Aunque parezca exagerado afirmarlo de manera categórica, el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, ya está en campaña para las elecciones presidenciales de 2015. Como no puede conformarse con administrar –es un decir- por dos períodos consecutivos la CABA, anhela ser presidente de los cuarenta millones de argentinos, cosa que también es un decir. Para llegar a tal objetivo ha desplegado un abanico de medidas, vetos y demoliciones casi a mansalva, con el fin de despertar ansiedad en el electorado por verlo en cuatro años con la banda celeste y blanca posada sobre su pecho. Uno de los vetos memorables de la campaña ha sido el que realizó a la ley aprobada en la legislatura para ordenar la actividad de los llamados ‘trapitos’, una propuesta que, a la manera en que se hace en la vecina Montevideo, busca integrar a los cuida coches como trabajadores con el control del Estado Municipal. Como Macri no sabe qué es ‘trabajar’, ‘control’ ni ‘Estado Municipal’, ante la duda, vetó la ley, pues considerar a los cuida coches como delincuentes es más fácil de asimilar para su no muy desarrollada inteligencia. ‘Excluir’ es más fácil que ‘incluir’, de acuerdo a sus principios. Pero como un veto resulta insuficiente para bregar por la “seguridad de nuestra gente”, tal como le gusta decir, dejó sin efecto una ley que protegía a las empresas recuperadas, lo que pone en riesgo más de dos mil puestos de trabajo. Algo así como un anticipado regalo de Navidad, pues ese justiciero gesto fue rubricado el viernes 23.
A través del decreto 672 –de agregar seis puntos más, habría adquirido notoriedad en un conocido programa de la TV Pública- vetó la Ley 4008 de la Legislatura porteña, que un mes atrás había prorrogado por seis años la vigencia de normas que dejan en manos del Alcalde la expropiación definitiva de las plantas donde hoy funcionan los emprendimientos de gestión obrera, llamadas también fábricas recuperadas. “Esta decisión pone en riesgo más de dos mil puestos de trabajo directos y abre un grave interrogante: al no haber instrumento legal que nos ampare, el proceso de expropiación actual podría llegar a revertirse, de manera tal que los viejos patrones podrían ahora reclamar que les devolvamos lo que alguna vez fue de ellos”, explicó Eduardo Montes, trabajador de Gráfica Patricios y miembro de la Unión Productiva de Empresas Autogestionadas, UPEA. El legislador kirchnerista Vicente Nenna consideró que la decisión de Macri “confirma su política de atentar contra cualquier avance de los que menos tienen. Es una vergüenza que esto ocurra cuando los trabajadores de las 29 empresas recuperadas han realizado una tarea impecable para mantener y desarrollar las empresas que habían sido abandonadas por sus dueños”.
Una diferencia enorme con el trabajo silencioso pero intenso realizado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, a cargo de la licenciada Alicia Kirchner. El impulso hacia los emprendimientos de los que menos tienen –conocida como Economía Social- ha permitido que ingresen en la economía formal y hasta que se integren con mercados de los países del Mercosur, no sólo como hecho económico sino también cultural. “La premisa es que el Estado –explica la Ministra- devuelva el protagonismo a las cooperativas de trabajo y de servicios, a las organizaciones de campesinos, las asociaciones de emprendedores, a las empresas y fábricas recuperadas y a otras formas de organización”. Mientras Alicia Kirchner gestiona el Programa de Microcréditos como una herramienta clave para que la economía social funcione y se desarrollen los proyectos de los trabajadores, Mauricio Macri, no. No a nada. Cero inclusión.
Quien no lo entiende de esta manera es el ex gobernador de la Invencible, Hermes Binner quien manifestó tener “disidencias con el Gobierno Nacional”. Aunque desde el FAP consideran que el Gobierno “es democrático y que muchos aspectos se cumplen”, el ex anestesista y ahora desocupado aseguró que “nosotros estamos en otra posición”. Para deslumbrar con la claridad de sus conceptos, Binner afirmó no creer que “el kirchnerismo sea una avanzada para la sociedad, pero tampoco creemos que sea progresismo”. Claro, como la gente de esta fuerza política sí representa al progresismo, sus Diputados y Senadores votaron en contra de la Ley que regula la producción y distribución del papel para diarios, en defensa de los intereses corporativos del Grupo Clarín. El presidente de la Cámara de Diputados de Santa Fe, Luis Rubeo no tardó en responder. "No sólo este proyecto nacional reconstruyó un país que estaba en llamas –afirmó el legislador del PJ- sino que también volvió a darle dignidad y un espacio central a los trabajadores, al punto que generó más de 5 millones de puestos de trabajo y una verdadera recomposición de los salarios". Y recordó que "esta ley viene a igualar el precio del papel para todos los diarios del país, porque antes Clarín y La Nación tenían ventajas sobre el resto. Entonces está claro que Binner está defendiendo los intereses de las corporaciones". El progresismo del FAP resulta poco progresista, por lo que se puede apreciar.
El jueves pasado, el diario La Nación, publicó un título paradójico: “Dan más poder al Gobierno para manejar la economía”, en referencia a las leyes aprobadas en el Congreso de la Nación. Por supuesto, para los escribas de la ya no tan “Tribuna de Doctrina” son los poderes fácticos, las corporaciones económicas, los especuladores financieros, las mega empresas quienes deberían manejar la economía del país y no un gobierno plebeyo apoyado por más de un 54 por ciento de los votos. Ya no saben cómo disimular la desesperación. Tanto al diario de los Mitre como el futuro ex Gran Diario Argentino se ven cada vez más solos. Con la llamada Ley de Medios y su bendita cláusula de desinversión, la Causa Papel Prensa en la justicia, el embargo a La Nación, la caducidad de la licencia de Fibertel, la ley del papel para diarios y la intervención de la empresa Cablevisión, el gran bastión corporativo está temblequeando. Y se notan un poquitín nerviosos. Aunque más no sea por dibujar una leve sonrisa en el compungido rostro de los afectados, Apuntes Discontinuos les envía un saludo por el fin de 2011, que deben esperar con mucha ansiedad. Eso sí, desearles un buen 2012 es como patear en contra del proyecto de país en curso. Y eso está muy lejos de la intención de este ignoto profesor de provincias.
Tanto Macri como Binner representan a la vieja política a la que las burguesas sociedades de la Caba y Rosario han quedado abrochadas. Más Rosario una de las únicas localidades donde Cristina perdió. Aquí, con una votereta increible del Pro, el consejo rosarino delegó en Fein la potestad de hacer con el precio del boleto del Cole lo que se le cante. Esto debería mínimamente hacer reflexionar a quienes la votaron. Yo pregunto: ¿Esto querían?. A lo mejor todos tienen auto. Que Dios nos ayude.
ResponderBorrarY los que tenemos autos, que también usamos el transporte público (para ir al centro por ejemplo, que está imposible circular) la famosa delegación nos cayó peor, pues ahora los muchachos socialistas, se quedaron sin el discurso de los "vetos presidenciales", entre el muchacho bostero y la piba socialista, se ha decretao el destino de ser rosarino...ah! qué lejos están los tiempos del rosariazo..!
ResponderBorrarMás allá de las inconsistencias ideológicas e hipocresías del socialismo, no hay punto de comparación con Macri. Mauricio no actúa ideológicamente, sino con maldad. En un apunte futuro hablaré de ello. Por supuesto que los triunfos del socialismo en Rosario son incomprensibles. Hay un berretín del rosarino que no se puede entender. Pero del otro lado, a nivel local, no hay nada.
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