jueves, 16 de marzo de 2017

En busca de la gobernanza perdida



La CABA está pagando el costo de haber inventado a Macri. Como siempre, todo pasa en la Capital del país, la ciudad más poblada no sólo por personas sino por cámaras televisivas. Cortes, acampes, marchas y ruidazos hacen que el tránsito porteño sea un poco más caótico, como en la antesala de 2001. La tensión social crece a la par del deterioro. El enojo que se manifiesta en las calles es proporcional a los embustes y provocaciones que disparan los miembros del Gran Equipo. La alarma eleva su volumen mientras la memoria recupera las peores imágenes de principios de siglo. Los derechos hurtados a la mayoría contrastan con los privilegios usurpados por una minoría. El desconcierto da lugar a la bronca cuando detrás de la parafernalia de la Revolución de la Alegría, muchos ciudadanos encuentran la restauración de un modelo en el que sólo unos pocos tienen motivos para festejar.
El clima de agitación que sacude al país no es parte de la campaña electoral, como muchos amarillos arguyen, sino el resultado de medidas muy conocidas por los argentinos. Una película que ya vivimos y muy pocos aplaudieron. Aunque aún no tocamos fondo, son bastantes los que lo olfatean. La pesada herencia incluye un radar para estas cosas y, aunque un poco tarde, advierte los peligros. En realidad, ese radar mandó señales antes del balotaje, pero muchos lo interpretaron como campaña del miedo. Desde los primeros días del gobierno del empresidente Macri, encendió coloridas luces de advertencia, pero otros consideraron que había que darle tiempo, si a Macri le va bien al país le irá bien o uno gana y los demás acompañan y otras pamplinas por el estilo. A quince meses del bailecito en el balcón, el tobogán en el que estamos no para de incrementar su inclinación. Pero, por fin el radar empieza a ser escuchado.
Entonces se explica el nerviosismo que se percibe en algunos funcionarios que ponen el cuerpo para sostener un relato que poco tiene que ver con cualquier realidad. Las mentiras se enredan con los cables de los micrófonos que recogen las inconsistencias que recitan a diario. El mal humor es de tal magnitud que las voces zen dejan escapar veladas amenazas hacia las víctimas del estropicio que osan reaccionar. Y si no son amenazas, son sobornos, como la solución presentada por la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal para desalentar la adhesión al paro docente. Una medida ilegal, como realizar un listado de los rebeldes e identificar su filiación partidaria. Un diario español ya la compara con Margaret Thatcher, una analogía que debería avergonzar a cualquier argentino. En lugar de resolver el problema con una paritaria nacional como establecen las leyes, recurre a tretas que no hacen más que exacerbar los ánimos. Y esto no es sólo atribuible a Vidal, sino a todos los que han decidido conducir el país hacia una previsible colisión.
Demonios en la campaña
Un poco alarmada por un posible desborde o quizá inspirada por una serie televisiva, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich criticó a las organizaciones demandantes por generar ingobernabilidad. Tal vez haya detectado que algunos argentinos están dejando de comer con intenciones destituyentes o caminan cuarenta cuadras en lugar de viajar en colectivo para desfinanciar el sistema. La funcionaria poli-rubro consideró que hay algunos grupos con la “decisión política” de poner “en jaque permanente” al gobierno con cortes y manifestaciones. Un poco exagerada, como si los que no llegan ni a mitad de mes tuvieran la partida ganada. Y con un respeto por el resultado de las urnas que nunca tuvo cuando fue oposición, remató: "nosotros ganamos las elecciones, tenemos un plan de gobierno y no nos van a imponer el plan de gobierno que fracasó durante los últimos diez años".
Este caso no es como el de Aranguren, que se envalentona con el resultado aunque no haya recibido ningún voto. Patricia Bullrich puede ostentar un inexplicable apoyo electoral gracias a sus infinitas mutaciones partidarias, pero no debe olvidar que Cambiemos no jugó con transparencia en las elecciones. Aunque resulte reiterativo, vale destacarlo cuando algún amarillo insiste con el falaz argumento. Macri dio un giro en su discurso después de las elecciones generales, cuando advirtió que necesitaba conquistar a un porcentaje de ciudadanos que quería cambiar, pero no tanto; que quería mantener lo que tenía pero sin Cristina, que interrumpía la telenovela. Mauricio no anunció que aumentaría los servicios públicos, fomentaría el desempleo y deprimiría el mercado interno; ni que achataría salarios o degradaría YPF y Aerolíneas Argentinas para liquidarlas al mejor postor; ni que favorecería la prepotencia comunicacional del Grupo Clarín. Hasta hizo la promesa del fútbol televisado gratis y fue una de las primeras cosas que intentó romper apenas asumido.
La ministra Bullrich menciona un plan de gobierno que más parece un mamarracho plagado de incertidumbres. Un plan de gobierno no es un túnel oscuro ni un camino sin atajos que somete a gran parte de la población a penurias ya olvidadas. Si el Macri de la campaña hubiera dicho que endeudaría el país en más de 70 mil millones de dólares para alimentar la bicicleta financiera y la fuga de capitales, sólo los especuladores habrían optado por los globitos. Y ahora, para justificar futuros padecimientos, los funcionarios amarillos hablan de un país fundido que nunca habían mencionado. Una novedad que puede ser una excusa para exigir nuevos sacrificios o impulsar reformas perniciosas para los trabajadores. En 2015 el país no estaba así, sino no hubieran podido tomar endeudamiento externo.
Pero la soberbia tan criticada en otros tiempos aflora magnificada en muchos funcionarios PRO. La ministra Bullrich habla del fracaso del proyecto kirchnerista cuando en menos de un año y medio nos están por estampar contra un iceberg. ¿En qué sentido se puede hablar del fracaso de un proceso político de doce años que logró duplicar la capacidad industrial, expandir el mercado interno, construir más de dos mil escuelas, mejorar la producción eléctrica, recuperar empresas fundidas por los operadores privados y reducir la deuda externa? ¿Cómo puede ser un fracaso un gobierno que redujo la pobreza en un 47 por ciento y la indigencia en un 72, calculadas con los mismos parámetros que hoy utiliza el INDEC de Todesca? ¿Cómo pueden hablar de fracasos ajenos los integrantes del Gran Equipo cuando desde diciembre de 2015 todos los indicadores empeoraron sustancialmente?
No hay pesada herencia ni país fundido, sino una intención malsana de desequilibrar la balanza. Que la gobernabilidad esté en riesgo es producto de una siniestra decisión del propio Macri. En un año electoral, saben que globitos y bailecitos no serán tan efectivos. Como logro sólo pueden mostrar sus cuentas más abultadas y que son profundamente anti-kirchneristas. De ahí que identifiquen cualquier oposición o protesta con esa fuerza política que hasta no hace mucho les parecía en retirada. La demonización del cuco populista puede conquistar votos entre los que todavía escupen la pantalla cuando aparece CFK, pero los que pueblan las calles no se dejarán engañar otra vez con tretas tan gastadas. No todos los que protestan son kirchneristas ni piensan en votar a ninguno de sus candidatos, pero no cesan de arrepentirse por haber comprendido tan mal un proyecto que, sin dudas, estaba del lado de la mayoría.

3 comentarios:

  1. Es por lo menos interesante que la ministra de (in)seguridad, la famosa saltimbanqui "montonera" bullrich, esté preocupada por la "ingobernabilidad"; la verdad verdadera de verdad es que parece chiste, humor involuntario pero gracioso al fin, si nos olvidamos de las consecuencias dramáticas para tanta gente, que la ineptitud e irresponsabilidad de esta ministra significa, desde aquellos gendarmes muertos (viajando en colectivo trucho para cubrir una emergencia trucha del demócrata trucho morales de Jujuy) hasta los adolescentes aporreados, siempre que sean morochitos y de aspecto pobretón, en cualquier lado. Lo "ingobernable" del país no viene de ninguna "conspiración K", es la lógica consecuencia del pésimo manejo y la bestialidad ideológica del ultrachequeadamente PEOR equipo de gobierno, del que la citada bullrich es figurita destacada. No se puede conspirar contra ésto, es arriesgarse a anular tanto esfuerzo desplagado cada vez que abren el hocico o toman alguna medida, ¿cuál sería la lógica de frustrar a quienes se esmeran tanto en su propio fracaso?.
    Porque, además, quieren venderse como "víctimas" y que hay quienes "queremos que fracasen", y no, si hablamos en serio, uno sí quiere que fracasen pero en los delitos, los choreos, los negociados y los atropellos (i)legales.... pero en éso les va muy bien (al menos el desastre económico es de perspectivas aterradoras) y dónde les va mal, crecientemente mal, es en lo político y ahí, me temo que son insuperables, ni el más ambicioso conspirador podía imaginarse que el "cambio de futuro por pasado" lo iban a cumplir tan burramente, que sean antipolíticos, bueno, sería hasta comprensible, pero un poquitín más pícaros podían ser... no, no son, son los cruzados más ultras en la guerra neoliberal contra la humanidad... y a nosotros nos tenían que tocar!.
    Como el "horno no está para bollos" (menos aún si te fijás en cuánto aumentó y seguirá aumentando el gas) ahora resulta que el "fallecido" kirchnerismo es el que quiere destituir a la murga, digo, al gobierno... y es fantástico, ¿fue el kirchnerismo el que transformó en inviable este país?, fue el kirchnerismo el que dinamitó esos votantes que querían "cambiar" (y en ésa hay tanto docente que no me deja mentir....)?, fue el kirchnerismo, en definitiva, el que armó el monumental fraude que ES este desgobierno?.
    Sí, los patos les tiran a las escopetas, como nos enseña el ecuatoriano más famoso por estas pampas...

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  2. buenisimo!!! todo estos años en CABA fueron un gran fraude de transformación en una ciudad gris de cemento y"cotillón berreta", de endeudarnos para una destrucción edilicia y arbórea descontrolada, todo lo que tocan o "intervienen" lo arruinan o afean o empobrecen, ahora que extendieron su nefasta metodología al país entero se han descontrolado en una soberbia sin limites, "el hielo se huele cerca" esperemos que el "casco resista" y no nos manden a pique definitivamente-gracias Gustavo

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  3. Desde que vivo la democracia desde el año 1973, nunca ví un gobierno tan violento y corrupto, este gobierno es mucho peor que el de Menem. Este personaje siniestro es un provocador y ladrón descarado, sí descarado, está armando empresas en sociedad de Lewis para extraer la producción hidrocarburífera de nuestra plataforma marítima con los piratas ingleses. Nos roban por todos lados, su objetivo es apoderarse de nuestros recursos de todo tipo.

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