Ya sabemos que es una
hipocresía el plan de DDHH de Macri. La confluencia del Ingeniero con esa
temática es un oxímoron, un amasijo de
elementos opuestos, incompatibles. Quien no recuerde que prometió terminar
con el curro -la chantada- de los
DDHH un poco antes de comenzar su estafadora campaña electoral es porque tiene amnesia voluntaria. Pero
no hace falta hacer memoria para comprender la contradicción de la nueva puesta
en escena: el presente de represión todo
terreno y empobrecimiento de los más vulnerables basta para ponerla en
evidencia. El intento de mostrar una República ‘recuperada’ ante los asistentes a la Cumbre de la OMC fracasa por inoperancia de los propios
ceócratas. Lejos de encontrarse con una población dócil y receptora de los
dictámenes del libre mercado, los lobistas internacionales se toparon con calles convulsionadas en contra de los
ajustes necesarios para integrarnos
al mundo.
Si los ánimos están caldeados
es porque así lo quieren los autores de este reiterativo drama. Una tragedia
que no se repite como comedia, sino como
una tragedia con todas las letras. Muchos dirán que es exagerado afirmar
algo así, pero la transferencia de recursos a los más ricos lo único que está derramando es miseria.
Y eso es inaceptable en un país como el nuestro.
En la carta que el cura Paco
Oliveira –de Curas en la Opción por los Pobres- dirigió a la vice Michetti está claro el reproche: “si
lo que a ustedes se les ocurre para llegar a la tan mentada “pobreza cero” es bajar los ingresos del sector más pobre
mientras a las grandes empresas les reducen los aportes patronales y el
impuesto a las ganancias no tenemos
mucho para hablar”. “Directamente, ustedes
se burlan de los pobres”, acusó
con sobrados motivos. El coordinador de este grupo más que religioso, Eduardo de la Serna cuestionó el uso de La
Pesada Herencia para “golpear
impunemente los bolsillos, la salud y las esperanzas de los más vulnerables
de la población”. Y para que nadie se confunda, agregó: “no recuerdo un gobierno democrático más anticristiano
que éste”.
Anticristiano
será para unos; inhumano, para otros. Casi lo mismo. Y no se burla sólo de los pobres, sino de gran parte de la sociedad.
El paraíso que prometió es el infierno que vivimos y quien no advierta esto
tiene su conciencia absorbida por el enloquecedor
discurso dominante. Salvo los verdaderos representados por El Gerente de La
Rosada SA, nadie está a salvo de la
destructiva impronta PRO. Cada cosa que el Gran Equipo se propone corregir
termina destruida. Y después se ufanan
de logros no alcanzados. Y cuando no pueden enorgullecerse del daño, se llaman a silencio, como la muerte de
Santiago Maldonado, el fusilamiento de
Rafael Nahuel o el extravío del submarino con 44 tripulantes en una secreta operación con riesgo de
soberanía.
La gran contradicción
Cuando
Macri asumió como presidente, no juró con patriotismo sino con honestidad. No
importa: ambos valores son inexistentes
en él. Su historial de estafas al Estado argentino y el arsenal de empresas
en paraísos fiscales lo demuestran. Así y todo, ofreció lo que no le importa para un sacrificio sin resultados. En
la inauguración de la Cumbre de la OMC, el empresidente esputó una frase
que deberá quedar en los anales de la
vergüenza vernácula: "podemos
invocar la primacía del interés nacional y esperar la próxima crisis o podemos poner por delante nuestros
intereses compartidos y pensar qué OMC queremos y qué objetivos comunes
tenemos e ir por ese camino". Ahí nos encontramos con otro
oxímoron: Macri y Patria son términos
contrapuestos.
En realidad, que alguien como él haya llegado a la
primera magistratura de un país que pretende desarrollarse con un reparto
justo de la riqueza es una contradicción
gigantesca. Defender los intereses nacionales es el único camino para evitar cualquier crisis. El proteccionismo –una mala palabra para la
ortodoxia- que ahora practica el llamado Primer Mundo desbarató la intención de
la OMC de convertir al planeta en un
gran mercado sin fronteras. Una idea revolucionaria si no escondiera las
malsanas intenciones de transferir lo
generado en los países periféricos a los países centrales. Lo mismo que ha
hecho Macri desde que se calzó la banda presidencial hasta ahora: sacar plata
de los que menos tienen para enriquecer a los que les sobra con la excusa de un derrame que jamás llega.
El vampirismo ceocrático gobernante posee una pulsión incontrolable
que ahora dirige la succión hacia los jubilados, pensionados y beneficiarios de
la AUH. Y si clavan sus golosos colmillos
en los más vulnerables, ¿qué queda para el resto? Con sus recetas
fracasadas nos están conduciendo hacia un abismo de consecuencias ya
experimentadas; hacia una hecatombe que sólo
sirve para aplicar mayores ajustes mientras una minoría acrecienta su botín.
Como saben que la razón no está
de su lado, tienen que vociferar sus
inconsistencias por todos los medios posibles. Con la impunidad propia del
que se cree en la cima, el presidente del bloque de Cambiemos, Nicolás Massot dejó aflorar su monstruo interior para
defender el proyecto. “Los derechos
adquiridos tienen que ser realidades realizables –pontificó- no realidades abstractas imposibles de
cumplir”. ¡Qué notorio!: los que ganaron las elecciones presidenciales canturreando como autómatas el “Sí, se puede” ahora no paran de
plantear imposibilidades. Y una brutalidad conceptual, además de
ideológica: si los derechos son adquiridos, el Estado tiene que garantizarlos siempre, no cuando la avidez de
los angurrientos lo permita.
Los miembros de esta banda están acostumbrados a patotear, además de
mentir y denostar. Por eso, en la reunión de comisiones de la Cámara de
Diputados, Massot tildó a los kirchneristas de “irresponsables, incoherentes”. Irresponsables son ellos, que están
endeudando al país de manera irracional
para facilitar la especulación financiera; incoherentes son ellos que
prometieron cosas que no pensaban
cumplir y realizaron otras inconfesables en campaña. Y finalmente, el
diputado que secunda al ingeniero que nunca
se ha hecho cargo de las consecuencias de sus trapisondas, eructó: “háganse cargo de algo, una vez en la vida. Ahora bánquensela”. ¿De qué se
tiene que hacer cargo el kirchnerismo? ¿De las mentiras que los jueces cómplices usan para sus ilegales
fallos? ¿De los aprietes mafiosos o la persecución antidemocrática que
despliegan sobre opositores? ¿O de haber
incomodado al establishment que ahora saborea entremeses de venganza? Y por
último: ¿quiénes se tienen que bancar
las reformas? ¿Los diputados en sus bancas o los jubilados que verán
reducidos sus ingresos una vez más?
Además de gritar, insultar y
demonizar, los amarillos provocan
con sus embustes, sus interpretaciones falaces, sus baches institucionales y
con la obsesión de militarizar nuestra
vida. Las fuerzas de ocupación de Patricia Bullrich se despliegan cuando la
reacción comienza a despertar. Eso es lo
que más esperan, lo que más disfrutan porque así, además de entrenar a los
efectivos en las tácticas represivas, demonizan a los adversarios. Y después se victimizan y claman por el diálogo. La
gran contradicción de estos tiempos es padecer un gobierno elegido en las urnas
que pretende actuar como una dictadura: un
régimen donde Macri y Democracia constituyen un oxímoron gigante.
estimado Gustavo, espantoso estuvo hoy circular por la ciudad, ni en la época de la dictadura aunque era muy joven recuerdo haber visto tantos uniformados por todos lados, brotan de todos los rincones, enfin ya de regreso y a salvo entre mis cuatro paredes por ahora, te leo...mañana reinicia la odisea-gracias por tu apunte, siempre me reconforta leerte-besos
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