Cuando la muerte se convierte
en herramienta, estamos en serios
problemas. El asesinato de periodistas, dibujantes y policías en la
redacción de la revista Charlie Hebdo
seguramente será aprovechado para reprimir, segregar y controlar a todo el
mundo. La extrema derecha sabe cómo
dominar el planeta y transformar en negocio las peores tragedias. El
capitalismo global fabrica armas, conflictos y reconstrucción y en los tres
rubros genera fortunas. La libertad de expresión y el ensañamiento de las
sátiras publicadas por ese medio no tienen que ver con la violencia del
atentado. Los que apretaron el gatillo buscaron
una excusa para ejecutar una venganza o provocar a la civilización con la que
están enemistados. ¿La reacción sería la misma si los muertos fueran
albañiles o jardineros? A partir de ahora, presidentes y ministros reforzarán
controles y alentarán expulsiones para simular una solución. Tal vez, un
alocado mandatario desplegará su
prepotencia imperial con algunos bombardeos no tripulados. En el medio estarán
siempre las víctimas que, con nombre propio o como números voluminosos, no sólo están expuestas a perder su vida,
sino que son vulnerables al uso espurio de su memoria.
En estas tierras, aunque
parezca mentira, este hecho fue explotado por algunos sectores de la oposición
descarnada para denostar al gobierno de CFK. Entre otros, el ex periodista Jorge Lanata abusó del artilugio de la comparación
para acusar al Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, por limitar la libertad de expresión. Como si las críticas que el
funcionario destina a las fábulas de los medios hegemónicos tuvieran el poder
destructivo de las balas. Un absurdo que
sólo un manipulado acrítico puede asimilar como concepto.
Como no podía ser de otra
manera, el PRO, liderado por Mauricio Macri, encontró en esto un espacio para remozar el cuestionamiento a las
políticas de Memoria, Verdad y Justicia. En su comunicado, los amarillos no mencionan las explosiones en
la AMIA y la Embajada de Israel; sólo se les ocurrió homologar el atentado con la
dictadura, que no tiene nada que ver con lo ocurrido. El final del escueto texto
realiza una forzada alusión a la
violencia de los setenta: “los argentinos
tenemos que recordar que supimos vivir enfrentamientos fratricidas que han quedado sepultados en el pasado y que
allí deberán quedar por siempre”. Llamar ‘enfrentamientos fratricidas’
al terrorismo de Estado es no encontrar
los límites del cinismo, además de la arbitraria analogía. ¿Qué relación
guarda que tres tipos disparen sus ametralladoras al plantel de una revista con
militares de las tres armas reprimiendo, secuestrando, torturando y despareciendo
al pueblo que debían proteger? Y esto para no hablar de los bombardeos del ’55,
único caso en la historia del mundo contemporáneo. La desmemoria del final, no sólo es hiriente, sino que contradice lo
que dicta nuestra Constitución y muchas leyes que impiden que ese oscuro pasado
se repita. Esto no es pensar distinto,
sino intentar frenar los procesos judiciales que, con mucha lentitud, intentan
condenar a los responsables civiles del genocidio. De paso, pegarle a Cristina
con los argumentos más flojos que puedan encontrarse.
Una
escuela carroñera
Porque a eso es a lo que más
acostumbrados estamos. Pase lo que pase, la patota
K tiene la culpa. Tanta
desesperación hay entre los dueños del Poder Fáctico que ya no saben qué hacer
para recuperar el control del país. Hasta se presentan como paradigma de la
transparencia y paladines de la equidad. Ni ellos se lo creen. Si el
allanamiento judicial que se realizó en la sede central del HSBC los dejó
helados, porque todos sus chanchullos de
fuga y evasión quedarán expuestos ante la opinión pública. Tanto como eso
no, porque se encargaron de minimizar el hecho con la torpeza de siempre. “En distintos portales de noticias a nivel
internacional se observa un gran impacto y una gran cobertura –destacó
Capitanich en su conferencia del jueves-
mientras que en la Argentina se advierten altos niveles de ocultamiento en los
principales medios de comunicación”. Como este tema no les conviene, prefieren juguetear con lo de la libertad
de expresión y apelar a analogías alocadas.
O arrojar sus pestilentes
bombas de estiércol hacia cualquier blanco, a toda hora y sin descanso
dominical. Todo es válido a la hora de sembrar confusión en la sociedad. Los datos y las estadísticas son como la arcilla
en sus creativas manos y pueden modelar los más aterradores esperpentos. Además,
hacen escuela porque sus malintencionados procedimientos son adoptados por
otros sectores. En estos días, la Confederación Argentina de la Mediana
Empresa, CAME, anunció que las ventas en los comercios minoristas cayeron el
6,5 por ciento el año pasado, a pesar de
que la mayoría de los sectores que la integran afirman lo contrario. En un
intento de explicar el fenómeno, los expertos de la CAME atribuyen esta
disminución a la reducción del poder adquisitivo de los salarios. Pero no se atreven a mencionar el porqué de
esa reducción. Si no hubo recortes en los haberes, el poder adquisitivo se
malogra por el desquiciado aumento de los precios. Y ellos son los que colocan esos vistosos
numeritos en los productos. Un
poco más de claridad: denuncian un problema del que ellos son –al menos, en
gran parte- responsables. Como cuando los grandes representantes de la
industria pontifican la necesidad de inversiones, mientras amontonan divisas debajo del colchón.
Los políticos de la oposición
también demuestran ser aplicados
seguidores de sus técnicas estercoleras. Cuando recitan una consigna sin
brindar datos ni argumentos, están demostrando lo eficaz de la lección. Cuando
se comportan como quejosos derrotados
antes de que empiece el juego, están absorbiendo parte de la desesperación
de esa minoría destructiva. Cuando, a pesar de declamar por el respeto a las
instituciones, apelan a prácticas deslegitimadoras, se están mimetizando con esa impronta destituyente.
Por último, un sector cada vez
más minoritario del público bebe del veneno
mediático como si fuera sabiduría. En el colectivo, en la cola de un súper
o en la sala de espera del dentista encontramos al despotricador cotidiano: ese individuo en permanente estado de
irritación cuya única razón de ser es la queja. Esos impresentables que
encuentran lo malo hasta en las cosas más bellas, manchas en la más pura
limpieza. Pesimistas irremediables que
se niegan a la más exigua sonrisa.
Tanto han aprendido del maestro mediático que hasta explotan la muerte de un niño para
desgastar la imagen de La Presidenta. Por la web circuló la foto de Néstor
Femenia, el chico qom que murió por un cuadro de tuberculosis y desnutrición.
Nada dicen los comprometidos cibernautas
de la dedicación de los médicos que atendieron el mal durante más de tres meses
ni la resistencia de los padres al tratamiento. El que tomó la imagen se preocupó por el cartel que, en un primer plano,
reza: “Amada Cristina, piedad”. Tanto
aprendieron que hasta absorbieron el cinismo: utilizan una foto para dar por
tierra con el único proyecto en más de cuarenta años que se ha dedicado a
disminuir la desigualdad, a pesar de la
resistencia de los que accionaron el obturador de la cámara. Y al pie de la
imagen, la peor burla: el Néstor que no
tendrá estatua. Ese puñado de individuos se graduará con honores en la
putrefacta escuela que los medios hegemónicos dirigen, porque ya están a punto de perder el corazón.
Eso pasa cuando la muerte deja de ser
dolor para transformarse en treta politiquera. Acá y en cualquier rincón del
planeta.
La muerte del niño kom mostro la miseria y el lado oscuro de ciertos personajes , epigrafes como los que mencionas , sumado al mas jodido que lei y fue mostrado en Infama q tiene a Fernandez Barrios y Reato como lo punta de lanza de la reaccion " Nestor si se Murio " , en otro orden de cosas las operaciones de pinzas se acentuan y seran mas fuertes en cuanto se acerque la fecha de las definiciones , PRO, Massita y las asociaciones Empresarios , Ruralistas comiezan a mostrar porcentajes incomprobables para fundamentar el tal mentado fin de ciclo , eso si con playas llenas restaurantes que rebalsan de gente una noche de semana etc
ResponderBorrarPor supuesto. Tenemos que prepararnos para todo tipo de operaciones. Esto recién empieza y no va a terminar nunca. Siempre vamos a estar expuestos a estas cosas. Jauretche ya lo advertía en los cincuenta. Abrazo enorme
BorrarFelicitaciones. " Apuntes "...!!
BorrarAbrazo grande
"Cuando la muerte se convierte en herramienta, estamos en serios problemas" tamaña reflexión que alude con lucidez a la mayor mentira que supone en su ejecución la solución de todos nuestros males planetarios y locales. Como cualquiera de nosotros más de una vez en una sobremesa familiar hemos tenido, justo luego del postre dulce y el café caliente, el trago más amargo que algún pariente se ha guardado quizá la noche entera para regurgitarla convenientemente contra los trapitos, los zurdos del gobierno o los planes sociales. Y no mezquinan desagrado porque conocen cómo pensamos de ciertas crueldades que el hombre esgrime contra los más débiles. Entonces cuando ya envalentonados se animan, luego de un dramático silencio lo acentúan... "A estos negros hay que matarlos a todos" Gustavo te mando un fuerte abrazo.
ResponderBorrarMuchas gracias, Daniel. En cierta forma, todos vemos lo mismo -el desprecio, el prejuicio, el individualismo- en nuestros conciudadanos. Sólo hay que señalarlo y ponerle nombre. Abrazo enorme
Borrar