Después de algo más de un año, resulta incomprensible la perversa
insistencia de la Ceocracia gobernante en castigar a los votantes que le
permitieron ganar el balotaje: la crisis prefabricada por el Gran Equipo la
padecen muchos del 49 por ciento y bastantes
del 51. Quizá puede sonar exagerado, pero los PRO ya no combinan tanto
con nuestro país. La lejanía que manifiestan en cada declaración pública
los muestra como un mal recuerdo para
guardar en el futuro. Por eso no sorprende que las calles estén tan
pobladas y las marchas por el Día de la Memoria que conmovieron al país se hayan convertido en manifestaciones
opositoras. Pero lejos de entender La Calle, persisten en demonizarla, minimizarla, etiquetarla. Ellos, que
condenaban la soberbia de la gestión anterior, no escuchan nada; son cada vez más ajenos y lo muestran todos los
días con frases que desconciertan.
Ahora necesitan una multitud que se manifieste a favor de Macri, aunque sus
participantes tengan que renunciar a una
tarde de navegación, un partido de golf o una sesión de spa.
Entre tantas protestas y
manifestaciones adversas, los Amarillos
precisan la foto con una muchedumbre. Como pinta la cosa, para eso deberán
contratar extras, proyectar hologramas o achicar
la Plaza en pocos días. Si bien en tiempos de Cristina lograron convocar un
buen número de protestones con cacharros, no
estiman que sean demasiados los deseosos de celebrar el fin del cepo y la
eliminación de impuestos a los autos de alta gama. Si antes resultaba heroico cacerolear contra la Dictadura K por la falta de libertad
para comprar dólares, ahora no
enorgullece tanto festejar la fuga de 4000 millones de verdes en estos dos
meses, la más grande desde 2003. Si la defensa del republicanismo pasaba por
denunciar que los K se chorearon todo, hoy no es tan elegante señalar a aquellas empresas que nos han llevado
al quinto lugar en el ranking mundial de evasión impositiva. El instituto Wider
-dependiente de la ONU- reveló que los flujos financieros ilícitos que horadan
los ingresos tributarios de los países no
son los provenientes del narcotráfico ni la corrupción política, sino de
las trapisondas de las multinacionales y las grandes empresas locales. Nuestro
país pierde más de 22 mil millones de
dólares al año gracias a la corrupción de los ilustres que nunca serán
blanco de los caceroleros. Gran parte de los seguidores del PRO son
protestones y los logros de gestión no
son muy apropiados para la fiesta, porque generan más desigualdad y desfinancian
al país. Por eso el respaldo a Macri –que
no es un modelo de la pureza empresarial- tal vez no alcance la
contundencia esperada.
De
la Calle y sus durezas
¿Qué van a apoyar los
adherentes al cambio; que la eliminación de las retenciones encarece
nuestra mesa; que las importaciones destruyen la industria local; que el
mercado interno está en retirada; que
llevaron al 10 por ciento la tasa de desempleo y que sumaron más de 1,5
millones de pobres? Y que no vengan con el verso de la transparencia
después de los escándalos que involucran
al empresidente Macri y sus secuaces.
Menos con el funcionamiento de las instituciones, si, en realidad, tratan de amoldarlas a martillazos para
poder hacer negocios. Ni con la Justicia independiente que inventa causas
para vulnerar la memoria colectiva. Ni con la libertad de expresión, con la cadena de medios apologistas que no duda
en demonizar al que piensa distinto. ¿Qué van a festejar los seguidores del
PRO, que la parafernalia mediática y el maquillaje colorinche lograron que una parte importante de ciudadanos de
sectores medios y bajos acepte ser representado por los más ricos?
La Calle no es para eso. Los
adoquines están para que el pueblo
defienda sus derechos y celebre las conquistas, no para convalidar la festichola de los que multiplicaron sus
privilegios. La distorsión cognitiva de
la comunicación hegemónica que consiguió
que muchos acompañaran la protesta de los agrogarcas, hoy no podría modelar
semejante adefesio social. Por eso están desconcertados ante tanta
convulsión callejera. Sin la promoción de los grandes medios, las convocatorias opositoras pusieron a
miles ante las cámaras del mundo. Maestros, obreros, empleados, bancarios,
mujeres, defensores de DDHH, motoqueros, desplazados construyeron un marzo inolvidable.
Si la Calle los descoloca, el Día de la Memoria los ahoga en un océano
de incoherencias. Lo más profundo que les sale es recitar un Nunca Más como si fuera un mantra de la disciplina zen que
practican. Lo que para ellos debería ser un velorio masivo para el pueblo es una fiesta de la
democracia. Como les incomoda este feriado, tratan de denostarlo y dicen
tonterías tales como que está teñido de
política, como si el golpe, la
desaparición, la tortura y la muerte no fueran acciones políticas; como si
vulnerar derechos o defenderlos dependiera
más de la meteorología que del posicionamiento ideológico.
La foto de los diputados con
sus cartelitos es patética, además de ilustrativa. “Nunca más a los negocios con los DDHH”, podía leerse en uno, sin
recordar que Macri incrementó de 7 a 46
la cantidad de empresas en connivencia con la dictadura. “Los DDHH no tienen dueño”, decía otro,
reconociendo la impotencia que les
genera no poder apropiarse del tema para diluirlo. En ambos, subyace su
impronta patronal y mercantil: todo lo
piensan desde la clase dominante. Y el último, más que una declaración de
principios parece la apertura del
paraguas: “Nunca más a la
interrupción del orden democrático”. El
establishment siempre interrumpe el orden democrático cuando la situación no le
es favorable: lo ha hecho en 1976 con los militares, en 1989 con el golpe
de mercado a Alfonsín y en 2001 con el vaciamiento bancario y la crisis de
deuda. Pero ahora que ese establishment gobierna, las cosas parecen diferentes:
la ambición desenfrenada está gestando
una nueva interrupción.
Los Amarillos no pueden simular sentimientos que estén en
sintonía con los de la mayoría respecto al Día de la Memoria porque en
muchos aspectos coinciden con el ideario
que se condena y algunos no pueden contener sus impulsos apologistas. Si el Secretario de Derechos Humanos y
Pluralismo Cultural, Claudio Avruj, después de decir que “los argentinos no hemos procesado lo que pasó porque la política metió mucho la cola”, acudió
a la CIDH para que consideren la
situación de los genocidas condenados por delitos de Lesa Humanidad. Sin la
contundencia de las marchas del 24 de marzo, Macri estaría firmando indultos.
Entonces, que los revolucionarios alegres se sorprendan por el tono opositor de las
marchas del Día de la Memoria no es más
que un nuevo capítulo de la victimización con que siempre reaccionan. Y
esto es así no sólo por su tibieza a la hora de manifestarse sobre este tema
sino porque el Cambio conlleva ese plan
económico que fue impuesto a sangre y fuego. La marcha del 24 no puede ser más que opositora porque Ellos
forman parte de ese “Nunca Más” que se clama.
El Nunca Más a las muertes,
tortura y desapariciones es lo más fácil
de comprender. Pero tanta oscuridad tenía el objetivo de revertir la matriz productiva del país para
favorecer la concentración de los bienes de todos en pocas manos. Hoy están haciendo eso pero con menos
crueldad. Por eso en la Calle no hay movimientos destituyentes, sino la comprensión del engaño. La
presencia de jóvenes y adolescentes es la evidencia de que el Día de la Memoria
no es un acto nostálgico de ancianos
rencorosos ni un lamento por lo que comenzó a ocurrir hace 41 años: es un sentimiento que se vive todos los
días de manera colectiva para construir el país en el que entremos todos.
Por eso no lo comprenderán nunca. Por
eso son tan ajenos a todo.
muchas gracias Gustavo!
ResponderBorrary esto se para vos, no para publicar por favor porque siempre tengo problemas, esta gente no tiene sentimientos, son como los "muertos vivientes", no tenes idea el daño que me han causado en estos años de lucha por el medio ambiente y la defensa del arbolado publico y la fauna urbana, me han convertido en una persona combativa que antes no era, no les perdono el odio que me generan, no soy la única, otras personas que conozco que estan en la misma lucha empezaron a medicarse para calmar el nivel de stress y angustia, yo paso con esa, prefiero resistir por mis propios medios, soy bastante resiliente, ni que decirte que por culpa de ellos perdí amigos y prácticamente a toda mi familia, ya que los votaron y aun los siguen defendiendo porque tienen un odio a lo anterior ya demencial, vinieron por todo y alteraron toda la realidad, te agradezco y seguí adelante con tus apuntes, son un cable a tierra, te los difundo entre los que puedo-abrazos
ResponderBorrarNo te hagás problemas por las polémicas que se puedan armar en este espacio. Casi todos compartimos las mismas ideas, aunque con matices. Todos tenemos experiencias de lucha desde distintos frentes. Lo importante es saber quiénes son los enemigos. Abrazote
Borrarbueno gracias Gustavo! espero no traer problemas! a ellos si, me he convertido en "a pain in the ass" como dicen los yankees, con mis constantes denuncias, pronto me mudo al ministerio fiscal, Ja!-besos
BorrarYo no estoy de acuerdo con lo que está haciendo Macri pero hay que dejarlo gobernar porque ganó las elecciones. Las opiniones se vierten en las elecciones, no en piquetes y cortes de calles. Eso está mal. El defiende los derechos como puede y como le dejan. El gobierno está construyendo el país a su manera, así que no me parece bien que le pongan palos en la rueda. Abrazos
ResponderBorrarCarmen T.
Estimada Carmen: Macri ganó las elecciones diciendo lo contrario de lo que iba a hacer. Eso hace que su legitimidad democrática se devalúe. Las marchas, los piquetes y los cortes son manifestaciones constitucionales y tienen que ver con la resistencia a la pérdida de derechos y dignidad. La metáfora de los palos en la rueda ya está muy gastada para la lectura de la realidad. Abrazo
BorrarMe gusta cómo escribís y la melodía de las oraciones hace más suave la lectura de los dramas que se vienen. Felicitaciones y admiro tu trabajo.
ResponderBorrarLeonor Molina