Que
Macri no se haya persignado en el Tedeum del 25 de mayo puede afectar el
sentimiento de los muy creyentes, pero
el amague es muy significativo.
Quizá haya sido una venganza pueril
después de los duros conceptos del
cardenal Mario Poli o una muestra más de su desprecio hacia lo que no forma
parte de su ideario, como su ostentoso
desconocimiento de la historia y la superficial paleta de conceptos que
destila a diario. Que los organizadores del acto oficial hayan errado con el
año de la Revolución es otra evidencia de la
poca importancia que el Gobierno Amarillo da a los símbolos. Que el desfile
militar vuelva a cobrar protagonismo en las celebraciones patrias revela que el retroceso no se detiene. Fotos
que despiertan los peores recuerdos. En un contexto de bonanza, estas imágenes
podrían pasar al olvido pero, en medio de la crisis prefabricada que estamos
padeciendo, se convierten en señales
ineludibles para abandonar este acelerado camino al fracaso.
Sin
dudas, el cambio ya no gusta tanto
como un año y pico atrás. El “mejor
equipo de los últimos cincuenta años” se está desarmando por la inoperancia de
sus integrantes. Los números no convencen a nadie y la supervivencia vuelve a reinar en la vida cotidiana de la mayoría.
Ya no hay dudas de que el desempleo es un objetivo para incrementar las ganancias de los que nunca pierden un céntimo. La
desigualdad creciente no es un resultado indeseado sino el paso necesario para alcanzar el anhelo
de un país para pocos. Por eso, las palabras de Mario Poli resultaron oportunas:
“no hay motivos para hacer
fiesta patria cuando buena parte de
nuestro pueblo no se siente invitado”. A pesar de las certezas
de decadencia, desde el oficialismo afirman que la economía está arrancando. En
eso hay algo de verdad: el plan amarillo
está arrancando todos los sueños que estábamos empezando a tener.
Las
pesadillas que tejen estos Personeros de
la Oscuridad nos acosan cada día más. La policía encapucha a los
estudiantes y la Gendarmería inventa
pericias para alimentar la fábula del asesinato
del fiscal. Los medios
hegemónicos oscilan entre la apología
más inverosímil y las tímidas críticas de ocasión, mientras mantienen vivos
los prejuicios hacia la década pasada. La confusión de la opinión pública es de
tal magnitud que tienen posibilidades de
imponer las ideas más perjudiciales y discriminatorias, como la
erradicación de los migrantes o la incidencia de los salarios en la
rentabilidad de las grandes empresas.
Esta
experiencia nos indica, una vez más, que no
todo cambio es para bien. También nos sugiere abandonar la ingenuidad al momento de adherir a las propuestas de
una campaña electoral. Detrás de todas
las promesas de los amarillos se escondía el engaño. Y lo sigue haciendo. Para
evitar un tropiezo con la misma piedra, el
mejor consejo es esquivarla. Y dejar de escuchar a todos aquellos que nos alientan a estamparnos contra ella.
gracias Gustavo, abrazos y alentemos a los que nos rodean a esquivar la piedra
ResponderBorrarNo es Verdad porque aparece impreso sobre un cuadernillo ni dicho por alguien en una pantalla con zocalo.
ResponderBorrarSolo podemos confiar en nuestra percepción y la comparación con nuestra propia vida en 2015.
Todo el resto es construcción de Otro.