La CABA está
pagando el costo de haber inventado a Macri. Como siempre, todo
pasa en la Capital del país, la ciudad
más poblada no sólo por personas sino por cámaras televisivas. Cortes,
acampes, marchas y ruidazos hacen que el tránsito porteño sea un poco más caótico, como en la antesala de
2001. La tensión social crece a la par del deterioro. El enojo que se
manifiesta en las calles es proporcional
a los embustes y provocaciones que disparan los miembros del Gran Equipo.
La alarma eleva su volumen mientras la memoria recupera las peores imágenes de
principios de siglo. Los derechos
hurtados a la mayoría contrastan con los privilegios usurpados por una minoría.
El desconcierto da lugar a la bronca cuando detrás de la parafernalia de la
Revolución de la Alegría, muchos ciudadanos encuentran la restauración de un modelo en el que sólo unos pocos tienen motivos
para festejar.
El clima de
agitación que sacude al país no es parte de la campaña electoral, como muchos
amarillos arguyen, sino el resultado de
medidas muy conocidas por los argentinos. Una película que ya vivimos y muy
pocos aplaudieron. Aunque aún no tocamos fondo, son bastantes los que lo olfatean. La pesada herencia incluye un radar para estas cosas y, aunque un poco
tarde, advierte los peligros. En realidad, ese radar mandó señales antes del balotaje, pero muchos lo interpretaron como
campaña del miedo. Desde los primeros
días del gobierno del empresidente Macri,
encendió coloridas luces de advertencia,
pero otros consideraron que había que
darle tiempo, si a Macri le va bien al país le irá bien o uno gana y los demás acompañan y otras pamplinas por el estilo. A quince
meses del bailecito en el balcón, el
tobogán en el que estamos no para de incrementar su inclinación. Pero, por fin el radar empieza a ser escuchado.
Entonces se
explica el nerviosismo que se percibe en algunos funcionarios que ponen el
cuerpo para sostener un relato que poco
tiene que ver con cualquier realidad. Las mentiras se enredan con los
cables de los micrófonos que recogen las inconsistencias que recitan a diario.
El mal humor es de tal magnitud que las voces zen dejan escapar veladas amenazas
hacia las víctimas del estropicio que osan reaccionar. Y si no son amenazas, son sobornos, como la solución presentada por
la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal para desalentar la adhesión
al paro docente. Una medida ilegal, como
realizar un listado de los rebeldes e
identificar su filiación partidaria. Un diario español ya la compara con
Margaret Thatcher, una analogía que debería
avergonzar a cualquier argentino. En lugar de resolver el problema con una
paritaria nacional como establecen las leyes, recurre a tretas que no hacen más que exacerbar los ánimos. Y esto
no es sólo atribuible a Vidal, sino a todos los que han decidido conducir el país hacia una previsible colisión.
Demonios en la campaña
Un poco alarmada
por un posible desborde o quizá
inspirada por una serie televisiva, la ministra de Seguridad, Patricia
Bullrich criticó a las organizaciones demandantes por generar ingobernabilidad. Tal vez haya detectado que algunos
argentinos están dejando de comer con
intenciones destituyentes o caminan cuarenta cuadras en lugar de viajar en
colectivo para desfinanciar el sistema.
La funcionaria poli-rubro consideró
que hay algunos grupos con la “decisión
política” de poner “en jaque permanente” al gobierno con
cortes y manifestaciones. Un poco exagerada, como si los que no llegan ni a
mitad de mes tuvieran la partida ganada.
Y con un respeto por el resultado de las urnas que nunca tuvo cuando fue oposición, remató: "nosotros ganamos las elecciones, tenemos un plan de gobierno y no
nos van a imponer el plan de gobierno
que fracasó durante los últimos diez años".
Este caso no es
como el de Aranguren, que se envalentona
con el resultado aunque no haya recibido ningún voto. Patricia Bullrich
puede ostentar un inexplicable apoyo
electoral gracias a sus infinitas mutaciones
partidarias, pero no debe olvidar que Cambiemos
no jugó con transparencia en las elecciones. Aunque resulte reiterativo,
vale destacarlo cuando algún amarillo insiste con el falaz argumento.
Macri dio un giro en su discurso después de las elecciones generales, cuando
advirtió que necesitaba conquistar a un porcentaje de ciudadanos que quería cambiar,
pero no tanto; que quería mantener lo que tenía pero sin Cristina,
que interrumpía la telenovela. Mauricio no anunció que aumentaría los servicios públicos, fomentaría el desempleo y deprimiría
el mercado interno; ni que achataría salarios o degradaría YPF y Aerolíneas Argentinas para liquidarlas al mejor postor;
ni que favorecería la prepotencia comunicacional del Grupo Clarín. Hasta hizo
la promesa del fútbol televisado gratis y fue
una de las primeras cosas que intentó romper apenas asumido.
La ministra
Bullrich menciona un plan de gobierno que más parece un mamarracho plagado de incertidumbres. Un plan de gobierno no es
un túnel oscuro ni un camino sin atajos que somete a gran parte de la población a penurias ya olvidadas. Si el
Macri de la campaña hubiera dicho que endeudaría
el país en más de 70 mil millones de dólares para alimentar la bicicleta
financiera y la fuga de capitales, sólo
los especuladores habrían optado por los globitos. Y ahora, para justificar
futuros padecimientos, los funcionarios amarillos hablan de un país fundido que nunca habían mencionado. Una novedad que puede ser una excusa para exigir nuevos sacrificios o impulsar
reformas perniciosas para los trabajadores. En 2015 el país no estaba así,
sino no hubieran podido tomar
endeudamiento externo.
Pero la soberbia
tan criticada en otros tiempos aflora
magnificada en muchos funcionarios PRO. La ministra Bullrich habla del
fracaso del proyecto kirchnerista cuando en
menos de un año y medio nos están por estampar contra un iceberg. ¿En qué
sentido se puede hablar del fracaso de un proceso político de doce años que
logró duplicar la capacidad industrial,
expandir el mercado interno, construir más de dos mil escuelas, mejorar la producción eléctrica, recuperar
empresas fundidas por los operadores privados y reducir la deuda externa? ¿Cómo puede ser un fracaso un gobierno
que redujo la pobreza en un 47 por ciento
y la indigencia en un 72, calculadas con los mismos parámetros que hoy
utiliza el INDEC de Todesca? ¿Cómo pueden hablar de fracasos ajenos los
integrantes del Gran Equipo cuando desde
diciembre de 2015 todos los indicadores empeoraron sustancialmente?
No hay pesada
herencia ni país fundido, sino una
intención malsana de desequilibrar la balanza. Que la gobernabilidad esté
en riesgo es producto de una siniestra decisión del propio Macri. En un año
electoral, saben que globitos y
bailecitos no serán tan efectivos. Como logro sólo pueden mostrar sus
cuentas más abultadas y que son
profundamente anti-kirchneristas. De ahí que identifiquen cualquier
oposición o protesta con esa fuerza política que hasta no hace mucho les parecía en retirada. La demonización del cuco populista puede conquistar votos
entre los que todavía escupen la
pantalla cuando aparece CFK, pero los que pueblan las calles no se dejarán
engañar otra vez con tretas tan gastadas.
No todos los que protestan son kirchneristas ni piensan en votar a ninguno de
sus candidatos, pero no cesan de
arrepentirse por haber comprendido tan mal un proyecto que, sin dudas, estaba
del lado de la mayoría.
Es por lo menos interesante que la ministra de (in)seguridad, la famosa saltimbanqui "montonera" bullrich, esté preocupada por la "ingobernabilidad"; la verdad verdadera de verdad es que parece chiste, humor involuntario pero gracioso al fin, si nos olvidamos de las consecuencias dramáticas para tanta gente, que la ineptitud e irresponsabilidad de esta ministra significa, desde aquellos gendarmes muertos (viajando en colectivo trucho para cubrir una emergencia trucha del demócrata trucho morales de Jujuy) hasta los adolescentes aporreados, siempre que sean morochitos y de aspecto pobretón, en cualquier lado. Lo "ingobernable" del país no viene de ninguna "conspiración K", es la lógica consecuencia del pésimo manejo y la bestialidad ideológica del ultrachequeadamente PEOR equipo de gobierno, del que la citada bullrich es figurita destacada. No se puede conspirar contra ésto, es arriesgarse a anular tanto esfuerzo desplagado cada vez que abren el hocico o toman alguna medida, ¿cuál sería la lógica de frustrar a quienes se esmeran tanto en su propio fracaso?.
ResponderBorrarPorque, además, quieren venderse como "víctimas" y que hay quienes "queremos que fracasen", y no, si hablamos en serio, uno sí quiere que fracasen pero en los delitos, los choreos, los negociados y los atropellos (i)legales.... pero en éso les va muy bien (al menos el desastre económico es de perspectivas aterradoras) y dónde les va mal, crecientemente mal, es en lo político y ahí, me temo que son insuperables, ni el más ambicioso conspirador podía imaginarse que el "cambio de futuro por pasado" lo iban a cumplir tan burramente, que sean antipolíticos, bueno, sería hasta comprensible, pero un poquitín más pícaros podían ser... no, no son, son los cruzados más ultras en la guerra neoliberal contra la humanidad... y a nosotros nos tenían que tocar!.
Como el "horno no está para bollos" (menos aún si te fijás en cuánto aumentó y seguirá aumentando el gas) ahora resulta que el "fallecido" kirchnerismo es el que quiere destituir a la murga, digo, al gobierno... y es fantástico, ¿fue el kirchnerismo el que transformó en inviable este país?, fue el kirchnerismo el que dinamitó esos votantes que querían "cambiar" (y en ésa hay tanto docente que no me deja mentir....)?, fue el kirchnerismo, en definitiva, el que armó el monumental fraude que ES este desgobierno?.
Sí, los patos les tiran a las escopetas, como nos enseña el ecuatoriano más famoso por estas pampas...
buenisimo!!! todo estos años en CABA fueron un gran fraude de transformación en una ciudad gris de cemento y"cotillón berreta", de endeudarnos para una destrucción edilicia y arbórea descontrolada, todo lo que tocan o "intervienen" lo arruinan o afean o empobrecen, ahora que extendieron su nefasta metodología al país entero se han descontrolado en una soberbia sin limites, "el hielo se huele cerca" esperemos que el "casco resista" y no nos manden a pique definitivamente-gracias Gustavo
ResponderBorrarDesde que vivo la democracia desde el año 1973, nunca ví un gobierno tan violento y corrupto, este gobierno es mucho peor que el de Menem. Este personaje siniestro es un provocador y ladrón descarado, sí descarado, está armando empresas en sociedad de Lewis para extraer la producción hidrocarburífera de nuestra plataforma marítima con los piratas ingleses. Nos roban por todos lados, su objetivo es apoderarse de nuestros recursos de todo tipo.
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