede desembocar en lugares peligrosos, pero en una primera lectura sugiere la idea de un espacio resguardado, sitiado por hordas bárbaras que quieren transponer las murallas que lo protegen. Ese ‘acá’ puede estar referido al núcleo duro del poder real de nuestro país, protegido por una hueste heroica de políticos, algunos intelectuales y encumbrados periodistas. La mayoría de los argentinos hemos estado siempre excluidos de ese ‘acá’, porque habitan ahí los patricios, los terratenientes, los corporativos y todos los acólitos y laderos habidos y por haber. En ese ‘acá’ viven los que han gobernado durante casi toda nuestra historia.
Si las dos versiones verbales de la frase dan para pensar, es inimaginable suponer a dónde puede conducirnos el ‘todo’. Si decimos “van por todo” ese ‘todo’ está afuera. ¿Quién se lo llevó? ¿Por qué lo van a buscar? ¿Nos pertenece? ¿Por qué está mal que si nos pertenece y alguien se lo llevó lo vayan a buscar? ¿De parte de quién está el que hace una advertencia así? ¿A quién le hace la advertencia? Si decimos “vienen por todo” ese ‘todo’ puede pensarse como una reserva –material, moral, simbólica- que un grupo está resguardando. Desde el escandalete destituyente desatado por la resolución 125 muchos comenzamos a divisar por primera vez el poder económico de hecho –de facto- y el poder político elegido por el voto popular como dos entidades diferentes. Desde el retorno a la democracia ambos poderes parecían fusionados, uno obediente al otro. Atacar a uno era atacar a los dos. Era la continuidad de las condiciones neoliberales de estabilidad política (y saqueo económico) que se habían gestado durante la última dictadura: el poder político bajo las órdenes del poder corporativo. La política –y los ciudadanos- al servicio de la economía. Esta lógica se sostuvo, fundamentalmente, gracias a un hábil mecanismo de dominación discursiva a través de planes de estudio, mensajes mediáticos, relato histórico. Así llegaron los noventa, una agradable primavera neoliberal, dócil, desideologizada, individualista y superficial, entre otros adjetivos similares. Fue el triunfo absoluto de los que ahora advierten aterrorizados que las hordas K vienen por todo a recuperar los tesoros producto de la expoliación a nuestra economía o van a rescatar los bienes que navegan por el universo virtual de la economía y que en gran parte nos pertenecen. Además de los bienes materiales, protegen los bienes simbólicos como el relato de la historia y el sentido común. Tal vez eso explique la desesperación por conseguir un número más o menos importante en la puja parlamentaria, para frenar la barbarie K.
Y para terminar. Lo más interesante sería preguntar si la mayoría de los argentinos queremos que vayan por todo a donde sea que ese ‘todo’ esté. Faltan menos de dos semanas para que esa respuesta se haga efectiva, pero nadie duda que va a ser un contundente ‘Si, vamos por todo’.

domingo, 9 de octubre de 2011

Dos mujeres, ¿dos países?


Mientras Hermes Binner lloriquea ante cada micrófono que se le cruza en su camino, dejándolos arruinados con sus inagotables lágrimas, una extrema preocupación del autor de estos apuntes ha dejado de ser tal. En “Recta final con pocos corredores” se analizaba el posicionamiento que tomaba cada candidato opositor y se manifestaba sorpresa por la ausencia de la doctora Elisa Carrió, en estos tiempos de campaña presidencial. Esta semana todas las dudas y sospechas se desvanecieron al aparecer Ella en persona en uno de sus programas favoritos, A dos voces, de la señal informativa TN. Su nuevo personaje es conmovedor. De tan enajenado que es, enternece. Enfurruñada, desconcertada, hasta dolida parece comprender una realidad que cambiará drásticamente su destino. Según sus palabras, gran parte del pueblo argentino no la entiende, no la quiere, no acepta sus propuestas de transformación del país. Que quede claro: el pueblo argentino no la votó porque no la entiende. Puede ser. Pero en realidad, según Ella, el pueblo no la merece, porque Ella es la portadora de valores tales como Libertad, Transparencia, Verdad y Justicia. Ella ES la República. Al no votarla a Ella, el pueblo argentino rechaza esos valores, prefiere perderlos. Es más, el pueblo pierde esos valores porque Ella se los lleva muy pero muy lejos, para que los extrañemos y nos arrepintamos y vayamos desamparados y desesperados a suplicar por su regreso. O algo así.
En realidad, Elisa Carrió merece otro pueblo. Y deberíamos hacer un esfuerzo enorme para satisfacerla. Algunos malintencionados pensarán que la propuesta es mandarla para otros rumbos. No. Lo que se va a proponer es más revolucionario e innovador. Lo que hace falta es descartar a este pueblo que no la merece y que desde hace siglos usurpa el territorio nacional y traer uno acorde con sus convicciones, principios y propuestas. Este pueblo ya está gastado y habría que importar uno nuevecito y que le dé el 120 por ciento de los votos. Sería bueno como experimento para ver qué hace con un pueblo 0 KM, sin historia, sin tradición, tan limpio que se pueda escribir en él como en una página en blanco. Pero en realidad no merecemos una candidata a presidenta que diga algo así como: “miren que si no me votan, me voy y me llevo todos los valores, para que aprendan”. Por eso se la extrañaba. Duhalde y Alfonsín no hacen tan bien de ella como Ella. Es única.
Un pueblo ideal para Ella miraría todo el día TN-argento y no se contaminaría con señales insidiosas y confrontativas. El país de TN-argento está creado por un grupo de expertos que generan un clima propicio para una presidenta como Carrió o en su defecto, Duhalde. TN-argento es un país en el que  te roban, te violan, te matan y te escupen el asado; donde es tan malo que suspendan los vuelos en Ezeiza como que los reanuden; un país en donde hay jueces injustos, políticos corruptos, policías que no reprimen, funcionarios polémicos, caos de tránsito, piquetes, militantes de La Cámpora; y sobre todo llueve, hace frío, hay sequía e inundaciones en un mismo lugar al mismo tiempo, hace calor, cae granizo, inflación, desabastecimiento, ley de medios K; y falta de respeto, de seguridad, consenso, transparencia, justicia, libertad de expresión; y con una presidenta crispada, soberbia, presumida, hegemónica, maquillada, bipolar, confrontativa, intolerante, autoritaria, populista, irrespetuosa que se quiere eternizar en un país aislado del mundo y que vive en conflictos permanentes con sus vecinos que están mucho mejor porque son más serios; y encima con Moreno, Moyano, De Vido y Aníbal Fernández. Este es un combo que enloquece a cualquiera y entonces, el pueblo vota a Carrió. Y los que cambian de canal, pierden todos los valores y empiezan de cero.
Hablando en serio, hay un sector importante de los espectadores que mira esa señal de manera exclusiva, que se informa con ese canal o sus medios satélites. De esa manera, viven en la burbuja de TN-argento y se niegan a salir. Se puede pensar en la alegoría de la caverna, de Platón, en el que un grupo de encadenados sólo puede ver las sombras de la realidad que se proyectan en la pared de piedra. En este caso no hay cadenas visibles, pero hay prejuicios que tienen más o menos la misma función. Y, gracias a esta señal, alimentan y confirman sus prejuicios día a día. En muchos hay una negación que más parece miedo. Miedo de que al salir de TN-argento se encuentren en un país distinto al que miraban por la pantalla y todas sus “convicciones” anteriores se desmoronen y con ellas, el mundo en el que creían vivir. Y el miedo mayor es que ese país les guste. Otros no, se obligan a coincidir con esa imagen porque la solución les conviene, como les convino en el pasado neoliberal, represivo, destructor, exclusivo, despolitizado. Vivir en TN-argento es como vivir de manera permanente en un frasco de mayonesa rancia. Sería bueno que cada tanto esos compatriotas se den un respiro.
El martes pasado, a eso de las siete de la tarde, la Presidenta inauguró en Venado Tuerto la fábrica de motos Corven y presentó el Plan Estratégico Industrial 2020, elaborado entre diferentes actores de la economía del país. El PEI 2020 es una Política de Estado que impulsará el desarrollo y producirá un descenso importante de la desocupación. Todos los canales informativos estaban difundiendo estos anuncios. TN-argento no, porque era más importante la columna de Ricardo Canaletti en la que hablaba de un caso policial. El jueves, en horas del mediodía, la Presidenta estuvo en Palermo para inaugurar el Polo Tecnológico que concentrará a todos los organismos e instituciones involucrados en la investigación y desarrollo científico tecnológico. También funcionará en el edificio restaurado de las abandonadas Bodegas Giol una delegación –la única en Latinoamérica- de la Fundación Max Planck, el centro de investigaciones más importante de Alemania. El apoyo a la investigación también se presentó como Política de Estado para garantizar el desarrollo tecnológico de nuestro país, como se viene haciendo desde hace unos años. De más está decir que TN-argento tenía compromisos publicitarios ineludibles y por eso no difundió ni una sola letra del tan importante acontecimiento. Los otros canales sí difundieron el acto en directo. Algunos apelarán al latiguillo de la libertad de expresión y esas tonterías. Para cualquier medio informativo de cualquier país del mundo, los anuncios presidenciales son más importantes que un caso policial o una tanda publicitaria, aunque después realicen una crítica de ellos. Es una cuestión de responsabilidad profesional y compromiso con el país, ya que estamos.
Los habitantes de TN-argento no se enteran de estas cosas y no se interesan por ellas porque viven asustadas por las hordas de bárbaros –trapitos, villeros, punteros, funcionarios polémicos, inmigración descontrolada, jóvenes K- que los acosan desde las pantallas de su televisor. Eso sí, LCD o LED de 42 pulgadas, como mínimo, fabricados en Argentina, la de verdad.

viernes, 7 de octubre de 2011

Un responso para el pequeño Cobos

Aunque los reclamos de Binner y las maneras extrañas de ejercer la justicia en el caso del incendio de las formaciones ferroviarias de mayo sean temas tentadores para abordar en este espacio, el autor de estos apuntes mirará para otro lado. Pero antes de dirigir la mirada hacia ese otro lado, resulta llamativa la desesperación con que el gobernador de la invencible Santa Fe, el ex anestesista Hermes Binner, convoca con urgencia al diálogo con el Gobierno Nacional. Claro, es vocero de la preocupación por la baja de los precios internacionales de la soja y si en 2008, cuando la Presidenta parecía estar en caída, hablaba de la necesidad de consenso -la obediencia de los derrotados- ahora apela a la necesidad de diálogo, como futuro derrotado que es. Los vencedores convocan al consenso y los derrotados, al diálogo.
Y algo de eso habrá en este apunte. En aquellos años de la rebelión sojera una figura surgió de las sombras del oficialismo para erigirse como luminaria opositora. El vicepresidente Julio César Cleto Cobos, elegido por el voto popular para ser intermediario entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, para acompañar en la gestión de la Presidenta, se transformó en el escorpión dentro de la zapatilla. Primero desde sus palabras y después con su voto, traicionó la voluntad del pueblo y a su compañera de fórmula. En aquellos tiempos se apelaba a la idea del disenso para justificar lo que lisa y llanamente fue una traición. De la noche a la mañana, el insignificante Cleto se transformó en líder de la oposición, no del disenso. Admirado por su valentía, recibía los “hurra” de la oligarquía destituyente y de la clase media con ilusiones de más. Con cacharros de teflón importados coreaban su nombre. De traidor, se convirtió en héroe. La peor manera de ser héroe. Su heroísmo y su traición se produjeron en un mismo acto. Su mediocridad se hacía evidente en cada una de sus palabras. Pero fue un héroe por su voto “no positivo”. Héroe y cobarde. Ni siquiera se animó a votar como correspondía, con un voto negativo. De tan mediocre que es, llegó a confesar que fueron sus hijas las que lo impulsaron a votar así. Si lo manejan unas niñas en algo tan importante, ¿qué harían con él los poderes concentrados de la economía, los terratenientes, la oligarquía gorila, el capital financiero?
Los medios entonces hegemónicos lo coronaron como líder de la oposición. Muchos recordarán la imagen de Hugo Biolcatti y su regodeo ante la posibilidad de tenerlo como presidente después de la “segura renuncia” de la presidenta, en una emisión del programa de otro desestabilizador como Mariano Grondona. Dada su pequeñez, Cobos fue un héroe descartable. Los mismos que lo entronaron, que lo construyeron como figura opositora se encargaron de sepultarlo, de olvidarlo. El traidor fue traicionado. El castigo ideal para un traidor.
Su mezquindad y pequeñez lo engrandecieron por un tiempo. Era el traidor y el héroe. Aunque parezca mentira, la traición se convirtió en un valor, casi en ejemplo. A pesar de que no estaba para disentir sino para acompañar un modelo, lo suyo fue construido como un acto patriótico. Y él se lo creyó. Ovacionado como nunca, el pequeño ingeniero se imaginó que el presente lo coronaba de futuro. Hoy no le queda siquiera un pasado honroso. Dejó de ser héroe hasta para los beneficiados por su despreciable voto “no positivo”. La “cletocracia” fue efímera. En ese momento pensó sellar su futuro de gloria, se veía como nuevo presidente, soñaba con estatuas y avenidas. Pero no. También fue traicionado por su incapacidad. Como mediocre ingeniero, no pudo construir nada, ni siquiera una maqueta de su despacho en el Senado.
Si su voto hubiera sido verdaderamente heroico, si en lugar de obedecer el mandato de los “amos” hubiera escuchado el clamor popular, el popular en serio, no el de las cacerolas destituyentes, hoy tendría algunas posibilidades de continuar su vida política. No por capacidad, que se entienda, pero al menos podría esconder sus limitaciones con aquella valentía oportuna, la que correspondía en ese entonces. No merecería un monumento, pero sí un caluroso aplauso de despedida y agradecimiento por haber ahorrado a los argentinos tantas angustias y amagues de retroceso. Pero, para algunos es mejor una tibia caricia en el lomo que el cariño perpetuo y caluroso del pueblo. Que quede esto como un esbozo de moraleja: los pueblos nunca olvidan a los que los dañaron y siempre recuerdan a los que jamás se apartaron de su lado. En el medio quedan infinidad de bichos cuya errática trayectoria está condenada al olvido colectivo.
Aunque nadie se acuerde de él, todavía preside la Cámara de Senadores, humillado, ignorado. El rencor de los oficialistas y la desconfianza de los opositores lo condenan a una soledad intolerable. Ya no es nadie. No puede ostentar siquiera la categoría de un secretario. Desde aquel voto “no positivo”, que se parodia hasta el cansancio en la calle,  se ha convertido en un intruso, un usurpador, un saboteador. En un “okupa”, aunque la “K” no le corresponda. Si tuviera un poco de dignidad, debería haber renunciado. Pero permanecerá aferrado hasta el final, vaya uno a saber por qué. A algunos de los otros opositores por lo menos les queda el consuelo del camino al ocaso dando una perdida batalla en las elecciones presidenciales. El pequeño Cleto no podrá aspirar ni a presidente de una vecinal. La voluntad popular y la potencia de una gestión terminaron de sepultarlo. Como un insignificante incidente en la historia, sólo le queda esperar el tiempo que resta hasta el fin de su mandato. Aunque apenas son dos meses y unos días, al pobre ingeniero le parecerán eternos. Probablemente, salga por la puerta de servicio y entonces sí, que en paz descanse.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Publicidad y política: un paseo por la tele (2da parte)


Estamos en plena campaña y la tele nos marca el ritmo. Nos muestra a un candidato o a otro. Hay un esfuerzo de los creativos por mostrar lo mejor de la propuesta. Y algunas cosas subyacen en esos mensajes que nos permitirán elegir a algunos y descartar a otros. Apuntes Discontinuos culminará con el paseo por los spots de los candidatos a presidente comenzado unos días atrás.
Jorge Altamira: el representante de la izquierda de los trabajadores no modificó la estructura de los anuncios que presentó en la campaña de las PASO, sólo el final. En aquellos tiempos suplicaban alcanzar el porcentaje para superar esa instancia. Ahora ya se basa en propuestas. Parten de una situación cotidiana en donde se vulneran derechos de los trabajadores y la reafirmación por parte de los candidatos de solucionar esos problemas en el Congreso Nacional. No hay propuestas presidenciales sino legislativas, porque ahora a eso pueden aspirar, la representación parlamentaria. Desde el punto de vista de la construcción estética, son muy primitivos. Parece ser la primera propuesta que surge en una mesa de trabajo; una reelaboración hubiera generado un spot más producido, no tan directo y dogmático. Como trabajo práctico de estudiantes de publicidad pueden estar bien; como spot de campaña dejan mucho que desear. Sin embargo, transmite la esencia de ese espacio político. En la sencillez, está su fortaleza. Esos cortos expresan la política realizada desde abajo y por eso, contiene autenticidad y transparencia. Esta campaña proyecta el trabajo en equipo en medio de la mística militante.
Hermes Binner: el candidato del FAP intenta proyectarse como segunda fuerza a partir de dos spots principales. En uno de ellos, se cuenta la experiencia del candidato, tanto como médico (anestesista)  y como político. El narrador hace una comparación entre los problemas de un país y las enfermedades que puede tener una persona. Como médico, sabe qué remedio usar; como político, cómo solucionar un problema. Las imágenes demuestran las soluciones a las que ha apelado durante su gestión para reducir la mortalidad infantil, entre otros. La solidaridad es un remedio efectivo. En realidad, en un país con un pueblo solidario, las “enfermedades” no aparecen. Precisamente es la falta de solidaridad lo que nos ha enfermado en el pasado. Solidaridad entendida no como la caridad despreciativa, sino como la construcción de algo sólido. Binner se presenta como el presidente de todos los argentinos, como una declaración de principios y garantía de que no habrá favoritismos partidarios con los gobiernos provinciales, una de las principales críticas que realiza al Gobierno Nacional.
El otro spot es terrible. Tiene mucha elaboración visual y está destinado a un público joven, por los protagonistas que aparecen seccionados por mitades en la pantalla. Mientras se produce esa caótica sucesión de medios rostros jóvenes, diferentes voces se encargan de enumerar las demandas que el candidato solucionará en caso de llegar a la presidencia. Lo que los jóvenes quieren es estudiar, trabajar, salir, participar, debatir, relacionarnos, ser amplios de ideas y alguna otra cosa más. En realidad, el que quiere hacer todo eso, puede hacerlo tranquilamente cuando quiera. El candidato promete satisfacer demandas que no son tales, que no son falencias. No hay impedimento alguno para hacer las cosas que esos adolescentes angustiados quieren hacer. Por lo tanto, no haría falta un nuevo presidente. Ese spot es tan superficial que exaspera. Su clima es apropiado para vender zapatillas de moda o celulares de última generación, más que para posicionar a un presidente.
Ambos cortos terminan con una frase mística: nace una esperanza.  En esta última frase se esboza la lectura de la realidad que realiza esta agrupación política. Las esperanzas son necesarias en situaciones extremas y desesperadas. Ahí se revela un cierto clima alarmista, negativo, caótico que necesita una nueva esperanza para ser superado. Además, el calificativo “nueva” permite pensar en que hay una vieja esperanza, que vaya a saber uno dónde ha quedado. Finalmente, una crítica estética presentada como pregunta: ¿qué necesidad de apelar a un primer plano cerrado del rostro del candidato? Más aún cuando, para ocultar el despiadado paso del tiempo por la cara del ex anestesista, recurren a un exagerado photoshop que la transforma en una máscara que asusta. Probablemente, gran parte del electorado no lo votará porque no lo reconoce.
(Antes de abordar al próximo candidato, es necesario aclarar que el autor de estos apuntes intentará despojarse de toda pasión exagerada para no malograr la seriedad desplegada hasta aquí. Un pequeño agregado: todo análisis es subjetivo, por lo que no puede pretender objetividad. Siempre es necesario abrir el paraguas)
Cristina Fernández de Kirchner: los spots televisivos del FPV para la reelección de CFK están inspiradas en una única idea: una historia individual que se funde con lo colectivo. El primer corto que se dio a conocer es la historia de Cecilia Mendive, una investigadora que trabajaba en Alemania. En 2009 la embajada argentina la convoca para retornar al país y a partir de allí se construye un relato conmovedor, que termina con una frase muy bien construida, tanto por su forma como por su efecto: “un país puede sufrir una fuga de cerebros, pero nunca puede sufrir una  fuga de corazones”.
La segunda historia es la de Braian Toledo, el lanzador de jabalina que aspira a ser olímpico. Es la historia de una inclusión. Es el fundamento del Estado como garantía de las oportunidades. Es la síntesis de este modelo político.
Las dos historias parten de una particularidad – la de un individuo que se funde con el pueblo- que termina siendo una muestra de lo que se está haciendo: fluir hacia la unidad, hacia lo único, El País. Por eso, la frase final apuntala un colectivo. Todo esto es posible cuando se piensa en la unidad, gracias a la fuerza de un país. No hay presencia del “YO” del candidato, sino que responde a una potencia que la impulsa, que la nutre.
Por supuesto que hay mucho más para decir de las campañas televisivas. Estos apuntes no pretenden acabar con el análisis. Simplemente transformarse en un punto de partida para arribar a los conceptos más escondidos, las intenciones más disimuladas de los candidatos a presidente. Ahora para cerrar, no es el estilo de este espacio realizar anticipaciones de textos por venir. Pero está en preparación algo que puede resultar agresivo, pero necesario. El título será Un responso para el pequeño Cobos. En un par de días verá la luz. Hasta entonces.

lunes, 3 de octubre de 2011

Publicidad y política: un paseo por la tele

En tiempos de campaña, todo parece estar circunscripto a ella. Hasta las acciones judiciales se presentan como actos de campaña funcionales o no a uno de los sectores en pugna. Por eso es interesante reducir el análisis sólo a aquello que se propone difundir las ideas de cada partido político a través de los spot televisivos. Estos están pensados para presentar una síntesis de lo que se pretende hacer en caso de acceder a la presidencia. Y es esclarecedor alcanzar el trasfondo, el contenido profundo del corto promocional, preparado, generalmente, por publicistas. Un equipo de expertos elabora un mensaje de pocos segundos con la intención de sumar voluntades a la fórmula que representan. Aunque parezca increíble –y tal vez exagerado- allí está todo el espíritu y las intenciones de los candidatos y, por supuesto, el posible votante al que está dirigido. No es, como sostienen algunos distraídos, que todos prometen lo mismo. Hay diferencias notables y esa diferencia está en el espíritu que sobrevuela a la emisión televisiva. Por último, se presentan ordenados, pensados, elaborados para convencer o persuadir al espectador. Hay mucho tiempo de elaboración detrás de cada uno y sólo por ello merecen nuestra atención.
Eduardo Duhalde: el eje de la campaña está basado en la capacidad del candidato para pilotear tormentas. Hay un “Yo” fuertemente posicionado en su discurso que sabe qué es lo que hay que hacer. Uno de los spots enumera los destinatarios de su mensaje: a los que esperan el regreso de sus hijos por la noche y a los indignados por la corrupción son los primeros. Esa enumeración parte de una visión absolutamente negativa de la realidad, basada en el corpus de una sociedad que está a punto de estallar. Su mensaje parte de la situación previa a su asunción como presidente provisional (y de prepo), unos meses después de la crisis de diciembre de 2001. Sus propuestas son necesarias a partir de esa imagen que presenta de nuestro país. El gran logro que ostenta en su carrera política es haber calmado la situación hace diez años y establecer las condiciones para el regreso a la vida institucional. Por eso presenta un escenario caótico para que su “Yo” se haga necesario.
El cierre está basado en su recurrente idea de lograr la “unión de todos los argentinos”. Algunos preguntarán qué tiene de malo eso. La unión es la adhesión de cosas diferentes que se van a mantener como cosas adheridas sin integrarse ni modificarse. Nunca llegan a ser una cosa única. La unidad, en cambio, es la propiedad de cada cosa y separar una parte de ella significa la pérdida de su esencia. Prometer la unidad es alcanzar que el país sea uno y no un montón de cosas pegoteadas. Prometer la unión es garantizar la calma y no la paz.
Ricardo Alfonsín: el mensaje de sus spots intenta presentar al candidato como un líder. Para lograr ello tomaron la decisión de mostrarlo enérgico, orador exaltado, gesticulante, sudado en diferentes actos de campaña. La exageración y sobreactuación no resultan atractivas ni convencen de su capacidad de liderazgo. Su mensaje se presenta en dos spots diferentes. En uno de ellos hace eje en la confianza que los trabajadores depositarán en él, porque él los va a favorecer y enumera las medidas. En el otro, se hace una patética analogía con personajes internacionales –Kennedy, Mandela- porque llegaron a la presidencia sin haber tenido cargo ejecutivo anterior. En esa comparación está la debilidad del candidato: jamás ocupó un ejecutivo. Funciona mal, porque buscar el aval de la analogía con esos personajes es la confesión de su falta de experiencia. Al negarlo lo confirma. La fuerte presencia del “Yo” anula la posibilidad de un “entre todos”.
Alberto Rodríguez Saa: hay mucha magia en esos spots. El clima que presenta el candidato es más adecuado para un animador de fiestas infantiles que para un presidente, y esto dicho sin ánimo de contrariarme con los animadores de fiestas infantiles. El tono de su voz es amable, confiado, alegre, ilusionado más que esperanzado. Promete todo, desde conexión wi fi gratis para todo el país hasta casas a noventa pesos. Y todo se hará realidad gracias al pase mágico del voto. No sé si serán efectivos estos spots para conseguir votos, pero son encantadores, en todo sentido.
Elisa Carrió: en sus spots abandona el honestimo que tanto ostentó durante la campaña para las primarias, al menos en parte, en función de resaltar la labor política del equipo con el que trabaja. Hay un “nosotros” que presentó proyectos de ley y anticipaciones de medidas que tomó el Gobierno Nacional. Entre ellas, aparece una propuesta de asignación universal por hijo mucho antes de la decisión presidencial de instaurarla, como la distribución de neetbooks y la ley de tierras. Es algo así como “yo lo dije antes”. Y en esto meten la pata. En sus enumeraciones anticipatorias al Gobierno Nacional, se desliza una coincidencia anterior. Ellos proponían lo mismo que se está haciendo ahora. Entonces, ¿por qué han sido opositores tan rabiosos durante todo este tiempo, si se estaba haciendo lo que ellos proponían?
 Sus quince años de trayectoria son la tarjeta de presentación y la garantía para seguir trabajando y construyendo. Más que aspirar a la presidencia,  apuntalan las candidaturas legislativas. En ello hay mucho de resignación que demuestra que la agrupación política está modificando su lectura de la realidad. Y, confirmando su coincidencia con el kischnerismo y su resignación a la labor parlamentaria, desliza la frase final: “no somos parte de la oposición, somos parte del debate”.
En el próximo apunte seguiremos recorriendo las campañas y pensando a partir de ellas en el candidato que vamos a elegir. Aunque, por si no se notó en estos casi seis meses de presencia en la blogósfera, el autor de estos Apuntes Discontinuos no necesita spots para decidir su voto. Mi abuelo decía en la pista se ven los pingos… y ése es el mejor spot para una campaña.

sábado, 1 de octubre de 2011

Estatuas y aprietes en medio de la campaña

Aunque los spots de campaña que han comenzado a difundirse por los canales de televisión tentaron al autor de estos Apuntes Discontinuos para dedicar un merecido análisis, en el medio se cruzó una señal de alarma. El jueves por la noche, en el programa de TN conducido por Nelson Castro, El juego limpio –al que ya nada le queda de lúdico ni de inmaculado- pudo escucharse algo sobrecogedor. Por supuesto, de boca de su conductor, en la reflexión final que siempre regala a sus espectadores sobre las once de la noche. Comenzó con  la estatua de Néstor Kirchner que en Río Gallegos reemplazará a la de Julio Argentino Roca. Entonces, se lanzó a enumerar todas las cosas que a partir del fallecimiento sorpresivo del ex presidente, comenzaron a portar el nombre “Néstor Kirchner”, desde el torneo nacional a calles, avenidas y vaya a saber uno cuántas cosas más. Después apeló a la analogía histórica y recordó que en tiempos de Perón  llegó a haber una provincia que llevaba el nombre de Eva Perón. Con gesto de alivio, contó que “el propio Perón había reconocido el exceso”. Pero acá vino lo increíble. El doctor Nelson Castro afirmó que por esos excesos a nuestro país le fue muy mal. Por si no se entendió, a nuestro país le fue muy mal porque a Perón se le ocurrió poner el nombre Eva Perón a una provincia argentina. No fue por la “Revolución libertadora”, la “Revolución Argentina” ni el “Proceso de Reorganización Nacional”; no fue por la sucesión de dictaduras atroces con nombres rimbombantes que anularon nuestra vida democrática que nos fue mal en nuestra historia. Con marcada sabiduría, esclarece a todos los argentinos que los bombardeos a Plaza de Mayo, los fusilamientos, la desperonización del país, los bastones largos, las proscripciones, los gobiernos democráticos condicionados, el desmantelamiento del sistema productivo, el genocidio de la última dictadura cívico militar fueron respuestas al nombre de una provincia. Con un poder de síntesis merecedor de algún prestigioso premio al análisis de la historia política, el doctor Nelson Castro iluminó sobre las causas que provocaron los mayores desastres en el país. Por el nombre de una provincia. Pero el cinismo de sus reflexiones no se detuvo allí. Sin lugar a dudas, en sus palabras había una advertencia: si siguen inmortalizando a Néstor Kirchner nos va a ir mal.
Ya causa risa tanta amenaza ridícula, tanto ladrido en la oscuridad. Lo que le molesta a Nelson Castro es que la clase a la que representa haya perdido la potestad sobre el universo simbólico de los argentinos. Que los símbolos que ellos se ocuparon de desplegar por todo el territorio nacional –representantes de los valores de la oligarquía dominante- sean desplazados por los símbolos de la plebe.
No es que hayan perdido todo el poder. Todavía tienen y bastante. Pero antes apelaban a los tanques y ahora apenas si pueden con rifles de aire comprimido con balines de plástico. La semana pasada, se dio a conocer la renuncia del actor Mike Amigorena a la miniserie “El Pacto”, que hace referencia a la historia de la adquisición –torturas de por medio- de la empresa Papel Prensa por parte de Clarín y La Nación. Amigorena interpretaba a un personaje que podría identificarse con Héctor Magnetto, el Ceo de Clarín. De acuerdo a las versiones, una llamada telefónica le advirtió que si seguía trabajando en esa serie nunca más tendría un contrato con la productora Polka. También está el relato de una cena compartida con María Laura Santillán y Esmeralda Mitre, hija del dueño de La Nación. Síntesis: los aliados del verdadero Magnetto le sugirieron abandonar la tira para no enojar al “jefe”. Ahora viene lo extraño: el medio encargado de denunciar estos aprietes fue el diario Perfil, aliado incondicional de “gran diario argentino”. No fue Página/12 o Tiempo Argentino, es decir, medios afines al gobierno nacional y, por tanto, competidores y mucho más del diario fundado por Roberto Noble y todo lo que representa. Fontevecchia ha sido cómplice de la defensa de la dictadura encarada por los medios beneficiados con la adquisición de Papel Prensa. Y sigue siendo cómplice en su afán destituyente del actual Gobierno Nacional. Y a pesar de eso, denuncia las amenazas que el Grupo Clarín hace a un indefenso –y maleable- intérprete.
En primer lugar, es sospechosa la actitud poco profesional del actor. No es que lo convocaron para hacer una versión vernácula de Heidi y de golpe le dicen que tiene que interpretar a Magnetto. Le dieron un guión que leyó, con un personaje al que tuvo que conocer para poder interpretarlo. El actor debe haber hecho comentarios con sus compañeros de trabajo en los momentos de descanso y más aún con los nombres que figuran en el elenco. Es imposible pensar tanta desinformación e inocencia, más aún cuando encarnó el personaje de Alfredo Astiz en el unitario “Lo que el tiempo nos dejó”.
En segundo lugar, comparte cartel en una adaptación de Hamlet con Esmeralda Mitre. Algo le tiene que haber comentado del trabajo que estaba haciendo en televisión. En algún momento, Esmeralda le debe haber dicho algo así: “qué casualidad, a mi papá y a su socio les pasó algo parecido”.
Por otro lado, en el supuesto caso de que haya habido un verdadero “apriete” al actor, los tiempos son diferentes. El poder simbólico del grupo clarín está en decadencia o al menos no tiene la influencia que tenía en otros tiempos. Una evidencia de esa actitud mafiosa sería funcional para el oficialismo en estos tiempos electorales. Y lo que más hace ruido, es que el semanario de Fontevecchia haya puesto el tema a disposición de la opinión pública.
Además, si lo que querían los autores de la amenaza era impedir que la serie saliera al aire, la movida les salió mal. Ya se grabaron ocho capítulos –sobre trece- y se emitirán sin modificaciones, por lo que Mike Amigorena interpretará a Héctor Magnetto (no con ese nombre) a pesar de las supuestas amenazas.
Los amantes de las teorías conspirativas pueden pensar en una estrategia de los productores para lograr una mayor difusión de la mini serie a partir del escándalo. Pero hay muchos involucrados que no pueden confabularse en algo así. Santillán, Mitre, Fontevecchia, Suar. No pueden asociarse para favorecer una tira cuyo contenido no parece favorecerlos. Hasta ahora, todo suena raro.
Pero eso sí, este escandalete le pone un poco de gusto a la campaña electoral que, al menos desde los spots televisivos, comenzó con todas las intenciones de fracasar. O como dijo Nelson en su programa, que es la peor campaña que haya visto y eso le va a permitir a Cristina Fernández ganar con comodidad el 23 de octubre. Claro, la Presidenta va a ganar porque la campaña de los opositores es mala. Una muy poco hábil manera de negar la realidad. Pero ya no les sale.

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...