En tiempos de campaña, todo parece estar circunscripto a ella. Hasta las acciones judiciales se presentan como actos de campaña funcionales o no a uno de los sectores en pugna. Por eso es interesante reducir el análisis sólo a aquello que se propone difundir las ideas de cada partido político a través de los spot televisivos. Estos están pensados para presentar una síntesis de lo que se pretende hacer en caso de acceder a la presidencia. Y es esclarecedor alcanzar el trasfondo, el contenido profundo del corto promocional, preparado, generalmente, por publicistas. Un equipo de expertos elabora un mensaje de pocos segundos con la intención de sumar voluntades a la fórmula que representan. Aunque parezca increíble –y tal vez exagerado- allí está todo el espíritu y las intenciones de los candidatos y, por supuesto, el posible votante al que está dirigido. No es, como sostienen algunos distraídos, que todos prometen lo mismo. Hay diferencias notables y esa diferencia está en el espíritu que sobrevuela a la emisión televisiva. Por último, se presentan ordenados, pensados, elaborados para convencer o persuadir al espectador. Hay mucho tiempo de elaboración detrás de cada uno y sólo por ello merecen nuestra atención.
Eduardo Duhalde: el eje de la campaña está basado en la capacidad del candidato para pilotear tormentas. Hay un “Yo” fuertemente posicionado en su discurso que sabe qué es lo que hay que hacer. Uno de los spots enumera los destinatarios de su mensaje: a los que esperan el regreso de sus hijos por la noche y a los indignados por la corrupción son los primeros. Esa enumeración parte de una visión absolutamente negativa de la realidad, basada en el corpus de una sociedad que está a punto de estallar. Su mensaje parte de la situación previa a su asunción como presidente provisional (y de prepo), unos meses después de la crisis de diciembre de 2001. Sus propuestas son necesarias a partir de esa imagen que presenta de nuestro país. El gran logro que ostenta en su carrera política es haber calmado la situación hace diez años y establecer las condiciones para el regreso a la vida institucional. Por eso presenta un escenario caótico para que su “Yo” se haga necesario.
El cierre está basado en su recurrente idea de lograr la “unión de todos los argentinos”. Algunos preguntarán qué tiene de malo eso. La unión es la adhesión de cosas diferentes que se van a mantener como cosas adheridas sin integrarse ni modificarse. Nunca llegan a ser una cosa única. La unidad, en cambio, es la propiedad de cada cosa y separar una parte de ella significa la pérdida de su esencia. Prometer la unidad es alcanzar que el país sea uno y no un montón de cosas pegoteadas. Prometer la unión es garantizar la calma y no la paz.
Ricardo Alfonsín: el mensaje de sus spots intenta presentar al candidato como un líder. Para lograr ello tomaron la decisión de mostrarlo enérgico, orador exaltado, gesticulante, sudado en diferentes actos de campaña. La exageración y sobreactuación no resultan atractivas ni convencen de su capacidad de liderazgo. Su mensaje se presenta en dos spots diferentes. En uno de ellos hace eje en la confianza que los trabajadores depositarán en él, porque él los va a favorecer y enumera las medidas. En el otro, se hace una patética analogía con personajes internacionales –Kennedy, Mandela- porque llegaron a la presidencia sin haber tenido cargo ejecutivo anterior. En esa comparación está la debilidad del candidato: jamás ocupó un ejecutivo. Funciona mal, porque buscar el aval de la analogía con esos personajes es la confesión de su falta de experiencia. Al negarlo lo confirma. La fuerte presencia del “Yo” anula la posibilidad de un “entre todos”.
Alberto Rodríguez Saa: hay mucha magia en esos spots. El clima que presenta el candidato es más adecuado para un animador de fiestas infantiles que para un presidente, y esto dicho sin ánimo de contrariarme con los animadores de fiestas infantiles. El tono de su voz es amable, confiado, alegre, ilusionado más que esperanzado. Promete todo, desde conexión wi fi gratis para todo el país hasta casas a noventa pesos. Y todo se hará realidad gracias al pase mágico del voto. No sé si serán efectivos estos spots para conseguir votos, pero son encantadores, en todo sentido.
Elisa Carrió: en sus spots abandona el honestimo que tanto ostentó durante la campaña para las primarias, al menos en parte, en función de resaltar la labor política del equipo con el que trabaja. Hay un “nosotros” que presentó proyectos de ley y anticipaciones de medidas que tomó el Gobierno Nacional. Entre ellas, aparece una propuesta de asignación universal por hijo mucho antes de la decisión presidencial de instaurarla, como la distribución de neetbooks y la ley de tierras. Es algo así como “yo lo dije antes”. Y en esto meten la pata. En sus enumeraciones anticipatorias al Gobierno Nacional, se desliza una coincidencia anterior. Ellos proponían lo mismo que se está haciendo ahora. Entonces, ¿por qué han sido opositores tan rabiosos durante todo este tiempo, si se estaba haciendo lo que ellos proponían?
Sus quince años de trayectoria son la tarjeta de presentación y la garantía para seguir trabajando y construyendo. Más que aspirar a la presidencia, apuntalan las candidaturas legislativas. En ello hay mucho de resignación que demuestra que la agrupación política está modificando su lectura de la realidad. Y, confirmando su coincidencia con el kischnerismo y su resignación a la labor parlamentaria, desliza la frase final: “no somos parte de la oposición, somos parte del debate”.
En el próximo apunte seguiremos recorriendo las campañas y pensando a partir de ellas en el candidato que vamos a elegir. Aunque, por si no se notó en estos casi seis meses de presencia en la blogósfera, el autor de estos Apuntes Discontinuos no necesita spots para decidir su voto. Mi abuelo decía en la pista se ven los pingos… y ése es el mejor spot para una campaña.
Buen análisis!
ResponderBorrarEn primer lugar, debo decir que me sorprendió -o no, dado su reciente acuerdo con Fraga y de Narváez-, que Alfonsín se comparara con Perón. Por otro lado, creo que desmerece -desconozco si lo hace casualmente o no-, el buen trabajo hecho por Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión, ya que no lo toma como experiencia previa...
En segundo lugar, desde hace años que me sorprendo con Carrió y Binner (aunque no tanto con este último) por lo que vos mencionas de Lilita y porque Binner votó casi todo a favor del oficialismo. Son respetables sus convicciones pero, ¿no es mejor construir con algunas críticas como lo hace Sabatella, que destruir sin ninguna aprobación como lo hace Duhalde?
Finalmente, coincido con lo que decía tu abuelo... El kirchnerismo no hace grandes campañas publicitarias ni convence prometiendo cosas que no sabe si va a poder cumplir, el oficialismo hace propaganda haciendo gestión. Otra cosa fue el oficialismo porteño.
Muy bueno el análisis de los "candidatos" (creo que solo son POROTOS). Me imagino que en la próxima entrega entrará Binner. Ojo con lo que dice, Profe, no haga como este tipo que más habla más se hunde.
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