lunes, 5 de febrero de 2018

Todavía están aprendiendo


El empresidente Macri no se avergonzó cuando afirmó en Rusia que gobernar es más fácil que jugar al fútbol. Tampoco se ruborizó con el gesto de Vladimir Putin en la bilateral cuando habló de Antonia y el Mundial ni cuando reconoció, ante un periodista que, como es ingeniero, no sabe de Economía. Algunos toman esto como sinceridad, aunque suene a caradurismo. El marketing le aconseja que para parecer humano debe incluir en sus balbuceos metáforas futboleras o anécdotas con Cacho y María. Esto ha dado resultado para catapultarlo a la presidencia pero en sus discursos internacionales, abochorna. Tal vez no sea estrategia sino desnudez: la banalidad que aflora en su superficie no es más que el fondo que lo constituye. En nuestra historia, hemos tenido mandatarios abogados, médicos y militares pero ninguno se quejó por las limitaciones de su formación académica. Con ese criterio, sólo podrían presentarse candidatos poli-rubros o, como sugería Platón, los más sabios.
Por supuesto, la sabiduría lo esquiva. Si en ocho años al frente de la CABA y más de dos en La Rosada SA no aprendió nada de Economía, que es el motor de un país, estamos en problemas. Más aún cuando lo hemos visto opinar, prometer soluciones y hasta tomar decisiones sobre el tema. Nadie sabe todo y para eso existen asesores y ministros expertos en las diversas áreas del Estado y de tanto escuchar consejos, algo se aprende. Macri, no y por eso habla de fútbol. Si no sabe nada de Economía, ¿cómo decidió poner en práctica este plan económico y no otro? Con su excusa tan poco astuta –apenas es un ingeniero-, ¿con qué criterios toma decisiones en salud, educación, justicia? ¿O sólo es un maniquí que firma sin entender los contenidos?
Esto explica sus cuantiosos yerros cercanos a la parodia, como los puertos en Santiago del Estero que prometió en campaña o “los cosos esos que construyeron los jesuitas” en un acto en Misiones. Esto explica, pero no tranquiliza. El inusitado blindaje mediático que narcotizó a una parte de la población durante todo este tiempo comienza a perder su eficacia. La imagen positiva del empresidente ha bajado muchos puntos en los últimos meses y sólo una cuarta parte lo defiende con uñas y dientes. Más de la mitad de los ciudadanos se considera ahora opositor y los temores por una crisis se acrecientan. No es para menos: si el Ingeniero que no sabe nada de Economía ha elegido el peor rumbo para solucionar problemas que no existían.
Manotazos que espantan
Los estropicios del Gran Equipo son tan evidentes que el velo protector se está rasgando. Tanto que hasta Clarín -el inventor de Macri- esboza algunas críticas para simular compromiso con sus lectores y el diario La Nación recordó que Juan José Aranguren –ministro de Energía- había prometido en octubre de 2015 que, si Cambiemos ganaba el balotaje, la electricidad sería gratuita para los más pobres. Por supuesto, no fue así. Aunque resulte reiterativo, no sólo esto quedó incumplido, sino casi todo, por no decir todo. Como la pobreza no tiende al cero, como la inflación –tan fácil de resolver, según el Ingeniero que no sabe de Economía- sigue siendo un problema, como las inversiones no llegan, a pesar de las concesiones realizadas a los más ricos, como el desarrollo ni asoma y el crecimiento decrece, es natural que reine el desencanto hasta en los que apostaron por el Cambio. Por si alguien duda, que le pregunte al ex titular de la UIA, Héctor Méndez, cuya empresa proveedora de Peugeot, ITEC, quebró a mediados de enero. Cuando se conoció el resultado del balotaje, Méndez se sintió en la gloria, porque, si su negocio “había sobrevivido al kirchnerismo”, con el Gran Equipo le iría mejor. Cuánto se equivocó, como muchos.
Ante un consenso que se desgrana, los Amarillos decidieron a consolidar su núcleo duro de la manera que mejor saben: la mano dura y la persecución de clase. Lo primero lo intentaron con la reivindicación del repudiable homicidio de Pablo Kukoc en manos de un policía desenfrenado.  Macri y sus espadachines intentaron pintar de heroísmo la saña punitiva de Luis Chocobar, justo cuando la Justicia decidió procesarlo por abuso de legítima defensa. Un florido eufemismo para camuflar una ejecución. Que un delincuente robe y acuchille a un transeúnte está tan mal como que un policía de civil efectúe nueve disparos a alguien que está huyendo. Pero peor que el presidente legitime una pena de muerte que no existe en nuestra Constitución y que se comprometa a defenderlo en el juicio.
Claro, como es ingeniero, puede ofrecer todo su apoyo y “decirle que lo acompañamos y que confiamos en que la Justicia en otra instancia lo liberará de todo cargo, reconociendo su valentía”. Y la ministra Patricia Bullrich, en una muestra más de su bestialidad, resaltó que  “nuestra filosofía es que los policías estén en la calle, que persigan a los delincuentes en el marco de las leyes y nosotros no los vamos a dejar solos frente a interpretaciones judiciales que lo que hacen es condenarlos por trabajar”. Esto no es más que apología de delito y sólo pueden aplaudirlo los odiadores que se amontonan en el peor lado de la Grieta.
La otra treta para consolidar su núcleo duro es la persecución política: desde los titulares que estigmatizan la Década Ganada hasta la prisión preventiva por denuncias infundadas; desde la represión a los que se resisten al desamparo PRO hasta el apriete a los que intentan esbozar el rechazo a este modelo destructivo; desde la construcción del enemigo interno hasta el acoso a los sindicalistas. En medio de este berenjenal, los Moyano están en la mira. Desde que Hugo rompió con Cristina en 2011, no hubo denuncias en su contra. Hasta apareció junto a Macri como un matrimonio feliz. Ahora que convocó a la marcha del 22 de febrero y que su hijo Pablo interpretó como un error romper con el kirchnerismo, un torrente denuncista ahoga a la opinión pública.
El Ingeniero que no sabe de Economía, Justicia, Política Internacional, Salud y menos aún convertir en realidad la Revolución de la Alegría, sabe cómo interpretar el papel de víctima. Si las cosas no marchan bien es porque hay sectores violentos que ponen palos en la rueda, según su recurrente salmodia. Si el país no arranca es porque no todos están poniendo el hombro, según su sesgada interpretación de la realidad. Los palos en la rueda los ponen sus aliados que, en lugar de invertir la multimillonaria transferencia de los que menos tienen, especulan y fugan como nunca. Poner el hombro, en la jerga PRO, significa que la mayoría acepte con mansedumbre renunciar a la dignidad para potenciar los privilegios de unos pocos que no ponen ni una uña. Macri no sabe de Economía pero es un experto en conseguir que las víctimas avalen a sus victimarios.

4 comentarios:

  1. Excelente. Me gustaría saber quien lo escribió

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  2. Gusatavo Rosa, al costado tenes todos sus datos
    El autor
    Gustavo Rosa. Periodista, Licenciado en Letras y casi filósofo. Nació en la ciudad de Rosario medio siglo atrás y sigue habitando en ella. Ejerció la profesión de manera esporádica con colaboraciones en medios gráficos y algunos fracasos radiales. Su ausencia en el estrellato mediático no es producto de su calidad profesional, sino todo lo contrario o algo parecido. Ejerce el periodismo desde la función académica en la enseñanza media y en la carrera de periodismo del ISET N° 18. En abril de 2011 encontró un nuevo lugar en el mundo en su cuarto intento de inaugurar un blog, Apuntes discontinuos, al que dedica varias horas al día, no porque quite tiempo a su trabajo rentado, sino porque las ideas que se vierten en él siempre están presentes en su cabeza. Y bueno, estos tiempos son así.

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  3. Bueno, pensando que los cosos estos del virreinato "todavía están aprendiendo", no hacemos más que confirmar que aprender, no aprendieron nada bueno (o mejor, que ni les interesa aprender) en dos años y la yapa.... sí, como mínimo, unos burros o, usted lector, decidirá cómo llamarlos...
    Ahora lo ue está en discusión o en aprendizaje, es esa "doctrina chocobar" como la solución final al problema del delito..... y tenemos que admitir que es un éxito, con apenas 9 tiros, nuestro héroe liquidó a peligrosísimo chorro desarmado compensando un pésimo estado físico (un rambo con autoestima tiene músculos, no panza cervecera, no?) y peor puntería..... es decir, un cana justo a la medida del estado policial de lady malbec.
    Y ayer se vió que bien aprenden la lección, básicamente aprenden los chorros, en el medio de los tiros, líos y cosha golda, un montón de policías, 70 tiros y apenitas uno acertaron, siendo buenos contemos a esos otros dos delincuentes mafiosos (¿son de la justicia laboral, no?) que también fueron abatidos, párrafo aparte, el profesionalismo evidenciado, habiendo gente civil hasta para hacer dulce, no le dieron a nadie más,.... claro, yo no soy religioso pero en una de ésas, los milagros existen, no?.
    No se preocupe, Gustavo, aprenden.... sí, con gran voluntad y espíritu de superación, a firmar pagarés y armar películas de super acción, con delfín, mojarrita y demases super héroes. Seamos positivos.

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