En estos días, la palabra
‘violencia’ superó todas las
expectativas de rating. Los que más abusaron de su uso fueron los
funcionarios amarillos y sus apologistas, desentendiéndose
de todo lo que han hecho desde siempre para fomentarla. La profunda
desigualdad en un país que produce alimentos para 400 millones de personas y
con recursos para convertirse en potencia es
una acción violenta. Antes y ahora. Hasta
la existencia de un solo pobre sería violencia
en Argentina porque nos sobra de todo. Si hay inequidad es porque también sobra la avaricia. Y la
Gerencia PRO, en lugar de contenerla, la
ha apañado, potenciado y hasta alentado con gran parte de sus medidas. La
presentación del proyecto de Reforma Previsional por parte del oficialismo es la demostración más obscena de que no
tienen la intención de terminar con la pobreza, sino de multiplicarla. Y eso, aunque muchos disimulen, es la violencia más perversa porque
está adornada con el cinismo al que –peligrosamente- ya nos estamos habituando.
El enojo manifestado tanto el
jueves como el lunes en los alrededores del Congreso Nacional fue la reacción a una violencia generada desde
La Rosada SA no en estos días, sino desde el momento mismo de la asunción
de Macri. O un poco antes, cuando con una amañada treta judicial logró desplazar a la presidenta saliente
con 12 horas de anticipación. Salvo por enfermedad o con golpes de Estado,
jamás había pasado algo así. En realidad, la violencia PRO comenzó desde que Mauricio aprovechó el Incendio de Cromañón para iniciar su camino hacia la
Jefatura de Gobierno de la CABA. Para no prolongar esta fundamentación, una
síntesis: la historia del PRO incluye violencias de distinta especie, desde su ideario desigualador hasta el uso de
la sigla de la logia mafiosa P2 en argentina a principios de los ochenta
para nombrar a su despolitizada movida política.
Desde entonces, la violencia
PRO se instaló entre nosotros con despectivas
expresiones hacia el proyecto que sacó al país del infierno y avanzó hacia
la inclusión de los siempre excluidos. Gracias a las patrañas inventadas en los medios hegemónicos y judicializadas
por jueces cómplices, Macri logró convertirse en el peor presidente
desde la restauración democrática. Después, comenzó a violentar todo con su bailecito en el balcón, el
incumplimiento de las promesas de campaña y la brutal transferencia de recursos de los sectores más vulnerables
a los más poderosos. La violencia de desmantelar
leyes y nombrar Supremos por decreto, encarcelar
opositores, despedir empleados estatales como si fuesen alimañas, amenazar
y destituir jueces, coronar inútiles
como funcionarios, perdonar y perdonarse deudas multimillonarias, eliminar impuestos a la riqueza y distribuir tarifazos de casi el 2000 por
ciento. Desde que Macri se convirtió en empresidente,
la violencia llueve de manera
implacable. La verdad, el Ingeniero y sus secuaces no deberían sorprenderse
tanto por la reacción que recién ahora
están cosechando.
La
violencia de desigualar
El crecimiento descomunal del
endeudamiento externo y la pretensión de
que sean los jubilados los encargados de pagarlo es la decisión más
violenta y por ello encontró la necesaria reacción. Las mismas fuerzas que ahogaron a Santiago Maldonado y fusilaron a
Rafael Nahuel, recibieron el refuerzo de la Policía Federal y hasta de un
colectivo del Ejército para defender al
Congreso de un ataque fantasma. Como siempre, los uniformados se
encontraron con gente pacífica que
protesta de manera pacífica y tanta paz los incomoda. No iban a
desperdiciar el precalentamiento de la Cumbre de la OMC y por eso distribuyeron provocadores para justificar
la cacería. Tan preparados estaban para la auto-provocación que desinfectaron con gas pimienta a
transeúntes, linyeras y diputados y hasta contaminaron
el ambiente con neblina lacrimógena vencida que los K no habían usado.
Ese jueves, una violencia más refinada se desplegaba en
el recinto: los diputados PRO y su séquito multicolor de sangüicheros, en defensa
de la democracia, querían arrancar la
asamblea con un quórum esporádico mientras parte de los legisladores de la
oposición era víctima de las brigadas de Bullrich. Y la
coherencia llegó de la mano de la incoherente Carrió que propuso levantar la sesión porque había diputados que atropellaban uniformados. Con risas
grabadas, hubiera sido una exitosa comedia delirante. En cambio, con las bombas y los gritos de fondo, fue
una penosa tragedia.
Después el desborde recrudeció,
no sólo porque los uniformados estaban incontenibles sino porque los amarillos se siguen burlando de casi todos.
El Jefe de Gabinete, Marcos Peña calificó a los diputados que clamaban por la
suspensión de la sesión como
‘piqueteros’, algo que para Ellos es insultante. Y agregó: “no es a
través de la violencia y la mentira que van a obtener una mejor situación
para los argentinos”. Hasta se atrevió a afirmar que ellos no fueron violentos cuando eran oposición. Esto también daría
para risas grabadas o abucheos encendidos. El ministro del Interior, Rogelio
Frigerio introdujo la idea del clima
destituyente cuando en realidad, siempre
es el Poder Real, el que ahora gobierna, quien crea esos climas.
Del tono reflexivo se encargó el fanático
diputado oficialista Eduardo Amadeo en un programa de TV. Con inexistente
mesura, el legislador aplaudió la brutal
represión de los manifestantes “en
nombre de la paz” y hasta confesó que la salvaje agresión con golpes y gas
de ocho efectivos contra la diputada Mayra Mendoza le “pareció perfecto”. Y si faltaba una frutilla para este
indigesto postre, mientras las tropas repartían palos y fuego, el presidente
Off Shore Mauricio Macri encabezó un acto para
premiar a las cúpulas de las fuerzas federales que estaban haciendo todo eso.
Después se quejan de la violencia y pontifican sobre la paz.
En 2015, cuando muchos
dirigentes advertían sobre los peligros
de alguien como Macri en La Rosada, los amarillos, acólitos y apologistas
inventaron lo de la “campaña del miedo”. Esas
advertencias se quedaron cortas porque lo
que hemos padecido estos dos años es horroroso. Las falacias que
denunciaban en los años kirchneristas, Ellos
las han convertido en realidad. Las instituciones son las más lesionadas y
así todo lo demás. Que el Ingeniero cite a los gobernadores para que presionen
a los diputados es algo que atropella la
independencia entre los poderes, algo que se acerca mucho a la extorsión.
Y, como madres de antaño custodiando la discreción de sus hijas en un baile o
como el líder de una pandilla que
verifica el cumplimiento de sus órdenes, el Poder Ejecutivo se hizo
presente en la Cámara de Diputados para
presionar el quórum.
Los adláteres mediáticos se
encargaron de inyectar el miedo necesario para lograr consenso en la opinión
pública. Si la ley no se aprueba, todo
estalla. Sobre la espalda de los jubilados, pensionados, niños de la AUH y Combatientes
de Malvinas depositan la salvación de la
Patria… de la Patria Financiera. Y sobre el lomo de los manifestantes que
se resisten a este nuevo despojo los uniformados descargan el odio de una clase que se cree dueña de todo. Lo que lograron
disimular con abundante maquillaje, ensayadas voces campechanas y lemas vacuos
pero efectivos, ahora queda tan al
descubierto que hay que ser muy despistado para no advertirlo: no vinieron
a solucionar los problemas que no
teníamos sino a satisfacer la acumulación
de los insaciables. Tarde se enteran muchos que, a veces los cambios son para peor.
gracias Gustavo, hoy supero todo, brutal la jornada, y que chiste al final de la jornada volvieron los cacerolazos, no vimos esta peli ya?
ResponderBorrarLeer estos análisis de la situación que estamos viviendo es bastante esperanzador en estos tiempos en que la prensa es de los Magneto y solo está para blindar y amparar a este gobierno oligarca liberal contemporáneo que puede ser el peor de nuestra historia, están destruyendo sin piedad el estado y endeudandolo por muchas generaciones, veo con mucho dolor como se está perdiendo el gran esfuerzo y muchas veces la vida de nuestros próceres, anónimos y conocidos que hicieron grande nuestra Patria. Este gobierno es nefasto y no le interesa el daño que están haciendo, son traidores criminales de lesa humanidad. No tienen perdón ni de Dios, ni del pueblo trabajador argentino. Con la actual política liberal, el Presidente Macri, deja a la Nación sin el cumplimiento de un destino histórico común. Hoy ya no es necesario ocupar militarmente a los países. La ocupación es cultural y económica, y con eso basta para tener sometida a una Nación. Cuando el pueblo no puede comprender su identidad, conforme a su ser nacional, ha perdido su conciencia de Patria y deja de ser una Nación en busca de un destino histórico común, esto nos lleva a la mayor de las corrupciones políticas de la sociedad y el más peligroso vaciamiento de la Nación, negando la posibilidad de instaurar el bien común de la argentinidad.
ResponderBorrarLeer estos análisis de la situación que estamos viviendo es bastante esperanzador en estos tiempos en que la prensa es de los Magneto y solo está para blindar y amparar a este gobierno oligarca libe-ral contemporáneo que puede ser el peor de nuestra historia, están destruyendo sin piedad el estado y endeudandolo por muchas generaciones,
ResponderBorrarveo con mucho dolor como se está perdiendo el gran esfuerzo y muchas veces la vida de los próceres patriotas, anónimos y conocidos que hicieron grande nuestra Patria. Este gobierno es nefasto y no le interesa el daño que están haciendo, son traidores criminales de lesa humanidad. No tienen perdón ni de Dios, ni del pueblo trabajador argentino. Con la actual política liberal, el Presidente Macri, deja a la Nación sin el cumplimiento de un destino histórico común. Hoy ya no es necesario ocupar militarmente a los países. La ocupación es cultural y económica, y con eso basta para tener sometida a una Nación. Cuando el pueblo no puede comprender su identidad, conforme a su ser nacional, ha perdido su conciencia de Patria y deja de ser una Nación en busca de un destino histórico común, esto nos lleva a la mayor de las corrupciones políticas de la sociedad y el más peligroso vaciamiento de la Nación, negando la posibilidad de instaurar el bien común de la argentinidad